lunes, 11 de marzo de 2024

REGIÓN PATAGONIA, realidad y fantasías varias.

En mérito a la claridad vayamos por orden. 

1.- EL PROCESO DE REGIONALIZACIÓN PATAGÓNICA

La aspiración de las provincias patagónicas de integrarse como región es de larga data. En función de la problemática común del "desierto", como en 1966 todavía refería a la región el gobernador neuquino Felipe Sapag, se pensaba en potenciar el federalismo y comenzaron a darse pasos hacia la regionalización conservando cada provincia su identidad e integridad.

El 1° de Noviembre de 1991 se conformó el Parlamento Patagónico, al que debe referirse como un antecedente directo para que en 1994, reforma constitucional mediante, se introdujera al texto de la Constitución Nacional el Artículo 124, por el cual "Las provincias podrán crear regiones para el desarrollo económico y social y establecer órganos con facultades para el cumplimiento de sus fines y podrán también celebrar convenios internacionales en tanto no sean incompatibles con la política exterior de la Nación y no afecten las facultades delegadas al Gobierno federal o el crédito público de la Nación; con conocimiento del Congreso Nacional. La ciudad de Buenos Aires tendrá el régimen que se establezca a tal efecto".

Si bien me opuse en su momento al Pacto de Olivos y a la convocatoria a la Convencional Constituyente, (y soy crítico del resultado de esa "malreforma") no tengo objeciones al Artículo 124. La regionalización es una herramienta útil para el desarrollo económico de las provincias y en un país extenso como el nuestro el desarrollo económico contribuye indudablemente a la afirmación de la soberanía nacional, lo cual es particularmente de interés para el caso de la Patagonia. 

Siendo la recuperación de la efectiva soberanía del Atlántico Sur un objetivo nacional, formalizado como tal en la Primera de las disposiciones transitorias de la Constitución Nacional, entiendo que materializar la potencialidad económica de la Patagonia es mucho más importante que tener barcazas de desembarco (que también hay que tenerlas, claro). La Nación Argentina desarrollándose económicamente también podrá incrementar su capacidad militar, no porque pensemos en ir a la guerra, sino porque el respaldo de la diplomacia finalmente son tanto la certeza de las palabras como los fierros para sostenerlas. El descrédito argentino frente al mundo por política pendulares y erráticas, tanto como el lamentable estado del Servicio Exterior  de la Nación y de las Fuerzas Armadas, son evidencia de lo lejos que estamos de ser un país serio. Por lo cual hay que cobrar conciencia, humildemente, que se requieren constantes esfuerzos a muy largo plazo. 

Con el nuevo encuadre constitucional, el 26 de Junio de 1996, los gobernadores de las Provincias de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, José Arturo Estabillo; de Santa Cruz, Néstor  Kirchner; de Chubut, Carlos Maestro; de Río Negro,  Pablo Verani; del Neuquén (representado por el vicegobernador Ricardo Corradi); y de La Pampa Rubén Hugo Marín, firmaron el "Tratado Fundacional de la Región de la Patagonia", también conocido como Tratado de Santa Rosa.

La creación de la REGIÓN PATAGONIA satisfizo antes que nada el deseo de los políticos pampeanos para que se reconozca a La Pampa como provincia patagónica estatus que, hasta entonces, era controversial porque se entendía que integraba con Buenos Aires la región pampeana.

Luego de 1996 no hubo mayores avances en la iniciativa regional, por lo que aquel Tratado de Santa Rosa, con esas seis provincias históricamente no preexistentes que fueron territorios nacionales, quedó en una suerte de limbo declamativo más allá de un cierto entendimiento teórico.

Extrañamente, o no, la llegada de Néstor Kirchner a la Presidencia de la Nación no significó ningún avance para la REGIÓN PATAGONIA. Más aún, durante el régimen kirchnerista la situación de la Provincia de Santa Cruz mostró una constante decadencia y bajo gobernación de Alicia Kirchner llegó a insinuarse inviable por las dificultades para pagar los sueldos de la abultada plantilla estatal. Ello se aprecia particularmente grave en el deterioro educativo de la Provincia, que en 2023 perdió por conflictos gremiales 60 días de clase y donde se llegó al delirio de pasar de año a los estudiantes secundarios sin límite de materias previas, un absurdo corregido por el gobernador Vidal el 13 de Diciembre de 2023. Téngase presente que sin educación el desierto es más desierto.

Con la llegada de Javier Milei a la Presidencia de la Nación, habiendo cambiado sustancialmente el eje de la discusión política a partir de su firme voluntad de cumplir la promesa electoral de ajuste estructural y reforma funcional del Estado Nacional, los gobernadores patagónicos decidieron dar un nuevo impulso a la REGIÓN PATAGONIA, ya no sólo como una aspiración de economía regional sino como bloque político para negociar con el gobierno federal.

