domingo, 30 de marzo de 2008

LA HORA DE LA PLUMA

Voy a permitirme una pausa en mis afanes literarios para darle un espacio a la política y sentar posición sobre este desafío que nos plantea el presente.


LA HORA DE LA PLUMA

Proclamo que en esta alborada argentina de milenio, cuando la cultura del tumulto se pavonea prepotente y la sombra de la violencia juega a la ruleta rusa sobre los límites de la tolerancia, aquí y ahora es un imperativo de la virtud democrática imponer “La hora de la pluma”.

La soberbia aconsejó mal en el pasado, no aconseja mejor en el presente, ni lo hará bien en el futuro. Sencillamente la soberbia es mala consejera.

La tensión que se ha planteado con el campo nos deja evidenciados en más de un sentido. Acaso sea la más dolorosa de las lecciones comprobar que tenemos el Gobierno y las pobres instituciones que nos merecemos, acordes con nuestra masiva indiferencia. Si no existen hoy los partidos políticos, más allá de alguno que otro sello de goma, es en gran medida porque hemos decidido no participar de ellos. Ni el desordenado Partido Justicialista, supuestamente en el poder, ni la evaporada Unión Cívica Radical, ni ninguno de los partidos emergentes que supieron tener aspiración a tercera fuerza nacional, son capaces de presentar un electroencefalograma que no de plano. Nadie en ellos está promoviendo ideas. Cierto pragmatismo repugnante ha convertido a la política en una carrera por las dádivas de la caja, bajando las cabezas de muchos gobernadores, disciplinando intendentes, e introduciendo al diccionario términos de significación lacerante como “borocotización”.

Asusta el gélido silencio que campea en el Congreso de la Nación. Cuando las cámaras de los representantes, alguna vez honorables y hoy huecas de ideas, no son la elevada tribuna de oradores que deben ser, las calles se transforman en las tribunas de los barrabravas.

Así, mientras hordas de choque ganan la Plaza de Mayo a fuerza de palos y capuchas, con voceros que descaradamente llaman al odio racial y de clases, el atronador sonido de los cacharros de cocina es sólo ruido, la certera demostración del malestar sin esbozar ningún indicio de solución. No sirve de mucho. No clarifica, no es una voz.

Sin una extendida participación ciudadana en los partidos políticos seguirán haciendo su negocio las minorías radicalizadas e hiperactivas, que siendo incapaces de alcanzar por sí el poder se disfrazan de otras cosas. Sin romper el ausentismo cívico no habrá voces que representen el pensamiento de la ciudadanía media.

En el credo republicano ciertas formas no son formales, hacen directamente al fondo de la cosa pública. Ha sido muy poco feliz el modo en que la Presidente Cristina Fernández de Kirchner eligió dirigirse a la ciudadanía toda desde Parque Norte. Un acto partidario o peor aún de una línea interna del partido que se dice representar, con todos los condimentos del folclore movimientista –trapos, bombos y empujones- no es escenario para hablarle a la Nación. Y poco pueden decir las palabras si en el palco, a sus espaldas, muy cerca, aparecen elevados a categorías de escoltas de su gestión y grandes referentes los patoteros del gesto desaforado. Esa presencia, de continuarse, puede ser a su credibilidad lo que el cajón de Herminio a la elección de Lúder.

Las palabras del discurso presidencial tampoco han sido felices. Nos ha dicho que toda oposición es nostalgia del Proceso de Reorganización Nacional. Y ese es un fantasma que no asusta; el golpismo se ha extinguido. Nadie reivindica gobiernos de facto caracterizados por el fracaso. Me atrevería a insinuar que ya ni Videla debe ser procesista. Lo que sí hay, es una gran parte del pueblo para la cual los errores y horrores del Proceso –que existieron y en abundancia- no hacen mejores a los que desde otros extremos autoritarios también recurrieron a la violencia.
Hay memoria, pese a todo y a la "memoria".

