En 1890, sintetizando en forma magistral el resultado de la Revolución del Parque, Manuel Pizarro acuñó la célebre frase por la que se lo recuerda: "La revolución está vencida, pero el gobierno está muerto".
Luego de las elecciones P.A.S.O. del 11 de Agosto de 2019, todavía no se ha instalado una frase que con igual rigor y acierto describa lo ocurrido, pero el final es idéntico: el gobierno está muerto. Resta saber que tan vencida está la República.
Aquí, en esta encrucijada de la historia, tras 12 años de régimen totalitario y casi cuatro desperdiciados por el progresismo, el punto vital es que la República debe sobrevivir al gobierno.
Mauricio Macri tiene el dilema de Ménem: si persiste pierde, si se baja sin más abandona a la República. Tal vez pueda salvarla si resigna su candidatura a la utópica reelección para apoyar al tercero.
Se requiere en esta hora un gesto de grandeza presidencial. Que haga, de una buena vez, lo que se debe hacer para que no gane la fórmula Fernández al cuadrado: o sea, que resigne su candidatura habilitando un "Consenso por la República" que deje la centralidad del escenario a la fórmula integrada por Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, porque Macri no puede recuperar votos que fueron con Fernández, pero Lavagna sí. Ese es el detalle.
Ese cimbronazo de escenario podría cambiar el final anunciado y despertar junto con el adormecido espíritu republicano una renovada épica electoral.
Desde luego es difícil que el Presidente Macri acepte la opción Lavagna, en principio porque supone remover la soberbia cambiemita, pero también es la única ecuación que podría desplazar a Alberto Fernández. Se necesitan voces que conviertan la ecuación en clamor, hasta instalarla en la conciencia del Presidente:
(-M x L + GC + E) = R - F²
Donde menos Macri por Lavagna, más Gómez Centurión más Espert es igual a República menos Fernández al cuadrado.
El gobierno está muerto, que la República no sea vencida.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.