Escuchando la excelente interpretación de Marcelo Tommasi cantando "Paco a paco", tango con música de Raúl Garello y letra de José Tcherkaski, se despiertan en uno esas broncas mezcladas con rebeldía que la cotidianeidad de la miseria nos va adormeciendo día a día.
Siendo la música autoría de Garello, y estando interpretada por su sexteto, cualquier elogio quedaría corto. La letra de Tcherkaski encuentra así el soporte apropiado para poder expresar con una tristeza tremenda e iracunda, que no se deja arrastrar hacia la barranca fácil del golpe bajo, la traducción poética de lo que vemos en la calle. Duele escuchar: "No sé si tengo edad / para saber / como es un cacho de ternura /como se hace para ser distinto / si crecí buscando en la basura", y -¡la puta madre!- tiene que doler. Al talento del músico y el letrista los termina de amalgamar entonces la excelente interpretación del cantor. Interpretar sobre la base de la convicción y poniendo en evidencia la autenticidad del sentimiento es lo que diferencia a los buenos cantantes del Tango de los que simplemente cantan. Y la voz de Marcelo Tommasi, por honda y sentida, logra conmover.
En tiempos donde de muchas maneras el consumo de drogas es fomentado, se necesita tener cojones para salir con los tapones de punta y asumir los riesgos artísticos de interpretar esta clase de temas. Eso es jugarse a fondo frente a una sociedad que parece premiar la supuesta transgresión del "artista" que irresponsable e impunemente invita a sentarse y fumar un porrito en el parque, o que elogia por "vanguardista" al Ministro de la Corte Suprema que propone que cada drogón cultive su planta de marihuana en el balcón.
Mientras tanto la Red de Madres Contra el Paco y por la Vida reclama con urgente desesperación -en tanto ven desvanecerse la humanidad de sus hijos- que además de las imprescindibles respuestas asistenciales se tomen "actitudes enérgicas frente a los delincuentes que trafican con este drama y políticas públicas que recuperen la esperanza para nuestro pueblo y especialmente para nuestros jóvenes".
La mayor perversidad en la apología de las drogas está en hacer creer que "todos se drogan" y que como personas de éxito y fama han experimentado, consumido, enfermado de drogas y luego -a veces- sanado, drogarse pueda ser parte del camino al éxito. Pero a la estrella de rock la usan y la protegen para no arruinar el negocio; los pibes pobres, en cambio, son negocio mientras consumen y sólo mientras consumen. Y así, en el país de las paradojas, ciertos sectores que presumen de preocuparse por los más humildes, condenarán a muerte a miles de chicos de condición carenciada para que algunos nenitos de papá de la clase media o alta puedan fumarse tranquilamente un porrito en el parque.
Con todo, el Tango habló de drogas mucho antes que existiera el rock, siendo el más reconocido ejemplo "Tiempos viejos", del año 1926, que con letra de Manuel Romero y música de Francisco Canaro, nos cuenta:
"¿Te acordás hermano? ¡Qué tiempos aquellos!
Eran otros hombres, más hombres los nuestros
no se conocían cocó ni morfina
los muchachos de antes no usaban gomina".
En las letras del tango las drogas son siempre debilidad, algo mal visto, y si bien es cierto que la leyenda y el relato oral señalan que entre algunos personajes del Tango se utilizó como una suerte de "ayudín mágico" el darse un esporádico saque de cocaína, aquello tenía connotación elitista por lo que no debía notarse ni difundirse, el Tango nunca hizo apología de la droga, de hecho no existieron entre los del dos por cuatro los estragos que hizo la heroína a los músicos del jazz, ni se dejaron caer en excesos por esa consigna suicida de "vive rápido y muere joven" que embanderó al rock (aunque los Stones y otros vejetes igual de arrugados -a pesar de los planchazos- sigan escapando del geriátrico para salir a tocar).
Al hablar de Tango y drogas, se puede afirmar que el mejor exponente del pensamiento tanguero, y que por esa condición resulta el complemento perfecto de "Paco y paco" es José Ángel Trelles con su recitado "No te mueras pibe":
"No te mueras, pibe, pensá lo que quieras, contá lo que quieras, decí lo que quieras, pero no te mueras. Trepate a tus sueños, hacelos bandera, saltá las barreras, pero no te mueras. Gritame a la cara, tu bronca, tu pena, mi error, tu condena, pero no te mueras. No hay nada, ni nadie, que valga la pena, que tan solo pienses que tu muerte es buena. Hay que amar la vida, de cualquier manera, abrazame fuerte, pibe, pero no te mueras. Que se mueran ellos, los que te condenan a vivir sin alma, sin fe, sin estrellas, que se mueran ellos, los que venden drogas, los que comen mierda, la muerte son ellos, vos no, no te mueras".
Tan bien encajan "No te mueras pibe" y "Paco a paco" que obviamente se potencian mutuamente si van juntos y el recitado corona la canción. Y esa es mi humilde sugerencia para los guerreros del Tango que se animen a incorporar estas espadas a sus arsenales.
El Tango nunca ha sido ajeno a la realidad y siempre ha sabido testimoniar el presente. Los que repiten, con manifiesta ignorancia, que el Tango se ha quedado en el tiempo deberían asomarse a la realidad y comparar para ver si no son otros los géneros que atrasan. Quien no se conforme con la fritura de púa sabrá encontrar lo mucho de nuevo y de bueno que, noche a noche, aunque relegados en la difusión, aportan poniendo el cuerpo y el alma los guerreros del Tango; y entre esos guerreros surge hoy un nuevo héroe, su nombre: Marcelo Tommasi.
¡¡¡VIVA EL TANGO!!!
¡¡¡QUE SE MUERAN ELLOS, LOS QUE VENDEN DROGAS!!!
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López