Tres hechos puntuales, en sí mismos tan mínimos y anecdóticos como independientes entre sí, cobran una particular relevancia si tenemos la capacidad de unirlos y pensar* el modo en que los argentinos estamos poniendo en riesgo nuestro sentido de la humanidad.
Sigamos el orden cronológico para exponer los sucesos:
1.- El sábado 16 de Febrero un niño de 9 años exhibiendo la réplica de un arma de fuego intentó robar una joyería de Moreno. El hecho quedó filmado por las cámaras de seguridad y luego de ser difundido su madre lo llevó a la Comisaría.
2.- El domingo 17 de Febrero se produjo la detención de dos "motochorros" en Vicente López, quienes resultaron ser Octavio Laje ( hijo de un diplomático) y Dante Casermeiro (hijo de Federica País). El que la conductora de televisión fuera madre del delincuente generó en las redes sociales comentarios condenatorios, lo mismo que su pedido de piedad, el cual fue duramente criticado; entre otros por el periodista Eduardo Feinmann.
3.- Del llamado "pañuelazo verde" con el que los partidarios del aborto irresponsable se manifestaron el 19 de Febrero, trascendió la foto de una niña disfrazada con pañuelos aborteros y pisando el muñeco de un bebé al que anudaron un pañuelo celeste al cuello. Obviamente la niña no pudo estar en esa manifestación política y pública por propia elección, sino llevada para ser exhibida por los adultos a cargo de su patria potestad.
Ante estos eventos, debemos reafirmar el entendimiento del delito como emergente cultural. Vuelve a ser obvio que la necesidad económica no es condición necesaria para inclinar persona alguna hacia el delito. También es evidente que está fallando la responsabilidad de los adultos en guiar la conducta de niños y jóvenes. Lo cual no es raro, pues tampoco los adultos estamos conduciendo nuestras vidas del modo en que deberíamos, y la prueba es que conformamos un país que no se rige estrictamente por las reglas que ha dictado para regirse. La tendencia a la anomia tiene costos y pasa facturas todo el tiempo.
Pero más allá de esas y otras consideraciones específicas dirigidas a la discusión por la Seguridad, entendida siempre como garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional, estos hechos nos permiten apreciar la crudeza de la batalla cultural que se libra en Argentina.
Cuando se exhibe como un ideal el matar vida incipiente, cuando se exacerban personas disfrutando que el hijo de alguien sea delincuente, cuando se quiere ver como irrecuparable a un nene que delinque, no solamente es penoso confirmar cuantos sentimientos miserables corroen nuestra sociedad; también debemos cobrar conciencia de ser una sociedad dañada y desorientada.
Nadie se confunda: Cuestionar que una madre pida piedad por su hijo, o querer extirpar de la sociedad a un chico, no es moralmente distinto que festejar abortos alegremente, de hecho es funcional a la cultura deshumanizada que pretende imponer la izquierda para la construcción de su "hombre nuevo", mezcla de autómata y bestia.
La necesidad de dar la batalla cultural explicada en una sola foto: ¿queremos ser esto? |
Tomemos conciencia que defender nuestra humanidad es abrazarnos a la racionalidad del estilo de vida que propone la Constitución Nacional, esa que aún malherida por todos los desaciertos del Siglo XX, el veneno de 12 años de totalitarismo kirchnerista y 3 años de insulso progresismo cambiemita, todavía sobrevive. Todavía.
Seamos humanos. Derechos y humanos, sin el verso izquierdista de los derechos humanos.
* Algunas veces un error de tipeo es un fallido: aquí había escrito "penar" en lugar de "pensar".
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Estado Libre Asociado de Vicente López