En tal sentido, el 11 de Enero de 2024 los gobernadores de Chubut, Ignacio Torres; de La Pampa, Sergio Ziliotto; de Neuquén, Rolando Figueroa; de Río Negro, Alberto Weretilneck; de Santa Cruz, Claudio Vidal; y de Tierra del Fuego, Gustavo Melella suscribieron la Declaración  de Villa La Angostura, documento que fija posiciones compartidas frente a las propuestas del Poder Ejecutivo Nacional.

Luego, el 7 de Marzo, se efectuó otra reunión de esa liga de gobernadores patagónicos en Puerto Madryn que ratificado la intención de negociar en bloque concluye diciendo: "Estamos dispuestos a acuerdos en la medida que no vengan impuestos ni estén precedidos de condicionamientos. Debe comprenderse la importancia de alcanzar consensos institucionales entre Estados preexistentes -como lo son las provincias- y una Nación formada por voluntad y elección de las provincias que la componen. Reafirmamos ese compromiso como así también el de defender a nuestras provincias ante cualquier intento de atropellar sus autonomías o menoscabar sus recursos".

2.- FANTASÍAS DE SECESIÓN

El proceso de regionalización patagónico arriba reseñado no alberga fantasías independentistas ni secesionistas para la Patagonia. Hay un antiguo y legítimo interés común de los sureños ex territorios nacionales por funcionar como bloque político y económico -más allá de lo partidario- dentro el devenir institucional de la República Argentina. Y es lógico porque la baja densidad poblacional de tan vasta región contrasta con el peso político que evidencian otras provincias en la Cámara de Diputados de la Nación y en la agenda política.

Por supuesto que la permanencia de la ocupación militar de las Islas del Atlántico Sur por parte de Gran Bretaña, la base china en Neuquén, los 20 años de kirchnerismo fogoneando el indigenismo y las usurpaciones "mapuches", la militancia izquierdista argumentando ecologismo contra cualquier inversión económica que mediante la explotación de los recursos naturales permita el desarrollo de la región, y cuestiones de subversión cultural como intentar establecer, negando la historia, un discurso de odio hacia la figura del Presidente Julio Argentino Roca, las disputas geopolíticas que se proyectan hacia la futura definición de soberanías nacionales sobre el continente antártico, entre otras varias cuestiones, hacen que muchos pobladores de la REGIÓN PATAGONIA con un fuerte sentimiento de Patria hayan desarrollado una comprensible sensibilidad especial ante algunas noticias sobre las que se construyen versiones noveladas de apetencias extranjeras y traiciones vernáculas.

Es imposible desconocer muchas de las teorías que creen desentrañar conspiraciones para extirpar a la Patagonia del dominio argentino. Y sin dudas la principal de todas ellas es la del llamado Plan Andinia, que supone a Israel en plan de anexar la Patagonia. 

En tanto considero a Israel un aliado confiable de la Nación Argentina, con lazos que van más allá de lo coyuntural, la idea del Plan Andinia no me parece que sirva ni como hipótesis para un juego de guerra. Las posibilidades que Argentina tenga un conflicto de disputa territorial con Israel es un rotundo y categórico cero. Una diversión novelesca como la tranquila vejez de Adolfo Hitler en Bariloche, cuentos de ginebra y fogón.

Y además, tengo la ligera sensación que quienes alientan teorías como la de la existencia del Plan Andinia tienen intenciones antiargentinas o, más allá de su intencionalidad, son funcionales a intereses opuestos a los de la Nación Argentina.

Al respecto, encuentro oportuno recordar a ese generalito miserable, con vocación de ordenanza, que para vergüenza del Ejército Argentino perpetró la afrenta a las Fuerzas Armadas y a la dignidad de la Nación, subiéndose con valentía teatral a un banquito para descolgar el cuadro de un dictador que hacía años no tenía ya ningún poder. Roberto Bendini, no tuvo lo requerido para evitar prestarse al show de Néstor Kirchner como vengador de la historia y el 24 de Marzo de 2004 perpetró esa hazaña de triste memoria.

A más de la falta de atributos que se supone forman el carácter de un general de la Nación Argentina, las implicancias del acto evidenciaban también una falencia intelectual en Bendini. ¿Qué cabeza racional llega a general para quedar en la historia como el sirviente del poder de turno que sólo servía para bajar un cuadro?

Unos meses antes, Agosto del 2003, el mismo general Bendini había sido acusado de haber alertado en la Escuela Superior de Guerra sobre grupos de israelíes que recorrían la Patagonia bajo coberturas turísticas, con intenciones como las que se atribuyen al Plan Andinia.  Uno de los que, muy exaltado en medios de comunicación, acusaba a Bendini de revivir la teoría conspirativa del Plan Andinia era Héctor Timerman. El gobierno de Néstor Kirchner abrió entonces una investigación. Bendini negó haberse expresado en tal sentido ante un grupo de capitanes y la investigación se cerró por falta de pruebas por la destrucción de unos cuadernos de apuntes, que al parecer habían dado fundamento a la acusación. 

