"CHE PIBE, VENÍ, VOTÁ"
La asociación ilícita Frente de Todos es la lista más coherente: ni uno que pueda ser sospechado de decente.
Los votos que vaya a sumar son de interés para el estudio de la criminalidad, porque indica el porcentaje de delincuencia cruda que hay en la Argentina.
Luego, Juntos por el Cargo es igual de invotable en todas su variables.
Si el voto al FdT refleja el porcentaje de delincuencia cruda, el voto a JxC indica el porcentaje de gente que gusta de ser estafada, es decir, ¿víctimas?, no: cómplices de la cultura K.
Son casta política. Y con ellos en la centralidad de la escena asistimos a otro acto farsesco de un sistema tan viciado que finge representatividad para eternizar la democracia fallida bajo el predominio de la casta.
Veo gente emocionada por el cierre de listas. Más incomprensible aún: veo gente ilusionada.
No es mi caso. Me voy a emocionar cuando una brisa con aroma a Rumania...
Por ende no me voy a poner a discutir con nadie si votar a este o aquel. Porque, más allá de haber definido mi voto, esto no se arregla votando. En ese entendimiento ya no cuestiono el que vayamos dispersos y aunque algunos creen que es contradictorio que habiendo definido mi voto elogie a candidatos que van en otras espacios, no lo es. Ni debe serlo.
Aborrezco el fanatismo: la gente que vale es valiosa en cualquier espacio. Y ojalá pronto no sigamos dispersos.
Voy a votar AVANZA LIBERTAD porque integro el Partido Autonomista de la Provincia de Buenos Aires.
No dudo en decir que no quiero un país para todos. No. De ninguna manera. Yo quiero la Patria: seria, racional, decente, tal como plantea la Constitución Nacional desde 1853. Quiero a la Argentina sin kirchneristas y no hay ningún "nosotros" en el que me interese ser parte con ellos.
No hace falta tener la bola de cristal para comprender que el futuro argentino se ve muy claro: esto mismo y cada vez peor.
Eso sí, siempre creyendo los bien pensantes que los comunistas no existen, que Cuba es sólo una pobre isla víctima de un bloqueo y que no somos Venezuela mientras nos cocinamos como sopa de cangrejos.
Alguna vez supo apreciar Don Bartolomé Mitre que cuando todo el mundo está equivocado todo el mundo tiene razón.
Aplica a la realidad política de la Argentina de hoy.
Hubiera o hubiese ya pasó, se juega como se juega.
Es lo que hay, no esperen más. Tampoco por eso resignarse a lo menos, y que cada vez sea menos. Y no aceptar menos depende de nosotros. Lo que sigue es un buen ejemplo de las cosas que no deben ser convalidadas porque los peores justifican a los malos o viceversa. Romper ese círculo vicioso es no aceptar por bueno lo malo, ni lo menos malo. Lo que está mal está mal. Y punto.
"PARA GUERRA O ELECCIONES"
Siempre digo que Malvinas es un buen cristal para analizar la realidad del país.
Y siempre brego por la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional.
El imperio de la Constitución Nacional es el único camino para ser un país serio capaz de alcanzar objetivos nacionales.
Recuperar la efectiva soberanía de las Islas Malvinas es un objetivo nacional.
Preguntarnos si nos acercamos o alejamos de ese objetivo nos da la pauta de ser o no ser un país serio y también define si estamos en el rumbo correcto o no.
Y la respuesta es tan obvia que la omito.
¿Caben distintas posiciones respecto a la cuestión Malvinas?
Si me dejo guiar por emociones adolescentes respondería que no.
Con el razonar de mis muchos años encima respondo que sí.
Caben distintas posiciones, pero -siempre hay un pero- no hay lugar para la claudicación.
Los políticos argentinos -principales artífices de la decadencia institucional, cultural e intelectual del país-, lo banalizan todo.
Son capaces de cualquier cosa.
En todos los órdenes y Malvinas no es excepción.
Esa superficialidad explica la ausencia de políticas de Estado.
Aquí el punto sigue siendo la vigencia de la Constitución Nacional. Lo que la Constitución manda es lo que hay que hacer: eso y no otra cosa, por los mismos motivos con los que Sócrates explicó su muerte venerando a las leyes de Atenas.
El rigor extremo de ese patriotismo sublime (y del que injusta pero dignamente vienen dando ejemplo los combatientes presos por haber vencido al terrorismo castrista), no exige personas infalibles, porque errar es humano, pero sí reclama enmendar los desaciertos.
No es cierto pues que todos los argentinos compartamos un mismo sentimiento y pensamiento sobre Malvinas.
Pero sí es cierto que la Constitución Nacional debe ser la ley suprema de la Nación Argentina.
Y ningún político debería desconcerla ni contrariarla.
No soy de los que sentencian por un hecho o frase desafortunada a los demás. Sería hipócrita y mi conciencia muda si pretendiera una perfección que no tengo.
Tolero disensos, cuestionamientos y hasta errores groseros. Pero mi tolerancia termina cuando se persiste en el error.
El error se vuelve inaceptable desde que puesto en evidencia no se hace nada por corregirlo.
José Luis Espert, a quien voy a votar en las próximas elecciones, hizo un desagradable posteo sobre Malvinas, y lo corrigió reconociendo la supremacía de la Constitución Nacional. Vale.
Patricia Bullrich hizo un comentario con pretensión humorística sobre Malvinas en un reportaje y pidió las disculpas del caso. Vale.
Pero esa patinada vuelve como error inexcusable cuando desde la presidencia del PRO pone en la lista de diputados a Sabrina Ajmechet.
Postular a quien abiertamente y sin retractarse sostiene respecto de Malvinas una postura contraria a lo ordenado por la Constitución Nacional no es algo que pueda justificarse en la pluralidad, es otro ataque a la supremacía constitucional y por tanto funcional al kirchnerismo.
Por aquello tan cierto de "todo estará perdido cuando se pierda el sentido del humor", contemplo que la posible explicación para la candidatura de Sabrina Ajmechet, la cambiemita amadrinada por Patricia Bullrich que cree tenemos una democracia sólida, es que en realidad buscaban a Achmed, el terrorista muerto, pero la búsqueda se la encargaron a Gerardo Milman quien siguiendo la guía de Rincón del Vago no lo encontró y trajo similar...
CONSTITUCIÓN NACIONAL
DISPOSICIONES TRANSITORIAS:
Primera. La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.
La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.