Apesadumbrado, el jueves 23 de Noviembre me llamé a silencio; en duelo por la tripulación del Submarino ARA San Juan.
Más allá de lo evidente, ahonda mi pesar un chiste. Un chiste que formulé en La Pluma de la Derecha el domingo 03 de Marzo de 2013. Un chiste que volví a decir hace algo más de un mes almorzando con oficiales de las tres Fuerzas Armadas y porque, entre los navales, había un submarinista: "¿Se puso a pensar en el coraje que se necesita para ser un submarinista argentino? Hundirse se va a hundir, pero nadie garantiza que pueda emerger...". Ahora no tiene ninguna gracia.
Publicar ese chiste venía a cuento de otra nota anterior, del 23 de Enero de 2013, en la que a consecuencia del hundimiento en amarre del ARA Santísima Trinidad y fustigando al entonces ministro de Defensa Arturo Puricelli, decía:
Claramente este nuevo aniversario del Combate de La Tablada tiene la particularidad de encontrar al país en absoluta indefensión. No solamente no somos ya una amenaza militar para el enemigo inglés que ocupa parte de nuestro territorio por la fuerza, tan claramente como claro es que no pueden amenazarnos con militarizar lo militarizado o invadir lo invadido como afirmó extraviada de la realidad la Presidente Fernández, sino que nuestro vetusto material bélico es peligroso para la propia tropa, y genera situaciones que deben hacer descostillar de la risa a los analistas de cualquier país que contemple entre sus hipótesis de conflicto a la República Argentina.
Visualicemos el asunto, claramente, en esta síntesis de una hipótesis de conflicto con Argentina elaborada por un tercer pais: "Las fuerzas argentinas intentan movilizarse, suben a camiones, trenes, barcos y aviones... y ahí se quedan mirándose las caras".
Claramente el país no tiene otra política de Defensa que la pasiva aceptación del deterioro.
Injusto sería, claramente, atribuir toda la responsabilidad por la triste realidad al Ministro Puricelli, pero no puede negarse que la gestión que encabeza en el área de Defensa es lisa y llanamente un mamarracho. Claramente a tono, claro, con el resto de sus pares del Gabinete Nacional.
Claramente el gobierno no tiene otra política que no sea la pasiva aceptación del deterioro.
Con el chiste, que nunca quise que dejara de serlo, quería tanto destacar el coraje de los que por vocación de servicio enfrentan dificultades de toda índole, como advertir sobre las falencias de material por el abandono político de la Defensa Nacional.
Ciertamente me pregunté si debía borrar la entrada con el chiste. Concluí que sería cómodo y fácil, pero no lo correcto. Las cosas son como son. Y ese chiste seguirá ahí, ya despojado de toda gracia. Aunque me duela. Aunque nos duela. Al fin de cuentas no dice nada que no sea cierto.
DANTE CAPUTO Y LA SEMILLA DE LA INDEFENSIÓN
DANTE CAPUTO Y LA SEMILLA DE LA INDEFENSIÓN
En estos pocos días de silencio autoimpuesto, seguí observando, leyendo y escuchando. Ratifiqué con ello lo que vengo apreciando desde hace largo tiempo: somos un país dañado institucionalmente, degradado en lo cultural y con merma intelectual. La sarta de imbecilidades aflorando en todos los ámbitos me lleva a sospechar que el intelecto del argentino promedio es mucho más bajo de lo que querríamos suponer. Me incluyo, obviamente. ¿Dónde están esas voces que al interrogarnos nos empujaban a esforzarnos por estar varios escalones por encima del propio intelecto? No destacan en los medios, ni en la sociedad, ni tampoco en el gobierno. La claridad de análisis en los medios periodísticos ha sido reemplazada por una irracionalidad mediocre en la que no se hilvanan dos frases de coherencia argumental. Las teorías conspirativas, con el reconocible encanto propio de las novelas de ficción, circulan en la sociedad como verdades reveladas sin que los hechos corroborados importen realmente. Y el gobierno, al frente de las instituciones, obra cual creyente de una new age que llegará por buenas intenciones, sin asumirse ni entender las herramientas de su poder.
La comprensión del largo proceso de la decadencia argentina asomó en la entrevista que Pablo Rossi le hizo a Dante Caputo por radio Mitre, el viernes 24 de Noviembre. El ex canciller, cargado de rencores que los años no parecen haber apaciguado, reconoció que, so pretexto de consolidar el poder civil, el gobierno del Presidente Raúl Alfonsín deliberadamente procuró disminuir la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas. A Caputo y demás cráneos radicales se les pasó por alto que el país había perdido una guerra, ni más ni menos que una guerra, y no se detuvieron a analizar el impacto de semejante frustración en los jóvenes militares; de haberlo hecho se hubieran percatado que el golpismo militar estaba terminado sin necesidad de dejar al país indefenso. Y aquello que comenzaron los radicales tuvo continuidad con el peronismo en su face menemista, la Alianza FREPASO-UCR, el peronismo en su face volatil y duhaldista, para llegar al paroxismo durante el comunismo kirchnerista y se prolonga aún bajo la Presidencia de Mauricio Macri.
