El 22 de febrero pasado, Jeremías Sosa fue muerto a golpes por un grupo de vecinos de Lujan que lo acusaban de haber cometido varios robos.
Ya sea cierto lo que informan distintos medios sobre la inocencia del linchado o que no lo sea, los linchamientos no son nunca una buena señal.
No lo son cuando el linchado es un delincuente y mucho menos cuando el linchado es un inocente.
Décadas de mal gobierno devoran al civismo con miedo y barbarie en todo el país, no es solamente Rosario, ni el Conurbano Bonaerense.
Penoso.
Y dígo décadas de corrupción, de sarasa de "Estado presente", de victimizar a delincuentes y terroristas, de cargar sobre la gente las culpas de los malos, de promesas incumplidas erosionando la pobre conciencia cívica con mentiras e impunidad a favor de la barbarie.
Se malvive y se muere sin gloria en la Argentina. Hay un extravío de la razón de ser y la voluntad de prevalecer del que hablo siempre hasta el aburrimiento, nuestra identidad tendiente a alcanzar un ideal de Nación fue subvertida, degradada, estigmatizada y atacada de maneras inconcebibles.
La masificación del miedo hace que la gente obre estúpidamente, la turba ni siquiera cree hacer justicia solamente descarga sus frustraciones, ya sea descargar golpes sobre alguien vencido como robarse la carga de un camión volcado con el chofer muerto en la cabina, o prender fuego alguna cosa. La masa no arregla nada, no recompone ningún lazo, destruye sin otro propósito que destruir también.
La masa es por definición irracional, la anulación del individuo y por ende la imposibilidad de una República porque la masa no concibe otro poder que el poder absoluto al que se somete queriendo liberarse de toda responsabilidad. Así es como las masas se han sometido a liderazgos trágicos.
Y no hace mucho, apenas unos años, el 19MAR20 un mamarracho como Alberto de la Fernández pretextando pandemia dio un golpe de Estado contra la Constitución Nacional consiguiendo la más vergonzosa masificación de la historia argentina.
Un pueblo que supo destacar por su valentía olvidó ese orgullo despreciando al Himno y la Constitución Nacional, dejó de ser pueblo para ser una masa de cobardes aterrándose ante cada estornudo.
Y ahí los políticos de la oposición, los jueces, todos traicionaron a la República para someterse al liderazgo de un inepto. Nunca olvidaré que Negri lo llamó "comandante".
La infeKtadura disolvió la ciudadanía como ninguna otra dictadura ni mal gobierno anterior. Nadie recuerda hoy el nombre de Mauro Ledesma, un joven padre que murió al ahogarse queriendo cruzar el Río Bermejo a nado para reunirse con su familia, cuando todos los políticos se confabularon atribuyéndose un poder que la Constitución jamás les reconoció.
Y están impunes, todos ellos están impunes. Hijos de remil putas. y perdonen la expresión, pero es la única que capta lo que siento.
Me impresionó la muerte de Mauro Ledesma, que mordiendo rabia lloré sin conocerlo, como me impresiona esta otra porque son producto de la misma barbarie. No la barbarie corta de los puñetazos y patadas que consumaron el linchamiento de Jeremías Sosa, sino la otra pesada y larga de políticos que deliberadamente han provocado el daño institucional, la degradación cultural y hasta la merma intelectual que alimenta sus ambiciones sobre la miseria de los argentinos.
Lo diré breve, reafirmando el convencimiento de siempre, Argentina sólo tiene un camino para volver a ser Argentina, es el mismo que señaló el Presidente Julio Argentino Roca: "El secreto de nuestra prosperidad consiste en la conservación de la paz y el acatamiento absoluto a la Constitución".
Por la Patria y la Libertad: ¡Constitución o muerte!
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
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