viernes, 31 de enero de 2025

LA MARCHA DE LOS ROJOS Y SUS IDIOTAS ÚTILES



El sábado 1° de Febrero tendrá lugar la denominada "Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista LGBTQI+", con participación de partidos de izquierda, dirigentes kirchneristas, madres de terroristas, la CGT, las dos CTA y una variedad progres dejándose llevar de las narices por miedo a que les digan "fachos".

Es uno de esos eventos que permiten apreciar la diferencia entre tolerancia y respeto. Como liberal obviamente lo tolero, pero no tengo ningún respeto por los organizadores ni la concurrencia. Merecen tolerancia, que es lo único que puede y debe exigirse en una democracia, no merecen respeto que implica alguna valoración positiva sobre las ideas y la conducta.

La izquierda que aparateó estudiantes en Chile para doblegar a Sebastián Piñera pretende aparatear al cuarto de abecedario para doblegar a Javier Milei en Argentina.

E irán multitud de idiotas útiles, progres, para hacer de comparsa de un montón de impresentables como el comunista gobernador de la Provincia de Buenos Aires Axel Kicillof

Argumenta Kicillof para ir a la marcha: “No podemos ser indiferentes ante la desigualdad”, y basta recordar el monumento a la desigualdad que es la tumba de Néstor Kirchner contrastando con el resto del cementerio (o sea: la desigualdad consagrada por el kirchnerismo hasta después de la muerte). 

A todas luces un kirchnerista saraseando igualdad está protegiendo la desigualdad que le conviene, por lo tanto el pretexto es absurdo; y hasta sería cómico de no ser porque gracias a su ineptitud la inseguridad está desatada en la Provincia de Buenos Aires. Acudirá Kicillof a la marcha del cuarto de abecedario con las manos manchadas de sangre, manchando todo lo que toque. Todo ello mientras la Policía Bonaerense, mal dirigida por un gobierno que no tiene interés en resolver problemas reales, abandonada frente a los delincuentes es también abandonada frente a la protesta de los ciudadanos.

Es sumamente interesante observar que la izquierda, que en el 2001 intentó aparatear la protesta social con las "asambleas barriales", de la que los vecinos decentes se alejaron rápidamente, sigue intentando aparatear cualquier conflicto de interés colectivo pero jamás se anima a intentar liderar reclamos de habitantes honestos frente a la inseguridad. Es que la izquierda defiende terroristas y delincuentes por lo que sólo se moviliza para desacreditar a las instituciones armadas y socavar así gobierno democráticos. Jamás se los verá reclamando por un policía caído en cumplimiento del deber, o un civil honesto masacrado por delincuentes, como no se los ve ahora levantar carteles como aquellos del ahogado Santiago Maldonado reclamando que la dictadura de Nicolás Maduro libere al gendarme Nahuel Gallo. 

Esto que escribo sobre la ausencia de izquierda en las protestas por inseguridad tiene además otra arista, y es que cuando la gente común se siente víctima del terrorismo o los delincuentes, sabe o descubre saber que la izquierda es su enemigo. Corta la bocha.

La marcha del por ahora cuarto de abecedario (siempre están sumando alguna letra al delirio inclusivo) no tiene ninguna otra razón de ser que el malestar antidemocrático de los que perdieron las elecciones que ganaron Javier Milei y Victoria Villarruel. Es muy obvio que es el primer acto de la campaña electoral, con un circo que además de aglutinar a la oposición promete atraer gran parte del público en plan de joda. 

Es que la marcha atraerá público como entretenimiento de carnaval, aunque no entienda buena parte de la concurrencia lo riesgoso que es darle aire a la izquierda o ser utilizados como idiotas útiles. Y en ese plan de joda, casi de excursión a la jaula de las locas, el colectivo del cuarto de abecedario logra reducirse por propia voluntad al estereotipo caricaturesco de ese humor que hoy cuestionan. Una contradicción que demuestra al fin de cuentas que el humor todo lo vence. 

Pero al margen del joda-tour colorido, es tan vergonzoso prestarse al aparateo de la izquierda en su ambición de poder, como servir a las intenciones de recuperar kioscos (curros estatales) de los kirchos con su ambición de robo.

En un país cuyas Constitución no hostiga a nadie por su orientación sexual, raza, religión, etc, y en el que el gobierno busca afirmar la igualdad ante la ley eliminando privilegios que so pretexto de eliminar prejuicios los afianzan, veremos una marcha "anti": anti sentido común. La marcha de los rojos y sus idiotas útiles.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.






miércoles, 29 de enero de 2025

LA CUESTIÓN MILITAR ES LA CUESTIÓN JUDICIAL Y REQUIERE POLÍTICA.




Rindo con estos renglones mi homenaje a la memoria del Honorable Juez Jorge Quiroga, asesinado por el ERP como represalia de los que se sentían con derecho a disponer de la vida y hacienda de los argentinos. Tuvo ese juez el coraje de haber condenado a terroristas activos. Cuando la Justicia era justa y en tiempo presente, no una farsa en tiempo de historiadores. 

No hay ningún juez que haya sido asesinado por haber condenado a militares. Porque hasta cargando las cadenas de la ingratitud nuestros militares defienden a la República, por la cual combatieron.


LA CUESTIÓN MILITAR ES LA CUESTIÓN JUDICIAL Y REQUIERE POLÍTICA.

El 28ENE25 a  través de un comunicado oficial, el Ministerio de Defensa frente al malestar generado por la baja de militares, pretendió aclarar que: "la Resolución 2025/72 que da la baja a personal militar fue emitida en cumplimiento de sentencias judiciales que ordenan dicha medida respecto de personas condenadas con sentencia firme. Las bajas mencionadas no responden a una decisión unilateral de este Ministerio, sino a una orden del Poder Judicial notificada, notificada por el Ministerio Público Fiscal, obligando al cumplimiento de la medida respecto del personal militar alcanzado por las sentencias condenatorias firmes".


En efecto, como parte del prevaricato sistematizado montado para perseguir a los vencedores del terrorismo castrista en juicios de revancha falazmente llamados "de lesa", son "jueces" quienes ordenan las bajas. Pero el punto es otro.

Sabrán disculpar los lectores de La Pluma de la Derecha si para analizar esta cuestión me planto en primera persona y peco de autorreferencial.

Ocurre que yo estoy molesto pero no sorprendido. No hay nada nuevo bajo el sol, y justamente esa continuidad de la anormalidad normalizada es lo que me molesta. 

Durante la campaña electoral llegué a quitar mi apoyo a la candidatura de Javier Milei ("mi apoyo" puede sonar pomposo pero no suma ni resta otra cosa que un voto, lo único de lo que dispongo) por haber dicho en un reportaje por televisión que los militares deben cumplir las penas.


Pero no soy tan necio como para dejarle campo libre al kirchnerismo. Así que luego, por la presencia en la fórmula de Victoria Villarruel y por entender que si Milei tenía zonas oscuras, Patricia Bullrich tenía más y Sergio Massa era la oscuridad total, voté a La Libertad Avanza. Y no me arrepiento.

El candidato Javier Milei no entendía entonces que la raíz y bastión del dominio cultural del kirchnerismo es el prevaricato sistematizado contra los vencedores del terrorismo castrista. Lamentablemente, el hoy Presidente y Comandante en Jefe de las FF.AA. Javier Milei, tampoco entiende que un país que condena implacablemente y sin posibilidad de perdón a sus defensores le entrega su futuro al enemigo.

Y digo no lo entiende como podría especular que es cómplice, porque es un hecho fácilmente observable que el Poder Judicial de la República Argentina se ha convertido en un Poder Prevaricador, algo infame y totalmente opuesto a lo estipulado y deseado por los Constituyentes del 53/60.

También es evidente que ningún país con mayoría de jueces honorables, probos y eficientes, llega a padecer el daño institucional, la degradación cultural, la miseria material y hasta la miseria intelectual en la que progresivamente fue cayendo la República Argentina.

