Por Mario Santos.
Nacido y criado en Balvanera,
columnista de La Pluma de la Derecha.
La cuestión económica es particularmente interesante en la Argentina, un país en el cual se le da una importancia fundamental a la economía. Probablemente esto se deba a que la Argentina ha sido un país que se ha destacado en mucho aspectos (como por ejemplo en ciencia, medicina, transporte público, entre otros), pero que ha sido severamente golpeado por sucesivas crisis económicas.
Es esto lo que lleva a una particularidad única en el mundo: todo se discute a través de lo económico. Los argumentos principales de todo proyecto político en nuestro país se esgrimen en base a los beneficios económicos que traería para la nación. Si bien hay muchos elementos que componen una línea política, partido, o candidato (ideológicos, políticos, sociales, etc.), el primordial en la Argentina es el económico.
Otra curiosidad que es casi exclusiva de nuestra sociedad es que el Ministro de Economía es el más importante del gabinete. Probablemente debiéndose a que justamente, los problemas urgentes de la Argentina son los económicos. Así como los que proponen dividir a la Provincia de Buenos Aires por tratarse de una súper provincia y sostener que el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires es un cargo intermedio entre Presidente y el resto de los gobernadores por su importancia, también es fácil advertir que luego del Jefe de Gabinete, el ministro más importante es sin dudas el de Economía.
La historia de la Economía argentina es sin dudas una muy triste. Tras décadas y décadas de proyectos e intentos de las más variadas políticas aplicadas, la Argentina parece no poder salir de la pobreza. Sale de un proceso hiperinflacionario pero entra en una recesión, y si sale de aquella, entonces entra en otro dilema económico.
Como ejemplo tenemos la realidad misma. Los gobiernos de Duhalde y Kirchner (con la decisiva impronta de Lavagna) sacaron a la Argentina del abismo más profundo de su historia, y la introdujeron en un proceso económico expansivo que crecía a un ritmo sostenido y firme. Luego de algunos años la Argentina nuevamente se atascó y embutió en una estanflación que de haber continuado podría haber conducido a situaciones macroeconómicas y sociales graves.
Por otro lado, el gobierno actual está fallando en cuanto a las medidas que debería tomar para revitalizar la economía. En muchos casos, haciendo exactamente lo opuesto a lo recomendado por la mayoría de los economistas (de diversas tendencias).
El gobierno actual tiene varios “fuertes”: seguridad, política internacional, lucha contra el narcotráfico, e innovación son algunas de las áreas en las que se está destacando. El problema es que en un país como la Argentina, lo que suele decidir los procesos electorales es la política económica, como afirman de hecho varios analistas y economistas.
Más allá de que Cambiemos represente la civilización, la seriedad, y la verdad; y los demás (que ya conocemos muy bien) todo lo contrario; con una economía en rojo difícilmente podrás gobernar en un país como el nuestro, y más difícilmente aún ganarás las elecciones.
Cambiemos puede seguir encaprichado siguiendo religiosa y ciegamente a Sturzenegger, o comenzar a corregir los errores que los economistas más importantes del país están señalando para sacar efectivamente a la Argentina de la recesión, proteger la industria nacional, y consecuentemente ganar más gobernabilidad y elecciones.