lunes, 28 de abril de 2025

OPERACIÓN ROCA, LA DESPROLIJIDAD DE BULLRICH CON LA TEATRALIDAD DE PETRI.



Evitando en lo posible reiterar lo que tantas veces he referido sobre la legalidad de la participación de las Fuerzas Armadas en cuestiones de Seguridad Interior, haré un breve comentario sobre la Resolución 347/2025 del Ministerio de Defensa por el cual se dispone el inicio de la “Operación Roca”, que implica el despliegue de medios y personal en la Zona de Seguridad de Fronteras Norte y Noreste, desde el 15 de abril al 15 de diciembre del 2025 y para lo cual se han dispuesto reglas de empeñamiento de carácter reservado.

La resolución firmada por el Ministro de Defensa Luis Petri es simplemente un despropósito y por una sola razón: en nuestro país hay militares privados de su libertad por haber combatido al terrorismo.

Ello significa una severa limitación moral para que los militares en actividad se involucren en acciones de Seguridad Interior. Acciones que pueden determinar la detención de civiles o enfrentamientos con bajas y acarrear a personal militar en actividad la incertidumbre de largos procesos judiciales como el que padeció el policía Chocobar y los que afrontan otros policías, gendarmes y prefecturianos que por cumplir con su deber son acusados por homicidio.

Más aún, recientemente en otra resolución que envilece al gobierno el Ministerio de Defensa dio de baja a militares condenados por haber vencido al terrorismo castrista, desconociendo derechos adquiridos y aportes previsionales que nada tienen que ver con los delitos que (prevaricato mediante) se les achaca. 

Pueden ir tomando nota los militares en actividad que así como por haber combatido al terrorismo hay cabos y subtenientes bajo escarnio judicial, también los habrá por eventuales hechos futuros. Y nunca va un político preso por estas cosas, son siempre los uniformados el blanco de fiscales y jueces. No serán el Presidente Javier Milei, ni el ministro de Defensa Luis Petri, ni la ministro de Seguridad Patricia Bullrich, ni ningún otro funcionario político, los que vayan a ser juzgados responsables por lo que pase en el terreno. 

Y si alguno tiene dudas respecto a esa realidad, ahí está la causa por la muerte de Rafael Nahuel en un enfrentamiento con secesionistas mapuches. Ningún político tocado y cinco efectivos de la Prefectura Naval Argentina condenados por homicidio agravado con exceso en la legítima defensa. 

Patricia Bullrich, que también era ministro de Seguridad cuando tuvo lugar ese enfrentamiento, pasea con sus nietos en Disney y en ocasión del funeral de Francisco por la Fontana di Trevi. La dolce vita sigue para los políticos como si fueran casta ¿por que ya no lo son, verdad? y a los uniformados se los olvida, como se está olvidando al gendarme Nahuel Gallo prisionero de la satrapía castrista de Venezuela y como se están olvidando las inconducentes bravatas pronunciadas entonces por Bullrich.

Son demasiadas las señales de advertencia objetando que los militares se dejen usar alegremente, encegueciéndose de humo en la ficción literaria de Bullrich comprada por Petri de la guerra sin cuartel para terminar con la inseguridad. 

Mientras no sea desmantelado el prevaricato sistematizado -que es la mayor corrupción del Poder Judicial-, mientras permanezca un militar privado de su libertad por haber combatido al terrorismo, no puedo más que repudiar cualquier decisión de involucrar a las Fuerzas Armadas en escenarios que escapan a su formación específica reemplazando a fuerzas policiales y de seguridad. 

El gobierno del Presidente Milei maneja esta cuestión a lo Bullrich, con mucha desprolijidad, como dice el refrán: poniendo el carro delante de los caballos. Hay procesos políticos que necesitan atravesar por distintas fases para alcanzar el éxito, ninguna de las fases que requería la resolución adoptada por el autopercibido Top Gun del Ministerio de Defensa fue cumplida.  Por ende es un despropósito. Teatralidad al estilo Petri, pero con un telón que puede caer pesadamente sobre algún soldado.

CONCLUSIÓN

No están dadas las condiciones morales para recurrir a los supuestos legales que contemplan la participación de las Fuerzas Armadas en cuestiones de Seguridad Interior. 

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 










domingo, 27 de abril de 2025

SENDERO DE TRIBULACIONES





ACOTACIÓN PREVIA 

El reclamo argentino por la soberanía de las Islas Malvinas tiene rango constitucional. 

Que sea necesario recordar tal obviedad indica desviaciones en la batalla cultural.

Después que durante la pandemia el conjunto de la casta política desconoció la vigencia de la Constitución Nacional, y ya con un Presidente que ganó las elecciones prometiendo ser lo opuesto de esa casta, era deseable que la batalla cultural fuera entendida como el retorno a la lógica y pasara por reafirmar las instituciones fortaleciendo el orden jurídico: alcanzar y sostener la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional. 

En tal sentido preciso es subrayar que la seguridad jurídica no se logra eligiendo desde el poder arbitrariamente qué normas constitucionales cumplir y hacer cumplir y cuales no. No es facultativo del poder constituido anteponer su voluntad a la del Poder Constituyente. 

En el caso de Malvinas la principal directriz de la política a seguir desde la diplomacia fue fijada por los constituyentes, ningún gobierno puede apartarse de esa directriz. 

Ello es algo que pareció entender el Presidente Javier Milei cuando el pasado 2 de Abril en el mismo discurso que hizo alusión a los deseos de los kelpers (que no tienen ninguna relevancia por ser población implantada por la fuerza), clarificó que el reclamo por la soberanía es irrenunciable. Un discurso, dicho sea de paso, que pudo perfectamente prescindir de ese coqueteo irrelevante con la pretensión británica de la autodeterminación.

LA DOCTRINA PLAZA, DE LA SEDUCCIÓN A LA RESIGNACIÓN

El 21 de Abril de 2025 el Presidente Milei formalizó el ascenso de Mariana Edith Plaza y Carlos Gonzalo Ortiz de Zárate a la categoría Categoría “B” Ministro Plenipotenciario de Primera Clase.

La situación del matrimonio Plaza y Ortiz de Zárate en la Embajada en Londres, venía generando controversia tanto en el ámbito de los diplomáticos de carrera como en la política. 

El principal motivo de controversia es la postura pro-británica de Mariana Plaza, lo que en Cancillería ha dado en llamarse "Doctrina Plaza" y que es juzgada como una resignación práctica del reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas a cambio de alguna promesa británica de intensificar relaciones comerciales y culturales. Algunos comparan esa postura claudicante con lo que fue el fracaso de la  "política de seducción" sostenida por el Canciller Guido Di Tella durante la Presidencia de Carlos Menem, pero aclaran que mientras el objetivo de aquella política era persuadir de la soberanía argentina, lo que propone Plaza es normalizar la usurpación mediante una política de sumisión a las pretensiones británicas sobre el Atlántico Sur con su proyección antártica.

