Ningún gobierno prepara un autogolpe sin montar algún supuesto complot en su contra que le sirva de justificación, y no hay ejecución posible sin participación activa o pasiva de las Fuerzas Armadas.
Antes de la muerte del Fiscal Alberto Nisman, advirtiendo los carteles que el Movimiento Evita pegaba en las calles de Buenos Aires, escribí en el blog: "Pareciera una clara señal de la preparación de alguna operación de las denominadas autogolpe, y acaso debería desconfiarse de ciertos actores repentinamente subidos a escena. El modo en que se han desarrollado los últimos acontecimientos tiene visos de maniobra y huele mal". Uno de esos actores era el Fiscal Nisman.
Por principio soy reacio a las teorías conspirativas, suelen ser fabulaciones, pero la historia abunda en ejemplos de conspiraciones reales y cuando los indicios son demasiados me permito dudar.
Sospecho que la denuncia de Nisman era parte necesaria del entramado de una conspiración criminal contra la Constitución Nacional para perpetuar al kirchnerismo, sin que ineludiblemente fuera el Fiscal consciente de ello. Con su muerte todas las hipótesis quedan abiertas, incluso cabe la posibilidad que se haya dado cuenta que lo estaban usando para ejecutar un autogolpe. El deceso y la reacción cívica posterior pueden haber frustrado, o alterado sustancialmente, el curso de la maniobra.
El régimen kirchnerista, con impronta castrista al igual que el chavismo, sistemáticamente acusa al que no le rinde sumisión de formar parte de algún proyecto desestabilizador. En tal sentido su ex socio Clarín, con Magnetto a la cabeza, es el enemigo vernáculo que mejor le sirve y conviene. El multimedios del progresismo es la excusa multipropósito para el kirchnerismo; y totalmente inocuo desde el punto de vista ideológico. Siempre, en los discursos del régimen, se señala un enemigo que conspira contra el bien del proyecto, y en esa victimización a ultranza se atribuyen las consecuencias de los errores del gobierno a la mala intención ajena.
No parece casual, entonces, que en las declaraciones de los diputados kirchneristas Juliana Di Tullio y Julián Domínguez, como en la carta de la propia Cristina Fernández, el interés manifiesto sea el de victimizarse apuntalando la teoría del complot contra el gobierno.
En este nuevo contexto cabe recordar la curiosa advertencia de Cristina Fernández pronunciada el 30SET14: "Quieren voltearme, si me pasa algo miren al Norte".
La insistencia en afirmar que Nisman era un instrumento de servicios de inteligencia extranjeros, CIA y Mossad, es llamativa. No lo es menos que recién ahora los funcionarios kirchneristas hablen de la SI como reducto mafioso. Después de más de una década de absoluta connivencia con los "chicos malos" no resultan creíbles los cambios en ese área. De ninguna manera faltando menos de un año para las elecciones y el final del mandato presidencial.
Y mientras tanto al Ministro de Defensa Agustín Rossi y a César Milani, traidor a la sangre de sus camaradas muertos por el terrorismo setentista, se les perdió un misil. Capaz que aparece en el placard de un Soda Stereo...
Mucho huele a podrido, y no es Shakespeare ni Dinamarca. Es Cristina Fernández y el régimen kirchnerista que mal gobierna la Argentina.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López