Ayer, 05JUN25, fui entrevistado en el programa de radio "DE ESO NO SE HABLA" (La Voz de los Presos Políticos), que se emite todos los jueves a las 18:00 hs por Radio del Pueblo, y en parte de la entrevista hice referencia a mis dudas sobre qué votar en las elecciones de este año. Me quedé pensando sobre ello e intento ahora poner en orden mis propias reflexiones.
Como aclaración previa destaco que voté y apoyo al gobierno del Presidente Javier Milei. En tal sentido, si bien tengo mucho que criticar no experimento ningún arrepentimiento. No hay razón para el arrepentimiento cuando se conserva la memoria de lo vivido por el país que proyectó el fenómeno Milei. Y justamente por conservar esa memoria, se comprende que necesariamente el armado de un espacio político nuevo conlleva una gran cantidad de desprolijidades. Inevitablemente la desprolijidad iba a hacerse notar. Y se notó como se sigue notando. El problema es que a dos años de su Presidencia, más allá del fanatismo de los obsecuentes que todo aplauden, no se aprecia que Milei ejerza un liderazgo político tendiente a "emprolijar" su espacio.
Lo que tenemos ocupando bancas oficialistas está a la vista de todos. Ciertamente otras bancadas son tan mamarracho como la oficialista, pero yo no voté a ninguna de esas otras listas por lo que no me afectan sus miserias morales e intelectuales. Esos otros no defraudan mi voto porque no lo tuvieron. Aclaro que hay algunos diputados oficialistas como Beltrán Benedit que no defraudan, pero la coherencia de algunos no alcanza para dar coherencia al rejunte que no es conjunto.
La pregunta entonces, que surge de mi hartazgo por la reiteración de errores no forzados y originados en una desprolijidad que no encuentra márgenes de corrección, merece enunciarse en términos de academia filosófica recurriendo a la grandeza descriptiva de la lengua española: ¿Qué mierda vamos a votar?
Voy a evitar la pena intelectual de enumerar actos y frases bochornosos protagonizados por miembros de la bancada oficialista, son tristemente conocidos y no servirían aquí más que para sumar renglones de lamentación.
Por supuesto, cada quien sabrá qué hacer con su voto. Yo, un hombre un voto y no más que eso, no tengo ganas de votar ninguna lista de legisladores que no me garantice coherencia con mis ideas y valores.
Medio en broma y medio en serio he dicho en algunas reuniones que creo que no tiene sentido votar una lista que no me lleve a mí como candidato. Y estoy dando por descontado que no voy a ser candidato, entre otras razones porque carezco de la habilidad que requiere colarse en las listas. Habilidad que, está visto, otros muchos sí tienen.
En estos dos años, incomprensiblemente, la alianza Milei / Villarruel se rompió. Y no sólo eso, de por sí grave porque se complementaban bien para dar amplitud ideológica al gobierno, sino que además Milei entró en la lógica paranoica de buscar enemigos donde no los tiene. Lo cual insinúa que las listas que bendiga van a estar cargadas de obsecuentes y, paradójicamente, traidores. Hizo el ridículo el Presidente Milei en el Tedeum del 25 de Mayo negando el saludo a la Vicepresidente Villarruel y al impresentable de Jorge Macri (que no por impresentable dejaba de estar ahí cumpliendo una función protocolar), argumentando que "Roma no paga traidores", frase que no creo comprenda en su verdadero significado, mientras se abrazaba con José Luis Espert, quien en su afán de poder se había aliado con Rodríguez Larreta.
Espert se está perfilando como el candidato de Milei en Provincia de Buenos Aires. En lo personal, TODO MAL CON ESPERT. No diré que no podría votarlo en ninguna circunstancia porque en determinados contextos no queda más remedio que votar soportando el asco; pero de momento no veo un contexto en el cual yo acompañe con mi voto una lista encabezada por Espert. ¿Y quienes más irían en esa lista? ¿Gerardo "Rincón del Vago" Milman apalancado por Patricia Bullrich? ¿Un elenco de obsecuentes desconectados de la realidad? ¿Alguna otra rubia como la del cuento del ventrílocuo?
Chiste de la rubia y el ventrílocuo en una reflexión del 2020,
durante el gobierno de Alberto de la Fernández.
No quiero votar esas mierdas. Y no voy a votarlas porque votarlas con asco sólo serviría para convalidar más y más errores no forzados.
Quizás surja una opción alternativa al espantomóvil oficialista con coherencia republicana (derechista) y conductas éticas acreditadas, en tal caso mi voto podría ir ahí sin importar el resultado. Porque además no se trata de llenar bancas, como seguramente hará la lista del gobierno, sino colocar ideas en esas bancas. Mejor un diputado leal al voto que 20 buscapies.
Pero no se avizora nada por el estilo en el horizonte. Ni siquiera el retorno de Obaca para contrarrestar la tentación del voto en blanco por el voto en negro. Y humorada al margen, no hay nada. Al menos todavía no, lo cual es para preocuparse pues como enseña Sherman Kent, la marcha del tiempo no puede detenerse. Y es implacable.
Hoy por hoy voto en blanco, o mejor aún me iré de descanso a algún lugar a 600 kilómetros de mi lugar de votación.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.