Rosendo Fraga, acaso el más lúcido analista político de la Argentina, sostuvo que la premisa que parece guiar el andar de Daniel Scioli por la vida pública argentina es "confrontar nunca, retroceder jamás".
Interesante definición para un político que se mantiene en cargos electivos, pero al que vimos pisoteado y sacudido igual que un felpudo desde 2003 a hoy. El primer desaire público fue el 19 de Agosto de 2003, cuando el entonces Presidente Néstor Kirchner, después de haber barrido del área de Turismo a los colaboradores de Scioli, dejó plantado a su Vicepresidente tras hacerlo esperar tres horas en la Casa Rosada.
Allí Scioli bajó la cabeza y se sometió por entero a la voluntad del kirchnerismo. A tal punto que la canción de Turf "Loco un poco", si bien es del año 2001 y en su momento fue promocionada por Daniel Hadad en lo que algunos interpretaron casi como una confesión de su falta de escrúpulos, pareciera hoy estar hablando de Scioli, o al menos haberlo inspirado en su actuar, cuando dice:
"Simulando, sonriendo
sin saber que estás diciendo.
sucia la conciencia
pero claro el porvenir
porque ya está por venir".
La triste gracia del asunto es que Néstor Kirchner y Cristina Fernández lo han usado a su antojo, como un peón de su estrategia, promoviéndolo al simple efecto de dejar creer en sectores de la oposición que alguna vez podría rebelarse. Es decir, le han dado soga, poca, apenas la necesaria para generar una falsa ilusión opositora. Es que su carácter no confrontativo sirve para cobijar a los que creen que, si se depuran los gestos autoritarios, todavía podría haber algo rescatable en el kirchnerismo. Scioli es así el caballo de Troya kirchnerista. En el peronismo disidente hay quienes siguen esperando que, así como rompe el Perito Moreno, ruidosamente Scioli rompa con el kirchnerismo. No va a pasar.
Scioli, lo único que representa es el cinismo como arte político, posiblemente aprovechando la soledad del baño lea a escondidas "El Príncipe" de Nicolás Maquiavelo. Si tuvo convicciones las dejó morir en pos de su permanencia en el poder, si tuvo una ética la aplastó con su obsecuencia, y si tuvo coraje lo transformó en desvergüenza.
Mientras Scioli perdura, soñando con mudar el traste al Sillón de Rivadavia, la Provincia de Buenos Aires padece una situación fiscal de eterna crisis, agravada por los discriminatorios desfasajes de la coparticipación federal y la grosera desactualizacion del Fondo del Conurbano Bonaerense. Es que desde el 2003 en adelante la Provincia de Buenos Aires ha sido sistemáticamente perjudicada por la discrecionalidad del Gobierno Nacional en el manejo de fondos.
Lejos de ponerse al frente del reclamo por la dignidad y calidad de vida de los bonaerenses, finalizando el 2012 y al ser entrevistado por Página/12, el gobernador Daniel Scioli se limitó a reconocer que el problema estructural de la Provincia "tiene que ver con la coparticipación y con el congelamiento del Fondo del Conurbano" y que "si cualquiera de las dos estuvieran actualizadas, la provincia tendría superávit". Es decir, sabe que desde la Nación se desvían fondos que corresponden a la Provincia, pero en lugar de plantarse se somete una vez más. El Gobernador no defiende los intereses bonaerenses, sino que los subordina a su proyección política, y ello luego que el 11 de Julio de 2012, sin mucha sutileza, la Presidente Fernández le reprochara su falta de gestión y administración eficiente en la Provincia de Buenos Aires.
Así es muy claro que pueda decir esta frase que lo describe en todo su cinismo: "Tengo diferencias con Cristina y me llevo bárbaro". Obvio que se lleva bien, ella manda y él obedece, las diferencias que dice tener quedan pour la galerie.
Su apuesta al futuro, ese que cree está por venir, es seguir simulando, sonriendo con la conciencia sucia, y ser más de lo mismo pero con mejores modales; cualquier perro es feliz cuando dejan de golpearlo. Scioli sólo llegará a Presidente si ningún sector de la oposición republicana es capaz de mostrar un proyecto superador del mal llamado modelo K. Él es el candidato de la vieja política y los que, opositores o kirchneristas, no son capaces de generar una idea. Llegado a la Presidencia hará lo que tantos hicieron antes, improvisar, y se sabrá al fin dueño de las decisiones cuando los tacos de los granaderos suenen por él. Entonces revelaremos el enigma Scioli y quizá sepamos qué es lo que verdaderamente piensa.
Lo grave es que la República merece algo mejor, un proyecto serio y una dirigencia digna.
Lo grave es que la República merece algo mejor, un proyecto serio y una dirigencia digna.
Mientras tanto Scioli espera, pacientemente; simula, sonríe, sucia la conciencia pero claro el porvenir. Apuesta al fracaso de las ideas, y no es el único.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López