jueves, 15 de agosto de 2024

PABLO JULIANO, DIPUTADO DE LA CÁMPORA.

 
Le sienta la estetica camporista al diputado nacional de la UCR
Pablo Adrián Juliano

No. El diputado nacional Pablo Adrián Juliano no integra la bancada kirchnerista ni milita en La Cámpora, formalmente revista en el bloque de la Unión Cívica Radical. Pero podría. Bien que podría, por sus expresiones en el recinto de la Cámara Baja, ser uno más de La Cámpora. Y ese es el punto.

No es raro, ciertamente, porque Juliano está alineado con Facundo Manes, quien al igual que Martín Lousteu tiene más de kirchnerista que de radical. Son, como Horacio Rodríguez Larreta en el PRO y tanto tibio por todas partes, guardianes progres de la corrección política kirchnerista.

Y así como María Eugenia Vidal, siendo gobernadora bonaerense, envió a sus levantabrazos de la legislatura a votar el proyecto del Frente para la Victoria de hacer obligatoria por ley la mentira de los 30.000 desaparecidos, los progres del radicalismo se apresuran a correr en auxilio de la subversión cultural del kirchnerismo cada vez que sus relatos quedan expuestos como falsedades.

El desconocimiento de la historia que argumentó la diputada Lourdes Arrieta, queriendo justificarse por lo que no tenía que justificarse, aparece también (pero con pretensión de saber) en el diputado Juliano quien, diciéndose radical, desconoce la historia de su partido. Nacido en 1988, Juliano haría bien en indagar sobre la vieja tradición motinera del radicalismo, su posterior participación en distintos golpes de Estado, y en particular los vínculos entre la Unión Cívica Radical y el Proceso de Reorganización Nacional. Y cabe recordar al diputado Juliano que Raúl Alfonsín promovió el enjuiciamiento de las cúpulas militares, pero también el de las comandancias terroristas. Más aún, tal vez por ser apenas un crío en esa época (esa excusa tan de moda), no entienda Juliano que los alzamientos carapintadas lejos de buscar destituir al Presidente Alfonsín procuraban algún mecanismo para fortalecer la República superando el pasado, el cual fue la Ley de Obediencia Debida, promulgada por Alfonsín al igual que la anterior Ley de Punto Final. El mismo Alfonsín al que terroristas del ERP reconvertidos en MTP intentaron derrocar atacando al cuartel de La Tablada. Y allí estuvo el Presidente Alfonsín, custodiado por militares que acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", hayan sido carapintadas observando a los terroristas abatidos en el combate. Una escena curiosa si se evocan los lazos de Alfonsín con el ERP.



Todo esto demostró ignorar el diputado Juliano durante su intervención en la sesión del 14 de agosto de 2024, cuando hizo uso de la palabra planteando una absurda cuestión de privilegio contra los diputados de La Libertad Avanza que visitaron, en el Penal de Ezeiza, a presos del más escandaloso prevaricato de la historia judicial argentina que son las farsas conocidas como "juicios de lesa". Llamativamente Juliano es abogado egresado de la Universidad de La Plata y se supone que a diferencia de Cristina Fernández puede exhibir su título, sin embargo no dijo una sola palabra sobre el prevaricato sistematizado desde 2003.

Por el contrario, dedicó Juliano su tiempo de oratoria a repetir en su discurso las mismas falacias que si hablara por La Cámpora.

Comenzó calificando de "triste" la visita de los diputados al Penal de Ezeiza. ¿Conocerá el diputado Juliano las atribuciones que la Constitución Nacional confiere a los diputados? Arriesgaría que no.

Luego, inmediatamente, calificó de "genocidas" a los detenidos. ¿Conocerá el diputado radical/camporista el significado jurídico del término "genocidio"? Arriesgaría que no. 

Para seguir por la senda del dislate, consideró que no es casual que esas visitas ocurran al tiempo que se modifica por decreto el Sistema de Inteligencia. ¿Conocerá el diputado Juliano la función del Sistema de Inteligencia Nacional? Arriesgaría que no. 

Tras cartón expuso su oposición a la prisión domicilaria de los presos visitados repitiendo uno de los clichés mejor instalados por la propaganda de la izquierda filoterrorista; que Alfredo Astiz es el rostro de las atrocidades cometidas. ¿Conocerá el diputado Juliano que fue el jefe del ERP, Mario Santucho, quien calculaba tener que matar un millón de argentinos para imponer el socialismo? Arriesgaría que no. 

Un millón, no 30.000 que son 6.000. Un millón, el paroxismo de todas las atrocidades. Como fueron atrocidades los secuestros, homicidios, atentados con bombas, copamientos de ciudades, ataques a cuarteles, etc. con los que tanto Montoneros como el ERP pretendieron doblegar por la vía del terror a los argentinos.   

