Decías en aquel domingo
que todo tiempo perdido
era la llama del olvido,
y que acaso al fin de cuentas
cansada la hoguera eterna
al ocaso y soñolienta
haría con buen sentido
leña del árbol caído,
otro carbón ofrecido
con ingrata displicencia
de brutal indiferencia.
Pero el fuego hace diamantes
de pura quintaesencia,
cuando oscuro y fenecido
el mundo se haya extinguido,
-advertías aquel domingo-,
del roble de tu conciencia
brillará por siempre el distingo.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Domingo 8 de Noviembre de 2015, 15:40 hs.
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