Ciertamente la Cuestión Malvinas es un desafío complejo. Téngase presente que el Presidente Raúl Alfonsín, a instancias de su canciller Dante Caputo, se propuso garantizar la democracia reduciendo las Fuerzas Armadas a la inoperancia. Como resultado de esa determinación padecemos una democracia de muy baja calidad y el poderío militar argentino es a todas luces insuficiente. Otra consecuencia de la iniciativa surgida de un canciller es que las palabras de la diplomacia argentina no tienen otra cosa que un respaldo de fogueo, meramente simbólico. (Leer artículo: LA IRRACIONAL INDEFENSIÓN ARGENTINA). No hay "fierros" sosteniendo nuestra diplomacia, que tampoco puede apoyarse en la relevancia económica. 

Todo ello hace de Malvinas una cuestión compleja, tan compleja que se reduce a una premisa simple: Argentina, para recuperar Malvinas, debe ser un país serio. Y esa premisa simple es tan contundente que deja en evidencia los usos demagógicos, cacareos irrelevantes, de quienes han gobernado el país en lo que va del Siglo como si fuera un manicomio atendido por los pacientes.

Malvinas exige pensar y obrar con la frialdad que reclaman las razones de Estado, sin dejarse dominar por las pasiones ni la banalidad de las sinrazones.

LA BANAL OBSECUENCIA QUE ENCADENA A LA IGNORANCIA

El 25 de Abril en X Marcelo Duclos, citando un posteo en el que se daba cuenta de la fundada oposición de Nicolás Kasanzew a la designación de Mariana Plaza como embajadora ante el Reino Unido de Gran Bretaña, publicó el siguiente texto: 

"Respaldo absolutamente el ascenso de Mariana Plaza. Gran funcionaria y mejor persona.
No se quien es Mariana Plaza ni q hace."

Con esa declaración Duclos se jacta de ser un obsecuente a esa y cualquier decisión del Presidente Milei. Hay sin duda un oficialismo que milita con fanatismo la sumisión al líder, exhibiendo en ello la misma falta de dignidad de los "termos" kirchneristas y las "focas" amarillas, de hecho hay quienes se jactan de ser "termos de Milei". Atrás quedó para todos ellos aquella campaña en la que de despertar leones se trataba... 

La obsecuencia, siempre rastrera, es inaceptable tanto desde lo intelectual como desde lo moral. Con la obsecuencia no hay debate posible porque su esencia es despreciar a la razón, aquí su consecuencia es ahondar con gusto la miseria intelectual que dejó el kirchnerismo. 

La obsecuencia, además de idiota, es irrespetuosa. 649 de los nuestros dejaron sus vidas en el Teatro de Operaciones Atlántico Sur durante los 74 días que duró la Guerra. Innecesario es que me ponga a explicar aquí el valor de la sangre en la identidad de las naciones, en su voluntad de ser y prevalecer.

PENSAR O AGONIZAR

Lejos de mí pretender o delirar que en tiempos pasados el mundo se haya gobernado en base a la razón y desprovisto de toda estupidez. Pero viviendo hoy, no se caracteriza el mundo presente por pensar, hay una alud global de imbecilidad que no para de rodar y crecer. 

Por caso, el Reino Unido de Gran Bretaña podía jactarse de su liberal elegancia para debatir ideas en Oxford, pero la vieja Albión se está ensombreciendo literal y metafóricamente así que ahora su gobierno teme a la libertad y censura lo que, acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", no sabe como rebatir. Así se rechazó el ingreso al Reino Unido del escritor francés Renaud Camus, quien advierte sobre un proceso de "gran reemplazo" migratorio por el cual la cultura europea se encamina a la africanización e islamización, porque el Ministerio del Interior consideró que su presencia no es "conducente al bien público". No es la única señal de cobardía intelectual que marca una cierta decadencia intelectual británica. 

Y para quienes cometan el error de creer que la decadencia del enemigo nos beneficia, no sólo les recuerdo lo mucho de identidad europea que tiene la identidad argentina, sino que esa misma cobardía intelectual de atrincherarse en la censura es la que impera en la Universidad de Buenos Aires desde 2012 cuando se prohibió estudiar allí a procesados en esas farsas del prevaricato que son los llamados "juicios de lesa", bajo el llamativo argumento esgrimido por el Consejo Superior de la UBA consistente en afirmar que unos pocos individuos, privados de su libertad, puedan ser sostenedores de un "discurso negacionista" que habría de postular en el propio seno de la Universidad la pretendida legitimidad de delitos masivos. Esa cobardía intelectual es plenamente funcional a la intención de imponer mentiras como "verdades dogmáticas", porque las verdades no escapan a ninguna confrontación de ideas por miedo a ser refutadas. (Leer nota: COBARDÍA INTELECTUAL EN LA UBA).

Pensar es siempre adentrarse en un sendero de tribulaciones, exponerse a las incomodidades de las dudas. Las convicciones para ser honestas deben se expuestas a las razones del otro y a las dudas propias. Las convicciones que se esconden de las dudas no son convicciones, son engaños.

La Cuestión Malvinas, como cualquier otra, debe ser afrontada con verdad. En tal sentido no hay que tener ningún temor de debatir ninguna posición, incluyendo el extremo de la claudicación. Como seguramente la mayor parte de quienes estén leyendo, tengo muchos argumentos para refutar a quienes sostengan la conveniencia de renunciar al reclamo por la soberanía sobre las islas australes. Pero cito uno en particular: la Constitución Nacional establece claramente que:

"La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.

La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino".

Por lo tanto cualquier pretensión claudicante requiere una reforma constitucional que así la consagre, algo de momento inviable en términos de realidad política. Y como el fundamento de cualquier país serio es regirse conforme a su constitución, sea tácita o expresa, el debate sobre si Argentina debería renunciar al reclamo por Malvinas no tiene ninguna utilidad ni viabilidad en tanto no se vislumbre otra reforma constitucional. Eso significa para el gobierno la tajante obligación de sostener el reclamo en los precisos términos del texto constitucional. 

No hay margen pues para posturas extremas, sea la de quienes quieren abandonar el reclamo o la de quienes pretenden expulsar los kelpers. 

CONSIDERACIÓN PERSONAL DE CIERRE

Haciendo que el desagrado por la imbecilidad obsecuente en el tuit de Marcelo Duclos se transformara para mí en pesar, resultó que a consecuencia del mismo se trenzaron en una discusión desmedida dos a los que amo como hermanos: Nicolás Márquez y Marcelo Llambías.

Volcaron con agravios desaforados que debieron evitar y en tal sentido no tengo más que lamento y reproche para ambos. Pero con el dolor del desprendimiento siento que hay que elegir. El mileísmo a ultranza que milita Márquez es ya incompatible con principios que para mí son determinantes. Llambías en cambio nunca se alejó de esos principios, no se ha cerrado en ninguna postura de todo bien o todo mal. Sus pensamientos, no siempre coincidentes con los míos, expresan razones y siempre están abiertos al debate. Por eso me quedo con  Llambías, mi "hermano de sangre".


Esta decisión mía, personalísima, va junto con considerar que cada vez resulta más difícil interactuar en las redes sociales. Hay poca, muy poca, voluntad de debatir ideas. Y me cansaron la agresividad mediocre y la estupidez. Porque para mediocridad y estupidez ya tengo bastante con la propia. No volveré pues a publicar en Twitter ni en Facebook, que son las dos redes sociales que utilizaba. 

Aceptar lo que viene, soltar lo que se va y la mente como un lago.

