La coronación del Rey Carlos en el Reino Unido de Gran Bretaña ha dado motivo a distintas expresiones de vulgar patrioterismo cargado de emotividad e ignorancia.
Ciertamente desde esta latitud y a ojos de cualquiera, la ceremonia, vestimenta y coronas de la pareja real, ofreció una estética de carnaval que choca con la ilusa idea de nuestra modernidad.
Largo y absurdo sería traer a estos renglones la sarta de comentarios que pretenden mofarse del "atraso" en los británicos por sostener hoy, en el Siglo XXI (y dicen Siglo XXI como si este siglo fuera menos ridículo que otros) una monarquía.
Pero si las formas son risibles, el fondo de la cuestión es admirable.
Las naciones que perduran a través de los siglos son aquellas que logran valorar sus tradiciones como afirmación de su identidad, y que exhiben con ellas y en el respeto a sus propias normas, que eso es el ejercicio de la soberanía, su voluntad de ser y prevalecer.
Lejos de ser risible, esa monarquía, constitucional desde la sanción de la Carta Magna en 1215, exhibe la voluntad de ser y prevalecer de los británicos.
Por esa razón y a contrario de lo que muchos parecen querer demostrar, cuando alguien entre nosotros supone que de alguna manera -para mí inentendible- contribuye a la causa de Malvinas intentando ridiculizar las instituciones británicas, que funcionan ininterrumpidamente desde hace más de mil años, siento que se le falta el respeto a nuestros combatientes.
¿De verdad alguien puede creer y/o manifestar que perdimos una guerra contra un enemigo patético? Si los que nos ganaron son un país ridículo, atrasado y en decadencia porque no son "democráticos" sino súbditos de un monarca, entonces, pregunto: ¿Qué vendríamos a ser nosotros?
Patético y ridículo es que Argentina mantenga presos a combatientes de la Guerra de Malvinas por haber combatido y vencer en la anterior guerra contra el terrorismo castrista.
Patético y ridículo es que gobiernen Argentina quienes falsean nuestra historia pretendiendo, poco menos, que comenzó el 25 de Mayo de 2003.
Patético y ridículo es que desde 1982 a la fecha no hayamos sabido fortalecer la voluntad de ser y prevalecer de la Nación Argentina.
Patético y ridículo es que debiendo ser una República, haya aquí menos ciudadanos que súbditos voluntarios de reyes sin corona, que repiten como loros y aplauden como focas lo que sea que sus líderes propongan.
Patético y ridículo es creernos capaces de criticar a otros cuando no somos capaces de defender nuestro territorio porque estamos perdiendo identidad y con ello la voluntad de ser y prevalecer.
Patético y ridículo es que nuestra cultura, educación e intelecto hayan caído al punto de no comprender textos ni contextos.
Patético y ridículo es el modo en que vivimos los argentinos.
Patético y ridículo es la ignorancia del patrioterismo usurpando el sitial que corresponde a la sabiduría del patriotismo.
Y nadie se equivoque. Estoy plenamente convencido que el sistema republicano es mejor que la monarquía y el que mejor responde a la dignidad de los libres.
Es sólo que antes de mirar con ojos burlones a los demás, como en este caso a los británicos con su historia, tradición e instituciones, prefiero -y preferiré siempre- mirar con ojos severos nuestra propia realidad, en la que, camino a olvidar nuestra voluntad de ser prevalecer, perdiendo historia, tradición e instituciones, estamos ya al borde de quedarnos sin Patria.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.