Estado Libre Asociado de Vicente López
Domingo Tres de Noviembre del 2024
Dra. Elisa Carrió:
Leo el texto de la nota que publica Usted bajo el rimbombante título de "INTIMACIÓN DE CARRIÓ AL PRESIDENTE POR LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES".
Allí, desde su ego sobredimensionado y presentando una visión complaciente y acrítica de su trayectoria, a la que me referiré mas adelante, patalea su rechazo a la decisión diplomática adoptada por el gobierno del Presidente Javier Milei de no suscribir la "Declaración sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres", elaborada y consensuada por los representantes de todos los países miembros en oportunidad de celebrarse la reunión ministerial del Grupo de Trabajo sobre Empoderamiento de las Mujeres, en el ámbito del G20.
Argumenta Usted que al no suscribir esa declaración el Presidente Javier Milei está violando la Constitución Nacional. Se trata de un planteo absurdo en tanto supone que la República Argentina ha resignado su soberanía ordenándose suscribir automáticamente cualquier declaración en la que concuerden otros países desde sus propios intereses.
De ninguna manera es vejatorio de la Constitución Nacional que, a través de definiciones de su política exterior, el gobierno argentino filtre los documentos a los que deba suscribir la República aprobando o descartando esa posibilidad según el caso.
En ninguna parte de la Constitución Nacional, que Usted dice conocer, hay mandato alguno de adhesión a ciegas a declaraciones como la que reclama, ni a ningún otro documento internacional. De hecho, si fuera como Usted quiere hacer creer no necesitaríamos cuerpo diplomático, ni Canciller, bastaría con apenas unos burócratas dóciles que vayan a esos "grupos de trabajo" a sonreír estúpidamente y poner la firma. Algo que lamentablemente ha ocurrido reiteradas veces.
En tanto partícipe de la mala reforma constitucional de 1994, surgida del espurio Pacto de Olivos por el cual el Presidente Carlos Ménem obtuvo su reelección inmediata pagando unos cuantos senadores al ex Presidente Raúl Alfonsín, errónea o perversamente llamado "padre de la democracia", intenta chapear Usted como "autora del texto del artículo 75, inciso 22 y 23 de nuestra Constitución".
Pues bien, Usted que acusa al Presidente Javier Milei de no haber leído la Constitución Nacional, demuestra no comprender ni siquiera el significado del lamentable texto de su autoría, que alterando la sabia jerarquía de las normas jurídicas dispuesta por los Honorables Constituyentes Fundadores, concedió rango constitucional a tratados internacionales.
Siendo la autora del dislate, voy a reconocer que al menos tuvo el tino de no hacer el desastre completo sosteniendo en la cúspide de nuestra pirámide jurídica la Primera Parte de la Constitución Nacional, cuyo articulado no puede ser modificado por ningún tratado internacional.
Luego, entonces, la igualdad ante la ley consagrada en el Artículo 16 en esa Primera Parte de la Constitución Nacional está por encima de cualquier tratado, y más aún -en mi personal opinión como jurista y ciudadano- hace que sea irrelevante por superfluo y reiterativo o distorsivo cualquier disposición añadida a través de tratados internacionales.
Sobre ese entendimiento y tornando su pataleo completamente absurdo, los incisos que Usted dice haber redactado refieren facultades del Congreso, y el ejercicio de esas facultades no se ve en nada menoscabado por la decisión del Poder Ejecutivo Nacional de, conforme a sus propias atribuciones, no suscribir la declaración en cuestión. Que el citado Inc. 23 ordene "promover medidas de acción positiva" no implica que necesariamente deban ser las que promueva el G-20 ni ningún otro ámbito diplomático. Y esto sin olvidar que las denominadas "medidas de acción positiva" suelen no ser otra cosa que actos de discriminación inversa cuyo único resultado es afirmar estereotipos negativos.
Si su argumentación jurídica con cargos infundados al Presidente Milei es absurda, la visión sobrevalorada de sí misma que demuestra al decir "con la legitimidad que mi trayectoria académica y política me otorga", es pavorosamente ridícula.
Su carrera política es un zig-zag de incongruencias con coqueteos a izquierda y derecha, donde si alguna vez defendió lo correcto fue por la misma razón que un reloj detenido acierta la hora dos veces al día.
Su pose de republicana no es más que la farsa de quien corrompió los poderes del Estado cuando, promoviendo la inconstitucional anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, dio el primer paso hacia la venganza judicial del terrorismo castrista derrotado por las armas; lo que utilización del kirchnerismo mediante como cortina del proyecto de corrupción estructural (el "roban pero encarcelan" que bien supo observar como estrategia del régimen K Jorge Asís) convirtió al Poder Judicial en Poder Prevaricador.
Usted pues no tiene una trayectoria honorable en tanto por causa del prevaricato sistematizado, en "juicios de lesa" donde se niega a los acusados elementales garantías constitucionales del debido proceso para el derecho a la defensa, se encuentran privados de su libertad individuos que no hicieron otra cosa que cumplir con su deber.
Lo peor del caso es que Usted es consciente del daño que ha causado desde el 2003, por eso declaró ya en 2017:
Y allí quedó su esbozo de autocrítica, porque acaso habiendo ya sobornado a su cómoda conciencia con decir unas pocas palabras sobre el desastre causado, posteriormente no ha hecho nada para generar el consenso que corrija las injusticias por Usted misma denunciadas y que, de 2017 a hoy, no han hecho más que agravarse.
Gracias a Usted sobran inocentes en prisión y (recordando aquella célebre frase sobre jueces en Berlín), faltan jueces en Buenos Aires.
Gracias a Usted el más escandaloso prevaricato de la historia judicial argentina sigue inventando causas para apresar cabos y subtenientes.
No, Doctora Carrió, Usted no tiene argumentos jurídicos ni autoridad moral. Usted ha dañado la República y haría bien en alejarse definitivamente de la vida política argentina; como tantas veces prometió y nunca cumplió.
Sin otro particular, le saludo cordialmente.
Ariel Corbat*, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
*J. Santiago Tamagnone, Abogado (UBA).