domingo, 12 de febrero de 2017

NILDA GARRÉ, AFIRMACIONISTA DE LA MENTIRA


Nilda Garré, afirmacionista de la mentira.

El uso del lenguaje que hace la izquierda da para reírse cuando llaman "negacionistas" a quienes no aceptamos repetir sus mentiras; digamos pues que ellos son "afirmacionistas" de falsedades,

Pretendiendo preservar la mentira que se diluye, argumenta la diputada del Frente para la Victoria Nilda Garré que: "en el último tiempo diversos funcionarios del gobierno han negado el alcance del terrorismo de Estado y el daño que el mismo ha ocasionado en las víctimas. Estos dichos no solo hieren susceptibilidades de personas que han padecido las consecuencias del plan sistemático de terror, o de personas vinculadas a la defensa de los derechos humanos, sino que significan una clara negación de nuestra historia reciente y atentan contra lo dictaminado por la justicia argentina".

Entonces propone encapsular la semilla del mal, preservarla a través de un proyecto de ley que busca sancionar con prisión de seis meses a dos años y multas de 10.000 a 200.000 pesos a quienes negaran crímenes de lesa humanidad, estipulando un agravamiento de la reclusión de uno a cuatro años cuando quien la realice sea funcionario público e incluirá, en ese caso, la pena de inhabilitación por el doble de tiempo de la condena.

De aprobarse ese mamarracho, sería una ley de imposible acatamiento para cualquier persona con honestidad intelectual. 

Que la expresión "30.000 desaparecidos" no es ya otra cosa que una mentira emblemática, por muchos proyectos que presenten, no tiene retorno. Simplemente, si quisieran la verdad no estarían buscando acallar el debate que ya está abierto. Soy de los que sostienen que acá no hubo genocidio, sino una guerra fratricida. Sostengo además que no fue un enfrentamiento entre particulares y fuerzas estatales sino entre fuerzas estatales, de un lado los argentinos y del otro los esbirros de la dictadura castrista.

Diré algo más: venciendo al ERP y a Montoneros los militares argentinos evitaron un real genocidio.

Fue Mario Roberto Santucho, jefe del ERP, quien en carta a su hermano Asdrúbal, soñaba una escenario camboyano en la Argentina: “Creo que para lograr la Patria Socialista vamos a tener que matar a no menos de un millón de personas”. Un millón de argentinos masacrados, 1.000.000, una voluntad criminal desmesurada, para que pudiera imponerse a la República Argentina el "idealismo" de los traidores a la Patria que al servicio de un gobierno extranjero querían importar la tiranía comunista. 

Y desde Montoneros el delirio criminal no era menor. El desprecio por la vida humana no lo evidenciaba tan sólo la crueldad sobre las víctimas en cada atentado terrorista, sino la consideración de los propios elementos: "Nosotros hacemos de la organización un arma, simplemente un arma, y por lo tanto, sacrificamos la organización en el combate a cambio del prestigio político. Tenemos cinco mil cuadros menos, pero ¿cuántas masas más?", decía, sin entender su propio ridículo, lo mismo que si fuera una propaganda de facturas o masitas para alguna confitería, Mario Eduardo Firmenich en 1981, desde La Habana, Cuba, allí donde entre 1978 y 1982 estuvo instalada la comandancia militar de Montoneros en un inmueble del servicio de inteligencia castrista, del cual obviamente dependían.

A todas luces, la mentira que Nilda Garré busca preservar es insostenible; pero su intento demuestra el grado de daño institucional, degradación cultural y merma intelectual que sufre la Argentina, profundizado adrede durante el régimen kirchnerista por la implementación de un fuerte proceso de desmemoria colectiva y control social que hasta llegó a los chicos de jardín de infantes. 

Frente al proyecto de mordaza a la verdad que propone Garré, lo que se impone es preguntarnos por sentido inverso: ¿Cuál es la pena que debería aplicarse a los funcionarios que atribuyan a la Argentina genocidios inexistentes? ¿Cuál pena debe darse a los funcionarios que sostengan mentiras bajo la excusa de ser "emblemáticas"? ¿Cuál pena le cabe a los que ostensiblemente falsean la historia? y además: ¿qué tanto hay que agravar las penas cuando de esas mentiras hayan surgido perjuicios económicos para el Estado Argentino? 

Hay leyes que nunca acataré mientras viva en la Constitución Nacional el espíritu de los Constituyentes de 1853. La irracionalidad del adoctrinamiento totalitario no es admisible de ninguna manera, mucho menos como inercia residual de la dékada infame. La honestidad intelectual no puede más que rebelarse contra toda prohibición de cuestionar, pensar y debatir, porque la verdad no necesita las muletas y sostenes artificiales de la mentira. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López



¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

Ariel Corbat
Ariel Corbat