Consérvate bueno.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
Estado Libre Asociado de Vicente López


 





lunes, 21 de abril de 2025

INSTIGANDO AL ODIO EL PRESIDENTE MILEI TRAICIONA LO QUE REPRESENTA


"No puedo odiarlos porque nada me une a ellos; 
no tengo nada que ver con ellos"

Milan Kundera, La  inmortalidad.





El 19 de Abril de 2025 el Presidente Javier Milei publicó en su cuenta de Twitter este mensaje, que transcribo textualmente:

"PERIODISTA MENTIROSOS

Había creído que una gran parte del periodismo había llegado a su máxima expresión como basura mentirosa con el tratamiento de la reducción de la pobreza.
Me equivoqué. Me quedé corto.
Se han superado diciendo que amenacé al campo y se fueron al carajo totalmente diciendo que un tweet festejando la internalización del Principio de Imputación de Menger es comparable a la política de Guillermo Moreno poniendo una pistola en la mesa para controlar precios.
En definitiva, creo que la gente no odia lo suficiente a estos sicarios con credencial de supuestos periodistas. Si los conocieran mejor los odiarían aún mucho más que a los políticos.
CIAO!".

El último párrafo merece volver a leerse, porque sobre su contenido se expresa este artículo: 

"En definitiva, creo que la gente no odia lo suficiente a estos sicarios con credencial de supuestos periodistas. Si los conocieran mejor los odiarían aún mucho más que a los políticos".

Es clara y explícitamente una instigación al odio. "La gente no odia lo suficiente" dice el Presidente sugiriendo, además que a esos "supuestos periodistas" se los debe odiar más que a los políticos. Esto último resulta llamativo porque no deja de ser una defensa corporativa de los políticos. 

El odio no es un sentimiento sano, nubla la razón y encadena a lo que dice despreciar. 

Es inadmisible que Javier Milei vuelva a olvidar la responsabilidad, prudencia  y decoro republicano que debe ostentar por ser Presidente de la Nación Argentina y grave que sea para instigar al odio. 

El odio es boomerang tan peligroso como la estupidez de los obsecuentes. Y cabe observar con preocupación que los embebidos de obsecuencia celebren este particular derrape del Presidente que va más allá de la falta de elegancia. Ocurre que perder el decoro es perderlo todo pues lo cortés no quita lo valiente, al contrario: lo cortés reafirma el coraje y la superioridad ética que se supone representa Milei. Por supuesto no cuestiono ni su derecho a defenderse, ni a informar y expresarse frente a operetas y operadores, simplemente subrayo que un Presidente por su responsabilidad no debe instigar al odio y es explícitamente lo que hizo Milei en ese lamentable final de tuit.

Por ende no son ya meras formas lo que transgrede, sino el fondo en tanto resigna la superioridad ética rebajándose al mismo nivel de esos operadores de operetas que fogonean odios varios con desfachatadas intenciones de atentar contra el orden constitucional. No es excusa lo que esos otros hagan para descender también el Presidente al nivel de cloaca e instigar al odio. De esa manera, lejos de mostrarse firme, el Presidente se doblega y les otorga poder sobre sí ya que lo sacan de su rol, lo sacan de sus cabales y lo hacen jugar su juego. 

Me divierten esos patéticos obsecuentes mileístas que creen que insultando el Presidente Milei demuestra no ser un tibio como el Presidente Mauricio Macri. Me divierte porque Macri que sí gobernó como un tibio, no es tibio por haber respetado las formas republicanas, sino por haber evitado del primero al último día de su mandato dar la batalla cultural que se requería para sanear la cultura subvertida por el kirchnerismo.

Al respecto es dable mencionar que el Presidente Milei ha manifestado reiteradas veces su admiración por el Presidente Carlos Menem, incluso llegó a reconocer en algún momento que Menem tenía razón cuando decía que en política no hay que calentarse porque el que se calienta pierde. Es una pena que no internalice esa enseñanza como regla de conducta, la cual ha demostrado su acierto cada vez que Milei ha respondido a sus adversarios poniéndose en modo estadista sin transgredir los cortos límites de la investidura presidencial. Ese es el mejor Milei. Allí puede jactarse con silenciosa elegancia de su superioridad estética y ética, la misma que abandona cuando se deja dominar por arrebatos pasionales. Con lo mucho que puede criticarse al Presidente Menem, es honor a la verdad reconocer que tuvo una clara intención de pacificar el país y jamás deshonró la investidura presidencial instigando al odio, cosa que deliberadamente sí hizo el Presidente Néstor Kirchner.

El kirchnerismo, he observado infinidad de veces, exacerbó en la sociedad argentina la lógica amigo/enemigo siguiendo una estrategia de hipócrita victimización. Algo que puede comprenderse fácilmente leyendo los documentos publicados por "Carta Abierta", ese colectivo de intelectuales kirchneristas que dirigía el entonces filósofo oficial Ricardo Forster y que ofició como usina de justificación para cualquier decisión del gobierno.  

El régimen kirchnerista fue un régimen de odios sutiles y groseros que subvirtió la cultura alejándola de los valores republicanos con que la Constitución Nacional organiza la convivencia de los argentinos. 

Vencer la fuerte inercia del régimen exige sanear nuestra cultura y no se puede lograr anclándose en el odio ni queriendo redirigirlo dando vueltas sobre él. 

Los izquierdistas se victimizan y odian, quienes somos de Derecha no nos victimizamos ni odiamos. Porque si odiáramos tendríamos un lazo indisoluble con aquello que despreciamos, con lo cual se convertiría en parte de nuestra identidad. Y no queremos eso, nos lo advierte la cita de Kundera con que inician estas reflexiones. Reflexiones que acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", puedan leerse como continuidad de otras que bajo la misma cita escribí en Enero del 2013 cuando Victoria Villarruel recibió amenazas de muerte de un fanático kirchnerista que ya en el 2008 me había amenazado a mí (JORGE ZAPPINO, AMENAZADOR SERIAL "K"). Porque algunos somos republicanos activos desde mucho antes de ayer.

Cuando al odio político se le responde poniendo excusas para más de lo mismo, odio contra odio, es que nunca se llega a ser una sociedad saneada. No dejarse dominar por el odio significa ganar fortaleza y dominar el miedo que es un gran generador de odio.

En tal sentido y sin sorprenderme, me preocupa que no crezca una clara y fuerte conciencia cívica sobre la importancia de preservar la dignidad de las instituciones republicanas que debiera manifestarse a través de la investidura presidencial, judicial, legislativa, etc. Eso nos  condena a seguir teniendo una República endeble, un mero decorado de cartón que a duras penas y mirando rápido salva las apariencias. Brego y seguiré bregando a favor de la ética de la Constitución Nacional como guía de conducta de gobernantes y ciudadanos.

Para ello me tomo con calma estoica las agresiones de quienes se molestan porque digo que el Presidente Milei, por el sólo hecho de ostentar la investidura presidencial no debe instigar al odio. Insto pues a los fanatizados mileístas a que aflojen con la obsecuencia, porque si siguen celebrando cualquier disparate un día cercano se van a ver al espejo odiando a todos como gemelos de Luis D'Elía. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


sábado, 19 de abril de 2025

ARGENTINA, UNA NACIÓN CON IDENTIDAD CATÓLICA

"La clase de ateo que monta guardia cuando sus camaradas rezan"
AC/LPD



A modo de presentación en diversas oportunidades he declarado ser "republicano, unitario y liberal, ateo para más datos". Y efectivamente, eso es parte de lo que soy.

