jueves, 27 de noviembre de 2008

A MIS AMIGOS CUERVOS (ANTE EL CLÁSICO HURACÁN SAN LORENZO)



Tengo el convencimiento que no se puede ser hincha de Huracán sin ser un poco hincha de San Lorenzo, ni se puede ser hincha de San Lorenzo sin ser un poco hincha de Huracán. Es algo recíproco e inevitable porque se trata de compartir un juego, porque sin el otro, sin el rival, no hay diversión. Escribo esto y escucho la voz de Don Antonio Carrizo, conocido hincha de Boca Juniors, modulando con alegría esa tan significativa y sincera consigna que suele repetir:  "¡Ríver Plate: tu grato nombre!".  

Con el Turco Alejandro no nos vemos muy seguido, las ocupaciones de uno y otro hacen que sea muy difícil encontrarnos. Sin embargo cada vez que San Lorenzo se tropieza lo llamo para gastarlo. Y él hace lo mismo cuando el Globo trastabilla. Así que aunque no nos vemos, hablamos muy seguido. Por el Turco, el Sabón Jorge y otros amigos que son del Cuervo, esperaba con ansias el clásico de este sábado. Hasta había pensado en ir a la cancha.  

Pero esta vez no. Sólo saber que andan sueltos un montón de idiotas que creen que el fútbol es cosa de vida o muerte me rebela. No entiendo la falta de reacción ante los hechos de violencia por todos conocidos, esta cosa de que el show debe seguir me suena a derrota. Por ser de derecha, creo en el orden de la libertad, y soy partidario de reaccionar haciendo sentir que existe un deber ser. Los tipos que van al estadio y copan las tribunas con banderas en las que prevalecen las hojas de marihuana y el rostro asesino del Che Guevara no están ahí para ver el partido, sus trapos y humos se imponen por la prepotencia obstaculizando la visión del que sí paga una popular para observar el juego. 

Si el folclore del fútbol sirve para apañar a los violentos, drogones y delincuentes que nada tienen que ver con el sano estilo de vida que propicia el deporte, entonces hay que asumir que ese folclore se ha distorsionado y cercenarlo de cuajo para devolverle el monopolio del protagonismo a los 22 futbolistas en el campo de juego. 

El Ingeniero Jorge Newbery, Primer Héroe Civil de la República Argentina y el más ferviente impulsor del deporte que tuvo la Nación, comprendía cabalmente que la caballerosidad se contagia, la clave está en ejercitarla. Por eso debería ser obligatorio el cambio de camisetas al final de cada encuentro -cualquiera sea el resultado- y el saludar juntos a todos los sectores del estadio; ese simple gesto serviría para acomodar unos cuantos valores en su lugar. 

Claro que no alcanzaría, también sería importante hacer desaparecer las tribunas y tener estadios completamente acondicionados con plateas. Hay que quitarle el lugar a los barrabravas y extinguirlos por asfixia al no dejar que se reagrupen en ningún lado. 

Se puede erradicar la violencia del fútbol. Ninguna duda cabe de ello, pero al igual que en la canción de Miguel Mateos, para reponer valores en el alto sitial del que nunca debieron bajarse: "En la cocina hacen falta huevos". 

Así que esta vez -mis queridos amigos cuervos- vamos a guardarnos las bromas; porque hay tanta estupidez y tan poca seriedad, que aquello que tenía gracia sencillamente la perdió.  

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López.







martes, 18 de noviembre de 2008

¡QUEREMOS TANGO!: LUCIO ARCE Y LOS DEL ZAGUÁN



¡QUEREMOS TANGO!: LUCIO ARCE Y LOS DEL ZAGUÁN


Tan sólo los grandes artistas del Tango logran en sus presentaciones convencer a cada espectador de ser el destinatario de una función privada, y después de haber disfrutado el sábado su show en La Casona de Colombres puedo aseverar en forma terminante que Lucio Arce integra esa categoría selecta. 