En este panorama tan poco alentador, esperanza el obligado final del estilo de la confrontación permanente que el gobierno sostuvo en sus primeros cuatro años. Tal vía no es sustentable: conduce al callejón oscuro de la anarquía donde la civilización es fagocitada por la tozudez y el descontento. Civilización o Barbarie, esa sigue siendo la cuestión.

Es por eso que proclamo “La hora de la pluma”. Un tiempo signado por la necesidad de rubricar acuerdos básicos, volver a la política del respeto y fortalecer la autoridad sin caer en el autoritarismo. Frente a los pesados que quieren hundirnos con ellos en el barro, seamos livianos como la pluma. Rubriquemos con ella un compromiso de conciencia, ético, para asumirnos auténticos ciudadanos. Busquemos los partidos políticos que nos representen, no nos desentendamos en la peligrosa comodidad de esperar que otros hagan bien lo que ni siquiera intentamos. Es asunto nuestro. Estemos ahí. Hagamos una República con todas las letras.

Repito entonces mi convicción:

Proclamo que en esta alborada argentina de milenio, cuando la cultura del tumulto se pavonea prepotente y la sombra de la violencia juega a la ruleta rusa sobre los límites de la tolerancia, aquí y ahora es un imperativo de la virtud democrática imponer “La hora de la pluma”.

sábado, 22 de marzo de 2008

¡QUEREMOS TANGO! una letra.

El Tango es un constante reflexionar sobre los sentimientos. Lo que se quiere siempre se está meditando, juzgando, empujando, alentando. A lo largo de los años he ido definiendo convicciones tangueras escuchando a determinados intérpretes que conforman un amplio repertorio, donde los clásicos, lejos de agotarse en la repetición, señalan el camino del porvenir.


Un esbozo de estas ideas fue "Todavia Tango, una vez más". Luego las seguí trabajando y con algunas modificaciones se transformó en "Con la misma sangre y audacia". Tampoco quedé conforme y volviendo sobre ella terminó siendo "¡QUEREMOS TANGO! una letra".

La variación, supongo, pasa por reconocer la aparente contradicción de querer un nuevo Tango que sea distinto, pero no muy distinto, casi el mismo... ¿Se entiende?


Hace muy poco estuve en La Maga disfrutando un show que tuvo como figura central a Néstor Rolán, a mi modesto entender el mejor intérprete para "El amor desolado"; esa misma noche, César Tossi se lució cantando "Cambalache". No sólo la destacada perfomance de Tossi dieron vida a las palabras de Discépolo: mientras él cantaba, a través de la ventana pude ver un triste grupo de cartoneros pasando junto al lujoso auto que se estacionaba. Sí, la vida tiene injustos contrastes. Discepolín los vio, y nosotros los seguimos viendo. ¿La maldición discepoleana o tan sólo la realidad que construimos? Desde luego entonces que ese tango sigue vigente, pero no puedo olvidar el modo en que murió Discépolo: sumergiéndose en la tristeza arrumbado en un sofá, tan flaco de desgano que las inyecciones se las daban en el sobretodo, y sin que su amigo Osvaldo Miranda pudiera rescatarlo.


Admiro profundamente a Discépolo, pero cargo con más rabias que nostalgias; morir así... Prefiero a los que caen peleando, como el Teniente Roberto Estévez en Malvinas. Incluso a los que dan el último trompazo en el suicidio como el Dr. René Favaloro. ¿Por qué te dejaste morir así, Discepolín? ¿Y quién soy yo para juzgarte? Sólo se me ocurre gritar reclamando al fueye que suene más fuerte haciendo una tormenta del aire. Ese Tango, este Tango, que sean iguales, iguales pero distintos, distintos pero no tan distintos... ¿Se entiende?

