martes, 4 de marzo de 2014

LAS MÍNIMAS DE MÁXIMO


Máximo Kirchner es un caso excepcional en política, y como tal no le van los moldes dejados por otros hijos presidenciales con aspiraciones de poder. 

Saben los lectores de La Pluma de la Derecha que puesto a elegir uno entre todos los presidentes de la historia argentina mi preferido es Roque Sáenz Peña, hijo de un Presidente. Claro que Roque era una figura política con peso propio antes que su padre, Luis Sáenz Peña, llegara a la Presidencia. De hecho, Julio Argentino Roca promovió la candidatura de Luis sólo para impedir que Roque se postule con el Partido Modernista; una jugada que revela tanto la astucia de El Zorro, sin dudas el mejor de todos los presidentes argentinos, como la probidad del Héroe de Arica, un romántico cuyo idealismo se expresaba con hechos. 

Más acá en el tiempo, durante la Presidencia de Raúl Alfonsín sus hijos no tuvieron un rol político relevante y guardaron bajo perfil. Sólo luego de su muerte heredó, por así decirlo, alguna trascendencia su hijo Ricardo; y ello jugando, más allá de los que puedan ser sus méritos individuales, de un modo entre morboso y macabro la carta del parecido físico con su progenitor. Los hijos de Ménem, a diferencia de los de Alfonsín, despertaban una curiosidad pública propia de la farándula pero no desde la política, por la cual no parecían interesarse. Fue durante la fracasada Presidencia de Fernando De la Rúa que se experimentó el antecedente más serio de hijo presidencial con funciones. 

Antonio De la Rúa ejerció una cuota significativa del poder como consejero privilegiado de su padre. Desde ese rol participaba en reuniones de gabinete, decidía nombramientos, dictaba políticas y hasta formó su propio espacio de referencia que dio en llamarse "Grupo Sushi". Gran parte del fracaso del Presidente Fernando De la Rúa radica en su decisión, responsabilidad suya, inexcusable e intransferible, de apoyarse en la sarta de inútiles alineados con "Antonito"; empezando por Fernando De Santibañes, quien junto con Dario Richarte protagonizó una desastrosa gestión al frente la Secretaría de Inteligencia. 

Sobre estos antecedentes, someramente expuestos, el caso de Máximo Kirchner se perfila distinto. Hijo de dos presidentes de personalidad muy diferente a la de De La Rúa, participa en la vida pública del país sin exponerse a los medios ni pisar la Casa Rosada. De esa manera, y más allá de la obvia pertenencia al proyecto político de sus padres, es poco lo que realmente se conoce de su pensamiento, apenas trasciende cada tanto alguna que otra definición de su parte. Ello ha llevado a cierto misterio en torno a su persona, lo que se evidencia en un enorme abanico de opiniones. Así hay quienes lo ven como un estratega parecido a Enrique Nosiglia, el Coti, armador en las sombras del alfonsinismo, y hacia el extremo opuesto otros que, como el Diputado Pablo Tonelli del PRO lo suponen tonto y drogadicto. 

No puedo arriesgar una opinión personal sobre Máximo Kirchner porque la información al alcance del público no es clara ni suficiente, al punto que ni siquiera es posible precisar su rol en La Cámpora. Por eso ha tenido una gran repercusión el adelanto del libro de Sandra Russo "Fuerza propia. La Cámpora por dentro". A juzgar por lo que publica Página/12, Máximo viene a ser una suerte de Antonio De la Rúa exitoso, es decir: una voz con autoridad en el oído de su madre pero que la fortalece desde un meditado segundo plano en lugar de debilitarla exponiéndose a la luz. Un estratega.


El problema es que Sandra Russo no es ya periodista sino apologista del régimen kirchnerista, lo que le resta credibilidad en cuanto a la certeza de las palabras que reproduce. No despeja la incógnita de ¿quién es Máximo Kirchner? Pero más allá de ese obstáculo, sea que Máximo Kirchner hable por sí o a través del personaje guionado, hay algunas pistas mínimas que sirven para ir visualizando por dónde va el futuro político de la Argentina según la pretensión del régimen. 

De mínima Máximo, si es él quien habla, nos está indicando algunas cosas que resulta interesante tener en cuenta: 

Mínima Uno: El kirchnerismo cristinista aspira a diferenciarse del peronismo. 

"Nosotros abrimos. Hoy parece que el peronismo es lo que abarca todo, pero hay que ver qué piensan los pibes, si se sienten tan representados de esa manera como para decir que son peronistas y ya está. Lo que se escucha es Cristina. Los veo muy de ir con lo propio. Están muy decididos".

Mínima Dos: La reforma constitucional no pasa exclusivamente por la re-reelección presidencial.

"De repente van todos con la Constitución en la mano –era muy gracioso ver a gente como Cariglino con la Constitución en la mano– porque querían firmar ante escribano que se iban a oponer a la reelección de Cristina. Era patético, porque ellos arrancan la campaña con un tema que no salió de nosotros, Cristina jamás planteó su reelección. Confunden las cosas. Cuando nosotros hablamos de llevar adelante un proyecto político en el tiempo, ellos permanentemente lo confunden con los tiempos institucionales".

Mínima Tres: La reforma constitucional está en la agenda del régimen.

"En Chile la Constitución dice que nadie puede tener más que un solo mandato, pero parece que la gente quiere otra cosa. La reforma constitucional es una discusión pendiente que habrá que dar, no ahora, porque van a decir que es oportunista. Pero eso no quiere decir que en algún momento no haya que darla. El tema de la posibilidad de la reelección no pasa por una cuestión constitucional, sino por lo que la gente quiera. Si te vota o no te vota".

Mínima Cuatro: Máximo no se muestra porque así lo dispone Cristina (¿será por eso?).

"Uno quisiera, uno está tentado muchas veces de salir a decir o a hacer cosas para defenderla, pero las responsabilidades son las responsabilidades, y además la que manda en cualquier situación, incluso en ésta, es ella".

Mínima Cinco: Hermanados íntimamente, kirchnerismo es chavismo.

"Sobre la salud de Néstor, yo percibía. Pero el tipo lo tenía decidido, iba a seguir. Eso lo hablé hace poco con la hija de Hugo Chávez. Ella estaba enojada por el desgaste que producía la campaña en la salud de Hugo".

Lo que sería la mínima seis es en realidad una "Máxima de Máximo", que merece un párrafo aparte.

Máxima de Máximo: La oposición no tiene proyecto.

"Quieren que Cristina termine mal, y no tienen nada mejor para ofrecer".

Más allá de las consabidas y repetidas mentiras del régimen, que también aparecen puestas en la boca de Máximo Kirchner a través del "reportaje" de Sandra Russo, esta es una expresión que hoy por hoy resulta verdadadera.

En la oposición hay nombres, a veces buena voluntad, pero ningún proyecto institucional serio. Lo que aparece en el menú es mucho kirchnerismo reciclado, más de lo mismo pero con la promesa de ser mejor por decirse distinto. Sólo promesas. Y eso sostendré en tanto los aspirantes a la Presidencia de la Nación no puedan exhibir su pertenencia a un partido político que funcione, institucionalmente, sobre la participación y decisión de los afiliados. Mientras los opositores no seamos capaces de generar las herramientas políticas para superar la crisis de representatividad, núcleo básico de la constante crisis institucional argentina, ésta frase de Máximo Kirchner será su máxima, porque el régimen kirchnerista apuesta a perpetuarse sobre las falencias del sistema democrático.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López

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