miércoles, 27 de julio de 2022

LA HIPOCRESÍA / CINISMO DE ESTEBAN BULLRICH



Recientemente se conoció un video de Esteban Bullrich en el que ensaya una suerte de carta abierta dirigida "A los jóvenes de mi país", que fue receptado por algunos medios como un emotivo y conmovedor mensaje. 

Previo a escribir mi opinión en las redes, me di el tiempo de meditar algunas consideraciones previas:

La primera consideración sobre ese video es que se trata de un acto político. Porque Esteban Bullrich hace política y para hacer política no se necesita estar ejerciendo un cargo. Por eso y con afán reclutador expresa: En política, las buenas ideas no tienen dueños, tienen beneficiarios. No hay revoluciones tristes ni revoluciones solitarias. Y por eso te necesitamos”. Subrayo: "te necesitamos" dice quien fue ministro de Educación y senador nacional entre otros roles.

La segunda consideración es que siendo el video un acto político toda la mención que hace Esteban Bullrich de la complicada enfermedad que padece es un uso político de esa enfermedad. 

La tercera consideración es que lo que Esteban Bullrich plantea al instar a los jóvenes a no emigrar es que se queden para hacer política, y en la referencia a su decisión de hacer política parece decirles que en Argentina haciendo política se puede vivir tan bien como teniendo un trabajo en una multinacional: "En 2002, yo tenía un buen cargo en una multinacional argentina. Estaba casado y esperando a nuestra primera hija, Luz. Todo andaba encaminado. Pero algo me hacía ruido. Quería dejarle a Luz un país mejor que el que me había tocado a mí. Mi abuelo me decía que no me meta en política. Por suerte no le hice caso. Ahora tengo cinco hijos. Todavía no puedo decir que logramos el país que quiero para ellos, pero no me arrepiento un segundo de mi decisión".

La cuarta consideración es que el contexto en que se produjo la crisis del 2001 es distinto del actual. Muy distinto. 2001 fue una crisis, muy grave, pero una crisis. Una crisis es algo temporal que se supera, por lo que aún en medio de su agitación se conserva la esperanza del futuro como un horizonte realizable. Del entonces a hoy el kirchnerismo hizo de aquella crisis un estado permanente de decadencia moral, material e intelectual.  El país ha sido subvertido, corrompido y capturado por el enemigo. Sí: el enemigo. Un enemigo con el que colaboró por complicidad o mera ineptitud el progresismo que malgastó la última chance de recuperar el futuro. Los cuatro años del interregno macrista sirvieron sólo para traer de vuelta a los que no debían volver. Volvieron los kirchneristas y acá estamos, tal y como estamos.

La última consideración previa es que la tibieza de los progres, esa que alienta a los kirchneristas a ser peores, es la que enarbola como bandera Esteban Bullrich llamando a un diálogo absurdo con quienes todos los días ratifican su voluntad beligerante. ¿Qué diálogo puede haber con quienes tienen decidido que robar está bien? ¿Qué se puede negociar con el proyecto totalitario de los que impusieron la desmemoria, el adoctrinamiento y hasta la Filosofía Planera desde el uso faccioso de los recursos del Estado? ¿Dialogar sobré qué? El porcentaje de lo que les vamos a dejar seguir robando? ¿El peso de las cadenas con que esclavizan a la República? Pavonearse como un militante antigrieta es confirmarse parte del régimen como socio de casta, y es lo que confiesa Esteban Bullrich diciendo: "Cuando bajamos la guardia y elegimos el diálogo con quienes piensan distinto, se abre un mundo de posibilidades infinito". Bajar la guardia, pide Bullrich, y es justo eso lo que no hay que hacer ante la realidad de un sistema político tan viciado y corrupto que ya no es capaz de regenerarse por sí mismo.

Luego de publicar mi opinión surgieron respuestas de "corrección política" que no refutaban lo expresado, sino que simplemente censuraban el criticar a un enfermo. Extraña forma del respeto la que asume que alguien enfermo no puede ser criticado por sus opiniones. Es como decir que su intelecto está muerto, que no importa lo que diga corresponde ignorarlo o, peor aún, aplaudirlo por piedad. Eso no es respeto, es otra cómoda hipocresía.

La "corrección política" es un aborrecible condicionamiento cultural de la izquierda para limitar el pensamiento y disciplinar a la sociedad. Si alguien supone que va a encontrar esa "corrección política" en mis palabras supone mal. No soy progre. Pienso. Sin vueltas: La Derecha soy yo.

Por eso señalo la hipocresía / cinismo de Esteban Bullrich al decir, desde la enfermedad y siendo uno de los que desperdició la chance de recuperar la República (2015-2019): "Ningún éxito personal supera la satisfacción de contribuir una pequeña parte de un éxito colectivo. Si tenés ganas de aflojar, me llamás". 

Transcribo a continuación el posteo que subí a Facebook y Twitter: 


LA HIPOCRESÍA DE ESTEBAN BULLRICH  


El uso político de la sensiblería que hace Esteban Bullrich con su enfermedad, es tan repudiable como su intento de cargar con culpas a jóvenes que deciden emigrar.

¡Qué hipócrita instarlos a quedarse! 

¿A qué? ¿Quién está peleando aquí por darles un futuro?  Nadie.

Escribo con toda la bronca y frustración de ser parte de una generación que no supo darle un futuro argentino a sus hijos. 

Y todos los días la casta política, kirchneristas y cambiemitas, aseguran que en cualquiera de sus versiones el futuro es miserable.

¿Decirles que se queden para qué? ¿Para que el fruto de su trabajo sea el bienestar de los parásitos? ¿Para qué? ¿Para sobrevivir temiendo que el gobierno te confisque? ¿Para que un mapuche te usurpe, un narco se adueñe de tu ciudad o un delincuente de poca monta te mate?

El único modo de suponernos con altura moral para instar a los jóvenes a quedase es luchando abiertamente por derrocar al régimen que los expulsa, pero mientras no estemos dejando nuestra sangre por ello, lo más decente es despedirlos en silencio y con vergüenza.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

Ariel Corbat
Ariel Corbat