martes, 24 de octubre de 2023

MILEI SERÁ PRESIDENTE SI HAY UN NUEVO CONSENSO REPUBLICANO





UNAS BREVES CONSIDERACIONES PREVIAS


El escenario político ha quedado planteado en los términos más duros para la elección presidencial de segunda vuelta: Massa vs Milei, con una diferencia de siete puntos a favor del oficialista.

Era previsible que el tercio más débil de las PASO se debilitará más en las generales, tal como ocurrió, dejando fuera de carrera a Patricia Bullrich y confirmando que el voto de Juntos por el Cambio no era consolidado a favor de Bullrich.

Se veía venir que la paridad de los tres tercios se iba a romper por desguace cambiemita. Lo llamativo es la correlación entre esa caída y la ventaja que obtuvo Sergio Massa cuando se creía (al menos yo así lo creía) que el presidente de facto y ministro de economía había tocado su techo como candidato. Obviamente ni el 42% de pobreza, ni el casi 10% de indigencia, ni la inflación arriba del 140% anual, ni la corrupción inocultable, ni la inseguridad, ni el endeudamiento chino, entre otros muchos desastres del kirchnerismo conmueven a esa parte del electorado. Lo cual confirma que Argentina es también una tragedia moral. 

Javier Milei obtuvo poco más de los votos que había obtenido en las PASO (uno de los cuales es el mío después de haber votado nulo en las primarias), casi un estancamiento que resulta un freno abrupto para el optimismo pos PASO.

No es objeto de este artículo enumerar, desde la comodidad que ofrece el diario del lunes, todos los fallos en esta segunda etapa proselitista. Pero es inevitable señalar algunos puntos que será útil clarificar para la definición de la estrategia a seguir en el último tramo de la campaña. 

Hubo un rol demasiado pasivo frente a la campaña del miedo que con todos los medios estatales a disposición lanzó el gobierno contra las propuestas de La Libertad Avanza, y en el marco de esa pasividad cobró mayor dimensión el tibio perfil adoptado en los debates presidenciales, los notorios desaciertos en las declaraciones de algunos candidatos y la muy torpe "herminización" de Alberto Benegas Lynch (h) en el acto de cierre de campaña. 

Debe comprenderse en esto y para que no se repita en la etapa final, que así como al kirchnerismo ninguna barrabasada le espanta votantes propios, porque son tan amorales como sus dirigentes desde que los lidera una corrupta condenada por defraudación al Estado, para los candidatos que aspiran al voto opositor, consustanciado con la ética republicana y los valores de la Constitución Nacional, pende como una constante amenaza lo que el Dr Marcelo Llambías definió hace mucho tiempo como "Efecto Blumberg", por el cual en contraposición a la impunidad del kirchnerismo para que cualquier cosa pase sin afectar su base electoral -como el obsceno enriquecimiento y ostentación de Insaurralde-,  en los candidatos de la oposición hasta la más mínima falta tiene un costo. Un costo muchas veces desproporcionado. 

Podemos hablar entonces de un Teorema de Llambías, según el cual: 

- Nada espanta al kirchnerista, porque su aspiración es amoral y no se condice con vivir en un país decente.
- Todo espanta al republicano, porque su aspiración es moral y consiste en vivir en un país decente.

Tanto así que no se puede plantear ninguna campaña electoral contra el kirchnerismo sin tener claro ese punto. No se enfrenta a otro frente o partido político consustanciado con la ética republicana, se enfrenta a una asociación ilícita.

Massa realizó la campaña más coherente con lo que representa, lleva toda una vida en política puliendo el arte del engaño curtiendo de amianto su cara y conciencia. No es un rival fácil, como ha quedado claro en el resultado de la primera vuelta.


HERIDAS DE CAMPAÑA


Un error particular del que debe tomarse nota para intentar sanar rápido las heridas, es la extrema virulencia de la campaña con que La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio intercambiaron agravios.

Cierto es que la campaña necesariamente iba a ser violenta, pero la sobreactuación de unos contra otros conspiró contra ambos en beneficio de Massa. Ni Bullrich ni Milei debieron dispersar fuego en los debates y fuera de ellos atacándose entre sí, debían concentrarse en pegarle duro y parejo a Massa, quien debió salir en camilla de los dos debates y no poder asomar la cara (ninguna de sus caras) para decir nada. 

Massa... a ver si se entiende: Massa ganó las presidenciales con ventaja para la segunda vuelta. Así de grave es la situación.

