martes, 21 de abril de 2020

LA REPÚBLICA, CAUTIVA EN LA TOLDERÍA DEL CACIQUE PAJA BRAVA


"La vuelta del malón", óleo de Ángel Della Valle (1892)

El kirchnerismo es tan burdo que si se lo caricaturiza hoy, obrará de tal manera que mañana esa caricatura será su fiel retrato. Es lo grotesco sin límite. 

Durante el gobierno de Cristina Fernández una ignota banda de rock, The Rockadictos, publicó un video titulado “Un mensaje más”. El título aludía al abuso de mensajes presidenciales por cadena nacional. No destacaba la música ni la lírica, sino el simbolismo de lo fatuo, la imagen narrando a Cristina Fernández en el poder desde un acto masturbatorio. 

Revista Noticias publicó en su tapa el 8 de setiembre de 2012 un primer plano de esa caricatura erótica titulando: “El goce de Cristina”. Y describe así el tramo del video que arranca en el balcón de la Casa Rosada: “De repente, se ve a la figura animada de Cristina emocionada por la demostración del afecto popular. Se quita el saco, se levanta la falda y comienza a estimularse íntimamente”.  



Para mejor entendimiento del contexto, fue por esos días que Cristina Fernández advertía: “Solamente hay que tenerle temor a Dios, y a mí en todo caso también un poquito”; el tipo de declaraciones que un tal Alberto Fernández calificaba de "locura". 

Carlos Garaycochea, maestro de caricaturistas, sostuvo en 2015: “Si uno es observador, casi no tiene que exagerar las situaciones. Una vez dije que muchos políticos entraban en la historia y otros entraban en la historieta. Y a veces no se sabe cuál es la diferencia. Uno ve a algunos políticos y se pregunta: ¿De qué habla este tipo? ¿Por qué la gente no se acuerda que hace dos meses decía todo lo contrario?”. El laberinto argentino llevó a que hoy haga las veces de Presidente Alberto de la Fernández, un político a medida de las palabras de Garaycochea. 

La pandemia de coronavirus presta una fabulosa excusa multipropósito a gobiernos inescrupulosos como el de Fernández. Quien, si bien tropieza con su ineptitud a cada paso que intenta, no deja de seguir el rumbo que define al kirchnerismo como un proyecto totalitario de corrupción estructural. Así, en el afán de llevarse puesta la institucionalidad, el argumento del “Estado presente” hace que sea política de gobierno hasta guiar la mano de quien se masturba, con indicaciones precisas que avala el Presidente Alberto Fernández declarando: "Si lo dice el Ministerio de Salud, hacele caso".

Esa intromisión estatal en la esfera de la privacidad remite, como cada ocurrencia del kirchnerismo, a George Orwell; quien en 1984 imaginó la existencia de “Pornosec, la subsección del Departamento de Novela encargada de fabricar pornografía barata para los proles”, enmarcada en la política de condicionar la sexualidad a los fines del totalitarismo desde el partido único. 

Pero también nos remite a “El Cacique Paja Brava”, aquel terror de los pastizales que al sacudirse en solitario conmovía toda la inmensidad de la extensión pampeana desde el poema telúrico ilustrado que, con versos de Fabre y dibujos de Tabaré, publicaba la revista Humor.  

El Cacique Paja Brava y su caballo Yatasto.

En esa figura el panorama se aclara. Alberto de la Fernández, además de ser un mentiroso que repite mentiras como la de los 30.000 desaparecidos, es un declarado antiroquista que reniega de la Conquista del Desierto. 

Aunque Fernández sea de los “privilegiados” que viajan a Europa, la elevada aspiración de hacer de la Argentina un pedazo de civilización europea en América está muy por encima de sus capacidades. De modo que frente al dilema de Sarmiento opta, sin reparos, por la barbarie rastrera de pisotear la Constitución Nacional para mandar en las tolderías; desde un liderazgo de segunda mano, prestado, a nombre y goce de ella. En esa voluntad, con excusa de pandemia, se han suspendido garantías constitucionales por un tiempo que, comprendiendo el impacto de la emergencia, supera ya lo razonable sin declarar el estado de sitio que es el único supuesto expresamente contemplado a tal efecto por la Constitución Nacional

La ex República Argentina se ha convertido en la Toldería del Cacique Paja Brava, el territorio en el que la civilización termina y pueden venir a refugiarse los malandras. Ya encontró refugio Evo Morales y anunció Nicolás Maduro que pondría su propio toldo en Córdoba o Buenos Aires.  Ese tipo de caciquejos va a estar a salvo y a sus anchas en la Toldería del Cacique Paja Brava, acaso al módico precio de frecuentar los yuyos con aquella revista Noticias…

El sarcasmo de este artículo no apunta a divertir, aunque pueda dar gracia caracterizar a Alberto Fernández como el Cacique Paja Brava. Tampoco busca exacerbar moralina puritana alguna (mi primera novela: “Adiós Manuela, adiós”, hace de la masturbación el impulso narrativo). 

El sarcasmo se orienta a subrayar lo que reitero en cada oportunidad que se me presenta: para la Nación Argentina la Seguridad Interior consiste en garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional. Concepto que no es negociable.

Pretendo advertir claramente que en esta Argentina barbarizada, devenida Toldería del Cacique Paja Brava, a la República no le espera otro rol que el de una triste cautiva. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López

¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

Ariel Corbat
Ariel Corbat