Sonrío. Hacía mucho tiempo que no tenía un lunes tan bueno. Celebro la fuerte señal del pueblo argentino que expresándose en las urnas dio un claro mensaje de no querer seguir en la triste huella de Venezuela. Recuerdo emocionado a Pedro Benegas y especialmente a mi Madre, quienes confiaban en el PRO y en Mauricio Macri.
Celebro también que mis cálculos hayan sido errados respecto a las chances electorales de María Eugenia Vidal. Debo reconocer que la estrategia de campaña de CAMBIEMOS, especialmente del PRO, logró en la Provincia de Buenos Aires, donde no hay segunda vuelta electoral, un triunfo resonante que conmociona y cambia el panorama político de la Argentina.
Tranquiliza, además, que con ese batacazo los bonaerenses hayamos marcado un contundente rechazo a la revulsiva soberbia kirchnerista encarnada en Aníbal Fernández. Confieso que proyectar a Fernández como gobernador me resultaba sombrío y desesperanzador, más incluso que imaginar a Scioli presidente. El voto a Vidal como el voto a Gerardo Morales en la Provincia de Jujuy insufla oxigeno en la mediocre política argentina, porque insinúa la posibilidad de cambios culturales en el modo de entender la relación de poder entre los candidatos y los electores.
Tan sorpresivo fue el "vidalazo" como anunciado era que Vicente López se escribe sin K. Con el 99% de las mesas escrutadas CAMBIEMOS obtuvo en el Estado Libre Asociado el 54,81% de los votos dando continuidad a la gestión de Jorge Macri.
La alegría por estos resultados municipales y provinciales a los que contribuyó mi voto no se ve empañada por la acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", pírrica victoria de Daniel Scioli sobre Mauricio Macri.
Escrutadas el 97,19 de las mesas del total del país, Scioli encontró su techo en el 36,86% de los votos, lejos de valer por sí mismo el 40% que legalmente habilita la chance de un triunfo en primera vuelta. Tampoco estuvo cerca de lograr el segundo requisito, los diez puntos de diferencia, porque Mauricio Macri con el 34,33 % de los votos le pisa los talones determinando un empate técnico.
En el discurso de la tarde del domingo en el Luna Park, radicalizando su alineamiento kirchnerista, Scioli se mostró descolocado, descalificando a Macri y perdiendo así ni más ni menos que su perfil no confrontativo, justamente aquello que lo mantuvo en carrera pese a ser un felpudo patológico.
Entada la noche y cuando todavía no se difundían datos oficiales, quedaba claro que el relato kirchnerista estaba herido. Lo ratificaba la página web del diario oficialista Página/12 mostrando este curioso blanco informativo que registré con una captura de pantalla:
Luego, la sola imagen del Luna Park semivacío que mostraban la noche domingo los canales de televisión auguraba que, aunque pudo ganar el round por puntos, Scioli camina groggy hacia su rincón sin esperar otra cosa más que el nocaut. "Vidalazo" mediante el panorama de cara a la segunda vuelta electoral es claramente favorable a Mauricio Macri.
Cabe acotar que la cuestión de género no parece afectar ya la decisión de los votantes, lo prueba tanto el "vidalazo" en Provincia de Buenos Aires como el "videlazo" en la Provincia de Santa Cruz. "Videlazo" digo; porque Alicia Kirchner con el 51,58% de los votos y habiendo sido una eficiente funcionaria del Proceso de Reorganización Nacional resultó electa gobernadora.
Bromas al margen, volveré a votar a Mauricio Macri Presidente el 22 de Noviembre, por las razones conocidas por los lectores de La Pluma de la Derecha y porque estoy harto de sentirme un refugiado en mi propio país.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Estado Libre Asociado de Vicente López