La propuesta artística es sumamente arriesgada y se juega sin red. El humor que abunda en sus letras, el preponderante formato musical de milonga con guitarras, su vestuario desde la gomina hasta los zapatos, la postura y alguna gestualidad coquetean con la posibilidad de la parodia. El valor de su puesta está en insinuar ese costado fácil, que podría ser atractivo para la caricatura, y plantándose muy cerca de la línea que divide la comedia del Tango dejar en claro, con elegancia, su auténtica pertenencia al dos por cuatro. A ese tipo de resolución, que no abunda, se le llama tener clase. 

Si bien y adrede algunos acordes milongueros remiten a la primera mitad del siglo pasado, las letras de Arce se caracterizan por retratar el presente haciendo eje en lo cotidiano, esquivando los golpes bajos y sin enrolarse en la cantinela trillada. Tanto los personajes que aparecen en sus canciones, como las situaciones que describe, son cercanos y reconocibles, se multiplican por miles de rostros que en definitiva somos nosotros. En consecuencia es un show para tangueros de paladar negro, libre de la tan aborrecible “carnada para turistas” que huele mal, se ve peor y da vergüenza oírla. 

En escena, la voz de Lucio Arce suena tan cálida y afinada como en la sala de grabación de la que salieron sus dos discos: “Tangos inesperados” y “¿Trajiste la guitarra?”, con pulmones de sobra para darse el lujo de dejar el micrófono a un lado y probar que esa gola no necesita las muletas de ningún filtro de estudio. Mucho y bueno es lo que aporta a la performance de Lucio Arce el -por ahora- trío de guitarras criollas Los del Zaguán: Sebastián Henríquez, Sergio Zabala -se luce cantando “Potrero Argentino”- y Mariano Lucesoli, este último en reemplazo del Director Musical Sebastián Luna que en el show del sábado estuvo ausente con aviso. 

A diferencia de aquellos a los que conviene escuchar sólo en grabaciones, Lucio Arce logra en vivo darle valor agregado al disco, haciendo que cuando se lo vuelva a escuchar en casa se experimente otra vez la alegría del recital. Por el mismo misterio por el cual Gardel canta cada día mejor, estos discos después del vivo suenan aún mejor. 

Del generoso repertorio, en el que no falta su caballito de batalla que es “La fiesta de Camacho”, vale destacar ese himno al sagrado ritual del asado con el sorprendente vuelo poético de una lágrima de grasa en “La última molleja”, como así también el despliegue histriónico de Arce interpretando “Esperando un balazo”, y, en la confidencia al contar el origen de sus letras, la particular e imborrable ternura de “Azul melancolía”. Les contaría más, pero corresponde dejarlo incomplé…

En definitiva, Lucio Arce y Los del Zaguán ofrecen un show de excelencia; pues asumiendo el desafío de arrancar bien alto se mantienen arriba con solvencia, sin baches ni altibajos. 

RECOMENDACIÓN: No te los pierdas. 

Lucio Arce y Los del Zaguán repiten el Sábado 22 de Noviembre a las 21:30 hs en La Casona de Colombres: Colombres 764, Boedo, Capital Federal. Reservas al 4932-3816 y 4866-1671.

Entrada: $ 15 (Sí: ¡Quince pesos! Más que ganga o bicoca es un precio tan bajo que parece otra mentira del INDEC). 

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López.

sábado, 15 de noviembre de 2008

LA HISTORIA POR ESCRIBIRSE DE UNA CANCIÓN OLVIDADA.

DE ALBERTO NERY Y CARLOS MARÍN: UN HIMNO PARA EL ESTADO LIBRE ASOCIADO DE VICENTE LÓPEZ.

Toda canción tiene una historia entrelazada al misterio que marca su derrotero. Algunas estallan de inmediato, convirtiéndose en resonados éxitos que llegando muy profundo al corazón de la gente sintetizan la época y quedan para siempre en el recuerdo colectivo e individual. Tal el conocido caso de la canción “Lilí Marlene”, música para las emociones esenciales del ser humano cantada por soldados de la Segunda Guerra Mundial a ambos lados de cada trinchera. Los himnos nacionales son de esa clase de canciones, pero con un agregado de excelencia: iluminan el futuro porque logran representar el espíritu de sus pueblos. Ya se trate de La Marsellesa para los franceses, del The Star Spangled Banner para los estadounidenses, del Kimi ga Yo para los japoneses, el antiguo Het Wilhelmus para Holanda o el Oíd Mortales para los argentinos, cada Himno da cuenta de un origen común y grandes cosas hechas en el pasado, de la voluntad de sostenerse mutuamente en el presente y del esfuerzo colectivo para mantener la identidad común de cara al porvenir.


