"Inteligencia de Estado es otra cosa, algo tan necesario como vital
para las instituciones republicanas, racional, simple y honorable".
Querido Agustín:
En alguno de los países del mundo libre (por usar la expresión de la Guerra Fría y que, no por suerte sino por lucha abierta y solapada, hoy abarca una geografía mayor que la de entonces), una mañana cualquiera millones de personas despiertan luego de dormir plácidamente, desayunan sin que ninguna noticia los distraiga de sus intereses inmediatos y tienen un día igual a tantos del almanaque, un día más en la rutina que nadie recordará como pasa con aquellos otros que, por impacto colectivo, quedan atados a la pregunta "¿dónde estabas cuando?".
Ninguna de esas personas comunes y corrientes sabrá jamás que durante esa noche, como tantas otras veces, hubo quienes casi literalmente fueron hasta el mismo infierno para contener a los demonios y despejar sus sueños de amenazas.
Se dice que el servicio secreto es un asunto tan sucio que sólo caballeros pueden tratarlo sin ensuciarse. Ciertamente, los tipos que hacen ese trabajo sucio por los demás a veces quedan impregnados de mugre y a veces fallan, como lo prueba el bochorno de luto, llanto y muerte esparcida tras cada atentado terrorista que los enemigos de la Libertad, tigres sedientos de sangre, logran perpetrar queriendo quebrar el espíritu de las sociedades libres.
Y si la violencia es un extremo notable del asunto, no son menos intensos los modos sutiles con que la lucha por la Libertad se libra a cada momento en el, a ojos vista, casi imperceptible segundo plano de los servicios de Inteligencia.
Por eso, mi querido Agustín, cuando muy ligeramente afirmás que "Todos los servicios secretos del mundo son anti-republicanos" me siento en la obligación de refutar.
No solamente aseverás una falsedad, demostrás desconocimiento de la función que cumplen los llamados "servicios secretos" prestándote al juego de quienes buscan explotar las debilidades de las democracias liberales para socavarlas y quebrarlas.
Inteligencia es, muy simplemente, el proceso racional que antecede a la toma de decisiones consistente en reunir y analizar información para esa finalidad. Ello así, ineludiblemente, por una razón elemental explicada con absoluta claridad por el General Sun Tzu hace 2400 años, cuando en El Arte de la Guerra observó y enseñó que: “Cada asunto requiere un conocimiento previo”.
Nada es más republicano que la racionalidad en la toma de decisiones. De hecho esa racionalidad, que es el mejor resguardo para la Libertad, marca la diferencia frente a dictaduras totalitarias y regímenes populistas, donde no hay servicios de Inteligencia sino esquemas de policía del pensamiento fronteras adentro y servicios de infiltración y sabotaje hacia el exterior.
Creer que los servicios de Inteligencia de los países de estilo de vida occidental son "anti republicanos", es no entender que el enemigo existe y juega fuerte, lo que (para decirlo delicadamente) deja para la antología de lo naif tu apreciación respecto a que: "Cuando por ganar seguridad pierdes libertades, terminas peor que antes. En mi caso, prefiero una sociedad más libre, aún si existen más peligros". ¿De verdad, Agustín? No olvides que la Liberad es frágil y desaparece tan pronto como se deja de pelear por ella, no es una gracia, es una conquista que demanda sacrificios para no ser una ilusión pasajera. Los servicios de Inteligencia sólo afectan la libertad de los ciudadanos desde la falsa sensibilidad democrática de la izquierda y el progresismo, que por alguna razón nunca cuestionan con igual énfasis el obrar de los servicios secretos de las dictaduras comunistas...
Para no extenderme de más, en una pasión a la que dedico tanto tiempo como vos a la economía, transcribo un fragmento de mi apunte para el deber ser de los agentes de Inteligencia argentinos, titulado: "La mística de los servicios":
"Entre los servicios de Inteligencia el prestigio se mide por la capacidad de operar en secreto, por la disciplina de sus agentes para impedir filtraciones y, especialmente por el grado de exposición pública. Como los fracasos son públicos y los éxitos reservados, un alto grado de exposición pública es un indicador negativo. Nadie habla de los servicios cuando hacen las cosas bien, la prensa los ignora y los ciudadanos duermen tranquilos.El secreto abarca el tácito entendimiento que los servicios harán lo que deban hacer para cumplir su misión, por lealtad a la Nación, al orden jurídico y al Presidente de la Nación, en ese orden.No es por regla general que los servicios de Inteligencia deliberadamente eluden cumplir algunas normas, ocurre que los sistemas democráticos no presumen de ser perfectos, solamente de ser mejores que cualquier sistema totalitario o autocrático. Y lo son.Es un valor asumido que las democracias republicanas, con respeto por los derechos individuales y frenos a la ambición excesiva de poder, a falta de constituir sistemas perfectos son perfectibles. Es en ese margen de error asumido, en la conciencia sobre la debilidad del sistema, que los servicios de Inteligencia deben operar sin más reglas que su eficiencia para que la vulnerabilidad del orden jurídico no sea explotada por sus enemigos. Son la carta que el sistema guarda bajo la manga, en previsión de lo imprevisto".
Con el aprecio de siempre, Ariel Corbat.