viernes, 30 de mayo de 2025

¿LA JUSTICIA NO SE MANCHA? PERO SI ES UNA MANCHA VENENOSA SUCIA DE TODA SUCIEDAD...



Me importa tres rábanos la causa por la muerte de Diego Maradona, por lo cual no le estaba prestando ninguna atención. Me desagradaba el personaje, gran jugador de fútbol pero horrible persona, tanto como me repugna el morbo periodístico de revolver sin piedad las miserias de su final. 

Pero muchas veces he afirmado y sostenido que en Argentina cualquier causa judicial puede convertirse en una novela interminable, no por la complejidad de las causas sino por la ineptitud, deshonestidad e intereses espurios a los que los jueces prestan más obediencia que a la Constitución Nacional. Y lo ocurrido  en ese juicio es apenas otra muestra más, sin que importen las jurisdicciones, de un Poder Judicial podrido.

Alguien me dirá, como siempre ocurre, que no todos los jueces son iguales y que hay que confiar en la Justicia. Los ilusos le ponen ganas. Pues bien, sin duda hay jueces decentes pero no son tantos como para torcerle el brazo a los corruptos. Y al decir "corruptos" no califico solamente la corrupción por la moneda (o el grueso billete), sino la corrupción ideológica de despreciar la Constitución Nacional para satisfacer al gobierno de turno o a una corriente política.

Sostengo, sin que nadie pueda refutarme, que ningún país con mayoría de jueces honorables, probos y eficientes alcanza el grado de daño institucional, degradación cultural, estrechez material y hasta miseria intelectual que exhibe la Nación Argentina.

Argentina es la prueba empírica de la corrupción judicial. 

Es más que suficiente para señalar una larga lista de jueces corruptos la sola existencia y continuidad del escandaloso prevaricato sistematizado que desde el 2003, para servir de cortina a la corrupción del kirchnerismo, se ensaña contra los vencedores del terrorismo castrista desconociendo todos y cada uno de los principios del Derecho Penal establecidos en la Constitución Nacional.

La misma Corte Suprema de Justicia de la Nación es un hato de corruptos que frente al golpe de Estado del 19 de Marzo de 2020, perpetrado por el kirchnerismo pretextando pandemia, desertó de sus funciones para doblegarse servil a Alberto de la Fernández, ese Nerón de ocasión que se decía profesor de Derecho Penal arrogándose prerrogativas que hasta un alumno de primer año de Derecho advertiría abusivas. Ni la CSJN, ni sus jueces inferiores, ni los fiscales, estuvieron a la altura de sus deberes como guardianes de la Constitución. 

Dejaron que la infeKtadura se enseñoreara sobre la vida y fortuna de los argentinos, convalidando aquella triste frase del policía que reflejando las órdenes que recibía dijo a una mujer que intentó hacer valer su derecho constitucional a caminar por la calle: "¿Qué Constitución, señora? ¡Estamos en pandemia!". Y mientras tanto diputados como senadores convalidaban y celebraban entusiastas los abusos del poder, porque según ellos así era como nos cuidaban... 

Escribo esto y recuerdo la campaña de ese gobierno infame para cambiar ciudadanía por "cuidadanía" y ciudadanos por "cuidadanos" que denunciaran a sus vecinos por atreverse a respirar. 

En su momento presenté denuncia penal por subversión del orden constitucional señalando una serie de delitos cometidos por funcionarios de los tres poderes. Por supuesto no prosperó y siempre lo supe, son todos cómplices, pero había que testimoniarlo.

Así que súmese una más a la interminable lista de infamias de eso a lo que mal se llama Justicia en Argentina. Los jueces necesariamente deben ser ejemplos de una moral superior al común de la ciudadanía, sin embargo en nuestro país son prácticamente un colectivo de discapacitados morales.

Y en el colmo de la hipocresía judicial se ha dicho, parafraseando al muerto cuya muerte y miserias seguirá en exposición al morbo público, que "la Justicia no se mancha". ¿Cómo podría mancharse una mancha sucia de toda suciedad? No es Justicia, es una mancha venenosa, un espanto que todo indica seguirá empeorando porque no hay ninguna voluntad política de adecentarla.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.




¿Qué es la Derecha?

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Ariel Corbat

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