No puedo estar de acuerdo con la opinión que, hoy 28 de Agosto de 2015, sostuvo Marcelo Longobardi en su tradicional editorial para oyentes de "Cada mañana" por Radio Mitre.
A cuento de lo manifestado por Martin Richenhagen, presidente y CEO mundial de Agco, quien calificó de "estúpidas" las retenciones, diciendo que no hay "un negocio libre" para las empresas de su rubro y que se siguen "reglas burocráticas" como "en un régimen socialista, comunista", Longobardi reclamó no aplicar un criterio ideológico para explicar la realidad argentina; ya que: "no confundamos comunismo con imbecilidad que son dos fenómenos totalmente diferentes e inclusive hasta contrapuestos".
Se equivoca Longobardi al no interpretar que el régimen kircherista es un proyecto totalitario con alma comunista, para el cual promover la imbecilidad es parte esencial de la dominación social. La acumulación de poder aunando la suma del poder público no es por empacamiento personal de la Presidente, sino que ese es el proyecto. Todo el proyecto. Derivadas de esa finalidad política, perseguida merced a incentivar odios, resentimiento y cuanta cosa sirva a la irracionalidad colectiva, las consecuencias económicas son necesariamente a contramano de la lógica. El fracaso económico no es una consecuencia indeseada, es como en Venezuela el mecanismo que permite potenciar los controles y la búsqueda de enemigos para consolidar un poder absoluto. Diré una vez más, como lo seguiré diciendo mientras sea necesario, que esto no es otra cosa que el proceso descripto por George Orwell en "Rebelión en la granja" y "1984".
Por esa imbecilidad comunista que viene carcomiendo hasta el desconcierto la identidad cultural de los argentinos, se suceden situaciones que demuestran el deterioro intelectual del país. Voy a dar dos ejemplos, de distinta relevancia pero que hacen al entendimiento de la prédica constante destinada a promover la imbecilidad en todos los ámbitos:
Así la diputada nacional por el Frente Para la Victoria (FPV) Gloria Bidegain, hija del gobernador montonero de la Provincia de Buenos Aires Oscar Bidegain, propone regular los concursos de belleza a efectos de terminar con el "lenguaje monárquico" que implica la elección de reinas y princesas. Sostiene la legisladora del régimen que esa es una forma de propiciar "cambios culturales". Curiosamente, cuando la Presidente de la Nación, contrariando la Constitución Nacional, obró cual monarca absolutista creando por decreto de necesidad y urgencia el Ministerio de Cultura, no surgió de Bidegain ninguna iniciativa para defender la cultura republicana. A la hija del montonero la escandalizan los ribetes monárquicos de las fiestas regionales que eligen su reina, pero sin embargo es una súbdita obediente de nuestra Reina de Facto. Y es que en la visión de los comunistas, lo malo de las monarquías es la honestidad de decir que lo son, los comunistas son iguales pero recurren a otros nombres y así se reservan el poder entre familiares, de padre a hijo como en Corea del Norte, de hermano a hermano como en Cuba, o creando una casta de privilegiados como en Venezuela y Argentina.
Y si por un lado les parece aberrante el lenguaje monárquico, por otro lado aborrecen los uniformes. No ya los uniformes militares, esos que de tan inofensivos sumergen en el sueño del aburrimiento al Ministro de Defensa Agustín Rossi, desde su asunción en el cargo más preocupado por buscar biblioratos de la vieja dictadura que por proveer a la defensa del país. Otro buen ejemplo de la imbecilidad reinante es este posteo visto en Facebook:
El posteo, con evidente intención de generar resentimiento y odio de clases, es autoría de Carlos Kike Muñoz quien, siendo miembro de la organización terrorista Montoneros, en 1978 fue hecho prisionero por la Armada. Actualmente oficia de guía para visitantes en el que fue su lugar de detención, la ex ESMA, circuito turístico montado en el pretendido "Espacio Memoria y Derechos Humanos" que, como parte del aparato de propaganda y control social del régimen, miente en su página web afirmando: "MEMORIA, VERDAD, JUSTICIA. 30.000 DETENIDOS-DESAPARECIDOS PRESENTES". Si realmente quisieran memoria, verdad o justicia no seguirían repitiendo una cifra de fábula. Eso también es comunista. Como lo es el posteo de Muñoz, un esbirro de la dictadura castrista que vencido en los setentas sigue proclamando su subordinación a Fidel Castro, lo cual es coherente siendo que integró una organización de traidores a la Patria que, como apéndice del Estado Cubano tuvo su "comandancia militar" en La Habana, el mismo destino que el dinero mal habido a través de secuestros y extorsiones.