Sin embargo ante lo evidente, el Presidente Milei promueve que un reputado prevaricador como es Ariel Lijo integre la Corte Suprema de Justicia de la Nación. 

El fuerte del Presidente es aquello por lo que se hizo conocido, su histriónico y disruptivo estilo de economista en un país donde la economía siempre es urgente, pero sanear el Poder Judicial también es imprescindible en la República Argentina, porque con jueces prevaricadores la "normalidad económica" que el gobierno pueda lograr si tuviera éxito será siempre bajo permiso revocable de jueces prevaricadores, por ende una utopía.

¿Quieren respeto a la propiedad privada? Pues no será con estos "jueces" que apenas gira el viento abandonan al ciudadano, al contribuyente y a cualquier habitante a la voluntad del gobierno de turno, como pasó y nadie debería olvidarlo durante la última dictadura (esa que llamamos infeKtadura). Fueron estos mismos jueces los que se pusieron barbijos como mordazas para no decir nada mientras se avasallaban derechos en nombre de la pandemia, como si una pandemia confiriera poder constituyente al Poder Ejecutivo. En esta cuestión, por tanto, el Presidente Milei debería empezar a mirar más allá de su mandato, para que cuando en 3 o en 7 años deje la Presidencia y lo que haya podido transformar no vuele al primer soplo cual castillo de naipes.

No estoy sorprendido por nada de esto, son reservas que traigo desde la campaña electoral. Y más a partir del acuerdo para ganar el balotaje (comprensible en función del objetivo electoral) que desplazó la promesa de encargar Defensa y Seguridad a Villarruel para ofrendar ambos ministerios a Luis Petri y Patricia Bulrich respectivamente. Dos progres oportunistas que sólo aparentan rasgos derechistas por mera conveniencia coyuntural.

Entonces veo en el comunicado del Ministerio de Defensa, excusas vacías de contenido al no impulsar el Ministro de Defensa, ni el resto del gobierno, política alguna para poner fin a la persecución del prevaricato sistematizado contra nuestros militares en esas farsas llamadas "juicios de lesa". Luego quieren que los militares se involucren en la lucha contra el narco...

Es sabido que el Poder Judicial está sucio. Sucio de una mugre que ensucia todo lo que toca. Lo triste es que corregirlo no está en la agenda política del Presidente. Ni una palabra sobre el prevaricato sistematizado ha dicho el Ministro de Justicia Dr. Mariano Cúneo Libarona, y ese silencio es también el silencio del Comandante en Jefe.

Frente a este panorama los lamentos no sirven para nada, hay que redoblar los esfuerzos para lograr peso político e introducir la cuestión en la agenda política. Nadie ignora lo mucho que nos unió el espanto, pero el espanto es un estado transitorio.

¿Apoyo al gobierno? Sí. Mientras no construyamos una alternativa potable sí. Sí, pero nunca con obsecuencia ni firmando cheques en blanco. Hay quienes se toman de las decepciones para abandonar todo esfuerzo y es justo lo contrario de lo que debe hacerse, toda crisis es una oportunidad y este sería buen momento para generar un armado político que dé fuerza a nuestras palabras hasta escribir aunque más no sea un par de puntos en la agenda política del país. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

martes, 28 de enero de 2025

TODO TIENE QUE VER CON TODO AUNQUE NO TENGA NADA QUE VER.




Vivimos uno de esos peculiares momentos de la historia donde todo tiene que ver con todo aunque no tenga nada que ver. La complejidad del presente hace que sea insuficiente ver una por una las fotos de la realidad, hay que mostrarlas juntas e incluso desordenadas, para que se entienda el troquelado del rompecabezas.

La Presidencia de Javier Milei es sin dudas el fenómeno político más disruptivo desde el surgimiento del peronismo. Lo que está ocurriendo es un proceso signado por la esperanza de reconfigurar por Derecha el poder político frente a lo que parecía el dominio definitivo del Socialismo del S.XXI a través del régimen kirchnerista. 

Más allá de cualquier crítica que el gobierno de Milei merezca, sería necio negar que el oficialismo representa para liberales, conservadores, nacionalistas y otros espacios republicanos que adhieren a las ideas de la Libertad, el alivio y esperanza del fin del ahogo impuesto por el largo y ominoso predominio cultural de la izquierda.

No hace mucho decir "no son 30.000" era quedar aislado. No hace mucho decir "acá hubo guerra y no genocidio" era quedar aislado. No hace mucho reivindicar al Presidente Julio Argentino Roca era quedar aislado. No hace mucho decir que el Estado no debía meterse en todo era quedarse aislado. Porque hasta no hace mucho decir cualquier verdad que contrariara el relato impuesto era literalmente traspasar las líneas enemigas. 

El fenómeno Milei surgió como producto de muchas resistencias individuales y mayormente aisladas, a las que -como una gentil devolución- les brindó la oportunidad de amalgamarse. Simplemente por eso el kirchnerismo perdió buena parte del poder. Ahora bien, no basta con haber quitado al kirchnerismo del gobierno nacional, hay que sacarlo de la Provincia de Buenos Aires, de cada gobernación, de cada municipio y de cada rincón del Estado.

Esa amalgama de voluntad derechista merece ser cuidada por el oficialismo amplio, que incluye tanto a quienes integran el gobierno como a quienes no formamos parte del gobierno, porque si las diferencias nos fracturan ahora esta suerte de "primavera derechista" va a terminar en un reverdecer progresista para un rojo atardecer comunista.

Lo peor que puede hacerse desde este oficialismo amplio es suponer que el éxito ya llegó subestimando la capacidad de daño de la izquierda (incluyendo al kirchnerismo) y sus idiotas útiles que son los progres. Porque sería torpe creer que los amarillos y otros reciclados que a saltos de garrocha caen ahora en La Libertad Avanza no van a volver a ser progres si el poder amaga irse para otro lado.

Y pregunto: ¿Cree alguien que si este gobierno fracasa habrá otra chance de evitar gobiernos de izquierda? Yo estoy convencido que no, porque el fenómeno Milei salió a flote desde el país ahogado que puso pie en el fondo del río donde -de casualidad- había una piedra en vez de barro y pudo impulsarse a la superficie. Suena dramático, sí, pero no lo es. La estupidez es amnésica y no conviene olvidar, y mucho menos tan pronto, que en Argentina el kirchnerismo puso de Presidente a Alberto de la Fernández un tipo tan, pero tan decadente que afirmaba que todo quien reivindica a Roca es "un pelotudo". Tuvimos eso de presidente y se llevó puesta la Constitución Nacional con el golpe de Estado del 19MAR20 que dio lugar a la infeKtadura.

"Todo tiene que ver con todo", era la muletilla que repetía Pancho Ibáñez en su programa de TV "La aventura del hombre". Y con esa consigna conviene observar ahora algunos movimientos de la siniestra.


Si fuera por la izquierda la Patagonia sería chilena, porque tanto cuestionan a Rosas como a Roca por haber avanzado sobre el desierto.

Si fuera por la izquierda Formosa, Chaco, Misiones y Corrientes serían paraguayas, porque repudian que el gobierno del Presidente Bartolomé Mitre haya respondido a la ocupación de Corrientes por el tirano Solano López y declarado la guerra a la que marchó exultante de patriotismo la juventud que pasaría a la historia como la Generación del 80. La gloriosa Generación del 80.

Si fuera por la izquierda Tucumán sería cubana, porque todavía hoy reivindican al ERP y demás terroristas castristas que atacaron a la Nación Argentina.

O sea: si fuera por la izquierda Argentina sería desguazada hasta ser borrada de la historia.

