Ricardito nunca será un Ricardo, le falta grandeza para serlo. Y el diminutivo, en un hombre ya grande que luce avejentado, acaso (hermosa palabra la palabra "acaso") con la ensayada pretensión de acentuar el parecido físico con su padre, no solamente enfatiza su carencia de otro mérito que ser "el hijo de", sino que pone en evidencia la pequeñez de sus ideas. Ricardito es mínimo.
Hace tiempo debí escribir esta nota, pero evitaba hacerlo. Es que en algún momento pareció que Ricardito podía ser un Ricardo, de hecho lo felicité cuando en el 2011, siendo aliado de Francisco De Nárvaez, un pasajero de la política argentina, dio un discurso en la ciudad de La Plata haciendo mención al Himno Nacional Argentino como sostén filosófico del mandato por la Libertad y la Igualdad. Parecía bien orientado Ricardito, pero se extravió.
Al presente, no hay originalidad alguna en lo que expresa Ricardito Alfonsín, es simplemente una propaladora que repite el ya gastado cassette de la progresía al cobijo de la corrección política que fijó la izquierda y la corruptela kirchnerista. Aunque alguna vez haya citado al Himno, no fue capaz de entender la profundidad de los versos escritos por el Bardo de la Libertad y nuestro mayor poeta: Don Vicente López y Planes, quien fue además un hombre de la conciliación nacional.
Tanto no lo entendió que se prestó a servir de aplaudidor del régimen kirchnerista. Lo vimos ponerse de pie aplaudiendo a Cristina Fernández de Kirchner, cuando el proyecto totalitario ya era de una evidencia tal que sólo podían ignorar sus propios fanáticos y los otros idiotas.
Una de las manifestaciones de la grandeza es la capacidad de superar el pasado y los rencores. Ricardito "el mínimo", cuestiona el fallo de la CSJN que reconoce la validez del beneficio del 2 por 1 a los presos por los llamados delitos de lesa humanidad, pero nada dice del modo en que el país tiró por la borda la irretroactividad de la ley penal con la anulación de las leyes de obediencia debida y punto final, aberraciones jurídicas convalidadas por la CSJN al declarar la inconstitucionalidad de los indultos dictados por el Presidente Menem.
La República Argentina comenzó a dejar de ser República cuando se traicionó a sí misma forzando la interpretación legal a gusto de una ideología que fracasó en la URSS como fracasa en Venezuela. El kirchnerismo se sirvió del rencor de los mínimos, que son muchos más que un Ricardito, para encubrir su corrupción planificada. Eso que Jorge Asis bien definió como "roban pero encarcelan". Así es como hoy tenemos terroristas disfrutando de las libertades que intentaron arrebatarnos mientras que cumplen prisión los que nos evitaron convertirnos en otra dictadura interminable como la que padece el pueblo cubano.
El 24 de Marzo de 2017 en Plaza de Mayo las mal llamadas organizaciones de derechos humanos reivindicaron a las bandas terroristas y la lucha armada, además de seguir repitiendo con énfasis goebbeliano que los desaparecidos son 30.000 contra toda evidencia. Pero frente a eso Ricardito, "el mínimo", no alza su vocecita. Prefiere quejarse porque algunos viejos saldrán en libertad.
Se engaña a sí mismo Ricardito cuando dice: "Voy a estar defendiendo la política de Estado en la Argentina desde la recuperación de la Democracia: Memoria, Verdad y Justicia". Lo que defiende es el relato, la mentira y la injusticia de un país hipócrita y cobarde que se niega a asumir su propia historia.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López