domingo, 4 de agosto de 2024

"TIBIOS DE MIERDA", la remake de esa mala película que ya vimos.





La política argentina como Hollywood o Bollywood produce un montón de películas al año. Claro que, para mayor desgracia, estas películas no se proyectan en el cine sino en la vida real de los argentinos. 

A través de los años los políticos de este lejano país alejado de sí mismo se han convertido en verdaderos maestros del arte del entretenimiento. Argentina vive entretenida, sin conocer siquiera la clase de aburrimiento suizo que en otras latitudes y contextos permite a las personas planificar su propia vida sin sentir que atraviesan los obstáculos que sólo pueden imaginar a través de programas que continúan la línea de Telemacht, como Desafío XX y esos realitys de supervivencias extremas.

Como directores de cine, los políticos argentinos han conformado un polo creativo al que llamaremos Chantawood. En Chantawood el tema de la tibieza viene siendo ensayado desde hace décadas, abundan cortos al respecto, pero fue recién en 2015 que se convirtió en largometraje bajo la dirección de Mauricio Macri con "Sí se puede, o no".

Como queriendo retomar la tradición del cine argentino en tiempos de Luis Sandrini, que buscaba las alegres risas del espectador para transformarlas sobre el final en llanto, Mauricio Macri hizo creer al público que el cambio era en serio para luego decepcionarlo a fuerza de improvisaciones y corrección política. La insoportable tibieza de los progres fue llevada al paroxismo en la escena protagonizada por María Eugenia Vidal, cuando mutando de Heidi a Caperucita Roja pactó con El Lobo para que se coma a la abuelita. Un giro a la izquierda de la pantalla que partió de escandalizarse cuando Juan José Gómez Centurión fue contra la piedra basal del relato kirchnerista afirmando que "no son lo mismo 22.000 mentiras que 8.000 verdades". Entonces el muy idiota espanto progre por el temor a que la izquierda totalitaria los acusara de "fachos", quedó reflejado en el final de la escena, cuando traicionando a su electorado por congraciarse con aquellos que nunca la iban votar, Caperucita Roja Vidal ordenó a sus lacayos en la Legislatura levantar las manos para aprobar el proyecto kirchnerista de hacer ley la mentira de los 30.000 desaparecidos. La derrota del cambio estuvo ahí, en esas manos de gatos chinos alzadas como autómatas, con la sola excepción de Guillermo Castello que fue el único capaz de hacer aquello a lo que sus entonces compañeros de bancada renunciaron: pensar.

Luego, por otras tantas tibiezas devenidas traiciones como esa, en el final de la película, con Macri vapuleado al punto de tomar medidas de neto corte kirchnerista, los que no debían volver volvieron. Y peores, mucho peores.

Luego Chantawood produjo varias películas de títeres, incluyendo la terrorífica "InfeKtadura", junto a otros títulos como "La fiesta de Fabiola", "Verbitsky se vacuna primero", "Guerra contra la inflación", "Feriado por intento de atentado", "La masa del humo" y otras que cada lector recordará por haberlas visto todas en cadena oficial.

El ambiente opresivo generado en ese período de Chantawood, tanto por la temática como por los rasgos lúgubres de los títeres, dio lugar, como suele ocurrir, a la necesidad de un rostro más humano y emociones positivas de emocionada esperanza y acción. Un musical comenzó a gestarse y una ola de jóvenes hizo que la ópera prima de Javier Milei "León, el rockstar" reventara la taquilla. 

Las canciones del musical eran sin duda emocionantes y provocativas: "Lo que yo quiero es dolarizar", "No son 30.000", "Es imposible con los mismos de siempre", "Victoria no será Campanita", "Maldita casta" y otros hitazos.

Así llegamos al presente en que Javier Milei está rodando su segundo largo, que todavía no tiene título definido y por lo que se va conociendo no es un musical sino un filme de realismo político. 

El riesgo de esta producción es que, siendo como todas rodada en Chantawood, termine siendo "Tibios de mierda", la remake de "Sí se puede, o no".

Es un riesgo grande que parece crecer día a día. No por el desastre económico del que se intenta salir y que todos sabemos es el muerto que dejó el kirchnerismo. Tampoco por las incorporaciones cambiemitas al gobierno que impuso la necesidad de acordar para ganar el balotaje. Ni siquiera por las inconsistencias de gestión y torpezas varias que son la consecuencia lógica de las desprolijidades de un armado político nuevo y todavía en formación. No, el riesgo de terminar siendo "Tibios de mierda", no está en ninguna de esas complicaciones, sino en la tibieza de los que debiendo plantar cara a los kirchneristas repiten como Vidal la estupidez de buscar congraciarse con ellos, como si creyeran que van a volver.