Se olvidaron las cabezas de una y otra alternativa opositora que después del 10 de Diciembre hay un 11 de diciembre, y porque olvidaron eso tan elemental olvidaron también que había un día después de las primarias, día que llegó de la peor manera; con ventaja para Massa.

Se fogoneó el fanatismo diciendo cosas que no debieron decirse, con un nivel de agresión que reflejan los cruces de calificativos de mal gusto como eso de "viejos meados" y "virgos", entre otros tantos desatinos.

Sin esa virulencia, tal vez se hubiera podido acordar que en lugar de ser Píparo y Grindetti los dos candidatos a gobernador que perdieron contra Kicillof, los dos ganaran con la renuncia de uno. Pero renunciar exige grandeza, y ninguno quiso ser héroe por lo que ninguno es gobernador. 

Ahora ya no es tiempo de lamentos, el reloj sigue corriendo y este es el escenario sobre el que hay que pensar con mucha frialdad de cálculo la estrategia a seguir.

Mientras los militantes y votantes nos calmamos, ya desde ahora mismo la dirigencia debe tomar decisiones de pragmatismo y sentido común. Para nosotros, los del llano, en esta semana hay que dejar pasar las calenturas y cerrar tanta herida de una campaña por demás agresiva.

Todo para hacer primar el superior interés de la Patria.

Por eso esta será la semana de Pimpinela entre bullrichstas y mileistas, dale que dale con que me dijiste esto y aquello; y la verdad es que no tiene ninguna importancia nada de lo que se dijo, lo que importa es que el régimen K no retenga el gobierno nacional. La semana que viene, por esa serenidad que traen las horas, casi todos lo verán más claro.

No será fácil atender esas heridas para poder seguir en la pelea, algunos van a quedarse emperrados, pero la mayoría -estimo- va a entender la encrucijada del momento histórico y las consecuencias de quedarse aferrado a los rencores.


UN NUEVO CONSENSO REPUBLICANO


Es imprescindible ofrecerle a la sociedad, desde La Libertad Avanza y con Milei a la cabeza la mejor versión del Teorema de Baglini, que en su apreciación positiva no es otra cosa que madurez política. No se trata de resignar principios, como alguien dijo hace poco, se trata de encontrar el mejor camino para llevar esos principios al poder.

Milei puede ser electo presidente el 19 de Noviembre, pero no puede serlo sin que La Libertad Avanza sea reforzada por votos de Juntos por el Cambio y Hacemos Nuestro País.

Y esos refuerzos sólo van a ser posibles si se piensa un nuevo y generoso consenso entre los dirigentes de esos tres espacios. La base de acuerdo republicano es simple: alcanzar y sostener el estilo de vida propuesto por la Constitución Nacional.

Honrar los principios y valores constitucionales, la forma republicana de gobierno, su ética y el orden de la Libertad, es algo que el kirchnerismo no ha hecho en ninguna de sus versiones y que tampoco hará Sergio Massa si deja de ser presidente de facto para serlo de iure.

Hay que mostrarle a la sociedad que la esperanza no está perdida, que alcanzar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional todavía es posible. Y que es el único camino por el cual la Nación Argentina puede volver a ser un país viable.

Cada gesto de ese nuevo consenso republicano debe proclamar la preeminencia del superior interés de la Patria. Por eso no puede haber tampoco sobreactuaciones de amistades o amores que nadie creería después de tanto agravio, debe ser claramente un acuerdo entre distintos reunidos con un fin compartido, ni fusión ni confusión. Ya no hay margen de error en lo que resta de la campaña, donde todo lo que no suma resta. Estas semanas son exclusivamente políticas. De Política con mayúscula.


Años atrás los parásitos de La Cámpora cantaban "todos los traidores se van con Massa", y eso resultó tan cierto que ahí está La Cámpora militando a Massa, sin siquiera saber qué Massa están militando con la única intención de seguir parasitando.

El nuevo consenso republicano debe interpelar a cada ciudadano sobre si quiere estar del lado de la Patria, honrando la Constitución Nacional, o ser otro traidor abrazado a los parásitos de La Cámpora para vivar a Cristina Fernández, la corrupta condenada por defraudación al Estado y su nuevo Alberto.

Porque, nadie se equivoque, Sergio Massa es otro Alberto de la Fernández.

Me atrevo a afirmar que Javier Milei será electo presidente si el conjunto de la dirigencia republicana, despojándose de mezquindades y enconos, se decide a guiar a la ciudadanía hacia la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional.

Se puede ganar, claro que sí, pero debe obrarse con mucha "muñeca política" porque cualquier paso en falso será el último.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

Ariel Corbat
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