Está letra la estuve trabajando con el impulso de convertirla en una suerte de declaración de principios respecto al Tango, cuya pretenciosa intención es quebrar la temática ruinosa y derrotista. Me yumba alguna música para cantarlo dando vuelta por la cabeza, con un dúo de cantores que arrancan suavecito y van cobrando fuerza... Pero de momento apenas tengo mi voz, el windows movie maker, el microfonito de plástico y un montón de imágenes "rapiñadas" de la red.


Subrayo que las imágenes de los intérpretes que aparecen en el audiovisual fueron elegidas sobre la única base de mis preferencias musicales, de ninguna manera y en ningún caso debe interpretarse que la admiración que profeso hacia ellos sea recíproca o que compartan mis ideas.


Un apartado especial merece el logo pro cocaína del Canal Encuentro, fomentado por el Ministerio de Educacion de la Nación. Podrán decir que soy mal pensado, pero ningún diseñador es ajeno al significado de los simbolismos: No es casualidad. No puede serlo porque había opciones. Por ejemplo, pudieron elegir las dos manos entrelazadas de nuestro Escudo Nacional. Sin embargo eligieron otra cosa: un espejo con dos rayas de cocaína. ¡Linda idea de lo que significa "encuentro"! Imagino que si Sarmiento viviera, más de uno tendría que salir corriendo...


Los invito a ver el video clickeando aquí:

http://www.youtube.com/watch?v=EOzXlCcQDMc



¡QUEREMOS TANGO!
una letra


Mirá, el Tango.
Queremos que sea el mismo Tango, pero distinto.
Distinto, pero no muy distinto.
A ver ¿Cómo te lo explico?
La noche cierra su telón, una vez más...
Y como siempre sale el sol, una vez más...
En la rutina de la radio el mismo viejo tango,
aquel, al que quisimos tanto...

Pero hermano, los dos sabemos,
que muy de cuando en cuando no da ocho el dos por cuatro.
Pasan los años y los siglos, desde lo grueso hasta el detalle,
“eso”, que vemos en la calle se muestra sin ningún sigilo.

Ensayando caras de otarios,
nos descubre cada mañana la maldición discepoleana;
riendo en las tapas de los diarios

Sin embargo...
Con más rabias que nostalgia, este tango no es otro tango,
la misma sangre, la misma audacia.
¡Este tango es nuestro tango!
Y una vez más, una vez más... ¡Dale!
Hay que animarse y volver a soñar.
Este tango es ese canto de la furia contenida,
que mordiéndose los labios se arremanga pa' pelear,
por su esquina y su lugar.

Fuerte, dale al fueye, dale aire, una vez más...
Que nuevos aires pide el fueye, una vez más...
Como ha pasado ya y como siempre pedirá.
¡Este tango es siempre el mismo tango!…

Y este tango es otro tango, tan rebelde como aquel.
En su tiempo, frente a su tiempo,
cuando hay que separar del fango lo que es el bien,
de lo que es el mal,
porque no todo es igual.
No. ¡Ni ahí!
Si hay que morir; Discepolín...
Mejor pelear: ¡Como Estévez, combatiendo hasta el final!
No me pidas que me rinda, que me abandone en tu sofá para morir,
tu breto triste del adiós... ¿Qué querés? No me va...

Yo todavía tengo un siglo por vivir,
yo todavía tengo un sueño por soñar.
Y es que este siglo, es otro siglo.
Como este tango, es otro tango.
Y una vez más, una vez más,
¡Dale! ¡Vale!
Hay que animarse y volver a soñar.

martes, 18 de marzo de 2008

FELIZ ACLARACIÓN DE UN "DESPERFECTO TÉCNICO".

Como bien suele recomendar el saber popular: "No se queje si no se queja".


La periodista Patricia Kolesnicov ha tenido el buen gesto de atender los reclamos por la omisión de un comentario del suscripto -el ciertamente autoproclamado "La Pluma de la Derecha"-, en su blog "Un millón de amigos". Aduce allí algún defecto técnico que le impidió darse por enterada del comentario en cuestión.