Como republicano sostengo lo que bien supo expresar el Presidente Julio Argentino Roca: "El secreto de nuestra prosperidad consiste en la conservación de la paz y el acatamiento absoluto a la Constitución". 

De tal modo si algún esfuerzo hago en materia política es por alcanzar y sostener la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional. Y teniendo clara esa meta no vivo ninguna contradicción por ser unitario ni por ser ateo bajo una constitución federal y católica.

De hecho, rechazo cualquier intento de reformar la Constitución Nacional. No porque sea imposible mejorarla, pues los mismos constituyentes originales han establecido el mecanismo para su reforma admitiendo así que su obra es perfeccionable y que a través del tiempo cabe adecuar el texto a las nuevas realidades. Mi rechazo a cualquier reforma se basa en entender que antes de pensar siquiera en tocar una coma de la Constitución Nacional hay que poder acreditar un largo y sostenido esfuerzo por cumplirla. Esta sociedad, sencillamente y a todas luces, no lo acredita.

La mala reforma de 1994, surgida del espurio Pacto de Olivos con el que Carlos Menem y Raúl Alfonsín negociaron sus ambiciones de poder (la reelección inmediata del primero a cambio de algunos senadores para el segundo), es un obsceno ejemplo de la falta de voluntad de la casta política hasta para honrar sus propias reformas. Prueba de ello es que el órgano constitucional Defensor del Pueblo de la Nación, incorporado por esa hipócrita asamblea constituyente a través del Artículo 86, lleva 15 años inutilizado por acefalía; es decir: derogado de facto por los mismos que lo establecieron. 

Otros incumplimientos, que tantas veces he referido y omito mencionar aquí porque largo sería, no siempre tan obvios pero todos groseros, hacen que hoy (y desde hace décadas) nuestro sistema republicano sea un decorado vaciado de contenido.

Entonces, volviendo al principio, ¿la forma unitaria de gobierno es mejor que la forma federal? Por supuesto, estoy plenamente convencido de ello y mucho más a partir de la revolución de las comunicaciones que difiere por completo de la época de los chasquis y las carretas; pero no estamos en condiciones de darnos ese debate sin antes incorporar a nuestra cultura como un rasgo firme y saliente el cumplir con la Constitución Nacional. Sin ese cambio cultural, la razón por la que somos malos federales sería la misma razón por la que pasaríamos a ser malos unitarios. 

Otra cuestión es la que contrasta mi ateísmo con la fe religiosa de los constituyentes, expresada desde el mismo prólogo de la Constitución Nacional. En relación a ello no tengo ninguna objeción teórica ni práctica al texto constitucional. En lo personal interpreto que la cita de Dios es una buena metáfora sobre la voluntad de alcanzar lo bueno, lo justo y lo bello. Por lo que lejos de ofenderme, en una época donde abundan idiotas con vocación de ofenderse por cualquier cosa que no se amolde a su gusto, encuentro esa cita racional y tranquilizadora. Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", porque sobre la tolerancia religiosa se construye la tolerancia social y quienes, con sinceridad, con pureza espiritual, creen en la divinidad tienen la humildad que protege a esa tolerancia. Cuando la creencia en Dios no es sincera, de los farsantes surge el fanatismo que sin humildad alguna se cree capaz de restaurar a un Dios que imaginan mutilado. 

Tampoco me ofende, ni podría ofenderme, la preferencia que la Constitución Nacional otorga a la religión católica. 

Yo celebro en Semana Santa que la Constitución Nacional disponga en su Artículo 2º "El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano". Se trata del justo reconocimiento a la fe de la legión que construyó la nacionalidad y que define nuestra identidad de país católico. La mismísima fe, por ejemplo, de los pilotos de combate que atacaron a la flota inglesa durante la Guerra de Malvinas.

Soy ateo sin vacilaciones, pero antes que nada soy argentino y la Nación Argentina se forjó con identidad católica sin que ello significara intolerancia. Por el contrario, la misma Constitución que reconoce un rango preferencial a la Iglesia Católica garantiza la libertad de credo y con ello también mi libre ateísmo. 

Mantener ese rango preferencial es la mejor barrera contra la intolerancia autocrática de los que argumentando una libertad que no profesan pretenden hacer del progresismo la religión oficial. 

Argentina es una nación con identidad católica y no veo beneficio alguno en que deje de serlo. Digo esto a pesar de los reparos políticos que me genera el Papa Francisco y esos curas de evangelio marxista. 

El sostenimiento del culto católico apostólico romano, no es para el gobierno una mera obligación económica. De haber sido sólo eso los constituyentes lo hubieran establecido en algún inciso de las obligaciones del Poder Ejecutivo o Legislativo. Pudiendo hacer eso, lo fijaron en el artículo 2, inmediatamente después de haber definido la forma de gobierno, por lo cual más que material ese precepto tiene el sentido de incorporar la moral católica al contenido de la forma de gobierno adoptada.

Una moral en todo compatible con la Libertad, sostén de la identidad nacional que debemos preservar.

Y como, para variar, me he dejado llevar con estos pensamientos haciendo un largo texto de lo que iba a ser un breve comentario, me planto aquí para despedirme con aquel saludo pascual de Alfonsín en mi muy querida Semana Santa de 1987:

¡FELICES PASCUAS, LA CASA ESTÁ EN ORDEN!

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
Estado Libre Asociado de Vicente López

jueves, 17 de abril de 2025

LAS JURAS DE LOS CERDOS OFENDEN A LA REPÚBLICA




Los cerdos que describe George Orwell en "Rebelión en la granja", constituyen por sí una categoría política: la de los farsantes que argumentan democracia al sólo efecto de imponer el totalitarismo. 

Los políticos a los que con tal significado podemos calificar como "cerdos de Orwell", abundan en la sociedad argentina y conservan un enorme poder.

Gracias a ellos la democracia como intento fallido podría ser tema de un ensayo sobre el modo en que, a partir de las expectativas de calidad institucional que nos ilusionaron en 1983, la República Argentina ha ido degradando sus instituciones por obra y ventura de su dirigencia política (o la casta, o lo que sea que usurpe el lugar de lo que debiera ser de una verdadera dirigencia política).

De entonces a hoy la corrupción de la política (que más por omisión que por acción hemos permitido todos nosotros, irrefutablemente malos ciudadanos) hizo de los tres poderes de la Nación  un decorado de cartón. Así el Poder Judicial devino Poder Prevaricador, las cámaras del Congreso han perdido toda noción de honorabilidad y el Poder Ejecutivo ha sido una vidriera de vergüenzas. No hay en la generalidad de los políticos verdadero amor por la República, desconocen sus fundamentos, aborrecen su mecánica, se mofan de sus formas austeras y desprecian sus fines.

Sin embargo la nave va. No han llegado al atrevimiento de declararse abiertamente enemigos de la República, algo que insinúan cada vez que coquetean con la idea de reformar la Constitución Nacional; a la que ya en 1994 le metieron mano para saciar las ambiciones de poder de Menem y Alfonsín, los dos protagonistas del espurio Pacto de Olivos.

Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", cierta conciencia cívica que la sociedad guarda en su inconsciente, heredada sin duda de la legión que construyó la nacionalidad organizando definitivamente al país, impide que nuestra amada Patria deje de ser la República Argentina para convertirse en un Estado plurinacional, alguna otra forma de "democracia popular" o cualquier otra invención eufemística para incubar la antiargentinidad de las autocracias.

Ciertamente, con tan sólo ahondar sobre lo expuesto en estos pocos renglones aquel ensayo posible imaginado al principio podría convertirse en un tratado y abarcar varios tomos. 

Pero siendo que esta entrada no puede ser ni siquiera un capítulo, sino un breve artículo, será algo así como una simple nota al pie sobre la austeridad y el decoro con que debería manifestarse la responsabilidad política en el momento puntual en que se toma juramento a quienes acceden a un cargo en el Estado.

Asumiendo que los largos extravíos discursivos de muchos legisladores nacionales y provinciales al prestar juramento son conocidos por cualquier persona medianamente informada, no haré perder tiempo a los lectores nombrando a los numerosos impresentables que han jurado por intereses extranjeros, terroristas desaparecidos, reputadas mentiras como la de los 30.000 y cuanto desvarío panfletario han creído propicio para alcanzar cinco minutos de fama.

Tales juras son bochornosamente anti republicanas, porque esas peroratas violentan las formas austeras del sistema republicano. Son declamaciones fuera de lugar que lejos de fortalecer la palabra de quien presta juramento logran el efecto contrario. Exhiben, además, vocación por despreciar la convivencia convirtiendo a los demás en un auditorio cautivo. Es en esencia una práctica violenta, igual que esos militantes políticos que toman por asalto un colectivo o un vagón de subte / tren, para obligar a los pasajeros a escuchar sus discursos.

La vocación del tirano es hacerse escuchar sin escuchar y adueñándose del tiempo de los otros. Los largos e insoportables discursos de Fidel Castro, respondieron siempre a esa lógica del totalitarismo.

Es imprescindible reparar el dañadísimo decoro del Congreso y restringir las fórmulas de jura a las austeras y tradicionales: por Dios y la Patria sobre estos santos evangelios (somos un país católico), por Dios y la Patria, por la Patria y mi honor, y la fórmula de promesa para aquellos que por sus creencias tengan vedado jurar. Cero circo. Esas formas, breves y austeras, casi espartanas, satisfacen la conciencia de cualquier argentino respetando sus creencias, convicciones y dignidad. 

Cero circo. Y si alguien, cualquiera, invocando cualquier excusa, se aparta de esas formas el juramento debe considerarse inválido y quien cometió esa ofensa al decoro republicano declarado inepto para la función e impedido a perpetuidad de ejercer cualquier cargo en el Estado. 

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.








martes, 15 de abril de 2025

EL SILENCIOSO ADIÓS DE SOMBREROS MAIDANA



Exhibiéndose despojada, la sola vista de la vidriera en Rivadavia 1923 a metros del Congreso de la Nación anuncia el fin de una historia. La clásica sombrerería Maidana está en proceso de despedida definitiva, cerrando una trayectoria que comenzó allá por 1910.

Llegué hasta allí por la proximidad de un evento importante que, a mi gusto, amerita lucir como elegante distintivo un sombrero de estilo gardeliano. Y ese gusto que quiero darme no se podía satisfacer comprando un sombrero de factoría asiática, tenía que tener la autenticidad de lo que identifica, o sea: ser hecho artesanalmente en Buenos Aires y contar por sí mismo su significado. La marca Maidana aporta todo eso. 

Pero no sabía que Casa Maidana ya está cerrando. Después de Mayo será puro recuerdo. Al traspasar la puerta de ingreso al local, atendido por la generación bisnieta del fundador, se percibe la tristeza y el regusto amargo de las despedidas. Para ser la primera vez que compraba un sombrero en ese comercio sentí una pena inexplicable. Desde el Centenario de la Revolución de Mayo y hasta unos días después de hoy, miles de argentinos habrán elegido cubrir sus cabezas con sombreros Maidana. 

Me agrada aunque en tiempo de descuento, el pasar a ser uno más de todos ellos. Uno de los últimos, ciertamente. 

"Todo pasa" decía el anillo de Don Julio Grondona, dos palabras que lo que tienen de cruel también lo tienen de cierto. Las necesidades como los gustos van cambiando a través del tiempo y también la demanda que sostiene las actividades comerciales. Cuando uno ve fotos de la primera mitad del siglo pasado queda en evidencia que llevar sombrero de ala era común. Claramente hace ya un largo tiempo que dejó de serlo. 

Con todo, el sombrero que compré es uno de esos objetos a los que desde el instante mismo que lo tuve en mis manos le confiero un valor más allá de lo económico, por el sólo placer de poseerlo y ostentarlo: 115 años de historia, el recuerdo de una Buenos Aires mucho más elegante y el Tango, siempre el Tango, que sabe sentir como sabe decir. Me alegra tenerlo.

Si alguno quiere atrapar un pedacito de toda esa historia de más de un siglo recomiendo se apure a pasar por ella en Casa Maidana, porque se está yendo sin decir adiós.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.



viernes, 11 de abril de 2025

EL MINISTRO PETRI Y LA CUESTIÓN MILITAR DEL ESCARNIO CONSTANTE




Escribió Valeria Losito en su muro de Facebook estas palabras que reproduzco previo a mi comentario:

Dice el subsecretario de Defensa que Petri es el "primer ministro, después de 40 años, en reivindicar a las Fuerzas Armadas"...

Mi papá forma parte de la institución militar desde los 12 años. El tiro de gracia se lo dio el "mejor ministro" en 40 años.

Cuando Petri decidió y ejecutó las bajas en el mes de enero, dentro de ese grupo había Combatientes contra el terrorismo y Veteranos de Malvinas. Personas mayores, con problemas de salud, cuyas edades rondan entre los 70 y 90 años. Les quitaron TODO: su jubilación y la obra social. Hoy no son nada para esta Patria que defendieron con su sangre y que —como en el caso de mi papá— casi les cuesta la vida.
Ese grupo de “elegidos” expulsados por el ministro quedó completamente a la deriva, sin ningún tipo de defensa… Pero gracias a un ángel (que prefiero no exponer) que se puso al hombro esta dramática situación, junto a mi papá pudimos presentar ante la Justicia todos los reclamos. Que, por supuesto, tardará siglos en expedirse.
Yo creí que lo más aberrante había pasado, pero no, escuchar el grado de hipocresía de estos personajes que gritan a los cuatro vientos ser la reencarnación de San Martín, que dicen devolver la dignidad y valorar el sacrificio de quienes forman las Fuerzas Armadas, ¡es repulsivo, insultante y perverso!"


No puedo más que estar de acuerdo con Valeria Losito.

