En la primera gestión de Patricia Bullrich como ministro de Seguridad, uno de sus mejores cuadros, con experiencia y formación acreditada, fue Guillermo Madero, quien desempeñó con eficiencia el cargo de Director de Seguridad en Eventos Deportivos de la Nación y hoy cumple funciones en el Ministerio de Defensa.
Hasta ahora la 2° gestión de Bullrich mostraba una mejor selección de nombres que en la 1°, pues ya no están impresentables como Gerardo Milman; ni Burzaco con sus boys.
Y en tal sentido Vicente Ventura Barreiro y Marcelo Romero representan un salto de calidad.
Lo mismo puede decirse de la designación de Ricardo Ferrer Picado como Director Nacional de Inteligencia Criminal, área que incomprensiblemente Bullrich mantuvo acéfala durante el período 2015-2019.
Marcaban esas designaciones una tendencia superadora de la primera gestión. Hasta que decidió nombrar en el mismo cargo que supo desempeñar Madero a Franco Berlín, estudiante de tercer año de abogacía a sus 25 años, quien dice: "La edad no es una limitación y menos con el apoyo de Patricia Bullrich".
Al sólo efecto didáctico, digamos al flamante director de seguridad deportiva que el respaldo de la ministro Bullrich por mucho que sea no va a suplir ninguna de sus falencias.
Porque al revés de lo que cree, no es la ministro quien debe sostener a sus funcionarios...
Lo que hace mala la decisión de Bullrich al nombrar a Franco Berlín no es su edad, ni su poca experiencia específica, es la simple comparación con Guillermo Madero en la que queda expuesta su falta de idoneidad.
Para peor, ha tenido Berlín el poco tacto de declarar contra sí mismo en la entrevista que concedió a Gustavo Grabia, periodista de reconocida trayectoria en la temática y que, dicho sea de paso, hubiera sido una mucho mejor designación que la del joven presuntuoso; quien hablando de sí mismo se comparó con Lionel Scaloni en estos términos: "Tapia sabía como trabajaba Scaloni, Patricia sabe como trabajo yo".
Y debe saberlo si Berlín era su chofer...
Pero el detalle que se le pasa por alto al autopercibido joven maravilla, es que Scaloni acreditaba una importante trayectoria como futbolista y había terminado el curso de Director Técnico, por lo tanto, aún cuando como todos recordamos generaba dudas, acreditaba idoneidad cuando fue convocado a la Selección.
Este muchacho, en cambio, no tiene ningún título para suponerlo idóneo. Así pues, ha nombrado Bullrich a alguien que no va en sintonía con otros nombramientos y representa una muy notoria baja de calidad para el promedio del staff ministerial.
"Queremos un país con meritocracia y movilidad social, donde se respete a la empresa, al comercio, al estudio, a la justicia", declaraba Patricia Bullrich allá por octubre de 2020. Por lo que ante esta designación me pregunto ¿qué pasó con la meritocracia y el respeto al estudio? ¿Qué diferencia hay entre este nombramiento y aquellos de militantes de La Cámpora que -con razón- cuestionábamos?
Hay una clara responsabilidad de Bullrich en repartir cargos caprichosamente y traicionando sus propias palabras, pero en este tipo de cosas no puede tampoco soslayarse la responsabilidad de quien acepta la prebenda, porque eso, una prebenda, es aceptar un cargo para el que no se tiene idoneidad acreditada.
Está muy bien apostar al futuro de los jóvenes, pero el servicio público debe ser visto como una escalera que hay que subir escalón por escalón, y antes de ser Director es preciso pasar por las responsabilidades de cargos subalternos. Téngase claro que si en una empresa privada los accionistas quieren apostar al instinto de un gerente sin idoneidad, están en todo su derecho de hacerlo, en cambio los ministros de gobierno no tienen esa facultad, porque hay un mandato constitucional que requiere idoneidad para los cargos públicos.
Tras conocerse la, más que arriesgada, desacertada designación de Berlín por parte de Bullrich, cosa que tiene un tufo horrible a amiguismo y pago de favores a la militancia política con cargos públicos de relevancia institucional, en un chat de desvelados me dijo sarcástico un prestigioso especialista en Seguridad: "A la Pato siempre que la elogiás se le suelta una de pato criollo".
Y no puedo desmentirlo. Está en la naturaleza de Bullrich que su voluntad se torne voluntarismo imponiéndose sobre el método.
Lástima. Estaba armando un buen equipo. Le pediría que corrija su error, pero ¿escucharía?
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.