Por eso resulta tragicómico leer la contratapa de Página/12 del 25 de Enero, en la que Sandra Russo regala otra de sus inconsistencias intelectuales al cuestionar la Campaña al Desierto con estos dos párrafos ilustrativos de los objetivos de la izquierda:

"La campaña nunca fue en el desierto. El territorio patagónico no estaba desierto. Fueron con la idea en la cabeza y la certeza de su poder de fuego: iban a dejar desierto lo que no lo estaba, porque no concebían que la naciente Nación no incorporara esa región de maravilla y riquezas espléndidas. Que los detuviera la indiada maldita, delincuente y mal entretenida era indigno, por eso en un solo paso se hicieron oligarcas  y clase dominante. 

Es la misma estructura. Siempre. Esa vez fue la indiada, que no podía ser otra cosa que maldita y promiscua. La indiada era zurda, podríamos decir ahora. O palestina. O mujer. O discapacitado. O inmigrante. O gitana. O bruja. O cristiana. O marrón. O LGTBQI."

Obsérvese como se pretende que todo tiene que ver con todo aunque no tenga nada que ver. Para entender semejante mezcolanza que hace Russo es preciso comprender que a la izquierda se le fueron cayendo todas las banderas que intentó levantar desde que (tirando abajo el Muro de Berlín para escapar del "paraíso socialista") el proletariado abrazó el confort capitalista y dejó de existir como posible sujeto revolucionario marxista. Entonces la intelligentzia del comunismo en retirada pergeñó crear o exacerbar otros conflictos para trasladar la mística revolucionaria a nuevos sujetos revolucionarios. Así es como, entre tantos conflictos artificiales, el trapo rojo se tiñó de arcoíris para golpear a la democracia desde una victimización ridícula. 

Notoriamente aparateado por la izquierda y cantando que el gobierno de Milei es una dictadura, el lobby del cuarto de abecedario se moviliza a la calle pretendiendo instalar que se le restan derechos cuando la afirmación del principio constitucional de la igualdad ante la ley lejos de restar derechos los clarifica como tales al evitar que privilegios irracionales distorsionen su significado. La mezcolanza que escribe Russo es la misma que exhibe el accionar de la izquierda, fabricando postales ridículas como la de travestis que enarbolan banderas palestinas... Es sólo otra parodia más.

La torpeza de Russo deja claro y expuesto que según la izquierda la Patagonia no debe ser argentina. El indigenismo aparateado por la izquierda y financiado vía Venezuela por orden de La Habana, es la idea de secesionar el sur de la Argentina y Chile para crear una "nación mapuche", algo que hace años proponía desde el mismo diario creado por Jorge Lanata con dineros sucios del ERP el escritor apátrida Osvaldo Bayer.

Odian a Roca por engrandecer a la Nación Argentina. Y es que lo que en verdad odian es a la Nación Argentina.

Es curioso que los mismos que defienden la idea de una "Nación Mapuche", que implica desconocer la soberanía argentina sobre buena parte de nuestro territorio, vayan el 5 de Febrero a repetir su parodia nacionalista en otra marcha a Lago Escondido denunciando la "usurpación" de Lewis. Desde ATE con el parasitario Rodolfo Aguiar, el cultivador de perejiles Juan Grabois y la fundación del asesino montonero traidor a la Armada y la Patria Julio César Urien,  se moviliza la parodia.

Parodia, otro engaño de subversivos traidores a la Patria, porque Lewis a diferencia de los secesionistas mapuches no desconoce la soberanía argentina ni niega la existencia del Derecho Argentino, conforme al cual defiende su propiedad ante los tribunales cada vez que surge un pleito. Puede no gustar que un gringo se propietario de grandes extensiones de tierra, pero no hay nada ahí que ponga en riesgo la integridad territorial.

Tan parodia es la movilización que hace la izquierda, que Lewis ni se entera, porque esos mapuchistas pretenden ir por el camino del Tacuifí, que atraviesa unos once campos privados que no son propiedad del inglés. Y son esos vecinos los que defendiendo sus propiedades en años pasados los han debido correr a rebencazos, porque, como bien les advirtieron y ya lo saben: CON EL FOYEL NO SE JODE


Y en esta como en todas las demás cuestiones, los vecinos no tendrán que volver a defenderse por mano propia si los funcionarios provinciales y nacionales obran preventivamente disponiendo los recursos suficientes para garantizar los derechos constitucionales de los honestos y reprimir cualquier agresión izquierdista.

Indigenismo, sexismo, cualquier ismo le viene bien a la izquierda y también el del terrorismo. Para la izquierda, que entre otros absurdos considera un demócrata al sátrapa castrista Nicolás Maduro, Israel estaba perpetrando un genocidio porque su respuesta  al ataque de Hamas fue brutal y masiva. Pero ocurre que no siempre se puede combatir al terrorismo que se esconde entre una población del modo quirúrgico en que lo hicicmos los argentinos.

Sin embargo la izquierda que condena la respuesta israelí que causó cerca de 47.000 muertos en poco más de un año, también condena la respuesta argentina, que causó algo más de 6.000 bajas a las organizaciones del terrorismo castrista a lo largo de una década. La conclusión es simple: la izquierda estará siempre del lado de los terroristas que atentan contra las democracias y acusando falsamente de genocidas a quienes los combaten.

Y así, frente al 50° aniversario del Operativo Independencia, ordenado en democracia por la Presidente constitucional Isabel Perón para poner fin al terrorismo castrista que pretendía hacer de Tucumán una "zona liberada", la izquierda realizará como hace años distintos actos lamentando la derrota. El 5 de febrero harán un acto en la “Escuelita de Famaillá”, donde 12 efectivos del Ejército Argentino resistieron el ataque de más de un centenar de terroristas del ERP, el 7 otro en Tafí Viejo, el 8 en Santa Lucía, y el 17 de febrero un último acto en la puerta del Tribunal Oral Federal (TOF), donde se llevan a cabo parte de esas farsas denominadas "juicio de lesa" y que no son otra cosa más que un prevaricato sistematizado.

La novedad es que este año los soldados que combatieron al terrorismo serán homenajeados por la parte de la sociedad civil que agradece la victoria sobre el terrorismo castrista. En tal sentido el 7 de Febrero los Veteranos del Operativo Independencia realizarán una mateada en San Miguel de Tucumán como evento previo a los homenajes propiamente dichos que con desfiles incluidos tendrán lugar el 8 en Teniente Berdina y el 9 en Yerba Buena. Homenajes de los que participaré.


Queda claro para toda persona decente que quienes pretenden avasallar en Río Negro el derecho de propiedad de los vecinos de El Foyel, son los mismos que van a reivindicar al ERP y Montoneros en Tucumán, es la misma izquierda que persiguió a homosexuales en cada dictadura que logró imponer y ahora aparatea contra el gobierno la "revolución de los putos" (cirKo en el que sólo pueden caer los  gays de orgullo ignorante que, por ejemplo, no saben quien fue el poeta cubano Reinaldo Arenas), o sea: son los que esgrimen cualquier excusa para desde maquinaciones ideológicas finalmente atentar contra la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional; elementos antisociales que promueven delitos y aspiran a la disolución de la Nación Argentina. Comunistas, para decirlo claramente.

Habrá cómplices y habrá incautos, pero porque todo tiene que ver con todo aunque no tenga nada que ver, también habrá patriotas para que la Nación Argentina no sea sometida bajo ningún sucio trapo rojo.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


jueves, 16 de enero de 2025

SLOKAR Y LIJO, DOS QUE NO DEBERÍAN OCUPAR CARGO DE JUEZ.

Atraviesa la República Argentina un momento político particularmente extraño: 

El hartazgo de buena parte de la sociedad respecto de la mentira de los 30.000 desaparecidos, piedra basal del relato kirchnerista, sigue alimentando la creciente conciencia sobre que el régimen K montó un enorme negociado con los derechos humanos haciendo pasar a terroristas por víctimas. Por ese motivo se observa un escenario como nunca antes propicio para avanzar a paso firme contra toda la estafa con los desaparecidos e ir contra los "jueces" del prevaricato sistematizado.