Atento al posteo de Muñoz aclaro, para evitar réplicas absurdas, que nunca tuve servicio doméstico, en parte por razones económicas y principalmente por una cuestión de privacidad. Quizás algún día, si me viera sobrecargado de tareas o con limitaciones de salud, me vea obligado a contratarlo. Ahora bien, Muñoz llama "uniforme discriminante" a la vestimenta provista por el empleador para realizar tareas de limpieza. En su visión de bolchevique resentido esa mujer está siendo degradada, en la mía, liberal, de derecha, reaccionario, unitario, o como sintetiza cualquier zurdo con esa prosa ágil que los caracteriza: "un facho", ese uniforme lo único que indica es que quien lo lleva se gana la vida honestamente.
Comprendo que para los kirchneristas trabajar sea algo que se asemeja a la degradación, pero es lo que hacemos buena parte de los argentinos para vivir. Y trabajar es siempre servir a otro. Raro que tipos que se la pasan pregonando que "La Patria es el otro", se horroricen porque alguien brinde servicios de limpieza a terceros. Hay mucha fantasía en las reducidas cabecitas de los militantes kirchneristas, dominada por los prejuicios y el uso de palabras que no comprenden, aunque se les caigan encima. Por eso no captan que trabajar es servir a otro. Mucho más cuando la ley que regula el Servicio Doméstico no es una norma emanada de la vieja dictadura sino una ley sancionada y promulgada durante la nueva. La Ley Ley 26.844, sobre "Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares", fue sancionada el 13 de Marzo de 2013 y promulgada el 3 de Abril del mismo año. Es una ley kirchnerista y establece que la ropa y elementos de trabajo deberán ser provistos por el empleador, como así también que es deber del empleado "desempeñar sus funciones con diligencia y colaboración". Muñoz llama "garca" al empleador y cree denigrada a la mujer que aparece limpiando el auto en condiciones aceptables. Al estilo de Gustavo Lazzari, apelando a la mezcla de arrabal y potrero, digo: "No caza un fulbo el monto". Para ser parte del servicio doméstico se necesitan virtudes, virtudes de buena gente que dejan a los montoneros a salvo de ese trabajo, en principio confianza. Un empleado doméstico es, esencialmente, alguien que merece la mayor confianza por parte de su empleador. Estoy seguro que nadie en su sano juicio contrataría un montonero para meterlo en su casa, porque aunque pasen los años siempre está latente el riesgo de que te ponga una bomba debajo de la cama o te pegue un tiro por la espalda.
La imbecilidad hace a la esencia del comunismo, por eso no hay en el presente cosa que se parezca más a las monarquías absolutistas que cualquiera de sus dictaduras. Lo grave del asunto es la facilidad con la que han logrado bajar el nivel intelectual de la Argentina, donde hasta un tipo lúcido como Marcelo Longobardi puede pifiar el enfoque.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López
A cuento de lo manifestado por Martin Richenhagen, presidente y CEO mundial de Agco, quien calificó de "estúpidas" las retenciones, diciendo que no hay "un negocio libre" para las empresas de su rubro y que se siguen "reglas burocráticas" como "en un régimen socialista, comunista", Longobardi reclamó no aplicar un criterio ideológico para explicar la realidad argentina; ya que: "no confundamos comunismo con imbecilidad que son dos fenómenos totalmente diferentes e inclusive hasta contrapuestos".
Se equivoca Longobardi al no interpretar que el régimen kircherista es un proyecto totalitario con alma comunista, para el cual promover la imbecilidad es parte esencial de la dominación social. La acumulación de poder aunando la suma del poder público no es por empacamiento personal de la Presidente, sino que ese es el proyecto. Todo el proyecto. Derivadas de esa finalidad política, perseguida merced a incentivar odios, resentimiento y cuanta cosa sirva a la irracionalidad colectiva, las consecuencias económicas son necesariamente a contramano de la lógica. El fracaso económico no es una consecuencia indeseada, es como en Venezuela el mecanismo que permite potenciar los controles y la búsqueda de enemigos para consolidar un poder absoluto. Diré una vez más, como lo seguiré diciendo mientras sea necesario, que esto no es otra cosa que el proceso descripto por George Orwell en "Rebelión en la granja" y "1984".
Por esa imbecilidad comunista que viene carcomiendo hasta el desconcierto la identidad cultural de los argentinos, se suceden situaciones que demuestran el deterioro intelectual del país. Voy a dar dos ejemplos, de distinta relevancia pero que hacen al entendimiento de la prédica constante destinada a promover la imbecilidad en todos los ámbitos:
Así la diputada nacional por el Frente Para la Victoria (FPV) Gloria Bidegain, hija del gobernador montonero de la Provincia de Buenos Aires Oscar Bidegain, propone regular los concursos de belleza a efectos de terminar con el "lenguaje monárquico" que implica la elección de reinas y princesas. Sostiene la legisladora del régimen que esa es una forma de propiciar "cambios culturales". Curiosamente, cuando la Presidente de la Nación, contrariando la Constitución Nacional, obró cual monarca absolutista creando por decreto de necesidad y urgencia el Ministerio de Cultura, no surgió de Bidegain ninguna iniciativa para defender la cultura republicana. A la hija del montonero la escandalizan los ribetes monárquicos de las fiestas regionales que eligen su reina, pero sin embargo es una súbdita obediente de nuestra Reina de Facto. Y es que en la visión de los comunistas, lo malo de las monarquías es la honestidad de decir que lo son, los comunistas son iguales pero recurren a otros nombres y así se reservan el poder entre familiares, de padre a hijo como en Corea del Norte, de hermano a hermano como en Cuba, o creando una casta de privilegiados como en Venezuela y Argentina.