Que las FFAA, y en particular el Ejército Argentino, vengan siendo degradadas por todos los gobiernos desde el mismo 14 de Junio de 1982, con injusticias, humillaciones y escarnios de toda clase, incluyendo un general que traicionó a sus camaradas por pura ambición, otro que se subió a un banquito como ordenanza para bajar un cuadro, otro que se abrazaba con las madres de los terroristas y otros que no fueron capaces de pedir el retiro cuando al Ejército le hicieron borrar un tuit que recordaba caídos en combate, y no sigo enumerando porque las humillaciones de los uniformados me duelen como propias siendo civil, todo eso no justifica que por algunos reconocimientos y mejoras que nadie niega de parte de este gobierno se pueda callar la aberración jurídica que son los mal llamados juicios de lesa que constituyen un prevaricato sistematizado (el más escandaloso prevaricato de la historia argentina),  y en ese contexto de corrupción judicial y política todavía impune la tremenda aberración cometida contra Losito, un Héroe de la Guerra de Malvinas, y otros camaradas suyos al haber sido empujados a la indigencia por funcionarios de un gobierno del que esperábamos pusiera fin al revanchismo. 

El ministro Petri comparado con Rossi puede ser mejor, pero los elogios de mi apreciado Guillermo Madero, funcionario del Ministerio de Defensa, colisionan de frente y a muy alta velocidad con aquella decisión propia del peor kirchnerismo.  Porque no es cierto que esa decisión fuera una orden judicial que no dejara margen de acción al Ministerio. 

Sorprende, además, porque considero a Guillermo Madero uno de los nuestros.  

Petri, por otro lado, no sé si reivindica a las FFAA. Recuerdo cosas dichas por él en otros tiempos que han quedado en el archivo. Y que recuerdo cuando las acciones indican que los cambios no pasan de lo cosmético, esa estética que disfraza el oportunismo y la conveniencia.

Lo veo más bien como un arribista que aterrizó en el ministerio de Defensa por la necesidad del acuerdo pre balotaje y se conduce ahí pensando en su proyección política antes que en cumplir con los deberes que asumir realmente esa cartera impone. 

Todo muy bien con los reconocimientos y con la compra de algún material, no soy un necio que no vaya a reconocer las mejoras dentro de lo posible en un marco de escasez profunda; pero hay una cuestión moral que no podrá resolverse mientras los nuestros sigan presos y se perpetren contra ellos injusticias como la que motiva estos renglones, porque un país que condena con saña a sus defensores entrega su futuro al enemigo. Sin el mínimo respeto que merecen los que combatieron por la Nación Argentina las FFAA no serán FFAA, porque seguirán moralmente desarmadas. 

Y sin moral los fierros sólo sirven como depósito de óxido.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

miércoles, 9 de abril de 2025

EL ÚLTIMO BESO DEL TENIENTE ESTÉVEZ

 



WOMAN IN LOVE (el último beso del Teniente Estévez)


Life is a moment in space 
when the dream is gone 
it's a lonelier place 
I kiss the morning good-bye 
but down inside you know 
we never know why

(La vida es un momento en el espacio
cuando el sueño se ha ido
es un lugar solitario 
Besé en la mañana el adiós
pero por dentro tú sabes
nosotros nunca sabremos porque)


El Teniente Roberto Estévez tenía una dolencia de vieja data en su talón izquierdo. Debido a ello viajó el 18 de marzo a Buenos Aires para hacerse atender en el Hospital Militar Central. Seguramente no pensaba en aquella molestia como el signo de Aquiles, ni en los llamados del destino, porque en esos pocos días de Marzo, en los que Roberto no encontró una solución médica para su problema, estuvo la mayor parte del tiempo en compañía de Marta, su novia. 

Mientras el Regimiento 25 continuaba preparándose para la misión que solamente conocía el teniente coronel Mohamed Alí Seineldín, Roberto se reencontraba en Buenos Aires con Marta; y entre sus salidas iban al cine. Caminar por la calle Corrientes, con sus muchas librerías y disquerías, era el paseo porteño que más gustaba al misionero. Melómano y lector voraz podía olvidar la renguera revisando bateas y mesas de saldo. Las librerías exhibían en vidrieras y estantes preferenciales “Solamente ella” de Martha Mercader, “Flores robadas en los jardines de Quilmes” de Jorge Asís, “Cerrado por Melancolía” de Isidoro Blaistein, y fuera de la ficción “La patria financiera” de autores varios. Puede ser que, atraído por el título, Roberto reparara en “La guerra del fin del mundo” de Mario Vargas Llosa o en “El Ejército y la política en la Argentina” de Robert Potash. Alguien, desde la nostalgia, compraba “Mis primeros años” de Charles Chaplin. 

En las disquerías sobresalían los discos de Queen, la banda inglesa liderara por Freddie Mercury que un año atrás, el 28 de febrero de 1981, colmando de público el Estadio de Vélez Sarsfield, había dado inicio a una exitosa serie de recitales en Buenos Aires, Rosario y Mar del Plata. El cassette se usaba, pero sin amenazar la subsistencia del vinilo –aún reinaba sin saberse próximo a ser herido de muerte por la irrupción del CD-. Frente a la batea de long plays, Toto hizo caminar sus dedos deteniéndose sobre los discos de Johnny Rivers, John Lee Hooker, Simon & Garfunkel, Billy Joel y Barbra Streisand; la cantante de Brooklyn, en la cima de su carrera, interpretaba una de las canciones que más le gustaba. Era “Woman in love” (Mujer enamorada) autoría de los hermanos Robin y Barry Gibb de los Bee Gees. Ella también revisaba discos, Toto la abrazó por la espalda mordiéndola detrás de la oreja, Marta le devolvió la atención bajando su mano y pellizcándole la pierna. Rieron. Junto, algún turista buscaba tangos. Ahí nomás, erguido, el Obelisco seguía con su paciente y sabia espera en el mismo lugar de siempre.

Elegir la película que verían jamás les causó ningún problema. Roberto tenía un gusto por las películas que hacía reír a sus amigos. Desdeñando las comedias o el suspenso, prefería ir al cine a ver las de guerra como picadoras de carne o dramas románticos de los que hacen llorar a los corazones sensibles. Montados a esa onda el 19 de marzo, en el Cinema I de la calle Suipacha, vieron “El cartero llama dos veces”, de Bob Rafelson, con Jack Nicholson y Jessica Lange. La noche del Domingo 21 de marzo optaron por una de las que él se había manifestado interesado en ver, y cuyo título se lucía en la marquesina del Losuar. Era todavía muy temprano para la función, tenían el tiempo y las ganas de sentarse a comer algo.

Sacaron entrada, pagaron por las dos $ 60.000, y se besaron. Quizás hayan cenado pizza en Los Inmortales, es fácil suponerlo, igual de simple imaginarlos: “Mis ojitos hermosos”, la llamaba él. Sentados a la mesa algunas de las promesas implícitas de toda pareja comenzaron a explicitarse. Toto mencionó que Gómez Centurión se había casado en diciembre, y que cuando era invitado a comer en la casa de su amigo la felicidad del matrimonio lo hacía pensar en el futuro con Marta. Los dos de Posadas, él viviendo en Sarmiento con la casi certeza de cambiar de destino a fin de año, ella estudiando Medicina en Buenos Aires; no podían apresurar decisiones con tantas cuestiones por resolver. En cualquier caso, ningún obstáculo les impedía soñar los pequeños grandes sueños de la vida cotidiana. Toto tenía una vocación de servicio a la que subordinaba todos los aspectos de su vida. Ella lo entendía, o creía entenderlo. Se tomaron de las manos y se vieron a los ojos. Marta susurró algo que Toto leyó en sus labios. 