Muy curiosamente unos meses luego Bendini, el acusado, hacía de ordenanza subido a un banquito para bajar un cuadro y Timerman, el acusador, era designado cónsul general en Nueva York. La carrera diplomática de Timerman fue exitosa en término de kirchnerismo, ya que llegó a ser canciller, y tal como Bendini exhibió su vocación de ordenanza, Timerman exhibió su vocación de inspector aduanero haciendo un grosero papelón con un avión proveniente de los Estados Unidos, a lo que hay que sumar el Pacto con Irán y el detalle no menor de haberse excusado de declarar bajo juramento en el Congreso alegando su condición de judío, pero que al asumir el cargo no había tenido ningún reparo en jurar como Canciller.

Frente a esos hechos no puedo confirmar ni refutar que Bendini haya dicho lo que Timerman le atribuía, pero la participación de ambos personajes en ese sainete, me lleva a creer que cualquiera que sea funcional a la lógica conspiranoica del Plan Andinia ostenta deficiencias intelectuales o morales. Creo entonces que Bendini no se caracterizaba por su brillantez ni Timerman por su decencia.

Antes que algún defensor de ausentes salte a decir que estoy hablando de dos muertos, aclaro que publiqué lo que pensaba de ellos cuando estaban vivos. Y los dos, finalmente, sin brillantez ni moral convergieron al servicio del kirchnerismo. Cumplían los requisitos.

Ahora bien, la circulación del Plan Andinia es un clásico de las teorías conspirativas, particularmente grave porque alienta la desconfianza hacia la religión judía y cuestiona la lealtad de una de las comunidades más importantes de la Nación Argentina.

No es entonces aceptable que desde la política se cometan torpezas tales que sirvan de alimento para la paranoia del odio. 

3.- LA TORPEZA EN LA COMUNICACIÓN POLÍTICA


Atendiendo a la sensibilidad que provocan las cuestiones de soberanía relacionadas con la Patagonia, y conociendo la facilidad con que circulan las teorías conspirativas, dos cosas han hecho mal los gobernadores patagónicos en materia de comunicación, la primera es posar para la foto como "Provincias Unidas del Sur", porque las Provincias Unidas del Sud es el modo en que el Himno Nacional, con rango constitucional desde que fue aprobado por la Asamblea del Año XIII, alude a la totalidad de las provincias que componen suelo argentino. Pretender apropiarse de ese significado es desvirtuar la comprensión del Oíd Mortales y segmentar de modo inaceptable la visión histórica y geográfica del territorio nacional.

Supongo que ninguno de los gobernadores conoce la trascendencia del Himno Nacional ni su valor jurídico. Y no me sorprende, hubo otro que avaló se interpretara con la letra cambiada y un fiscal se hizo el distraído para no ver el delito de ultraje al Himno como símbolo nacional.

La otra cuestión que hicieron mal, es avalar como logo lo que de tanta similitud parece plagio del logo de la DAIA, que además de demostrar una falta de creatividad absoluta (por la que quisiera suponer que no se pagó a nadie), parece hecho a propósito para alimentar el discurso de odio que esconde la teoría conspirativa del Plan Andinia.

Podrá argumentarse que hay sutiles diferencias de forma y orientación, que alude a la convergencia de las seis provincias y que no se debe permitir que el prejuicio condicione el significado de la imagen. Pero la imagen comunica también en base a prejuicios. ¿Si en lugar de parecerse al logo de la DAIA se pareciera a una esvástica se podría argumentar lo mismo, las sutiles diferencias? Obviamente el logo de la DAIA no alude a una ideología criminal, aunque muchos izquierdistas pro Hamas y con representación parlamentaria dirían que sí, pero aún así hay cosas que deben pensarse cuando se diseña un logo y que no se prestan para juegos. 


No hay manera que ninguno de los gobernadores patagónicos desconozca la existencia y circulación de esa teoría conspirativa, salvo que hayan podido hacer política y ganar elecciones desde adentro de un frasco. Y la misma DAIA debería reclamar por el evidente plagio de su logo, advirtiendo a los gobernadores sobre los modos "inocentes" de alimentar las usinas que buscan generar desconfianza entre compatriotas.

CONCLUSIÓN: 

Escribí esta nota tras recibir de distintos amigos patagónicos aviso de las versiones conspiranoicas que andan circulando. 

Son variadas, se escudan en un falso nacionalismo y en apariencia responden a distintos intereses, ninguno legítimo. 

Algunas van directamente contra el Presidente Javier Milei acusándolo de sionista que quiere vender la Patagonia.

Otras se dirigen a la supuesta intención independentista de los gobernadores a impulso ya sea de Gran Bretaña y Chile o de China.

Sin negar los evidentes intereses geopolíticos de distintas potencias en relación al territorio argentino, las que circulan a partir de reactivarse el impulso de la regionalización son todas versiones disparatadas. Ni Milei quiere vender la Patagonia, ni los gobernadores constituir un nuevo Estado nacional. 

Espero este artículo ayude a comprender que lo que está pasando, más allá de cierta torpeza comunicacional con que se alimenta la fantasía de la conspiración, es parte del juego político que imponen las circunstancias para definir acuerdos entre Nación y Provincias. No es más que eso.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.




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Ariel Corbat

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