Y si por un lado les parece aberrante el lenguaje monárquico, por otro lado aborrecen los uniformes. No ya los uniformes militares, esos que de tan inofensivos sumergen en el sueño del aburrimiento al Ministro de Defensa Agustín Rossi, desde su asunción en el cargo más preocupado por buscar biblioratos de la vieja dictadura que por proveer a la defensa del país. Otro buen ejemplo de la imbecilidad reinante es este posteo visto en Facebook:
El posteo, con evidente intención de generar resentimiento y odio de clases, es autoría de Carlos Kike Muñoz quien, siendo miembro de la organización terrorista Montoneros, en 1978 fue hecho prisionero por la Armada. Actualmente oficia de guía para visitantes en el que fue su lugar de detención, la ex ESMA, circuito turístico montado en el pretendido "Espacio Memoria y Derechos Humanos" que, como parte del aparato de propaganda y control social del régimen, miente en su página web afirmando: "MEMORIA, VERDAD, JUSTICIA. 30.000 DETENIDOS-DESAPARECIDOS PRESENTES". Si realmente quisieran memoria, verdad o justicia no seguirían repitiendo una cifra de fábula. Eso también es comunista. Como lo es el posteo de Muñoz, un esbirro de la dictadura castrista que vencido en los setentas sigue proclamando su subordinación a Fidel Castro, lo cual es coherente siendo que integró una organización de traidores a la Patria que, como apéndice del Estado Cubano tuvo su "comandancia militar" en La Habana, el mismo destino que el dinero mal habido a través de secuestros y extorsiones.
Carlos Muñoz, en su foto de perfil con la Reina de Facto y en su portada el tirano Fidel Castro. |
Atento al posteo de Muñoz aclaro, para evitar réplicas absurdas, que nunca tuve servicio doméstico, en parte por razones económicas y principalmente por una cuestión de privacidad. Quizás algún día, si me viera sobrecargado de tareas o con limitaciones de salud, me vea obligado a contratarlo. Ahora bien, Muñoz llama "uniforme discriminante" a la vestimenta provista por el empleador para realizar tareas de limpieza. En su visión de bolchevique resentido esa mujer está siendo degradada, en la mía, liberal, de derecha, reaccionario, unitario, o como sintetiza cualquier zurdo con esa prosa ágil que los caracteriza: "un facho", ese uniforme lo único que indica es que quien lo lleva se gana la vida honestamente.
Comprendo que para los kirchneristas trabajar sea algo que se asemeja a la degradación, pero es lo que hacemos buena parte de los argentinos para vivir. Y trabajar es siempre servir a otro. Raro que tipos que se la pasan pregonando que "La Patria es el otro", se horroricen porque alguien brinde servicios de limpieza a terceros. Hay mucha fantasía en las reducidas cabecitas de los militantes kirchneristas, dominada por los prejuicios y el uso de palabras que no comprenden, aunque se les caigan encima. Por eso no captan que trabajar es servir a otro. Mucho más cuando la ley que regula el Servicio Doméstico no es una norma emanada de la vieja dictadura sino una ley sancionada y promulgada durante la nueva. La Ley Ley 26.844, sobre "Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares", fue sancionada el 13 de Marzo de 2013 y promulgada el 3 de Abril del mismo año. Es una ley kirchnerista y establece que la ropa y elementos de trabajo deberán ser provistos por el empleador, como así también que es deber del empleado "desempeñar sus funciones con diligencia y colaboración". Muñoz llama "garca" al empleador y cree denigrada a la mujer que aparece limpiando el auto en condiciones aceptables. Al estilo de Gustavo Lazzari, apelando a la mezcla de arrabal y potrero, digo: "No caza un fulbo el monto". Para ser parte del servicio doméstico se necesitan virtudes, virtudes de buena gente que dejan a los montoneros a salvo de ese trabajo, en principio confianza. Un empleado doméstico es, esencialmente, alguien que merece la mayor confianza por parte de su empleador. Estoy seguro que nadie en su sano juicio contrataría un montonero para meterlo en su casa, porque aunque pasen los años siempre está latente el riesgo de que te ponga una bomba debajo de la cama o te pegue un tiro por la espalda.
La imbecilidad hace a la esencia del comunismo, por eso no hay en el presente cosa que se parezca más a las monarquías absolutistas que cualquiera de sus dictaduras. Lo grave del asunto es la facilidad con la que han logrado bajar el nivel intelectual de la Argentina, donde hasta un tipo lúcido como Marcelo Longobardi puede pifiar el enfoque.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López