La actriz Julia Louis-Dreyfus, participe de esa joyita del humor que fue la serie "Seinfeld", protagonizó entre 2006 y 2010 "The new adventures of old Christine"; una comedia de situación estadounidense que podría servir de inspiración a una comedia de situación argentina titulada: "Las nuevas sanatas de la vieja Cristina".
Imagino una voz en off que con fondo de Tango hace la siguiente presentación: "Arrastrando en lo profundo, la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser, la nueva Cristina no es otra cosa que una vieja cínica que finge amnesia". Lo cual es un muy buen arranque de comedia, porque los seres miserables ofrecen material abundante para el humor.
Repasemos la materia prima, para confirmar en unos pocos ejemplos que la nueva Cristina, opositora democrática, dice cosas que contradicen a la vieja Cristina, dictadora frustrada:
ACERCA DEL PODER
Dice la nueva Cristina: "Nunca me sedujo el poder".
Pero la vieja Cristina decía: "Vamos por todo".
A LOS ESTUDIANTES
Dice la nueva Cristina: "Que nadie pretenda tener jóvenes en la Argentina callados, sumisos, anestesiados. Que nadie los intimide ni nadie les haga callar la boca. Que nadie tampoco los engañe o los confunda".
Pero la vieja Cristina decía: "A ver, primero te voy a contestar porque no se lo contesté a tu anterior compañeríta, sobre el tema que 'soy uno de los pocos privilegiados que...' Chicos... estamos en Harvard, estamos en Harvard, por favor esas cosas son para La Matanza pero no para Harvard".
SOBRE LA CONCORDIA
Dice la nueva Cristina: "El Gobierno quiere construir la figura del enemigo interno".
Pero la vieja Cristina decía: "El verdadero hecho político e institucional de la marcha del 18F. La aparición pública y ya inocultable del partido judicial. Nuevo ariete contra los gobiernos populares, que suplanta al partido militar en el rol que, en el trágico pasado, asumiera respecto de gobiernos con legalidad y legitimidad democrática" ... "además de ser partido, es opositor y destituyente del Gobierno".
LA DIVINA COMEDIA
Dice la nueva Cristina: "Esta gente quiere disciplinar a todos".
Pero la vieja Cristina decía: "Solamente hay que tenerle temor a Dios, y a mí".
ESHTASIS!
(Lo que va en la Louis Vuitton como en los bolsos de López o en las cajas de Néstor)
Dice la nueva Cristina: "Los movimientos de pesificación de los plazos fijos en dólares durante el ejercicio de mi presidencia, primero, y la dolarización de los mismos en el corriente año, después haber terminado mi mandato, se hicieron de acuerdo a la normativa vigente para la compra y venta de divisas del Banco Central".
Pero la vieja Cristina decía: "un abuelito, que es abogado quería regalarle 10 dólares a sus dos nietos, un abuelito medio amarrete, tendría que haber hecho un esfuerzo más".
Cristina Fernández, la nueva igual que la vieja, dice cosas que son difíciles de creer. Algunas pueden ser tomadas en broma, al fin de cuentas si el humor se pierde todo estará perdido; pero cuando la nueva Cristina admite: "En mi Gobierno hubo hechos de corrupción y funcionarios que cometieron hechos de corrupción. Es innegable", hay que dejar la sonrisa de lado porque lo minimiza argumentado que "no creo que haya ningún Gobierno en el mundo exento de funcionarios que cometan corrupción". No es aceptable que pretenda minimizar el grado de corrupción del régimen.
El kirchnerismo, un fraude en sí mismo (como también reconoce la nueva Cristina al decir que nunca fue kirchnerista sino peronista), fue un proyecto totalitario de corrupción estructural.
Una corrupción que no era superficial, simplemente económica, robar dinero hasta perder dimensión de lo robado como quedó evidenciado con el revoleo de bolsos al convento, sino moral y por ende profunda.
El germen del kirchnerismo fue la mentira de los 30.000 desaparecidos, porque para desdibujar la identidad del país había que falsear la historia, y alimentar el afirmacionismo de la mentira desde el negociado de los derechos humanos. Sobre esa base corrupta el adoctrinamiento totalitario derivó en el daño institucional, la degradación cultural y la merma intelectual de enseñar a las criaturas a odiar. Ese inculcar el odio desde la infancia, que es el sello de los totalitarismos, se vio en la Argentina gracias al kirchnerismo. Imperdonable.
Por eso, por muy caballero que uno pretenda ser, a cada nueva sanata de la vieja Cristina sólo hay una contestación posible en paso de comedia con doble sentido en la tradición humorística de Olmedo y Porcel: "¡¡¡Mirame las medias!!!"
CUESTA ABAJO
(Versión pos K)
Arrastrando en lo profundo
la vergüenza de haber sido
y el dolor de ya no ser...
Bajo tranza de coimero,
tantas veces bien untada
una fortuna amasada
que no pudo ni esconder..
Si robar fue su destino
como Lázaro al camino
se afanó con no hacer...
Si fue en bolsos, si fue al peso,
el dinero se llevaban
más allá de toda cuenta
al cobijo del poder.
Ella al poder su vida entera,
hizo sangrar a la bandera
su venganza y su traición.
Un día,
irá en cana algún día
por las tantas porquerías
de su enorme ambición.
Ahora,
cuesta abajo en la rodada,
las ilusiones robadas
no las puede disfrutar.
Sueña
con el pasado que añora,
el tiempo chorro que llora
y que nunca volverá.
Por seguir tras de su huella
se mintió incansablemente
en cadena y sin pudor,
unos pocos comprendían
que si todo se lo daban
en cada vuelto dejaban
pedazos de la Nación.
Ahora, triste en la pendiente,
procesados y vencidos,
aún no quieren confesar.
¡Si aquella boca mentía
al favor que se ofrecía,
en aquellos robos brutos,
ya no vuelven nunca más!
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López
Excelente
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