Nobleza obliga, la explicación es válida para mí.


Es tranquilizador que aquello que sensibilizados por el contexto pendular de la historia supusimos censura ideológica, no fuera nada más que algún cable desconectado.




Incidente superado y a otra cosa.


Ariel Corbat

sábado, 15 de marzo de 2008

PATRICIA KOLESNICOV, LA PERIODISTA QUE CENSURA.

Cuando alguien decide abrir un blog debe tomar varias decisiones, entre ellas la posibilidad o no de publicar comentarios. Este blog, no publica comentarios. Ni a favor, ni en contra, ni neutros, ni de ninguna especie. Es simplemente una vitrina para exhibir parte de mis modestas letras y no un foro de debate.


Sí, como saben los lectores asiduos, contesto al toque todos y cada uno de los correos que me envían, pues para ello está mi dirección de correo en contacto.


En otras palabras: cada quien es dueño de su blog e impone las reglas que han de regirlo.


Días pasados, navegando en Revista Ñ de Clarín, sitio que frecuento y en el que de tanto en tanto me entretiene dejar algún que otro comentario, accedí al blog que la periodista Patrica Kolesnicov ha dado en llamar "UN MILLÓN DE AMIGOS -feria de misceláneas, curiosidades, cultura y vida cotidiana".


Allí, bajo el título: "Una declaración sobre Colombia y las FARC que nos quedó en el tintero....", pude leer una de esas mentiras progres que tanto abundan, esta vez con forma de comunicado, y transcribo:


"Los artistas, intelectuales y trabajadores de la cultura abajo firmantes acompañamos el repudio internacional por la agresión de Colombia a territorio ecuatoriano. Consideramos que la militarización y la impunidad nos retrotrae a las políticas del Plan Cóndor en el Cono Sur y a las políticas de terrorismo de Estado. Entendemos que todas las diferencias deben resolverse vía negociación respetando los derechos humanos y las soberanías territoriales. Nos solidarizamos con los pueblos hermanos y gobiernos de Ecuador y Venezuela, así como con el pueblo colombiano que sufre las políticas de Álvaro Uribe subordinado a los dictados del gobierno belicista de George Bush. La paz en Colombia y en América Latina es una necesidad indispensable para el desarrollo independiente de nuestros pueblos".


Al leer eso y las firmas que lo avalaban, me pareció oportuno dejar mi comentario, y ya que el blog de Kolesnicov permite comentarios, lo hice. Como lo escribí en el momento no puedo reproducirlo textualmente, pero palabra más o menos lo que decía era esto:


"Los seudo pacifistas del Café La Paz no dicen una sola palabra sobre el daño que causan las FARC al pueblo colombiano y a la democracia de Colombia. Pareciera que el Presidente Uribe debiera rendir el país a los pies de Tirofijo para que estos intelectuales de cafetín puedan celebrar otra dictadura a la cubana".


Y como a la cabeza de las firmas va Juan Gelman añadía los versos de "Ese poeta", tal como fueron publicados en La Pluma de la Derecha.


Completé el formulario y lo mandé. Dos veces. Nunca fue publicado. Obviamente, la evidente conclusión es que ha sido censurado ¿Y por qué? Dado que no utilicé lenguaje incorrecto sólo puedo suponer que la lógica de la censura ejercida por Patricia Kolesnicov ha sido de tipo ideológico.


Ventilo esto luego de haberle enviado a Kolesnicov un mail reclamando la publicación de mi comentario, al que no contestó.


Patricia Kolesnicov es periodista, pregunto: ¿La pluralidad no hace al compromiso ético del periodismo?


Ariel Corbat

La Pluma de la Derecha

lunes, 10 de marzo de 2008

UNA ESPADA COMO ESTA

Soñé partida de naipes con un mono monigote blandiendo una navaja mientras saltaba sobre barriles de petróleo.

