UNA CRÓNICA PERSONAL
En San Andrés de Giles, Provincia de Buenos Aires, pueblo que aspira a ser reconocido como "Capital Nacional de la Malvinización", se realizó la 18ª Vigilia del 2 de Abril. Organizado como un gran fogón criollo, el evento -una vivencia nueva para mí- me resultó muy agradable.
El inaudito tránsito del jueves 1º de Abril por la tarde hizo que el viaje, desde el Estado Libre Asociado de Vicente López hasta la Capital Nacional de la Malvinización, insumiera el doble de lo previsto. Así, recorrer 97 kilómetros llevó casi tres horas. La tarde se hizo noche para atravesar las partes del camino con ruta de doble mano en reparación y carente de iluminación. Justo lo que quería evitar. Uno puede suponer que es una mala señal y que mejor era quedarse en casa, o repetirse aquel saber popular de "al que quiera celeste que le cueste". Huelga decir que ese fue el caso.
Víctor Villagra, Carlos Alejandro Hudson y Luis Deantoni |
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Al fin en San Andrés de Giles me fui acercando a la Plaza Saraví. Sobre el escenario sonaba el folclore que debe acompañar al fogón, interpretado por tres veteranos de la Guerra de Malvinas: Víctor Villagra en bombo, Luis Deantoni en guitarra y Carlos Alejandro Hudson en guitarra y voz. Luego fue el turno de la banda militar.
A diferencia de aquella banda militar referida por Charly García en "Superhéroes", esta no desafinaba el tiempo ni el compás por lo que disfrutó la asistencia de clásicos marciales como "Mi Bandera" y la "Marcha de San Lorenzo", sin embargo el punto más alto de su presentación fue alcanzado cuando interpretaron la marcha de los paracaidistas. La letra de esa marcha no es conocida más que por los propios paracaidistas, pero allí estaba el VGM Carlos Alejandro Hudson, quién apenas bajado del escenario comenzó a cantarla y enseguida fue entusiastamente acompañado por un grupo de paracaidistas. Uno de esos momentos que surgen solos y se convierten en un recuerdo imborrable. Tanto que por grabarlo en mis retinas ni siquiera atiné a sacarles una foto Luego me quedó completamente en claro que durante la vigilia no todo pasa sobre el escenario.
La sonrisa de un tipo feliz: Esteban Tries |
Avanzando la noche llegó el momento protocolar de los reconocimientos a veteranos y familiares de los caídos, con especial afecto por el Soldado Jorge Maciel, oriundo de San Andrés de Giles y caído en combate. Ello se realizó con la medida participación del Intendente de San Andrés de Giles, Contador Carlos Javier Puglelli y del Diputado Nacional Alberto Assef entre otras autoridades. Inmediatamente luego se encendieron algunas antorchas, como la portada por Esteban Tries, para llevar el fuego los leños y hacerlos fogón.
En la Plaza se ubicaban distintos puestos entre ellos una carpa de los Comandos del Ejército Argentino, en cuyo interior podían apreciarse obras del pintor Alan Fioravante, director del grupo "Arte es Combate".
También, en carácter de guardia de honor, acompañaron efectivos de las distintas Fuerzas Armadas y de Seguridad, como estos Infantes de Marina.
En forma amena, el paso de las horas hacía de la vigilia un ritual emotivo y sobrio. Distintos puestos de comida y los locales gastronómicos lindantes a la plaza satisfacían la necesidad de alimento.
Siendo que todo evento tiene su sabor particularmente destacado, en la Vigilia de San Andrés el bocado más preciado resulta ser el "Chanchipán" ofrecido por los bomberos. Pocas veces se logra servir carne de cerdo de alta calidad y en su punto justo de cocción. Tan rico que muchos malvineros, incluyendo a veteranos, bromeaban con que paladear esa delicia era la verdadera razón de su presencia en el lugar. La broma demuestra el buen ánimo reinante.
Sin embargo no todo me pareció bien. Había un stand de jóvenes del Ministerio de Bienestar Social donde se ofrecían remeras con las Islas Malvinas impresas en ellas y leyendas tales como "tenemos Patria". Se dirá que esa expresión es neutra, a lo que responderé que el kirchnerismo ha montado un enorme aparato de propaganda y control social haciendo uso faccioso de los medios del Estado, por lo que expresiones que en apariencia podrían ser de todos se han degradado a mero eslogan del régimen.
Sin que esa mancha discordante pudiera empañar la noche, la vigilia siguió su curso. Así era posible comprobar que la calma pueblerina de San Andrés de Giles no se dejaba alterar por la reunión de vecinos y tantos forasteros en la Plaza. Basta ver al perro durmiendo en la calle, junto a la vereda del Café Bonaevana, para reafirmar que algunas idiosincrasias son inmutables.
Por todas partes se sucedían encuentros de viejos camaradas o amigos que daban lugar a charlas y nuevas presentaciones entre extraños que dejaban de serlo. Ese es uno de los grandes efectos que provocan hechos como la Vigilia de San Andrés: facilitar el contacto entre malvineros. A mayor conocimiento mejores posibilidades organizativas.
Cerca ya de la medianoche se encendieron las 649 antorchas, una por cada uno de lo caídos en combate. marcharon los veteranos por la calle hacia el fogón y acompañado por una guitarra "El Tigre" Roberto Rimoldi Fraga nos guió desde el escenario para recibir un nuevo 2 de Abril cantando el Himno Nacional. El poema grande de Don Vicente López y Planes cumplió una vez más su alto propósito espiritual. Lo dice todo desde 1813, no hace falta añadir más.
¡Honor a los combatientes y Gloria a los caídos!
Volveremos.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López
Excelente crónica de una noche llenas de valores y emociones.
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