El prevaricato sistematizado de esas farsas llamadas "juicios de lesa", es la parte esencial de toda la corrupción montada desde 2003 sobre la mentira y el falseamiento histórico mediante el uso faccioso de los recursos del Estado para el adoctrinamiento y la desmemoria.

Constituye la mas escandalosa corrupción de la historia judicial argentina, un entramado de intereses espurios que ya no puede ocultarse y en la desesperación por disimularlo los jueces prevaricadores no vacilan en quedar expuestos queriendo modificar el clima de fin de época para el curro de los DD.HH. que, sin dejar de crecer, se fortaleció con la llegada a la Presidencia de Javier Milei.

Así dos "jueces" emblema del prevaricato sistematizado, Alejandro Slokar y Ariel Lijo, han salido a hacer alarde de su parcialidad y complicidad con sectores de la izquierda que, como es el caso de las madres de Plaza de Mayo (madres de terroristas) pudieron parasitar el Estado gracias al proyecto totalitario de corrupción estructural iniciado por Néstor Kirchner.


Desde hace muchos años no hay ninguna duda que los militares y demás personas llevadas al circo tribunalicio de esa Justicia  impostora por haber vencido al terrorismo castrista, no tienen chance de defensa; aunque cada tanto para salvar las apariencias alguno sea absuelto. La inconstitucionalidad de esos juicios, la mendacidad de los testigos, la parcialidad de los "jueces" y la complicidad activa o idiota de distintas fuerzas políticas, hacen que el poder judicial sea un poder prevaricador y por lo tanto la República se encuentre mutilada.

Dos casos de las últimas horas demuestran la parcialidad de los "jueces".  Primero el integrante de la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, Alejandro Slokar (al mismo tiempo que las arriba mencionadas madres de terroristas declaraban su apoyo al dictador Maduro), frente a decisiones del Ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona tuvo el descaro de declarar: “Estamos ante una instancia que conforma una suerte de bestiario en términos de políticas públicas en materia de Derechos Humanos. Pero también, ante todo, diría yo, frente a un ultraje de los elementos constitutivos de la democracia, que busca una suerte de rol de antagonista. ¿Con quién? Con un sujeto histórico como las Madres y las Abuelas”.

Según delira Slokar, Argentina le debe a las madres de los terroristas, "la reconstrucción ética y hasta política-democrática". Dado que se reputan por todos conocidos los hechos de corrupción de esas admiradoras de dictadores comunistas, cabe concluir que tiene Alejandro Slokar una idea extraviada de lo que es la ética y los valores de la política en democracia. Idea que de tan extraviada es incompatible con la honestidad que cabe esperar de verdaderos jueces y deja motivo más que suficiente para ir por su destitución. 

Luego Ariel Lijo, el incomprensiblemente propuesto por el Presidente Milei para la Corte Suprema de Justicia de la Nación, dictó una resolución reclamando a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación garantizar la dotación de personal "capacitado" para que los "espacios de memoria" sigan funcionando.

Vale reiterar que en cada uno de esos espacios se falsea la historia y se homenajean terroristas castristas que, intentando importar la dictadura cubana, mataban argentinos indiscriminadamente, ya sean niños, civiles, policías, con la violenta pretensión de hacerse del poder por la vía del terror. Tanto así que hicieron algo que nuestros militares nunca hicieron: matar uno de los jueces que los juzgó y condenó.

El Juez Quiroga, asesinado por el ERP, era Juez cuando para ser Juez además de honorable se debía ser valiente, no como la sarta de cobardes en este siglo que juegan a ser jueces y condenar "represores" porque se da la paradoja que esos "represores" ganaron la guerra. Si hubieran ganado los otros, Firmenich o Santucho, no existiría la República y cualquier Juez que pretendiera juzgar los crímenes de los vencedores iría directo a estampar su sangre contra un paredón.

La sociedad se hartó de ser estafada por el kirchnerismo, de sentir una culpa artificial por haber eliminado terroristas, de pagar privilegios a "jueces" que revuelven el pasado lejano y demoran años en resolver causas presentes. Y en ese hartazgo debe operar la acción política para sanear el Poder Judicial sin lo cual la República es ficticia.

La evidencia está a la vista de todos: ningún país con mayoría de jueces honorables, probos y eficientes, llega a padecer el daño institucional, la degradación cultural y hasta la miseria intelectual que el régimen kirchnerista le causó a la Nación Argentina.

Incluso con minoría parlamentaria están dadas condiciones que permiten impulsar el debate sobre la necesidad de sanear el Poder Judicial y promover políticas para ello. Pero ¿cómo avanzar contra la corrupción judicial promoviendo al prevaricador Lijo a la CSJN? No hay manera. Esa es la garantía de blindaje para todos los "slokars".

De modo incomprensible el Presidente se apunta para dispararse un tiro al pie con la postulación de Lijo al máximo tribunal, porque con "jueces" de esa calaña todos los cambios que Milei emprende no dejarán nunca de ser precarios. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


domingo, 12 de enero de 2025

"GUARANGO", por el Dr. Enrique Mussel.




Guarango:

En septiembre de 1929 Don José Ortega y Gasset publicó varias notas en la Nación de Buenos Aires (El más pertinente  para el caso,"El Hombre a la defensiva", que está en Internet) en los que nos describe con claridad y dureza. 

Asombrado por el éxito argentino que en menos de ochenta años supimos crear un país tan rico y ordenado se refiere a sus autores, gente de primera calidad pero que gritan sus éxitos: no pueden esperar a que se manifiesten, que se les reconozcan, se adelantan a proclamarlos, son unos “guarangos”. Y así nos califica, con la palabra que acuñamos porque no había alguna  en el viejo idioma imperial que se ajustara a esa características: El que se  adelanta al éxito

Pero, el Presidente que nos abruma con sus exabruptos, es un político nuevo que tuvo que proclamar a gritos su proyecto libertario.  Y la ciudadanía lo entendió, apoyó, y hoy lo tenemos gobernando. Esperamos que tenga éxito, un nuevo y portentoso éxito argentino, como los de antes.
 
Envío estas reflexiones a hijos, nietos, bisnietos, sobrinos, amigos míos y de la amada república democrática.

Tanti auguri. Enrique el viejo.   

viernes, 10 de enero de 2025

A PATRICIA BULLRICH LE LLEGÓ LA HORA DE LA RENUNCIA


“Mis ministros tienen libertad de acción dentro de nuestras ideas.
Pero ninguno de ellos tiene permitido un milímetro de error”.

Presidente Javier Milei
(21NOV24)

Patricia Bullrich, Nicolás Maduro y Nahuel Gallo.
La incontinencia verbal de la ministro no benefició en nada al gendarme secuestrado
por la tiranía venezolana; sólo sirvieron sus bravatas para ser funcionales al dictador
con grave afectación para la dignidad de la Nación Argentina.


El 29DIC24 a través de un escrito de difusión reservada (enviado en primer término a la ministro Patricia Bullrich y a operadores del sistema), compartí algunas consideraciones sobre el "Caso Gallo".

Las razones de reserva que tenía entonces han caído hoy al concretarse la farsa de "asunción presidencial" del sátrapa Nicolás Maduro. Lo cual me lleva a retomar públicamente esas mismas consideraciones, con su correspondiente actualización conforme la evolución de los hechos.

La situación generada a partir de la detención en Venezuela del gendarme Nahuel Gallo, posiblemente sentencie el agotamiento de la gestión de Patricia Bullrich como ministro de Seguridad de la Nación. (Textual del informe de marras).

Previo a puntualizar los hechos que permiten observar el agotamiento de su gestión, vale recordar y reconocer que Bullrich, en su primera experiencia a cargo del ministerio durante la Presidencia de Mauricio Macri, se mantuvo firme en situaciones de contexto adverso (como el “Caso Maldonado”) que hubieran doblado o puesto en fuga a muchos otros políticos. 