En otra mesa, acaso por esas pasiones populares que nunca cambian, se hablaba de deportes: un empate de Boca Junios y la derrota por tres de River Plate; como que mejor hablar de otra cosa alguien prefirió al tenis mencionando el triunfo de Guillermo Vilas sobre Jimmy Connors en la final de Rotterdan, luego, pasando al automovilismo, mascullaron algo sobre la mala suerte de Carlos Reutemann quien abandonó en la vuelta 22 del Gran Premio de Brasil ganado por Nelson Piquet. Algo más allá, uno que por primera vez entraba a Los Inmortales, tras un sorprendido paneo viendo las fotos de Carlos Gardel y otros grandes que desde las paredes explican el nombre del restaurante, antes de sentarse, alzando las cejas soltó con un dejo de admiración: “¡Qué nenes!”.

Salieron a la calle y caminaron hasta el Cine Losuar con los minutos contados para el inicio de la función. Tomados de la mano apuraron el paso. La película era de 1978, pero no había perdido su interés desde que tenía los componentes necesarios para pasar a ser un clásico del cine. Dirigida por Hal Hashby y protagonizada por Jane Fonda, John Voight y Bruce Dern, el título en castellano con el que se la presentó en Argentina “Regreso sin gloria” era mucho más gráfico y apropiado que la traducción literal del título original -“Coming home”- que en forma simple y neutra hubiera sido “Volver a casa” o como la llamaron en España “El regreso”. Sentados en las butacas de la platea leyeron el programa. En tiempos de censura, afincada desde antes del Proceso y acostumbrada a cortar celuloide, decía allí que la película no tenía cortes, y que se trataba de una “Dura reflexión del sinsentido de la guerra, de la sinrazón humana”, “un film sobre quienes sufren la guerra sin detenerse en forma inmediata sobre el perfil de quienes la imaginan, idealizan o resuelven desde una mesa de oficina”. 

Marcadamente antibélica, la película presenta a la guerra de Vietnam como una licuadora de valores y vidas. Antes que un triángulo amoroso, el argumento es el relato de soldados empeñados en la guerra de Vietnam que volvían con lesiones físicas y psicológicas a un país que, como no terminaba de entender el motivo de la lucha prolongándose en un frente tan lejano, estaba impedido de comprenderlos del todo. La música de la muy buena banda sonora de la película debe haber deleitado a Roberto. 

Puesto a pensar sobre lo que había visto en la pantalla, Roberto Estévez, muy influenciado todavía por la cercana experiencia de haber aprobado el curso de comando y por estar en medio de la instrucción de sus soldados, habrá recordado los preparativos bélicos que lo colocaron en la frontera con Chile en 1978. Esa movilización era su experiencia más cercana a la guerra. La cuestión de las convicciones y de entender el precio del deber le habrá cruzado por la cabeza; pero la posibilidad de la derrota y la incomprensión del pueblo para acompañar a las tropas vencidas no habrá tenido mucho espacio en su imaginación. Es que traspolar esa experiencia traumática de los estadounidenses a la Argentina sobre una hipótesis de guerra, no era entonces tan sencillo. Las diferencias en la historia y la idiosincrasia, tanto como la posición y rol de cada uno en el mundo, dejaban un margen de duda muy grande a la hora de pretender trazar un paralelo. 

Las claras razones por las que los norteamericanos habían combatido en la Segunda Guerra Mundial, no estuvieron tan claras en Corea y terminaron de desdibujarse en Vietnam. Nuestra última experiencia en guerras convencionales había sido la larga campaña del Paraguay, que si bien por la prolongación del conflicto, su impopularidad en el interior y cierta incompetencia en la conducción de la guerra permitían ver similitudes, estaba ya muy lejana. Además, claro, había terminado en victoria. Sin convertirnos en un pueblo guerrero, y tal vez dejando de serlo desde el mismo instante en que finalizó la guerra, llevábamos más de un siglo de paz exterior y no conocíamos la derrota. Con todo, el lema de los comandos, “Dios y Patria, o muerte”, tanto como el “O juremos con gloria morir” del Himno Nacional no son sólo palabras, y mucho menos en la mente de un joven oficial del Ejército Argentino de alma combatiente. Estévez ya había demostrado durante el Curso de Comando que sus convicciones superaban, por mucho, a su fortaleza física. La idea de desmoronarse moralmente, incluso ante la derrota, sin duda la peor de las adversidades, le resultaba improbable, por no decir imposible. 

Luego, más allá de lo racional, estaba la percepción del destino. En Estévez, y lo trasmiten todos quienes lo conocieron, había una marcada certeza, ligada a la fe religiosa, de la trascendencia de sus actos. Cada día, se esforzaba y se preparaba para cuando llegara su hora, la hora del llamado a cumplir con su destino. Él confiaba enteramente que su destino como soldado estaba en manos de Dios, pero que dependía de su preparación para poder estar a la altura del llamado cuando llegara el momento. 

Un hombre con expectativas de tal intensidad, no declara su amor por el beneficio de unas pocas noches. Marta supo que era verdad en esos días acompañándolo al Hospital Militar, paseando por la ciudad y muy especialmente por el compromiso que significaba haber rezado juntos en la Catedral Metropolitana, allí donde descansan los restos del General José de San Martín y del Soldado Desconocido de la Independencia Argentina.

El 22 de marzo fue su último día en Buenos Aires. Entre caricias, Barbra Streisand volvía a cantar Woman in love. El abrazo, el beso y la piel fueron la ternura y una extraña nostalgia atravesando el amor. “Nunca olvides esto”, suplicó él, cuando el aliento de ambos se arremolinaba de adiós. 


With you eternally mine 
in love there is 
no measure of time 
we planned it all at the start 
that you and I 
would live in each other's hearts 

(Contigo eternamente mío
en el amor el tiempo
no tiene importancia
lo planeamos desde el principio
que tú y yo
viviríamos en el corazón del otro)


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López


lunes, 7 de abril de 2025

Es verdad aunque Usted no lo crea: LA PLUMA DE LA DERECHA EN DEFENSA DE LA ZURDA



Las convicciones liberales, para ser tales y no una parodia, exigen ser correspondidas con conductas principistas que rechacen tanto la comodidad como la cobardía de sólo esgrimirlas en defensa propia como si la Libertad fuera una mera conveniencia por la que bregar en favor nuestro negándosela a los otros. 

La frase: "Desapruebo lo que dices, pero defenderé a muerte tu derecho a decirlo", con la que Evelyn Beatrice Hall procuró resaltar el pensamiento de su biografíado Voltaire en "Los amigos de Voltaire", es un hito en la frontera moral que separa al liberalismo del totalitarismo.

Pretendiendo ser más exacto, yo me atrevo a completar esa frase con un añadido: "Desapruebo lo que dices, pero defenderé a muerte tu derecho a decirlo como mi propio derecho a rebatirlo". 

Sostengo que la libertad de expresión exige tolerancia, pero siendo una cuestión tan simple como complicada, que no acepta la censura previa, ni la persecución penal por las opiniones políticas, tampoco consiste (ni remotamente) en aceptar que lo que cualquiera diga deba ser tomado por los demás como verdadero e irrefutable, ni siquiera como respetable (no todas las opiniones son respetables). Luego está siempre claro que la tolerancia tiene por límite lo intolerable, razón por la cual no significa la libertad de expresión que deban ser impunes ofensas como la injuria y la calumnia o aquellos engaños que se dicen o publican como parte de alguna maquinación propia de las estafas. 

