De alguna manera uso el Facebook como una especie de diario abierto. Esto que escribí ayer, día de Navidad, es un pasaje de ese diario.
Obviamente no recuerdo la anécdota por mí, sino porque mi madre solía contarla.
Alguna navidad siendo yo un crío muy chico, aunque no tanto como en la foto, la pasamos fuera de casa. Obviamente los regalos que mis padres compraron para mí fueron puestos en el arbolito junto al que estuvimos a la medianoche, pero ocurrió que en casa también esperaba iluminado el arbolito navideño, por lo que ni bien retornamos entré corriendo para ver qué otras maravillas me había dejado Papá Noel en nuestro arbolito.
Pero no previeron mis padres que iba a volver despierto y expectante. Así que no había nada, ningún paquete aguardando ser abierto, por lo que totalmente decepcionado abriendo muy grandes los ojos miré a mis padres y dije:
- No tajo nada Papanuel...
Lo parece, pero no es sólo una risueña anécdota navideña. No. Hasta el día de hoy cuando espero de alguien una determinada conducta que no le nace, y no hablo de regalos o cortesía alguna, sino de ética, ya que muchas veces no tiene sentido ni vale la pena expresar el reproche por la decepción, me parece estar de nuevo frente a aquel arbolito sin paquetes y como si conservara algo de aquella ternura e inocencia digo para mí:
- No tajo nada Papanuel...
Y sí. En política la digo mucho. Pero ya no con la candidez del niño que creía en Papá Noel y los Reyes Magos, sino con el irónico desprecio del ciudadano desencantado con la politica en que, a fuerza de idealismo chocando con la realidad, me he convertido.
Y sin embargo, a pesar de todo, todavía elijo creer que mis ojos pueden todavía destellar ilusionados. Tal vez, los tuyos también.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Estado Libre Asociado de Vicente López