En relación al Presidente Javier Milei aportó  un decisivo volumen político para el balotaje y en la gestión un mensaje claro para el control de la calle. Pero su desprolijo voluntarismo es incorregible.

Ciertamente, conserva Bullrich una alta imagen positiva sobre su gestión al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación, lo cual puede ser explicado con algo que dije disertando en la UCEMA allá por Junio de 2018: "La gestión de Patricia Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación debe ser evaluada positivamente si se toma como parámetro la gestión que le antecedió, pero si en cambio se toma como referencia el óptimo profesional califica por debajo de lo mediocre". Ese mismo juicio cabe hoy, ya que en materia de Seguridad el kirchnerismo con la gestión de Sabina Frederic puso la vara ya no al ras del piso sino muy por debajo del piso; y Aníbal Fernández  no la levantó ni un centímetro. Obviamente comparado con los ministros del régimen el desempeño de Bullrich es exponencialmente mejor.

Sin embargo sus vicios voluntaristas, siempre encubiertos o relativizados por esa inevitable comparación con los "sueltapresos" del régimen, en algún momento iban a rozar lo inaceptable. Y eso ocurrió finalmente con el Caso Gallo.

Por pura lógica se comprende que en tanto el Cabo Primero Nahuel Gallo de la Gendarmería Nacional, secuestrado el  08DIC24, permanezca bajo poder de la dictadura venezolana se impone en los funcionarios del Estado una extrema prudencia. No obstante ello, la ministro Bullrich mediante un posteo en X (Twitter) lanzó una inconducente bravata dirigida a Diosdado Cabello el 16DIC24 en tono de amenaza: "Libera a Nahuel o atenete a las consecuencias".

Para mensurar la gravedad de lo dicho por la ministro basta imaginar cuáles son las condiciones de detención que afronta el gendarme Gallo, y no se necesita mucha imaginación para entender que no son ni parecidas a las del corrupto y destituido senador Edgardo Kueider, que goza en Paraguay de todas las garantías del debido proceso mientras permanece alojado en un departamento de lujo.

El 27DIC24 el fiscal general del dictador Nicolás Maduro, Tarek William Saab, a través de un comunicado sostuvo que el “gendarme argentino se encuentra procesado por vinculación a acciones terroristas en Venezuela”. En el mismo comunicado se especulaba con que Gallo fuera parte de un plan criminal dirigido por autoridades argentinas. 

Y nuevamente la ministro Bullrich respondió con otra bravata inconducente. Acaso porque piensa más en los aplausos de sus obsecuentes que en mejorar la situación de nuestro camarada, dejó pasar la oportunidad del silencio y posteó: “Tarek William Saab, jefe de fiscales de una narcodictadura asesina, no me va a callar con sus mentiras. El argentino Nahuel Gallo es víctima de un secuestro político, y ustedes, mafiosos del régimen de Maduro, son los verdaderos criminales. No nos intimidan. Caerán, y cuando así sea, enfrentarán la Justicia por sus crímenes contra la humanidad. No habrá rincón en el mundo donde puedan esconderse”. 

Si algo necesitaba la irracional dictadura comunista para hacer pasar a Gallo por espía / terrorista era esa bravata inexcusable de Bullrich. El característico gesto árabe de saludar llevando dos dedos de la diestra al corazón, luego a los labios y finalmente a la frente, quiere decir “lo que siente mi corazón, lo dicen mis labios después de haberlo pensado”. Bullrich está compulsivamente impedida de seguir esos pasos de sana prudencia. Falencia que, con sus 68 años, no es ya susceptible de ser subsanada por psicólogos ni psiquiatras. 

El 06ENE25 la acusación contra Gallo se convirtió en un completo delirio stalinista, al estilo de Lavrenti Beria, cuando Maduro acusó al gendarme de tener por misión eliminar a la vicepresidente Delcy Rodríguez. 

La temperamental incontinencia verbal de la ministro Bullrich no sólo perjudica directamente al gendarme Gallo, sino que también lo afectan en relación a lo que por él deberían estar haciendo el cuerpo diplomático y el Sistema de Inteligencia Nacional. 

Es dable tener memoria de los procedimientos que tuvieron su auge durante la Guerra Fría para el manejo de crisis como la que plantea el secuestro del gendarme, que en muchos casos incluían la represalia de capturar agentes enemigos (reales o supuestos) en territorio propio y concluían en un intercambio de prisioneros. 

Y para los que crean que eso es historia antigua, hace apenas unos meses negociaciones entre Rusia y los Estados Unidos culminaron de la misma manera, incluyendo agentes rusos que operaban en Argentina.

Por supuesto, para que ese tipo de maniobras puedan ejecutarse se requiere un funcionamiento armónico de los distintos sistemas institucionales del país, por lo pronto un Servicio de Inteligencia con sus funciones claras y bien conducido; capaz de responder rápido. Herramienta que no tenemos desde hace muchos años. Sobre esa base el Servicio Exterior de la Nación puede arbitrar mecanismos diplomáticos que no se abren por bravatas en Twitter sino por hechos concretos. Porque así se juega el juego: palo por palo.

El Caso Gallo impone la revisión de sistemas de alerta sobre los riesgos que corren ciudadanos argentinos en el exterior.  Otros países tienen como práctica establecida (que combina decisiones de gobierno en función del interés nacional, con las previsiones de sus servicios de Inteligencia y el tacto de la diplomacia) emitir informes sobre los distintos países para información de sus viajeros. Y por supuesto hay países a los que recomiendan no viajar. Va de suyo, que si un Estado recomienda a la generalidad de sus ciudadanos no viajar a un tercer país, por supuesto no autoriza a simple pedido que vayan a ese destino sus agentes estatales que deben pedir permiso para desplazarse incluso en condición de particulares. 

Argentina no ha desarrollado esa práctica. Casi ningún argentino que viaja al exterior espera informarse por Cancillería sobre los riesgos que le esperan en tal o cual país. Son muy pocos los que buscan obtener tal información por parte de la Cancillería.

En tal sentido, fue desacertada la declaración de la Vicepresidente Victoria Villarruel buscando diferenciarse de la ministro Bullrich al decir que ella no hubiera autorizado el viaje del gendarme a Venezuela, porque ese tipo de pedidos no llegan al escritorio ministerial. Las fallas de funcionamiento en el sistema, que es imprescindible revisar, incluyendo las capacidades de los servicios de Inteligencia de las distintas fuerzas en relación a sus jefaturas, han permitido la subestimación del riesgo en Venezuela. Son los riesgos del relajamiento que acarrea dar por segura la normalidad del "nunca pasa nada"; hasta que pasa. Y pasó.

En lo que sí es de su exclusiva incumbencia, la ministro Patricia Bullrich no sólo viene gestionando la crisis de modo contraproducente y perjudicial para otras áreas de gobierno, sino que deja expuesto al Presidente Javier Milei como alguien que no ha podido llamarla a silencio. Lo cual además de mostrar una falencia de conducción política, ratifica la intención elusiva del Presidente ya que desde la campaña electoral ha buscado desentenderse por vía de delegación, primero en Villarruel y luego en Bullrich, de cuestiones no económicas pero igual de sensibles como son Defensa, Seguridad e Inteligencia.

Y siendo que los funcionarios de primera línea son fusibles que deben servir de “paragolpes” al Presidente de la Nación, lo hasta aquí expuesto indica el agotamiento de la segunda gestión de Patricia Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación por causa de su propia personalidad voluntarista.

En este desgaste prematuro cabe advertir como paradoja que la misma situación que descalifica a Bullrich es la que hasta ahora la sostuvo en el cargo. 

Desplazar a Bullrich mientras existía la posibilidad (por improbable que fuera) de un recambio de poder y apertura democrática en Venezuela, era sencillamente inviable porque hubiera significado darle gusto a la dictadura venezolana y la izquierda vernácula. En definitiva los mismos sectores que buscaban quitarla del cargo durante la Presidencia de Macri por el “Caso Maldonado”. 

