SANTIAGO "RASPUTÍN" CAPUTO, LA INSOPORTABLE IMBECILIDAD DEL PODER

El Presidente Javier Milei ha declarado recientemente que su asesor Santiago Caputo está por encima del Jefe de Gabinete Guillermo Francos. Tenemos así un funcionario no funcionario del Poder Ejecutivo Nacional con más poder que el funcionario que ocupa un cargo constitucional.

Con lo que claramente tenemos también un Jefe de Gabinete que aferrado al cargo se queda masticando el desgaste público que significa quedar subordinado al permiso de alguien que no es el Presidente. Pero como muchos gustan de las mieles del poder, aunque sea prestado, allá Francos si su dignidad no le da para presentarle su renuncia al Presidente y sugerirle que nombre Jefe de Gabinete al pequeño Rasputín.

No haré largo el artículo extendiéndome en todo lo que daña a la estructura de poder institucional el papel que el Presidente le otorga a su bochornoso asesor. Basta señalar que es una anomalía pretenciosa desde que juega al monje sin ninguna discreción. Porque Santiago Caputo se hace notar en demasía. Torpemente, como aquella vez que interrumpió la entrevista que Jonatan Viale realizaba al Presidente.

La relación del Presidente Milei con la prensa es, en términos generales, provocativa. No es un desacierto confrontar con la prensa, el desacierto es hacerlo con histeria, sin el decoro de la elegancia republicana. 

Tal como expuse en un artículo anterior (INSTIGANDO AL ODIO EL PRESIDENTE MILEI TRAICIONA LO QUE REPRESENTA), es inaceptable que el Presidente llame a odiar al periodismo considerando que no se lo odia lo suficiente.

No sólo es inaceptable por razones jurídicas, morales y éticas, sino también por ser un error estúpido. Un error que expone al Presidente a ser considerado responsable por cualquier acto en el que pueda verse materializado ese odio al periodismo que tan a lo bruto azuza.

Y en este contexto debe preocupar que su principal asesor, Santiago Caputo se comporte frente a la cámara de un fotógrafo como un verdadero imbécil. Imbécil porque su excesiva exposición pública revela antes que ninguna otra cosa sus ganas de mostrarse, de exhibirse con poder. 

El acting de Caputín frente al fotógrafo es tan patético que lo deja al nivel intelectual de Juan Cabandié, cuando allá por 2013 presumió de ser "más guapo que vos", ante una agente de tránsito (¡Ay, Juancito! -algunas cosas que decirle a Cabandié-). 

Aquella estupidez de fulano embebido de poder no fue distinta a esta. Es lo que gestualmente le dijo Santiago Caputo al fotógrafo Antonio Becerra, de Tiempo Argentino: "soy más guapo que vos". Ese presumir de guapo fue tan cobarde en boca de Cabandié, como en los gestos de Caputo. 

Algunos, esos que siempre desean regodearse en el morbo de algún cadáver, azuzan a las almas crédulas con que esto podría ser un "nuevo caso Cabezas", comparando la actitud del asesor presidencial con la de Alfredo Yabrán. Son cosas distintas, no va por ahí. A Yabrán nadie le conocía el look, en cambio Santiago Caputo busca hacerse notar y todo en él así lo revela, hasta el pucho en los labios al estilo "peaky blinder".

Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", el exhibirse de Santiago Caputo sea la exhibición de la insoportable imbecilidad del poder, algo en lo que hemos visto lucirse a políticos argentinos desde 1983 hasta el punto de consagrarse como "casta política". Vale preguntarnos entonces: ¿qué hace esa misma imbecilidad asesorando al Presidente que venía a terminar con la casta?

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,

un liberal que no habla de economía.

Estado Libre Asociado de Vicente López.