Casi como una broma de humor negro satirizando al Alfonsín que recitaba el Preámbulo de la Constitución Nacional, expuso Juliano su postura contraria a la libertad de expresión. Lógico de su parte, porque son conocidos los intentos del kirchnerismo por blindar las mentiras de sus relatos con leyes mordaza acusando de "negacionistas" a todos los que se niegan a repetir sus mentiras. Y todos vimos en 20 años lo mucho que los kirchneristas respetan la Constitución Nacional. Pero además, ¿Conocerá el diputado Juliano que si nuestros militares no vencían al terrorismo castrista la Constitución Nacional no tendría hoy ninguna vigencia? Arriesgaría que no. 

Cree saber Juliano, a diferencia de la impresentable Arrieta, lo que o ocurrió en el país antes de su nacimiento en 1988. Pero citando como fuente de tal conocimiento a Google insiste con que quienes están presos son "genocidas". ¿Conocerá el diputado Juliano la jactancia necrofílica de la conducción de Montoneros por la muerte de su propia tropa? Arriesgaría que no.

En su repetición automática del cassette con el relato kirchnerista, asevera con voz de ímpetu convencido que los presos del prevaricato "están encerrados porque atentaron contra el sistema democrático", y en términos de alfonsinismo dramático añadió que no saber distinguir entre una dictadura y una democracia es no saber distinguir entre la vida y la muerte. Poético, claro, pero la historia trae muchos ejemplos de dictaduras que fueron necesarias para poner fin a la anarquía, como la de Juan Manuel de Rosas en 1829. Cabe observar que el Artículo 29 de la Constitución Nacional recepta esa experiencia juzgándola negativa, pero no por ser una dictadura, sino por haber aunado la suma del poder público. Y aunque es contrafáctico, resulta razonable decir que tal artículo posiblemente no existiría si Rosas no hubiera pretendido eternizarse en el poder. Porque no todas las dictaduras terminan siendo iguales, hay dictaduras que tienen como propósito llegar a la democracia, y hay otras, como la dictadura cubana implantada por Fidel Castro en 1959 que se pretenden eternas. No es difícil entonces, entender que así como el General Augusto Pinochet -mucho más dictador que cualquiera de los nuestros- devolvió a Chile la convivencia democrática que se había perdido por injerencia cubana en 1973, a modo de contraparte la dictadura cubana sigue existiendo y se ha expandido colonizando a Venezuela y Nicaragua. ¿Conocerá el diputado Juliano que la "Comandancia Militar de Montoneros" funcionó entre 1978 y 1982 en La Habana, dentro de oficinas del servicio de Inteligencia exterior de la tiranía? Arriesgaría que no.

Entonces, por mucho que Juliano en su banca actúe para la tribuna alzando la voz con gestos ofuscados clamando que "las dictaduras siempre son lo mismo", claramente no lo son. Y tal vez no lo sepa el diputado Juliano porque nació en 1988, cuando las organizaciones terroristas dirigidas desde Cuba contra la Nación Argentina ya habían sido vencidas por los hombres que hoy están presos, que son ni más ni menos (mal que le pese) los que ganaron su libertad. De no haber sido así lo único que conocería sería la dictadura de Mario Eduardo Firmenich (hoy libre y asesorando al dictador Ortega en Nicaragua) o de cualquier otro "demócrata" por el estilo. ¿Conocerá el diputado Juliano los Partes de Guerra que publicaban tanto Montoneros como el ERP? Arriesgaría que no.

Finalmente el punto más delirante y vergonzoso en las palabras del Pablo Adrián, fue afirmar la existencia de un "pacto democrático" que estaría siendo desconocido por la visita de los diputados a los presos del prevaricato alojados en Ezeiza. Llamar "pacto democrático" al prevaricato más alevoso de la historia judicial argentina creado como cortina de la corrupción K es un insulto a la Constitución Nacional, a la democracia y al más elemental sentido de la decencia. ¿Conocerá el diputado Juliano que la Constitución Nacional fue pensada y escrita para ser la ley suprema de la Nación Argentina y amparar con sus preceptos a todos los argentinos? Arriesgaría que no.

Sería pretencioso de mi parte querer enseñar historia y Derecho al joven abogado Juliano. No tengo vocación docente y a veces se necesita mucha. Baste decir que su argumentación en el Congreso desconoce tanto la historia como el Derecho.

Los 70's se pueden discutir en varios planos. Podemos polemizar sobre las causas del golpe, su conveniencia o no, el desarrollo de la Guerra Sucia, sus consecuencias políticas, etc. Lo que no es admisible hoy es justificar con los 70's el prevaricato sistematizado desde 2003.

La diferencia entre defensores y mercaderes de derechos humanos es que los defensores buscan alcanzar y sostener la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional, haciendo que sus obligaciones, derechos y garantías rijan para todos, en cambio los mercaderes sólo buscan estafar al Estado manteniendo privados de sus derechos constitucionales a cualquiera que les permita lucrar. Y ese fraude del que es parte la estafa con los desaparecidos es lo que intentan preservar los kirchneristas y sus aliados.


El prevaricato sistematizado desde el año 2003, creado como cortina para la corrupción K, que mantiene privados de sus derechos constitucionales a los vencedores del terrorismo castrista, atenta contra la supremacía de la Constitución Nacional y nos niega a todos la posibilidad de un Poder Judicial honorable.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha, 
un liberal que no habla de economía.






¿Qué es la Derecha?

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La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

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