La diferencia entre ambas situaciones es que en aquel momento Bullrich obraba correctamente en defensa del interés nacional, pero en cambio ahora su accionar es perjudicial para ese mismo interés nacional y para un gendarme en particular. Las acciones de Bullrich no van orientadas a la pronta y mejor resolución del Caso Gallo, sino a la claque de sus aplaudidores soñando un futuro político que no termine en el Ministerio de Seguridad de la Nación.

La afirmación de la tiranía castrista en Venezuela, fortalecida en su sistema opresivo por las medidas asumidas para garantizar la farsa de asunción presidencial que aseguran su continuidad en lo inmediato, dejan a Patricia Bullrich parada sobre su error: No cayó la satrapía y todas sus bravatas dirigidas a los personeros de la tiranía castrista en Venezuela definen la mera impotencia llevada al ridículo.

En relación al Caso Gallo, Patricia Bullrich sobreactuó su autopercepción de sheriff al estilo "el que las hace las paga", lo cual puede aplicar y constatarse sobre cierta delincuencia local pero no sobre la dictadura de un país extranjero (cuya caída requiere una intervención militar que las democracias del continente no parecen tener intención de ejecutar). 

Con sus bravatas, que hoy no sabemos qué significaron en la salud del Cabo Gallo, Patricia Bullrich no ha errado por un milímetro sino  por un kilómetro. Al menos.

Resta saber si el Presidente Milei aplicará su estricta vara de intolerancia al error con el mismo criterio que en otros casos, o nos demostrará que esa como tantas otras de sus frases asertivas ya ha perdido su vigencia.

En el caso que el Presidente Milei opte por lo razonable y desplace a Patricia Bullrich (a quien no creo capaz de tener lo que es necesario tener para asumir su culpa y en un acto de autocrítica presentar su renuncia), posiblemente se busque una salida elegante a través de acuerdos políticos dentro de la coalición de gobierno. 

Más allá de quien ocupe la cartera de Seguridad, las consecuencias del Caso Gallo, debe abrir un debate público sobre la ingeniería conveniente para consolidar un Sistema de Seguridad Nacional y el funcionamiento armónico de sus componentes.

No obstante lo observado, el grado de involucramiento que en esta cuestión vaya a asumir el Presidente Javier Milei es un enigma. Cuestión de lo cual, dada sus indelegables responsabilidades, dependerá que la mala experiencia se capitalice de modo superador o se diluya en cambios cosméticos.

Es importante subrayar que todo agente estatal sabe que la dignidad de la Nación está por encima de su persona. Ello significa que el gobierno nacional no debe ceder a ninguna extorsión, por lo que a pesar de las consecuencias individuales -por penosas que sean- debe sostener firmes sus políticas de Estado.

Ahora bien, esa realidad que hace a la razón de Estado no habilita a ningún funcionario para hablar de más y mucho menos boquear bravatas inconducentes, como las vertidas por Patricia Bullrich, que a la postre dejan expuesta a la Nación en la más vergonzosa de las impotencias: la de pronunciar palabras altaneras sin fuerza que las respalde.

Bullrich hizo todo eso, sin otra utilidad que ser funcional a la tiranía comunista. 

A juzgar por estos hechos y por las palabras del Presidente Milei, a Patricia Bullrich le llegó la hora de la renuncia. O del despido liso y llano. De Milei depende.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


lunes, 6 de enero de 2025

SE PERDIÓ LA BRÚJULA PARA LA BATALLA CULTURAL ¿ALGUIEN LA VE?


"El secreto de nuestra prosperidad
 consiste en la conservación de la paz 
y el acatamiento absoluto a la Constitución.

Presidente Julio Argentino Roca.


"¿Y dónde están ahora los filósofos críticos?
Tiñendo sus palabras de intereses políticos."

(Gente del futuro) Miguel Cantilo.


De lo que se quiera entender por "batalla cultural" dependerá la visión estratégica sobre sus alcances en espacio y tiempo, la definición de objetivos, la identificación del enemigo, la disposición de medios y su empleo para imponerse.


Por lo tanto la primera incógnita a despejar es justamente qué entendemos por "batalla cultural". Como escribo un artículo y no un tratado, voy a omitir consideraciones sobre el sentido planetario de la "batalla cultural", que remite a antagonismos tales como Libertad vs totalitarismo, democracia vs autocracia, república vs tiranía, racionalidad vs prejuicio, capitalismo vs socialismo, Nación vs globalismo y un largo etcétera de antinomias capaces de fusionarse, al fin de cuentas, en una sola: identidad o deshumanización

Puesta en términos locales, que quizás sea también síntesis de lo universal como una de sus variables, el significado de la batalla cultural en Argentina, a la luz de su historia, puede ser definido como el esfuerzo por alcanzar y sostener la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional, para el ser y prevalecer de la Nación Argentina con los valores de Patria y Libertad enunciados desde 1813 en el Oíd, mortales!, cantado de generación en generación.

Para decirlo en otras palabras: afirmar nuestra más puro ideal de identidad.

Si bien hace mucho tiempo que la Nación Argentina coquetea con la suicida idea de renegar de sí misma, el punto más bajo de nuestra identidad cultural acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", se haya alcanzado durante la infeKtadura.

El 19 de Marzo de 2020 bajo la presidencia de Alberto de la Fernández el kirchnerismo perpetró un golpe de Estado contra la Constitución Nacional. (Leer: ALBERTO FERNÁNDEZ DENUNCIADO POR SUBVERTIR EL ORDEN CONSTITUCIONAL).

A través del infame Decreto 297/2020 de “AISLAMIENTO SOCIAL PREVENTIVO Y OBLIGATORIO”, con la complicidad de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cabeza de un Poder Judicial devenido Poder Prevaricador a lo largo de este siglo, y de la totalidad de los partidos políticos con representantes en el Poder Legislativo, el orden constitucional fue derogado de facto.

¿Y por qué pudo pasar eso? Porque la sociedad argentina bajo el régimen kirchnerista fue objeto de un proceso de desmemoria colectiva y adoctrinamiento faccioso con los recursos del Estado que diluyó la identidad nacional al punto de trastocar los valores fundantes de la Nación.

El orgullo de la valentía dejó de ser el sesgo saliente de los libres del sur. Se reemplazó la altivez que nos supo distinguir por una cobardía inexcusable fomentada con infinidad de victimizaciones artificiales (y rentadas a costa del erario público) que permitió que el grueso de la población se sometiera mansamente a los caprichos del régimen aceptando la falacia de la vida como el valor supremo y que en virtud de ello había que resignar libertad y someterse a la tutela del gobierno.

Se olvidó así que tanto el Himno Nacional como la propia Constitución de la Nación Argentina colocan los valores de Patria y Libertad por encima de la vida. Armarse en defensa de la Constitución Nacional, tal como el juramento del Himno, implica sostener su vigencia a costa de la propia vida. La Libertad es la que da valor a la vida y gloria a la muerte.

Nunca imaginó Vicente López, ni la Asamblea del Año XIII, como así tampoco los constituyentes de 1853/60, que bastaría una gripe y un gobierno corrupto para que los argentinos descendieran hasta el fondo de la cobardía. Sin siquiera necesidad de un humo de pólvora, se abandonaron las instituciones de la República permitiendo las aberraciones totalitarias que sintetiza (para el recuerdo y que no se repita jamás de los jamases) la imagen de aquel padre obligado a llevar en brazos a su hija enferma de cáncer.


Esa es la postal de la infeKtadura, y la postal de la derrota cultural argentina. Ni valientes, ni solidarios, un pueblo de cobardes comportándose como esclavos. Un pueblo que pactaba con el silencio cuando debía gritar, salir, putear hasta poner las cosas en su lugar. Gritar, putear, sacar pecho cuando ya el peligro pasó no tiene ningún mérito, sólo es embrutecimiento. Exactamente lo que dejó el kirchnerismo: daño institucional, degradación cultural y miseria intelectual. 


