Barack Obama atendiendo a Cristina Fernández, lamentable representación de la Argentina frente al mundo. |
En Nueva York, justamente allí, Cristina Fernández dijo haberse "horrorizado" porque Estados Unidos mató a Bin Laden en lugar de juzgarlo. Se ve que tantos abrazos con Hebe de Bonafini, quien se alegró cuando los aviones impactaron en las Torres Gemelas, no han sido casuales.
La lucha contraterrorista es necesariamente dura y cruel, requiere cierta flexibilidad mental para entender la necesidad de medidas excepcionales como salvaguarda de los sistemas que defienden la libertad. Juzgar a Bin Laden hubiera sido darle tribuna para arengar, y acaso unir, a todas la voluntades proclives al terrorismo. Mucho riesgo y poco beneficio.
Detesto la violencia innecesaria, pero frente al horror la respuesta debe ser letal. Está plenamente justificada la muerte de Bin Laden. Desde luego no admitirá tal cosa el gobierno kirchnerista, que falseando la historia hace víctimas de los que fueron terroristas.
Los falsos pruritos de los demagogos garantistas son funcionales a los propósitos de los terroristas, que conocen y trabajan sobre las debilidades que ofrecen las sociedades abiertas y democráticas.
Más allá de estar atentos a posibles excesos, y de tener en cuenta que los terroristas cuentan con extender la lucha a lo largo del tiempo para hacer que las naciones libres pierdan su esencia de sociedades abiertas transformándolas en estados policiales, hay que pelear. Los fundamentalistas tienen claro que su objetivo no es vencer a una u otra nación ni a sus ejércitos: el objetivo es terminar con un estilo de vida. El estilo de vida de la civilización occidental, libre y capitalista. Por eso, en la guerra contra el terrorismo es preciso hacer lo que hay que hacer: aniquilar al enemigo. Vivir o morir, esa es la cuestión, no se trata de un debate para encontrar un punto de equilibrio que permita la convivencia.
Cristina Fernández tiene en la Casa Rosada el retrato del criminal Ernesto Guevara entronizado como un "patriota latinoamericano", y en las cárceles los vencedores del guevarismo son presos políticos a los que no se les perdona evitar que cayera la Argentina bajo una dictadura eterna como la que todavía hoy oprime al pueblo cubano. Profundizando la línea de idiotismo latinoamericano que encarna el kirchnerismo no sería raro que, cualquiera de estos días, levanten un monumento al bueno de Osama, al que seguramente dedicarán una cátedra en la universidad de las madres de plaza de mayo.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Estado Libre Asociado de Vicente López