miércoles, 26 de abril de 2023

¡INTENTAR O MORIR! - CRÓNICA DE UNA PROTESTA MÍNIMA



El martes 25 de Abril de 2023 tuvo lugar una protesta cívica cumplida por apenas tres ciudadanos, manifestando frente a la Quinta de Olivos que el gobierno está muerto y es necesario que, renuncias mediante, se reúna la Asamblea Legislativa para designar un presidente de transición y anticipar elecciones.

Esta es la crónica de esa protesta mínima. 

No voy a narrar la crisis terminal de la seudo presidencia de Alberto de la Fernández porque se cuenta sola y como comedia de humor negro, con el broche final de su pomposo renunciamiento a una reelección presidencial enteramente ficticia. Voy a contar en cambio la cronología de mi hartazgo en su etapa más reciente. 

Es parte de un hartazgo largo denunciando hace años que el daño institucional, la degradación cultural y la miseria material, moral e intelectual que genera el kirchnerismo atenta contra la voluntad de ser y prevalecer de la Nación Argentina. Por eso, apenas iniciado el lunes 24 de Abril escribí:

 "Amo a mi Patria. 

Duele verla agonizar y pensar que quizá estemos cerca del momento en que debamos cerrar sus ojos. 

Entonces su mirada final será nuestro castigo por no haber sabido defenderla".

Ese mismo día, en el que la cotización del peso se desplomaba frente al dólar, Alberto de la Fernández realizó declaraciones más que irritantes en una entrevista radial con Mex Urtizberea. Se confirmó en sus dichos que está alejado de la realidad, que miente y que como toda la casta política está obsesionado con atacar a Javier Milei. 

"Tengo que concentrar mi esfuerzo en solucionar los problemas de los argentinos", decía nuestro Nerón sin lira con el helicóptero presidencial en espera. Como si la evidencia del embrutecimiento, alza del dólar, inflación, inseguridad e indefensión, todo el combo de la deKadencia en constante aumento, pudieran dejar entrever que en los meses que van de aquí a Diciembre vaya a solucionar alguna cosa otra cosa que no sea donde mudarse al dejar Olivos. "Mi preocupación es que no vuelva a gobernar la Derecha", repitió al resplandor de su presidencia incendiada. 


Quedaba claro entonces que el ministro Sergio Massa agotó su margen de maniobra, porque Alberto de la Fernández no genera confianza ni en que pueda seguir haciendo de presidente por una hora más. Se va en cualquier momento y todos lo sabemos. Si no se va es solamente porque Cristina Fernández no quiere quedar expuesta ni hacerse cargo del fracaso de su tercera presidencia.

Y el fracaso de esta tercera presidencia de Cristina Fernández, queda patente en esta declaración de su títere ante Mex Urtizberea: "Creo haber sido el Gobierno que más distribuyó el ingreso en la Argentina. En los últimos 10 años la inversión social era del 0,4% del PBI, hoy es 1,1%, ¿sabes cómo se llama? Distribución del ingreso". Completamente desquiciado, Alberto de la Fernández celebra la pobreza generada por su seudo gobierno... 

Hay que decirlo con todas las letras, el muy indigno está pidiendo a gritos un voleo en el tujes. Por lo que otra vez repito: cualquier otra generación de argentinos no hubiera tolerado a un gobierno como este.

Así que a las 19:00 hs desde mi indignación yo preguntaba en Twitter: "¿Por qué no hay ningún dirigente político llamando a protestar hoy mismo en Plaza de Mayo y Quinta de Olivos hasta que renuncie?".

La mayor parte del tiempo no me siento representado por ningún político, y ese silencio de inactividad frente a la urgencia de evitar mayores males sacudía mi conciencia.

Así que quince minutos luego, acaso intentando contener las exigencias ce mi conciencia cívica, escribí: "La única razón por la que no voy ahora mismo a la Quinta de Olivos a protestar y pedir la renuncia de Alberto de la Fernández es porque si otra vez me encuentro solo en la calle protestando contra el gobierno voy a terminar con más bronca de la que ya tengo".

Es que en pandemia he protestado saliendo a la calle en completa soledad. Y pocas veces he sentido tanta bronca como ante esa cobardía social que avaló el dejar sin efecto la Constitución Nacional. 

Y como la cobardía es traidora, lo que realmente asusta de esta pasividad cívica ante un gobierno muerto, es que se van a acordar de reaccionar recién al primer traspié del próximo gobierno...

Por lo que el 25 de Abril insistía en preguntar: 

"¿Dónde están los que ejercen liderazgos políticos que no llaman a protestar en las calles?

¿Vamos a seguir así hasta Diciembre?".

Y nada. No estaban, andan todos por ahí tratando de cuidar al kirchnerismo para que llegue al 10 de Diciembre. Cualquiera diría que están deseosos de sucederles en el gobierno para recibir en las manos el mismo estallido que postergan ahora. Como si no fueran luego los kirchneristas a decir que entregaron la calesita funcionando y los que vinieron la chocaron.

Porque hay que tener claro que la gobernabilidad del próximo gobierno se va a ver muy complicada si la crisis no le estalla a este.

Así las cosas mi conciencia se impuso. Decidí que iba a protestar frente a la Quinta de Olivos a partir de las 17:00 hs, y que lo haría aunque estuviera solo. 

"Hoy a las 17:00 hs voy a la Quinta de Olivos a protestar contra este gobierno que sigue destruyendo la Nación Argentina y reclamar renuncien, Asamblea Legislativa y anticipar elecciones.  

Quien quiera acompañar se agradece, y si estoy solo estaré tranquilo con mi conciencia".


