Advertencia:
Este es un artículo destituyente. No apto para la cobardía intelectual de la "corrección política", entendida como esa "fe progresista" que no se atreve a pensar desafiando los márgenes que convienen a la casta parasitaria y que fueron fijados por la izquierda con finalidad totalitaria.
En distintas reuniones con interlocutores diversos, militares en actividad dijeron que su límite a la prescindencia política de las FFAA era que Argentina se convierta en Venezuela.
Desde el 19 de Marzo de 2020 el gobierno kirchnerista se ha deslegitimado y gobierna de facto por el golpe de Estado que, con excusa de pandemia y complicidad de la casta política dio contra la Constitución Nacional, a la que dejó sin efecto subordinando a su capricho la Libertad de los argentinos.
Los incumplimientos de la Constitución Nacional no son nuevos, son parte de un largo proceso acentuado desde el 2003 con la intención de implantar un régimen castrista. Así se impuso culturalmente que la Constitución Nacional no es más que un conjunto de sugerencias que los gobiernos pueden tomar o no según les plazca, lo cual implica la negación conceptual de la ciudadanía en el reemplazo de ciudadanos por súbditos de una casta política, es decir la conversión de la ciudadanía en una casta inferior. Un hito en esa degradación lo marcan los más de diez años que lleva acéfalo e inutilizado el órgano constitucional "Defensor del Pueblo de la Nación".
Desde el 2003 a hoy el proceso de desmemoria y adoctrinamiento colectivo, ejecutado por el uso faccioso de los recursos del Estado, ha profundizado el daño institucional y la degradación cultural hasta niveles de miseria intelectual, lo que acarrea más miseria moral y material.
Ese proceso se vio facilitado por la creencia errada de que los argentinos nunca llegaríamos al mismo extremo que los venezolanos, con lo que año tras año nos hemos ido afirmando en la huella de aquel desdichado país capturado y parasitado por el castrismo.
Hoy tenemos un gobierno que tomándose atribuciones que los constituyentes nunca concedieron al poder constituido, reduce las libertades, derechos y garantías reconocidos por la Constitución Nacional a meros permisos dependientes de su completa arbitrariedad.
Sobre esa violenta inseguridad jurídica, la planificada irracionalidad del gobierno causa estragos en la vida de los argentinos.
El mal manejo de la pandemia se refleja en el número de muertos, en el desastre económico y el daño a futuro que significa desatender la educación.
A la par del desprecio hacia la Constitución Nacional, se ultrajó en un acto oficial al Himno Nacional, también se impidió al Ejército honrar en redes sociales a sus soldados caidos en combate contra el terrorismo castrista en Tucumán. Ni ley, ni símbolos, ni muertos se respetan.
Largo y penoso sería enumerar las frases de políticos dichas durante la pandemia que demuestran la idiotez de gobernantes que priorizan ideología de género, lenguaje "inclusivo" y toda clase de estupideces por sobre las reales necesidades de los argentinos.
La austeridad republicana está exiliada de la Argentina hace décadas, porque en lugar de dirigencia política se ha formado y consolidado una casta política que sólo atiende a los privilegios que se auto atribuyó. Así, tal como hacen todas las dictaduras comunistas, toman lo peor de las monarquías absolutistas, replicando la más odiosa desigualdad (a pesar de la insistencia discursiva por la igualdad) pero sin ningún rasgo de nobleza: desprovistas de cualquier honor y decoro.
El daño que este régimen causa a la Nación Argentina no es sólo un malestar interno, también ofende a países con los que compartimos intereses estratégicos como Israel y Brasil, porque olvidando el mandato del Himno, en lugar de ir con los libres del mundo aparece la Argentina sirviendo de instrumento para dictaduras y terroristas.
Y es este punto el que dimensiona el carácter de agresión externa que significa un gobierno títere que subordina los permanentes intereses argentinos al interés de Cuba y otras dictaduras, con clara afectación de la soberanía nacional.
Nos reíamos de Chávez y de Maduro, cuando decían estupideces como las que a diario escuchamos ahora de la marioneta presidencial.
Ya somos Venezuela. Y como Venezuela otro dominio de la dictadura castrista. Hemos cruzado el límite que se supone las FFAA, en función de su misión, no pueden permitir que se cruce: ya que como elemento central de la Defensa Naconal les cabe "garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la Nación Argentina, su integridad territorial y capacidad de autodeterminación; proteger la vida y la libertad de sus habitantes" (Ley N° 23.554 de Defensa Nacional, artículo 2 in fine).
No les ha ido bien a los militares venezolanos aceptando la consigna "socialismo o muerte", porque el socialismo es la muerte de la Patria, y hoy nadie respeta a los militares venezolanos que retroceden ante la embestida de las FARC ordenada desde La Habana.
Los militares argentinos tienen una historia que honrar, en la que abundan sacrificios de patriotismo socrático como aceptar el riesgo de ser heridos o muertos o llevar cadenas por cumplir con su deber.
Y esto es tan cierto como que un país que condena a sus defensores no tiene futuro. Los militares argentinos han llevado cadenas en exceso y hoy Argentina es un país tan sin futuro que el mejor consejo que se puede dar a los jóvenes es emigrar.
Ningún indicador señala posibilidad de mejora manteniendo el escenario sin cambios y tal como se presenta perfilado.
La ingratitud argentina hizo víctimas de terroristas enemigos de la Patria y la Libertad, lo cual justifica en los militares la decisión de "no volver a ensuciarse las manos" limpiando la mugre que deja la política.
Pero, (siempre hay un pero desde que Juan José Paso tomó la palabra en el Cabildo de Mayo de 1810), el problema con la decisión de no ensuciarse las manos para limpiar es que la mugre se sigue juntando, y no sirve de mucho mantener las manos limpias cuando se está hasta el cuello de mugre y subiendo.
Si los militares en actividad creen que esta sociedad ingrata no vale los riesgos de pelear por ella entonces no son ya militares, son sólo otros burócratas cuidando un sueldo estatal.
Espero sepan pronunciarse antes que sea muy tarde.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
Tenes dos errores en la nota, aunque el resto es EXCELENTE; a saber, la demolición de la Constitución, comenzó el 11 de diciembre de 1983, donde se derogó de facto el art. 18 y luego siguieron con el resto; Menem logró gran parte del resto y lo que quedaba, con la reforma del 94 se fue a los caños. El otro son los supuestos muertos por el mal llamado COVID; son los naturales de todos los años por patologías respiratorias, te podría dar dos solamente para muestra: 2017, 64.869 fallecidos, año 2019, fueron 60.355 fallecidos, todos de enero a enero y ahora tenemos 80.000 en 1 año y tres meses, pero no sabemos porque no hay autopsias, pero se curaron de repente MILAGRO SEÑOR, todas las otras patologías incluso los de accidentes automovilísticos. Ellos manejan esas cifras infladas para seguir metiendo miedo y poder controlar la población, pero les va a salir el tiro por la culata, la gente esta despertando y cuidado con las consecuencias.
ResponderEliminarEl despertar es ridículamente lento. Lo veo en mis compañeros de trabajo y otras personas. La respuesta militar va a ser "no están dadas las condiciones", y lamentablemente es cierto. No dan sellos partidarios excepto que sean cómplices, no se permitan listas opositoras en los gremios, etc. En otras palabras NO es democracia. EL único problema es la ceguera y apatía del pueblo. Aunque en el caso de la apatía cuenta a favor si alguien quiere tomar el poder. Pero si están dispuestos, cuenten con este civil.
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