Sueños extraños los míos.

El mono monigote mostraba los dientes y chillaba amenazante. Cantaba envido pero no tenía nada, su mentira se notaba.

Entonces, en la media conciencia de la ensoñación, del mazo de cartas me pareció ver asomar el as de bastos llevado por el rey de oros; quien juraría dijo algo así como: "¡¿Por qué no te callas?!". Aunque no estoy seguro, acaso estuviera muy cerca de despertar y esa voz pudo venir de la calle, o del radio despertador, como sea estuvo ahí.

Sí, vaya que son sueños extraños los míos.

Ya despierto y levantado, después del desayuno, yendo a la rutina se me cruzó el nombre del prócer en el cartel de la peatonal. Mano a la derecha, por cierto.

Por alguna razón que quizás se esconda en los viejos libros escolares, Bolívar nunca me cayó del todo bien. Más, le adivinaba un exagerado afán de gloria personal, ambiciones tan grandes como para pretender eclipsar a San Martín, secretos anhelos de querer entronizarse emperador. Y no en tren de broma, como Cornelio Saavedra y la corona de azúcar ofrecida por Duarte en el brindis de los Patricios que tanto irritó a Mariano Moreno.

Adelante la calle del prócer se hace peatonal. Quien dice Lavalle, dice coraje. Mucho coraje.

Mientras camino me acecha el recuerdo de una vieja historia, contada al borde de algún recreo por el Profesor de Historia. Lavalle lo emocionaba. El profe con su figura redonda parecía sacar pecho cuando hablaba de él; los ojos lacrimosos desbordando orgullo argento, tensando los labios como si cada palabra fuera una lucha por pronunciarla y no gritar, ahí mismo: ¡Viva Lavalle, carajo!

Sí, ya sé. El crimen de Dorrego será la mancha que justifique el mote de "La espada sin cabeza", pero por eso mismo, por esa imperfección que lo acercaba tanto a cada uno de nosotros, Lavalle era más fácil de querer. Un prócer equivocado, marchando a las brumas de la historia con sus culpas a la espalda, y sin embargo...

"¡Ahí un Necochea!" Había gritado un Sargento de Granaderos después de la última infructuosa carga de Caballería, cuando ya los caballos no tenían cascos de tanto insistir por la cuesta que dominaba el enemigo. Y Lavalle, el pecho lleno de Patria, la mirada franca de los que no eluden el reto, aceptó el desafío ordenando la carga de la victoria.

¿Cómo no admirarlo? ¿Cómo no quererlo?

Asocio cosas sin querer asociarlas, sólo se presentan así como las cuento.

Simón Bolívar borracho de gloria, en la Quito del 16 de Junio de 1822, celebra entre profusas libaciones. Parece que la diarrea verbal es un mal que se agudiza en la latitud del Ecuador y el tipo camina sobre la mesa pateando platos y copas, siendo celebrado por las risas de los obsecuentes que igualmente festejan sus palabras, cuando promete algo así como "Llegará el día en que pasearé mi pabellón triunfante hasta el suelo argentino".

Y ahí, pues, un Lavalle. De pie, alzando el mentón y afirmando la voz para decir que el Himno escrito en 1813 por Vicente López daba cuenta de la libertad argentina y que no necesitábamos que nadie más que nosotros velara por nuestra independencia.

- ¡Estoy habituado a fusilar generales insubordinados! -gritó encolerizado Bolívar.

Y Lavalle, sin bajar la mirada ni el tono de voz, mientras la diestra dejaba asomar suavemente el filo de su sable corvo de granadero, replicó altanero, con esa arrogancia tan propia de los argentinos:

- Esos generales no habrán tenido una espada como esta.

Pienso en Lavalle y en el mono monigote de mi extraño sueño.

No sé porqué tengo la impresión que alguien le acaba de hacer ver al mono monigote una espada como esa.


¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

Ariel Corbat
Ariel Corbat