Me viene a la memoria cierta noche lejana en un bolichón de San Telmo, cuando algún ignoto cantor de Tango acomodando la guitarra preguntó a la concurrencia que le indicáramos por donde preferíamos que arrancara. Mi amigo Diego tuvo la respuesta inmediatamente: “Maestro: el Himno manda y abre, después todo el repertorio”. Entendiendo y consintiendo semejante afirmación el cantor atacó con las cuerdas de su guitarra los sones de Cambalache que alegremente cantamos a coro. No es una digresión, evoco aquella ocurrente salida para dejar bien de relieve que Himno es sinónimo de excelencia. Muchos tangueros consideran a Cambalache el Himno del Tango, y aunque me genere alguna reticencia, aquella noche sin duda que lo fue. Cosa curiosa que letra tan sombría como la de Discépolo, sentenciando “que el mundo fue y será una porquería”, pueda ser cantada de modo tan jovial. 

Entonces, poner el mote de Himno a una canción es elogiar su capacidad de impacto en el pecho. 

Esta introducción viene a cuento de una canción que no fue grabada, de cuya existencia no tenía ni remota idea, y que acaso -¡qué hermosa es la palabra “acaso”!- tenga un destino que alcanzar tras el largo sueño de más de cuatro décadas. La historia es esta: 

Recientemente escribí un artículo titulado “El Estado Libre Asociado de Vicente López”, explicando algo en serio, bastante en broma, la razón de ser de esa humorada y orgullosa afirmación de identidad barrial o vecinal de darle al propio pago entidad de Patria Chica con aspiración de independencia. 

Si bien lo de Estado Libre Asociado surgió de mí, la publicación tuvo un inesperado rebote desencadenado por el Dr. David Lawes, quien a través del correo electrónico me hizo saber que el célebre Profesor Amelio Ronco Ceruti promovía décadas atrás el lanzamiento de la “República de Vicente López”.

Y si ese dato me alegró muchísimo, porque ya tenía un antecedente a favor de las aspiraciones independentistas de los vicentelopinos, mis niveles de “contentura” crecieron geométricamente cuando Fernanda Barcano, a quien podríamos definir como una tanguera del ciberespacio, me advirtió que en el blog “El Tango y sus invitados” consultando la biografía del Maestro Alberto Nery había tropezado con la existencia de una marcha compuesta en 1962 que, con música de Alberto Nery y letra de Carlos Marín, lleva por título “República de Vicente López”. 

Imaginen. De inmediato me comuniqué con el responsable de “El Tango y sus invitados” tratando de obtener mayor información. Jorge, de él se trata, a tono con el ánimo gamba que lo llevó a crear un blog para difundir y hacer conocer el disfrute del Tango, ofició diligentemente poniéndose en contacto con Norma Nery, hija del Maestro Alberto Nery. 

Celosa guardiana del legado artístico de su padre, Norma Nery acudió al archivo buscando y buscando –téngase en cuenta, para valorar el esfuerzo de la búsqueda, lo muy fecunda que ha sido la obra del compositor y pianista Alberto Nery (1912-1993).

Será porque el que busca encuentra, o porque el hado del destino así lo tenía reservado, que Nery encontró lo que aparentaba yacer en el olvido enviándome copia de letra y partitura. Acaso, hermosa palabra vuelvo a decir, no haya sido más que para regalarme un momento de enorme felicidad, pero intuyo que esa obra no esperaba sólo por mí –no puedo ser merecedor de tanto-. Merece más, merece el reconocimiento del Estado Libre Asociado de Vicente López, porque la dupla Nery-Marín que ha dado tangos como “Volvé Mimosa” y “Suburbio gris”, también nos ha dejado, aguardando su momento, esta Marcha que puede ser Himno: 


REPÚBLICA DE VICENTE LÓPEZ

(Marcha)

Mirando ilusionado el porvenir,
llevando de bandera el ideal,
sepamos siempre juntos sonreír
y ¡unidos llegaremos al final!

