Escucho a dirigentes políticos que se etiquetan de peronistas decir por distintos medios que Argentina está en situación de "pre peronismo" y no puedo creer el grado de miseria intelectual masiva que esa sola afirmación supone.
Este no es un posteo político, es sociológico, porque relatar la realidad para un auditorio que puede llegar a comprar el discurso del "pre peronismo", cuya única finalidad es habilitar otra reconversión del fracaso peronista, supone una sociedad idiotizada sin remedio.
Esta no es una Argentina pre peronista, esta es la Argentina del pos peronismo, un peronismo que perdió identidad por pragmatismo en la ambición de poder y que finalmente caducó, se extinguió, carcomido por la infiltración castrista al Movimiento Peronista.
No tiene caso buscar peronismo porque ya no existe, el kirchnerismo que es la fase superior del entrismo marxista lo convirtió en una "sutura de orto"; para decirlo con la elegancia de los tiempos que corren. Podrán juntarse algunos peronistas de buena fe, que aunque son pocos todavía sobreviven al ocaso del Justicialismo con el Partido Justicialista alineado con el Partido Comunista Chino, pero ya no ha de resucitar ningún cadáver embalsamado.
Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", la caducidad del peronismo venga a significar tambien el fin de la necrofilia política, porque -preciso es decirlo- la oportuna muerte de Néstor Kirchner no le dio trascendencia al cadáver, sólo liberó de su yugo a la misma corrupción por el engendrada que lo guardó en el faraónico mausoleo.
Los muertos ya no hacen política. Dejaron de ser útiles. Eso es un cambio que trae la modernidad como un efecto tal vez positivo de la liviana fugacidad que atrae a los nacidos en este siglo, concientes tal vez que las generaciones en el poder no les ofrecen ningún futuro. También se lo han robado.
Así que cuando alguien te diga que estamos en situación de "pre peronismo", no tengas ninguna duda que estás ante un reverendo hijo de puta que quiere negar el pos peronismo.
No es política, es sociología...
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.