Con retórica de quien cree y quiere hacer creer que Javier Milei no puede gobernar, Gustavo González publica en Perfil su nota titulada: "¿Puede Conan gobernar la Argentina?".
De movida cabe decirle a Gustavo, Presidente y CEO de Editorial Perfil, que Dylan con sólo ladrar una vez hubiera sido más Presidente que Alberto de la Fernández.
Y ahora, más en serio, otras observaciones:
Por lo pronto el mito de la Argentina ingobernable capaz de comerse a un presidente en un estallido de furia ya no tiene mayor sustento.
Superada, para bien y para mal, la etapa en la que la válvula de escape a la presión política era el golpe militar, se instaló con el final de Alfonsín primero y la abrupta caída de De la Rúa después la idea que sólo los que se dicen peronistas pueden completar sus mandatos.
La furia kirchnerista operando abiertamente para mantener la idea y ver a Mauricio Macri huyendo en helicóptero sin completar su mandato, dejó reducida esa idea a mito cuando en tiempo y forma entregó el bastón de mando a Alberto de la Fernández.
Y es Alberto de la Fernández, devenido una entelequia videliana con su insignificancia de no ser, quien sin proponérselo y en el total fracaso de la tercera presidencia de Cristina Fernández desnuda lo que el mito de la ingobernabilidad tan mal ocultaba: el país tolera hasta el peor de los gobiernos. Por ende, el ánimo destituyente del kirchnerismo cuando es oposición ya no puede pasar por estallido popular, hartazgo del pueblo o reacción espontánea ante una crisis. Han quedado tan en evidencia que no tienen resto ni para intentarlo, la sociedad los sabe golpistas y cualquiera sea el nuevo gobierno (lo mismo en esto Patricia Bullrich que Javier Milei) se contemplan planes de contingencia para enfrentar y aplastar la sedición kirchnerista, con el beneplácito de la mayor parte de la sociedad.
Así está hoy Argentina, "gobernada" por el presidente que no fue y gestionada por el presidente de facto, ministro de economía y candidato presidencial Sergio Massa, y si no llegase a entregar el bastón de mando en tiempo y forma el 10 de Diciembre no será por que el país sea ingobernable, sino porque sencillamente han dejado de ser gobierno por propia incompetencia para serlo.
Si Alberto de la Fernández puede andar de paseo despidiéndose como si fuera un presidente exitoso, está claro que el país puede ser gobernado por cualquiera que siendo electo presidente realmente quiera serlo.
Hecha esta salvedad sobre la gobernabilidad argentina, podemos aventurarnos a analizar la cuestión que plantea Gustavo González en Perfil.
¿Por qué al votante de Milei no le preocupan los perros de Javier?
Varias razones:
1) Porque para los liberales, desde que John Locke escribió sobre la tolerancia religiosa, las convicciones íntimas de cada quien son un asunto de conciencia. Ajeno al interés público.
2) Porque si Javier Milei cree tener una conexión espiritual con sus perros (como tantas personas que ven señales de difuntos queridos, incluyendo mascotas), no está queriendo imponer esa creencia a nadie. Es cosa de él. Como tuyas son las tuyas y mías las mías.
3) Por supuesto, sí importa al interés público el modo en que un candidato presidencial toma sus decisiones, y en tal sentido basta con ver los nombres que integran los equipos de gobierno que va perfilando Milei para confiar en la racionalidad de sus decisiones.
Pues por mucho que el posible Presidente de la Nación crea tener conversaciones con sus perros, si de esos "diálogos" surgiera algún delirio, como nombrar cónsul a Incitato, los primeros en declararlo insano mental serían Diana Mondino, Alberto Benegas Lynch, Victoria Villarruel y otras personas que, reconocidos todos por su racionalidad, confieren entidad al proyecto de La Libertad Avanza ya que nadie en política se basta por sí mismo. No ha elegido Milei liderar obsecuentes y eso está cada vez más claro a medida que va trascendiendo quienes integran sus equipos.
4) Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", la razón más importante por la que Javier Milei ganó las PASO y se perfila para ganar las generales sin ocultar su peculiar creencia, es que todos vimos las creencias públicas de los otros.
Repasemos:
a) "San Néstor" y el kirchnerismo como religión fanática que se pretende oficial.
b) El "gobierno de científicos" con rigurosas cintitas rojas en las muñecas.
c) El misticismo de Elisa Carrió viendo la mano de la Virgen en los cuadernos de Centeno.
d) El animismo mapuche desafiando al Derecho Argentino por las "visiones" de alguna "machi" para usurpar tierra.
e) La agenda 2030, con la que comulgan los progres, que en nombre de la pluralidad busca uniformar el pensamiento, disciplinar las conductas y suplantar a las religiones.
Podría ampliar las menciones, podría hacer referencias a las mas tradicionales creencias religiosas que desafiando racionalidades sólo se sostienen en actos de fe, podría señalar la banalización de la profundidad religiosa en la superchería común y corriente, podría mencionar el humano deseo de sentirse acompañado por el abrazo de nuestros manes. En fin, podría traer a cuento esas innumerables razones que la razón no acepta pero entiende y sin las cuales la existencia sería un embole. Una vida enteramente matemática, desprovista de fantasías, de poesía, de romanticismo, una vida donde no me conmoviera la canción de Feeed! "Fue por amor" y no me golpeara el alma cantar "soy ese viento que te vuelve a acariciar", pues no sería vida. Tan simple como eso.
Para ser breve, si los que hacen de la política una religión fanática mienten 30.000 desaparecidos, afirman contra toda evidencia que a Santiago Maldonado lo mataron los gendarmes y predican que haciendo lo mismo de siempre estaremos mejor, se entenderá que los perros de Javier Milei, el fantasma de Conan y sus creencias sobre el más allá no asustan a nadie. Ni hay razón para que inquieten.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