La escena rodando estos días transcurre en el Congreso de la Nación, más precisamente en la Cámara de Diputados. Arranca con 6 diputados de La Libertad Avanza indagando sobre el más escandaloso prevaricato de la historia judicial argentina que son los llamados "juicios de lesa", por los cuales muchos que combatieron y vencieron al terrorismo castrista son presos a los que se les niegan derechos constitucionales. 

Ir contra el prevaricato es tan necesario como demoler la mentira de los 30.000 desaparecidos para afirmar la República impidiendo que los aliados de Nicolás Maduro vuelvan al poder. Consecuentemente, intentar preservar tanto la continuidad del prevaricato como hacer un dogma de la mentira de los 30.000 es ser funcional al kirchnerismo contribuyendo a la profecía del eterno retorno.

Al kirchnerismo se lo enfrenta siempre, porque es lo que moralmente corresponde y porque los kirchneristas en su cobardía se envalentonan atacando a aquellos que muestran debilidad.

De los seis diputados que fueron a visitar el Penal de Ezeiza y entrevistar a presos del prevaricato, hubo una que defeccionó allí mismo, Rocío Bonacci. Luego la diputada Lourdes Arrieta, conocida solamente por ser la del patito en la cabeza, argumentó desconocer quién era Alfredo Astiz porque ella nació en 1993. No entendió Arrieta que no tiene porque presentar ninguna excusa, pero quiso hacer eso y sólo logró que el kirchnerismo a través de Página/12 se ensañe con su padre, Tomás Arrieta, Veterano de la Guerra de Malvinas, acusándolo de quitarle comida a soldados.

Los otros cuatro diputados, Alida Ferreyra, María Fernanda Araujo, Beltrán Benedit y Guillermo Montenegro, se mantienen firmes; aunque con un silencio de radio que no deja de ser preocupante.

Lo que hace preocupante a ese silencio es que hay otros en la misma bancada que boquean estupideces que van de la lisa y llana traición a sus compañeros a la no comprensión de lo que se esta jugando.

El colmo de la traición son los diputados Carlos D'Alessandro y Marcela Pagano.

D'Alesandro no sólo es funcional al kirchnerismo azuzando diferencias entre Javier Milei y Victoria Villarruel, en un ataque a la Vicepresidente que disfrazado de lealtad es también un ataque al Presidente, sino que anunció con un descaro inaudito que votaría junto al kirchnerismo si se votan sanciones contra sus compañeros de banca. Por si no quedó claro: un kircho de los pies a la cabeza. 

Pagano es de la misma calaña. Entre su admiración a Eva Perón y el acting de querer homenajear a "víctimas de Astiz", está a un paso de identificarse con Mario Eduardo Firmenich cantando aquello de "Si Evita viviera sería montonera". Firmenich que asesora al dictador Ortega en Nicaragua porque, dicho sea de paso, está libre como todos los demás terroristas que guiados por el Estado cubano agredieron a la Argentina.

Y finalmente, poniendo sobre la mugre de los traidores la pulcritud de los idiotas aparece Bertie Benegas Lynch declarando que la visita de sus compañeros de banca al Penal de Ezeiza fue "poco feliz". A Bertie, que parece ignorar completamente lo "poco feliz" que es para la Nación Argentina un Poder Judicial devenido Poder Prevaricador, esas dos palabras reprochando a sus compañeros de banca lo pintan como otro pusilánime intelectualoide que claudica ante la corrección política que la izquierda escribe a los progres. 

Así viene hasta ahora esta escena decisiva, de la que se rodarán nuevas imágenes en la sesión de la Cámara de Diputados del 7 de Agosto.

Si La Libertad Avanza, a través de sus principales referentes, no se planta abiertamente frente al kirchnerismo para hacer valer la Constitución Nacional, respaldando a los cuatro diputados que se mantienen firmes y denunciando con ellos el prevaricato en los "juicios de lesa", es posibe y casi seguro que la película será "Tibios de mierda", la remake de esa mala película de Chantawood que ya vimos.

Mientra tanto el bloque de diputados de La Libertad Avanza actúa en desorden como progres asustados por la visita de algunos de sus miembros a Ezeiza, demostrando en ese caos ser una caterva de traidores y cobardes.

Están claudicando ante el relato K, demostrando así que no entendieron para qué ni por quienes fueron votados.

Ya vimos que la cobardía de los oficialistas es el boleto de retorno para el kirchnerismo, por lo que el director de esta película en rodaje debería meter mano en el guión y darle un giro que permita otro final. 

Debe saber Javier Milei, que los cobardes espantan a las fuerzas del cielo.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 

¿Qué es la Derecha?

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La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

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