Aunque es un desconocido para la mayoría de los argentinos, Hernán Lorenzino figura como Ministro de Economía en el Gabinete de la Presidente Cristina Fernández. La razones por las que muy pocos retienen el nombre del Ministro de Economía son dos. La primera se aplica a todo el Gabinete ministerial, pues siendo que el kirchnerismo ha devenido régimen con desesperación por concentrar la suma del poder público hasta imponer una "Cristina eterna", está claro para todo el mundo que el gobierno es ella y un montón de obsecuentes cuyos nombres ni vale la pena retener. La segunda razón es específica del área que debería conducir Lorenzino, pues a nadie se le escapa que el real Ministro de Economía del país es (desde hace muchos años) el patotero Guillermo Moreno.
Recuérdese el gesto del Secretario de Comercio, intimidando al entonces Ministro de Economía Martín Losteau pasándose la mano por el cuello a modo de decapitación. Una gráfica muestra de poder explícito. Ese sujeto, una mala copia de El Padrino, es quien guía la economía del país.
En cierto modo, el papelón de ver al formal Ministro de Economía balbuceando, atribulado, no encontrando un punto en el que fijar sus ojos y pidiendo cortar el reportaje con una periodista griega, argumentando para ello que: "la verdad, hablar sobre estadísticas de inflación en la Argentina, es complejo", es algo que no habla enteramente mal de él. Sin dudas quien así obra está lidiando con su conciencia. Tiene conciencia, eso ya lo coloca un escalón por encima del patotero que le mueve los hilos. Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", esa incapacidad de Lorenzino para sostener tantas mentiras sea la reacción rebelde de alguna virtud suya.
Lorenzino se quiere ir. Quizá su conciencia le advirtió que en caso de quedarse se van a ir todos juntos a la cárcel. Es la inconveniencia de tener conciencia siendo ministro del régimen.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López