Y como ocurre cada vez que se toca fondo hubo un efecto rebote. La vergüenza es un sentimiento sano en tanto sirve para recapacitar y corregir conductas equivocadas. La sociedad argentina, aunque muy tarde sintió esa sana vergüenza por haberse sometido al gobierno de los peores. 

La reacción se canalizó a través del "fenómeno Milei". Javier Milei logró emerger como un personaje virulentamente histriónico cuyo mensaje disruptivo, gracias al hartazgo que provocó en la ciudadanía el exceso de imbecilidad totalitaria durante la Presidencia de Alberto de la Fernández, logró quebrar la desesperanza republicana que había instalado la hegemonía kirchnerista y que parecía haberse consolidado definitivamente con el fracaso del interregno macrista. 

Es dable señalar que durante todo el régimen kirchnerista hubo cierta resistencia republicana activa sosteniendo las ideas de la Libertad, pero que obrando en minoría y fragmentada nunca pudo organizarse. Egos de cabeza de ratón, liberalómetros, prejuicios y recelos entre liberales, nacionalistas y conservadores, todos republicanos; sólo consiguieron construir impotencia. Lo que nos llevó al riesgo cierto de diluirnos entre la progresía de Cambiemos / Juntos por el Cambio / PRO / Coalición Cívica, etc.

Mucho antes que Javier Milei adquiriera notoriedad, la línea de la resistencia republicana tenía en primera fila a Cecilia Pando, Ricardo López Murphy, Nicolás Márquez y Agustín Laje por citar sólo los primeros nombres que trae mi memoria. Los cuatro mencionados se opusieron desde el inicio del régimen kirchnerista diciendo cosas que muchos callaban por temor a ser llamados "fachos". Hoy, y en buena hora, otros muchos que entonces me negaban ser liberal y me llamaban "facho", se esfuerzan hasta la sobreactuación por estar más a la Derecha que yo. Pero en aquellos años toda la sociedad se había desplazado hacia la izquierda, tanto que los progres pasaban por derechistas y por eso corrían a etiquetarse de centro. 

Tal como escribí en otro artículo "La Presidencia de Milei no es pues un milagro, ni cosa por el estilo, es sencillamente lo que parió con sus circunstancias de coyuntura la realidad política de la muy vapuleada Nación Argentina".

Mauricio Macri en su presidencia, rodeado de progres irrecuperables como María Eugenia Vidal (la amarilla que más se preocupó y ocupó de preservar la mentira de los 30.000 desaparecidos), no tuvo la capacidad ni la voluntad de dar la batalla cultural. Pensó, en lo que era y es un pensamiento muy generalizado dentro del PRO y el resto de la progresía, que se podía gestionar el cambio gradualmente sin plantar batalla contra la cultura subvertida por el kirchnerismo. 

Lo he contado otras veces pero a riesgo de extenderme lo repito aquí. A lo largo de 2019 mantuve charla con secretarios de Estado que para mi sorpresa y espanto creían que iban a ganar las elecciones porque "a la hora de votar la gente va a valorar los ladrillos del metrobús". No entendían ni podían considerar las consecuencias de no haber afrontado la batalla cultural, creían en gestionar sin ideología; creencia absurda si las hay.  Y ante mis advertencias sobre la inminente derrota, uno de ellos, con una soberbia que jamás voy a olvidar me dijo: "Si estamos acá es porque ganamos elecciones, o sea que tan boludos no debemos ser".

A diferencia de Mauricio Macri, el Presidente Javier Milei alzó la bandera de la batalla cultural. Y en tal sentido está haciendo algo que Macri prometió pero no cumplió: desmantelar "el curro de los Derechos Humanos". Demoler el relato falseado de la historia que construyó el kirchnerismo a partir de la mentira de los 30.000 desaparecidos es condición sine qua non para recomponer la cultura republicana. Tanto como poner fin a la sarasa del "Estado presente" que supone, entre otras aberraciones morales, que lo que paga el Estado es gratis.          

Ahora bien, en la batalla cultural, como en toda guerra, es importante entender que los errores estratégicos no logran ser corregidos por aciertos tácticos y que es estrictamente necesario operar sobre el terreno en función del objetivo; lo que supone variaciones tácticas.

Así, por caso, el tono innecesariamente agresivo utilizado en la campaña se demostró ridículo con el acuerdo prebalotaje, donde murieron varias de las consignas enunciadas por el candidato Milei, empezando por aquella de "una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre". 

Ahora bien, la campaña presidencial del 2023 fue sin duda la más sucia desde el retorno de la democracia. La mugre fue la regla y no la excepción como en otros comicios. Tal vez no podía ser de otra manera ante un electorado que harto del régimen kirchnerista y avergonzado por su cobardía durante la infeKtadura pedía pelea. 

Con todo ello ganar las elecciones, sobre los insultos cruzados, con el acuerdo de política real con la parte de la progresía que lideraban Mauricio Macri y Patricia Bullrich, era imprescindible para poder avanzar en la batalla cultural porque la derrota hubiera significado la cancelación definitiva de toda esperanza republicana. 

Se ganó y en los primeros meses, ante la certeza que el kirchnerismo y el resto de la izquierda tenían planes destituyentes, el Presidente y su gobierno debían seguir siendo agresivos manteniendo siempre la iniciativa de la pelea. Porque si ganar la elección era imprescindible, demostrar gobernabilidad no lo era menos.

Ahora bien, el gobierno terminó su primer año con la gobernabilidad demostrada, cumpliendo gran parte de los prometido y habiendo tomado medidas duras sobre las "verdades incomodas" (que Milei explicitó durante la campaña y al asumir la Presidencia) conserva una imagen positiva muy alta. Muy por encima del desgaste que se suponía iba a acarrear un plan de shock.

En este punto, entrando en un año electoral, es preciso acordar qué se entiende por batalla cultural. 

Si por batalla cultural referimos el esfuerzo por alcanzar y sostener la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional, para el ser y prevalecer de la Nación Argentina con los valores de Patria y Libertad enunciados desde 1813 en el Oíd, mortales! cantado de generación en generación, es conveniente una revisión crítica de lo obrado por el oficialismo.

Mientras escribo estos pensamientos el oficialismo se muestra como un ejército que logrando establecer una cabecera de playa en lugar de avanzar sobre el enemigo se  aferra al terreno para dispararse entre sí.

Están regalando tiempo para reagruparse por fuera a los kirchneristas alrededor de Kicillof (en el bastión K de la Provincia de Buenos Aires) y a los amarillos por dentro (el entrismo bullrichsta).

Se insiste mucho desde el oficialismo en que las formas son relativas, pero las formas que impone la República no son meramente decorativas; por ende son muy importantes para ganar la batalla cultural. Las formas reflejan el sentido de lo que se hace, y sin lugar a dudas el patético espectáculo que ofrece el quiebre de la fórmula presidencial exacerba con modos groseros la incomprensión de la batalla cultural y el consiguiente extravío de rumbo.

Digo: Sigan boludeando como los Pimpinela y algunos, tal vez pocos, tal vez unos cuantos o acaso muchos, vamos a terminar buscando votar una lista de derechistas independientes que apoye al gobierno sin mileistas ni villarruelistas. La soberbia cree que puede regalar votos...

Están olvidando que lo aborrecible del kirchnerismo fue y es su odio a la Nación Argentina para reemplazarla por un país "plurinacional", su desprecio por la República en la intención de coptar poderes y aunar la suma del poder público, su obsecuencia al líder personalista en la pretensión de poner la libertad bajo tutela, su agresión constante a los opositores en la exacerbación de la lógica amigo/enemigo y el mal gusto que brota como cloaca desbordada de toda esa inmundicia totalitaria.

Esa sola enunciación sintética de los males kirchneristas, deja claro que la batalla cultural no puede consistir en rebajarnos a ser el espejo de esas acciones repudiables. Es pues necesario defender sustancialmente la Nación, la República, la Libertad, el civismo y desde las formas el buen gusto que manda la austeridad y el decoro republicano. 

