Cuando el 27 de Octubre los liberales de la Provincia de Buenos Aires debamos cumplir con el deber cívico de sufragar, encontraremos al cuarto oscuro sumido en la más profunda oscuridad. Pienso en votar y quisiera la salida fácil de estar a unos mil kilómetros de distancia.
Si fuera porteño tendría la opción de cortar boleta votando por los "cachorros" del Partido Liberal Libertario, una punta de lanza salvaje para marcar cancha en la Legislatura. También, a regañadientes, podría aceptar que el PRO, entre sus caprichos de progre lleva alguno que otro candidato liberal en sus listas; y es sabido que siento una enorme afinidad por PRO-Libres.
En Provincia de Buenos Aires ni siquiera contamos con eso.
El malestar es mayor en mi caso, porque hasta poco antes de las PASO milité activamente intentando construir una alternativa potable; y sinceramente creía estar haciéndolo. Pero el Partido FE, que pudo ser el partido de las instituciones republicanas, se desvirtuó girando hacia el personalismo y la obsecuencia. El jefe de campaña de FE, Jorge Pirotta, a puro movimientismo peronista llevó al Partido por el triste camino de ser más de lo mismo Así, en lugar de convocar a la ciudadanía para recuperar la República, se terminó pidiendo a son de cumbia el voto de los monos. Como resultado de tal degradación en los valores, Gerónimo Venegas aparece en las encuestas con una intención de voto que no supera el 2%. Incluso en el improbable caso de ganar una banca, la campaña es ya un fracaso: de haberse mantenido el discurso y la práctica republicana esa banca estaría largamente consolidada y la incertidumbre sería con cuántas más conformaría el bloque.
El 27 de Octubre votaré por descarte. No voy a votar por Gerónimo Venegas, más allá del aprecio personal que le guardo, porque cuando intenté abrir el debate en el Partido se plegó al silencio. Y por eso me fui. Desde luego no votaré por el Frente Para la Victoria, porque como confesó Cabandié son "los hijos de puta que quieren arruinar a este país". Ocioso sería machacar sobre el felpudismo de Daniel Scioli, cuyo estilo imita en spots publicitarios con movimientos de marioneta Martín Insaurralde. Ni a palos voto por eso. Tampoco podría votar por el kirchnerismo reconvertido en oposición que representa Sergio Massa, ese espacio al que apuntan las garrochas de los peronistas prestos a acudir en auxilio del vencedor. Descartando en el resto todo lo que rechazo por progresista, intrascendente, zurdo o simplemente ridículo, el único voto útil, y digo útil por llamarlo resignadamente de alguna manera, es votar por Francisco De Narváez. Lo haré sin convicción, igual que lo hice en las PASO.
Más allá de este panorama desolador, me permito unas palabras de esperanza para el 2015. Incluso mientras militaba en FE, donde siempre revisté como liberal, trabajaba activamente para lograr la unidad del liberalismo.Y lo sigo haciendo. En ningún momento he dejado de bregar por la integración del Movimiento Liberal. Hoy es evidente que la diáspora debe llegar a su fin si no queremos ser meros observadores de la política nacional, existe entre los activistas, grupos y dirigentes liberales la conciencia generalizada de encaminarnos hacia la unidad. El tramo final de ese camino lo vamos a comenzar a recorrer en la noche misma del 27 de Octubre.
Quizá peque de optimista al decir que nuestras muchas debilidades podemos transformarlas en fortalezas, pero la política se hace con lo que hay y desde la dispersión no tenemos nada que perder. Por distintas experiencias ha quedado demostrado que en nuestro país los votos van y vienen, así que no hay razón para dar por sentado que el cambio no es posible. En el 2015 los liberales vamos a estar, y jugando fuerte.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López.