Luchemos afanosos sin cesar
con fe, con optimismo, con amor...
¡Que el triunfo así podremos alcanzar
henchidos de emoción y de fervor!

Vicente López, Patria Querida!
Nace a la vida de una Nación.
Vicente López, cuna de historia,
hoy que vivimos toda tu gloria
nos confundimos con emoción!

Que sea esta República Naciente
la misma voz del pueblo en su sentir,
que el arte y la cultura estén presentes
para después laureles conseguir.

Simbólica Nación de la que haremos
la gran familia en toda su unidad,
por eso esta República queremos...
¡Para que exista siempre la hermandad!

Letra: Carlos Marín
Música: Alberto Nery
(1962)


Nos queda la misión de hacerla tocar y grabar por músicos de Vicente López, y acaso, acaso digo, la Patria Chica, el Estado Libre Asociado de Vicente López, ya tenga su Himno, un Himno creado por tangueros.



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López. 

miércoles, 5 de noviembre de 2008

NO NECESITAMOS MENTIRAS: TAIANA Y LA BOMBA EN EL BAR IBÉRICO

NO NECESITAMOS MENTIRAS: TAIANA Y LA BOMBA EN EL BAR IBÉRICO. 

En esos días las salas de cine de Buenos Aires exhibían películas cuyos títulos se recuerdan aún hoy, más de 30 años después. Así Pierre Richard se preparaba para el regreso del "Alto, rubio y con un zapato negro", mientras afirmaba su fama de taquillero sumando semanas de éxito con el humor alocado de "Se me subió la mostaza". Federico Fellini aportaba lo suyo con "Amarcord", para dejar en claro obsesiones por algunas de las míticas e infaltables grandes cosas de Italia. "La banda de los dóberman" ensalzaba las habilidades del temible pichicho, un bodrio sí, pero inolvidable. Y el cine nacional, al tiempo que preanunciaba la inminencia de "Los Irrompibles" como el western filmado en San Luis, honraba la memoria de Jorge Newbery con "Más allá del sol". Notable actuación de Germán Kraus poniéndose en la piel del primer héroe civil de la República Argentina. Por supuesto también los inefables Jorge Porcel y Alberto Olmedo, quienes siendo "Maridos de vacaciones" enseñaban, sutilmente y desde el afiche, que quien pesca bien recoge mejor. 

Pasa algo muy curioso con los avisos de la cartelera cinematográfica publicados en el diario La Nación de aquel agitado año de 1975: trasmiten entusiasmo, como que ir a ver películas era casi una fiesta, algo que valía la pena, con misterios que sólo podían revelarse en la pantalla grande y desde la comodidad de estar sentado en la butaca del cine. Otros tiempos, otra tecnología sin margen para la piratería. 

Ciertamente el país no era ninguna fiesta. Gobernaba el peronismo post mórtem. Y si estoy revisando viejos números de La Nación no es por casualidad. Ocurre que la historia de la bomba en el Bar Ibérico, cuya autoría material se le endilga vox populi al hoy Canciller Jorge Enrique Taiana, me pareció atractiva desde las posibilidades literarias y al mismo tiempo demasiado enferma, muy de ópera rock Evita. 

Imaginen: el terrorista que en 1975 mata a dos personas detonando su bomba en un bar logra con el paso de los años encumbrarse a lo alto del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación. Si ya de por sí eso es novelesco, lo es mucho más si entre las principales preocupaciones de la diplomacia argentina se prioriza el reclamo internacional para extraditar a funcionarios de Irán posiblemente vinculados con los atentados contra la Embajada de Israel y la Amia. Da para largarse a escribir una novela de escabrosas aristas, elucubraciones al interior de la mente criminal, el contexto de una sociedad acostumbrada a violentos cambios que en el vértigo del día a día recuerda sólo lo que le dicen que hay que recordar, discursos políticos de convicciones acomodaticias, los condimentos de rigor, etc, etc. Una historia de poder, obviamente. El riesgo sería escribirla al estilo de Abel Posse, que no es el mío. 