Por lo que observo, no creo que el Presidente Javier Milei esté comprendiendo debidamente los deberes formales que más allá del protocolo propiamente dicho le impone ser el Presidente de la Nación Argentina. En la República, y mucho más desde la concepción liberal, tienen los funcionarios más obligaciones que derechos, restricciones a su libertad que hacen a la dignidad que deben representar: la del Pueblo de Mayo que aspira a ser un faro de civilización. Ya no es un ciudadano más: "Es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la administración general del país" (Art.99 inc 1 CN).

Basta seguirlo en X para observar algunos posteos que, de mínima, son de un notorio mal gusto, como si quisiera el Presidente desmentir su pregonada afirmación sobre la superioridad ética y estética de la Libertad sobre el socialismo. 

Y luego está la soberbia del autobombo, el esfuerzo por remarcar su proyección internacional en la pretensión de ser el mejor gobierno de la historia. Ojalá lo sea, para eso lo voté y para eso lo apoyo, pero todavía le falta mucho, mucho, para estar a la altura del mejor Presidente que tuvo la Nación Argentina: Julio Argentino Roca. 


Hay que poner humildad donde se instala la soberbia, y eso también es parte de la batalla cultural. Es más, siendo que Milei considera al Presidente Menem el mejor Presidente (supongo y podría compartir que de los que cumpieron mandato desde 1983 a hoy), podría comenzar por emular su caballerosidad, ya que más allá de cualquier juicio de valor sobre su Presidencia, el riojano evitaba inteligentemente ofuscarse al responder críticas y ataques. Sonreía y con la elegancia de alguna frase sin agravios se colocaba por encima de sus críticos. 

Luego la agresividad del Presidente Milei ha generado un cierto cerco de obsecuencia a su alrededor, a cuento de lo cual va la cita de Miguel Cantilo al comienzo de este artículo. Incomprensiblemente para mí, intelectuales que acertada y duramente criticaban los vicios del kirchnerismo parecen ahora justificar cualquier cosa que haga o diga el Presidente Milei. Algunos personajes, incluso, deliran con una reforma constitucional que profundizaría el personalismo del sistema presidencial. Y con un nivel de agresividad tal que son capaces de postear varios insultos y ninguna idea. Personas cuyo sentido republicano parece haber menguado y que justificando nombres como Scioli, Lijo, Kueider, no dudan en consolidar la lógica amigo/enemigo que exacerbó el kirchnerismo atacando "traidores" en las propias filas comenzando por la Vicepresidente Victoria Villarruel. Por esa vía se pierde y pronto la batalla cultural.

Hemos visto gente desprenderse del espíritu crítico por un cargo, o por la expectativa de obtener uno, y en el mejor de los casos a otros que por la desesperación de saber que este gobierno no tiene margen para fracasar optan por la fe ciega como si tal cosa asegurase el fin del kirchnerismo. El problema es que la fe ciega empuja para donde no ve, y si los que ven son obsecuentes cualquier error conduce a caer por el precipicio.

Menem sabía, a diferencia de su admirador Milei, que la imagen del Presidente debe trasmitir una confiada y señorial calma en todo momento. Como aquella vez en 1998, cuando el Tango 01 llegando a Nueva Zelanda atravesaba una fuerte turbulencia y evitó que los demás pasajeros entraran en pánico al sonreír y decir muy calmadamente: "No temáis, estáis con el César y su estrella, nadie muere en la víspera". 

No contribuye a cubrir las necesidades de la Argentina, que son las del propio gobierno, un Presidente en confrontación permanente, muchas veces innecesaria y con giros de mal gusto. 

Un estadista republicano no debe expresarse de modo burdo, soez y chabacano (vaya en la elección de las palabras mi homenaje a Alberto Olmedo y Javier Portales), porque a diferencia de un líder populista no encarna el poder por el poder mismo, sino la dignidad de la República.

Milei tiene lo que se requiere para entrar en "modo estadista", de hecho cuando incursiona en esa postura muestra su mejor versión y potencia su carisma. También es el modo en el que demuestra mayor fortaleza y seguridad, algo que un gobierno que busca inversiones debe trasmitir. En cambio la confrontación permanente y sobre varios frentes beneficia al kirchnerismo, mantiene viva la posibilidad de su retorno regalándole protagonismo y aire; especialmente cuando la confrontación escala al punto que resquebraja el frente interno y debilita las alianzas que requiere sostener la coalición de gobierno. Porque este todavía es un gobierno de coalición, no de partido. Y es dudoso, sumamente dudoso, que pueda cerrarse en un sólo partido sin debilitarse. 

Finalmente, a nadie escapa que el curso de la economía es central para definir el éxito o el fracaso del gobierno y la batalla cultural.

Soy muy básico en economía y elijo confiar en Milei aunque me hace ruido que sus funcionarios acaso sean esos mismos que tuvo Macri y que según el mismo Macri le decían que todo iba bien.


Ciertamente Macri no era un líder, por lo tanto no impuso su liderazgo cuando veía venir al fracaso  (si es verdad que lo veía venir). Y al dejar la presidencia con esa declaración hizo lo peor que puede hacer un jefe: echar la culpa a sus subordinados (algo que jamás haría un verdadero líder).

A pesar de la repetición de nombres en el staff de aquel y este gobierno, Javier Milei no es tibio, es otro perfil y supongo no se dejaría conducir por aquellos a los que debe conducir. Mucho menos en materia económica que es sin duda su mayor fortaleza.

No obstante, como hace meses vengo diciendo, observo demasiada soberbia y la soberbia siempre es mala consejera.

Juan Pablo Pliauzer, empresario PYME que fue candidato a intendente de Vicente López por La Libertad Avanza, al igual que Lacha Lázzari, expresa preocupación por los apremios de las PYMES en el marco de una microeconomía deprimida. (Leer: "La particular y preocupante frase de un empresario pyme: 'La situación es grave'").

Repito que mi conocimiento económico es muy básico. Tan básico que soy ese liberal que no habla de economía. Desde luego comprendo que resolver el desastre que dejaron 20 años de régimen kirchnerista (y más de otros que hacen una larga historia de desaciertos) va a llevar tiempo y no espero soluciones mágicas. Un año es muy poco tiempo para resolver la pesada herencia, y también muy poco para hacer sonar trompetas triunfales. Pero como he vivido intensamente los vaivenes de nuestra sociedad algunas señales no dejan de preocuparme, planteo entonces mi duda siendo que no soy capaz de clarificarla por mi propio conocimiento. Intuyo que el rumbo que lleva el gobierno es el acertado, ¿pero se está transitando de la mejor manera posible para que no haya retrocesos? 

No tengo la respuesta para ese interrogante económico, pero sí puedo afirmar que la batalla cultural no está siendo llevada por el gobierno de la mejor manera posible. Brego pues porque el Presidente Milei advierta y corrija sus fallas de conducción política que determinan fallas de ejecución que se revelan también de concepto en la batalla cultural. El oficialismo debe volver a mirar la brújula y releer el mapa de la batalla cultural, no sólo para clavar el último clavo al ataúd del kirchnerismo sino para que saneando la República desaparezca de la política argentina todo vestigio de vicios populistas, totalitarios y personalistas, como dice un amigo: "que el Diablo los tenga en su hoguera y Dios no permita que vuelvan".

En lo que a mí respecta, en 2025 pondré más cuidado en que mi estilo comunicacional se mantenga con clase y no caiga, como veo caer a tantos, en la desagradable facilidad de la puteada que sólo sirve para afirmar la cultura subvertida por el kirchnerismo exacerbando la lógica amigo/enemigo hasta el punto de nublar el pensamiento crítico y no reconocer camaradas.

La batalla cultural también son formas educadas de decir verdades, porque los argumentos bien expuestos pegan mejor que cualquier grosería. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 



¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

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