De mi Pluma es este poema titulado "Por ser libre", surgido luego del atentado terrorista contra la redacción de Charlie Hebdo en París:


POR SER LIBRE

Yo tengo en claro, por ser libre,
que la libertad de expresión es tan sagrada.
como ineludible la responsabilidad por lo expresado.

Yo tengo en claro, por ser libre,
que toda verdad y razón queda en la nada
cuando la risible afectación de la deidad es lo vengado.

Yo tengo en claro, por ser libre,
que la tempestad proyectó la llamarada
del fuego visible en el terror sin salvedad de un dios lisiado.

Yo tengo en claro, por ser libre,
que la criminal vocación de la manada
será susceptible de la acción y la crueldad de ser soldado.

Aquel atentado mostró la desmesurada imbecilidad de quienes proclamando creer en Dios todopoderoso, contradicen esa supuesta creencia que dicen profesar atribuyéndose el poder de tomar venganza en su nombre. Como si un dios todopoderoso necesitara de manos humanas para imponer sus designios.

Esa estupidez de asumir un dios lisiado, lo absurdo de la sangrienta "venganza", es una de las tantas formas violentas en que el oscurantismo totalitario busca eliminar libertades; pero no la única. Registra también otras formas en apariencia amables, al utilizar en su beneficio las normas de sociedades libres para el mismo propósito subversivo. Por caso así ocurre en Argentina cuando, en la falacia argumental de "defender la democracia", se reclaman leyes que impongan condenas penales por "negacionistas" a quienes no aceptamos repetir las mentiras sobre los años de plomo que el kirchnerismo y la izquierda intentaron imponer como verdades dogmáticas, con la siempre complicidad funcional e idiota de los progres.

Quienes propugnan sancionar tipos penales a efectos de cerrar debates públicos imponiendo tabúes y de hecho estableciendo a su respecto censuras previas, temen a la verdad. 

Temer a la verdad es una característica común a todos los enemigos de la Libertad. Y la razón es simple: se basan en mentiras. Saben que mienten y la Libertad los deja expuestos.

Por el contrario, quienes no tememos a la verdad no pretendemos leyes que sancionen opiniones políticas por ser mentiras. Pues llegado el caso estamos prestos a rebatirlas. Y alguien podría decir que la sociedad debe protegerse de los políticos que mienten, y ahí es cuando deben pesar los principios, porque creer en la Libertad significa también creer en la responsabilidad cívica como fortaleza de la República y la democracia. Las mentiras de los políticos no se previenen con leyes en las que esos mismos políticos determinen quien miente y quien no, se previenen con civismo. Sólo desde el civismo se pueden alcanzar virtudes cívicas.

Nuestra amada Patria en la búsqueda de la virtud necesita despojarse de miedos para transitar el largo y difícil camino de la reconstrucción cívica, sin andadores proteccionistas que consolidan la incapacidad, corriendo en ello todos los riesgos que acarrea la Libertad. Entonces, tal como ser adulto significa ser responsable de sí mismo, cada tropiezo podrá ser un aprendizaje y no una excusa. 

Por ser libre y fiel a la Libertad, me toca en ocasiones bregar en defensa de la libertad de mis opuestos. Este es el caso tras leer en portales de noticias que juez federal Daniel Rafecas, un prevaricador que hace rato debió ser destituido, procesó a la diputada nacional Vanina Biasi (del FITU-PO) por violación a la ley antidiscriminatoria 23.592 en mensajes por X (Twitter) equiparando al Estado de Israel con el régimen nazi, y atribuyendo a ese Estado democrático el rol de genocida comparando el conflicto armado en esa región con el Holocausto.

A mis lectores habituales no necesito explicarles lo que aclaro aquí para la eventualidad de lectores desprevenidos: el bloque de izquierda en el que revista la diputada Biasi me parece un rejunte de inservibles apátridas que utilizan las libertades democráticas en perjuicio de la República y la democracia con la finalidad de establecer su dictadura totalitaria

Ahora bien, más allá de mi desprecio por la diputada Biasi, las opiniones por las que el seudo juez Rafecas la procesa son opiniones políticas a las que considero no punibles. Tiene derecho a decirlo sin ser perseguida por ello, como todos quienes así lo quieran tienen el derecho a refutarla. 

Téngase presente que la diputada Viasi es una de las que miente 30.000 desaparecidos y se la pasa hablando de los "genocidas" de un genocidio inexistente en Argentina. 

En tal sentido es interesante el endeble argumento con que Rafecas funda el procesamiento de Biasi: “El derecho a la libertad de expresión no es absoluto, ya que puede ser legítimamente limitado cuando entra en conflicto con otros derechos fundamentales. En este sentido, las manifestaciones que fomentan el odio, la violencia o la discriminación pueden quedar fuera de su amparo, pues atentan contra los valores democráticos y los derechos de terceros”.

En razón de ello surge una contradicción paradojal, ya que con los mismos endebles argumentos por los que Rafecas considera discurso de odio las expresiones de Biasi alusivas a Israel, debiera considerar discurso de odio las expresiones de Biasi en relación a sobredimensionar números trágicos para atribuir a la Argentina un genocidio inexistente. ¿O acaso no es un discurso de odio proclamar que los militares argentinos son genocidas como los nazis? ¿Y no es una banalización del Holocausto poner en el mismo lugar de víctimas que eran asesinadas en función de ser judíos con terroristas castristas aniquilados en función de lo que hacían?

Claramente atribuir a los militares argentinos ser genocidas es un discurso de odio antiargentino con banalización de verdaderos genocidios, pero ante ello Rafecas, parte del prevaricato sistematizado por el que se condena inconstitucionalmente a los vencedores del terrorismo castrista, nada habrá de decir. 

Como ya he manifestado en varias publicaciones, corresponde señalar que no siempre es posible combatir al terrorismo de manera incruenta para la sociedad civil, razón por la cual esos que como Biasi atacan a Israel por el modo en que ha respondido y responde a la violencia terrorista de Hamas deberían tener, al menos, la decencia de elogiar el modo quirúrgico y de muy bajo porcentaje de daño colateral con que Argentina combatió al terrorismo castrista en los años de plomo. 

Seguramente la diputada Vanina Biasi estará contenta con su procesamiento, por dos razones. La primera es que con ello se magnifican sus declaraciones y se le da tribuna más allá del mínimo de apátridas que la han votado. La segunda es que de manera ostensible Rafecas convalida que en la sociedad deben imponerse tabúes, cercos de censura alrededor de opiniones que no deben ser toleradas, algo que siempre impone la izquierda cuando llega al poder.

Los discursos de odio no tienen mayor trascendencia que exhibir la verdadera cara de quienes los producen. El problema no se soluciona a fuerza de censuras ni castigos penales, es un mal que se controla y reduce desde la acción política elevando la valoración de la Patria como garante de Libertad, República y democracia. Una identidad nacional fuerte es el mejor antídoto contra el odio, porque el patriota ama e intenta no odiar. 

Como epílogo de este artículo, sabrán reflexionar que más allá del llamativo título La Pluma de la Derecha nunca escribe en defensa de la izquierda, escribe siempre en defensa de la Libertad.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

Ariel Corbat
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