Según las historias que se cuentan en internet, que es como decir "eso que se dice por ahí", el 04 de Julio de 1975 Jorge Enrique Taiana colocó una bomba en el baño del Bar Ibérico con la intención de matar a un oficial naval que frecuentaba el local, pero en lugar de provocar la muerte del marino asesinó a un mozo y una mujer provocando heridas a otras personas. El relato se cierra diciendo que a los pocos días de producido el atentado Taiana fue detenido junto con su mujer. 

Lo que hace ruido en este relato es tanto la falta de mayores detalles como la ausencia de la conveniente desmentida –tengamos presente que refiere al Canciller de la República Argentina, no es bueno para la Nación que oficialmente no se contraponga una palabra a semejante versión. Así que la pantalla no alcanza, hay que ir al oxidado fiel papel de los diarios. 

La crónica de los hechos a través de la prensa de época, por caso el diario La Nación, reduce la autoría material de Taiana a la categoría de mito urbano: El 29 de Junio de 1975, se informa que la familia Taiana denunció la detención del Profesor Jorge Enrique Taiana y su esposa en la madrugada del viernes 27 de Junio por personal de la Superintendencia de Seguridad Federal acusándolo de actividades extremistas. 

A las 02:30 hs del 03 de Julio un artefacto explosivo causó daños materiales en Parera 40, inmueble que había sido habitado por el padre del hoy Canciller, en ese momento ex Ministro de Cultura y Educación Dr. Jorge Taiana. 

El 04 de Julio de 1975, a las 00:15 hs, se produce la explosión de una bomba en el interior del Bar Ibérico, sito en la esquina de Córdoba y Uruguay. Producto de la explosión mueren dos personas: Mario Ramón Filipini, estudiante uruguayo de 26 años, soltero y con domicilio en Caseros, Provincia de Buenos Aires, cuyo cuerpo es expulsado por la onda expansiva a través de una ventana, y Laura Beatriz Manzano, de 21 años, argentina, empleada, quien resulta decapitada. Escena de horror al estilo de “Good Morning, Vietnam”, y en la espiral ascendente de la violencia cotidiana nada que fuera a detener las rotativas de los diarios. Los demonios ya estaban entre nosotros y eran muchos más que dos. Entre los heridos La Nación identifica a Ricardo Toscado de 49 años, Liliana Hendel de 23, Jorge Doello de 19 y Amil Kichiquies de 29, todos ellos argentinos y atendidos en el Hospital Alemán. 

Va de suyo que si Jorge Enrique Taiana fue detenido a finales de Junio y recién recuperó la libertad en 1982, no pudo detonar la bomba del Bar Ibérico unos días después. Y ahí termina, de momento, mi interés literario por el asunto. 

Repetir este tipo de historia sin documentación que la avale no sirve para esclarecer a la opinión pública respecto del contexto de violencia en que transcurrieron los bien llamados "años de plomo". Para exponer la violencia guerrillera y el desprecio por la vida que pusieron en evidencia los miembros de las organizaciones terroristas, no necesitamos mentiras de ninguna clase. Muchas personas de buena fe pueden ser llevadas a confusión colocando este "mito urbano" entre hechos reales y comprobados. Basta un hecho falso enumerado entre otros muchos ciertos para que se vea afectada la credibilidad del conjunto. 

Sí, hubo una bomba que explotó y mató en el Bar Ibérico, pero Jorge Enrique Taiana no pudo ser autor material del criminal atentado. 

Y eso diré hasta que documentadamente se pruebe lo contrario. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha 
http://www.plumaderecha.blogspot.com 
Estado Libre Asociado de Vicente López.

¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

Ariel Corbat
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