EL ROL DEL COMANDANTE EN JEFE
Cuando Caputo especula con que la Armada le ocultó lo sucedido con el Submarino ARA San Juan al Presidente Macri, demuestra dos cosas: primero que parece creer que la marina sigue bajo el mando del Almirante Emilio Massera, y segundo que no comprende que el Presidente es también el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, por lo tanto tiene un deber de conducción que al ser ejercido no deja margen discrecional para que sus subordinados le oculten información.
De todas formas, en el caso específico de Defensa vale la observación de Jorge Asís, a pesar de varias pifias recientes, respecto a que el gobierno de Mauricio Macri es el "tercer gobierno radical". Dos ministros radicales porque el mísero Ricardito Alfonsín, que nunca tendrá la grandeza suficiente para ser un Ricardo, objetó el candidato que venía perfilado desde el PRO al Ministerio de Defensa. Ricardito se salió con la suya, no era cuestión de probar con un "milico", que además fue condecorado por la Nación Argentina en mérito al heroico valor en combate durante la Guerra de Malvinas, había que seguir con la línea fundada por su papito y explicitada por Caputo. Y seguimos esa trazabilidad sobre el mal seguro, añadiendo dos radicales más a la larga lista de los que pasaron por esa cartera, porque al PRO lo corrieron por izquierda y el Presidente no asume todavía que con la banda presidencial viene la tira de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
La comprensión del largo proceso de la decadencia argentina asomó en la entrevista que Pablo Rossi le hizo a Dante Caputo por radio Mitre, el viernes 24 de Noviembre. El ex canciller, cargado de rencores que los años no parecen haber apaciguado, reconoció que, so pretexto de consolidar el poder civil, el gobierno del Presidente Raúl Alfonsín deliberadamente procuró disminuir la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas. A Caputo y demás cráneos radicales se les pasó por alto que el país había perdido una guerra, ni más ni menos que una guerra, y no se detuvieron a analizar el impacto de semejante frustración en los jóvenes militares; de haberlo hecho se hubieran percatado que el golpismo militar estaba terminado sin necesidad de dejar al país indefenso. Y aquello que comenzaron los radicales tuvo continuidad con el peronismo en su face menemista, la Alianza FREPASO-UCR, el peronismo en su face volatil y duhaldista, para llegar al paroxismo durante el comunismo kirchnerista y se prolonga aún bajo la Presidencia de Mauricio Macri.
EL ROL DEL COMANDANTE EN JEFE
Cuando Caputo especula con que la Armada le ocultó lo sucedido con el Submarino ARA San Juan al Presidente Macri, demuestra dos cosas: primero que parece creer que la marina sigue bajo el mando del Almirante Emilio Massera, y segundo que no comprende que el Presidente es también el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, por lo tanto tiene un deber de conducción que al ser ejercido no deja margen discrecional para que sus subordinados le oculten información.
De todas formas, en el caso específico de Defensa vale la observación de Jorge Asís, a pesar de varias pifias recientes, respecto a que el gobierno de Mauricio Macri es el "tercer gobierno radical". Dos ministros radicales porque el mísero Ricardito Alfonsín, que nunca tendrá la grandeza suficiente para ser un Ricardo, objetó el candidato que venía perfilado desde el PRO al Ministerio de Defensa. Ricardito se salió con la suya, no era cuestión de probar con un "milico", que además fue condecorado por la Nación Argentina en mérito al heroico valor en combate durante la Guerra de Malvinas, había que seguir con la línea fundada por su papito y explicitada por Caputo. Y seguimos esa trazabilidad sobre el mal seguro, añadiendo dos radicales más a la larga lista de los que pasaron por esa cartera, porque al PRO lo corrieron por izquierda y el Presidente no asume todavía que con la banda presidencial viene la tira de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
El Presidente Mauricio Macri hasta el día de hoy no ha obrado como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, función de la que se mantiene distante. Destacaré que se comporta humanamente, como es dable esperar de una buena persona, en relación a los submarinistas y sus familias. Todo un cambio, vale subrayarlo. Pero un Comandante en Jefe no acompaña, conduce. Nadie espera, obviamente, que se vista de uniforme ni se ponga a dar arengas de tono castrense, pero sí que su vínculo con el elemento militar no sea esporádico y tenga un perfil de mayor interés que lo que trasmite haber delegado la Defensa al radicalismo.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López