martes, 29 de mayo de 2012

PÁGINA/12 Y YO, la feliz experiencia de leer un diario infeliz.





En 25 años de existencia Página/12 me ha hecho reír a diario, al punto de considerar a Daniel Paz y a Rudy como los dos mejores humoristas gráficos de la República Argentina. Sencillamente geniales.

Y ahí termina casi todo lo bueno que al paso del tiempo conserva Página/12. Hubo un tiempo en que su títulos de tapa eran hermosas creaciones, aunque -claro- nunca fue libre de verdad. Hoy esa creatividad se esfumó y lo que queda, siendo ya un genuflexo órgano de difusión oficialista, apenas sobrepasa el nivel de El Argentino.

Sí, no hay mucha diferencia entre leer a Jorge Giles y a Horacio Verbitsky; la berreta grandilocuencia de uno y lo tortuoso del otro logran el mismo efecto: casi nadie resiste llegar al final de un artículo firmado por ellos. 

Como todo negocio, Página/12 siempre tuvo dueño. Ahora la genuflexión se nota mucho más por el estilo de vulgar obsecuencia que le impuso el kirchnerismo, pero siempre fue un diario de collar, es decir: igual a un perro llevado por la mano de su amo.

Desde el origen la tinta de Página/12 tuvo esa mugre de lo espurio. En su libro "Memorias de Enrique Gorriarán Merlo De los setenta a La Tablada", (Editorial Planeta - 2003 - págs. 496 a 498), el 'bueno' de Haroldo cuenta que el Movimiento Todos por la Patria (MTP) fue el sostén financiero del proyecto que alumbró el entonces joven Jorge Lanata mientras grababa entrevistas sobre los '70 a dos joyitas del ERP: Francisco "Pancho" Provenzano -luego abatido en La Tablada- y Hugo "Biafra" Soriani. En ese contexto "comenzaron a imaginar la posibilidad de sacar un periódico de contrainformación, que diera una visión alternativa de las noticias que se publicaban en los medios tradicionales e incorporara otras que estos evitaban tratar". Para el financiamiento Provenzano buscó a un ex camarada del PRT-ERP, Fernando Sokolowicz, y así Página/12 comenzó a publicarse; al poco tiempo se sumó al proyecto Roberto "Gato" Felicetti. Desde luego que así como los apátridas del MTP invocaban a la "Patria" para ocultar sus propósitos antiargentinos, también escondían al público su participación en Página/12 por considerar "contraproducente" que se supiera quienes eran los ideólogos del diario.

Más allá de las memorias de un despreciable terrorista, cuya palabra no puede ser tomada como moneda de ley, el hecho es que, antes y después del ataque al cuartel de La Tablada, los criminales del autodenominado Movimiento Todos por la Patria (MTP) se sirvieron del diario para promocionarse y justificarse. Lo mismo de siempre con el zurdaje armado: primero salen a alardear de ser los más malos del barrio y cuando reciben la paliza se disfrazan de víctimas.

Y es que Página/12, sin importar quienes sean sus dueños, es desde el vamos puramente desperdicio, un resto de madera podrida flotando en la mar después del naufragio. Y ese es su atractivo, el morbo en los ojos del lector, lo que uno disfruta ¿para qué negarlo? Basta ver en sus páginas, a través del repetido álbum con fotitos de los desaparecidos publicadas en formato de solicitadas, nombres de delincuentes terroristas que integraron las organizaciones armadas de la mal recordada década del '70 para comprender que el diario siempre será un resto de aquel naufragio. Me alegra eso, significa que la dictadura eterna que soñaron los guerrilleros del ERP o de Montoneros nunca más tendrá chance de amenazar la vida y libertad de los argentinos. Nunca más.

El camino recorrido por Página/12, desde la plata sucia de Gorriarán hasta el kirchnersimo actual, es la demostración de un acierto izquierdista: el de poner el eje de la batalla cultural en el falseamiento de la historia reciente con la negación de la guerra fratricida. Así, sin ocultar su simpatía por el régimen castrista, Página/12 repite sin pausa que los desaparecidos fueron 30.000, que hubo un sólo bando malvado integrado por los "genocidas" de la represión estatal, que Rodolfo Walsh fue un periodista ejemplar y que Juan Gelman es un poeta que inocentemente se convirtió en víctima del terrorismo de Estado.

No le ha ido mal a Página/12. Y sin embargo es un diario profundamente infeliz pues por mucho que la izquierda insista en tergiversar la realidad saben que esta democracia no tiene nada que ver con la dictadura eterna que querían sus idolatrados -y también exagerados- "30.000" (¿cerca de 8.000 no es suficiente tragedia?), y se nota que les duele; por eso para alguien de derecha la lectura del Página/Bolche es siempre una experiencia feliz.

La verdad, pese a tanto esfuerzo por desfigurarla, aflora en sus entrelíneas. Como el día que Atilio Borón escribió para Cecilia Pando y su razonamiento en pro de la dictadura castrista dejó en claro la traición a la Patria que en los años de plomo significó pertenecer a Montoneros o al ERP.

En fin, hay cosas que nunca se leerán en Página/12, cosas vedadas como preguntarle a Juan Gelman sobre su responsabilidad como apologista de Firmenich y captador de "estúpidos imberbes" que fueron carne de cañón de Montoneros. Shhhhh! de eso no se habla... Del idealismo de poner bombas hasta debajo de las camas tampoco.

Seguramente Página/12 no publicará este artículo, como tampoco publicó mi respuesta a Borón ni otra que le dediqué a María Moreno por una nota mala leche sobre Dominguito Sarmiento, pero ello no impedirá mi festejo por los 25 años del diario, ni que al estilo de Lucio Arce le siga deseando "nada más que lo mejor".

Ello así porque Página/12 entretiene, todavía me brotan carcajadas al recordar la contratapa en la que Sandra Russo contaba su problema existencial de vestirse como una militante si no era una militante, asunto que trataba en sus primeras sesiones de psicoanálisis -durante la dictadura, claro-. Ay Sandrita... ¡Qué aparato!



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López








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Ariel Corbat

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