Para mayor determinación, se conoció entonces un vergonzoso comunicado de Juntos por el Cambio declarando que "Estamos muy preocupados por la fragilidad económica de la Argentina, la situación del gobierno  la falta de apego a la realidad por parte del presidente". Hasta ahí todo bien, el problema es que luego de manifestar esa "preocupación", que obviamente amerita urgencia, lo que deciden es una reunión de equipos técnicos para el 2 de Mayo...



O sea, de tan preocupados que están se van a reunir recién el 2 de Mayo... No hoy, no mañana, sino la semana que viene.

A más de la tibieza pusilánime de siempre la explicación para la espera absurda es que no tienen ningún plan. Una total vergüenza el comunicado de Juntos por el Cargo. Básicamente están reconociendo que no son idóneos para hacerse cargo del gobierno, pero que se van a reunir la semana que viene  ¡¿?! para ver si se les cae alguna idea...

Siempre, a pesar de conocerlos, quiero creer que los cambiemitas van a hacer algo en algún momento para enfrentar al kirchnerismo y recuperar la República . 

Siempre, soy así de iluso.  

Y después aparece algo como ese comunicado infame en el que se abren de gambas por una semana.

Califico de "infame" al comunicado porque esta crisis de gobierno muerto era previsible, muy previsible, pero no la pudo evitar el propio régimen kirchnerista por su esquizofrenia galopante, ni supo prepararse la oposición cambiemita para actuar con la  urgencia del caso. 

Esa falta de previsión y consiguiente falta de acción no es aceptable en la fuerza política de oposición con mayor presencia parlamentaria. 

Y así es como crece la candidatura presidencial de Javier Milei, quien ha sabido receptar el voto bronca y reconvertirlo en propuestas que hoy centralizan la discusión política. 

La cuestión del dólar es más que elocuente para explicar el punto. 

Alberto de la Fernández decía hace algunos años que un dólar a 60 estaba bien.

Se va a ir dejando un dólar a ¿600?

Es el mismo fulano que declaró la guerra contra la inflación, el que dejó sin efecto la Constitución en la pandemia y el de la fiesta en Olivos.

Milei propone dolarizar, y todo el arco político salta en defensa del papel pintado al que llamamos Peso. Hasta José Luis Espert, devenido cambiemita, se pasea con su billete de "Peso Libre" que recuerda al Austral de Alfonsín. Todos salen al unísono contra la dolarización. María Eugenia Vidal, la invotable que convalidó la mentira de los 30.000 desaparecidos, con la misma estupidez argumental del kirchnerismo repite que una jubilación pagada en dólares sería menor a una pagada en pesos, y lo dice el mismo día que el dólar acaricia los 500 pesos, mientras inquilinos se preparan para afrontar en Mayo un aumento brutal de los alquileres, más la inflación y todo el combo de no tener moneda confiable.

No hay propuestas en la política argentina más que las que Javier Milei pone sobre la mesa. Y en este contexto, al reconocer Milei que aceptó una propuesta de dolarización mejor a la suya, cayó a pedazos la línea discursiva de kirchneristas y cambiemitas que, con la resonancia periodística de entrevistadores que más que preguntar interrumpen (léase Majul), lo presentaban como un loco obcecado y autoritario, incapaz de escuchar al otro.

Como yo lo veo, Milei propone, escucha y trabaja para mejorar sus propuestas, mientras del otro lado la nada kirchnerista y el plan secreto de Larreta...

Después de invitar por las redes, sin olvidar que mi capacidad de convocatoria es inexistente, a las 17:00 hs me hice presente frente a la Quinta de Olivos. Inés y yo. Juntos contra el mundo, otra vez. 


Al rato se sumó Pablo Echezuri que como tantos otros leyó de la convocatoria en Twitter. 


Pero el pico más alto de la convocatoria no se agotó en los tres quijotes. No. Porque también llegó la policía a interesarse por nuestra presencia en el lugar. Nos lo tomamos con humor. Tengo la mejor onda con los policías, así que bromeamos sobre lo masivo de mi convocatoria y que en un rato empezábamos a los piedrazos. 


Unos bocinazos parecieron indicar la adhesión de los automovilistas, pero nos alegramos en vano: no fueron otra cosa que la consecuencia de alguna mala maniobra. Atardeció en Olivos. Un atardecer que en cierto punto parecía demostrar que Gabriela Cerruti tiene razón: no se ve en la calle la imagen de un país en crisis. Todo el mundo parece estar muy a gusto con que las cosas sigan así. Y hasta la poli se fue...


Cuando decidimos desconcentrar descubrí que yo estaba equivocado, porque suponía que una protesta mínima, tal como se dio, me dejaría más bronca de la que ya tenía, pero no. Muy por el contrario el efecto catarsis fue benéfico, porque palabra cumplida es conciencia tranquila. 

Varias conclusiones me quedan de haber protestado de manera meramente testimonial en la Quinta de Olivos.

1.- La tranquilidad de conciencia cuando se obra conforme a  convicciones inmuniza frente a la opinión de los otros. 

2.- Confirmar lo sabido en la fuerza de la abulia cívica que impera.

3.- Si rompemos la abulia se caen al toque. Gobierno muerto.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 


martes, 18 de abril de 2023

Los Lunes Lectura: MÍNIMAS NOCIONES DE GUERRA CIVIL MOLECULAR



Lunes 17 de Abril de 2023, soy Ariel Corbat*, La Pluma de la Derecha, un liberal que no habla de economía, y esta es la cuarta emisión de “LOS LUNES LECTURA”.

Hoy el tema propuesto es: “MÍNIMAS NOCIONES DE GUERRA CIVIL MOLECULAR".

El concepto de “Guerra Civil Molecular” surgió de las observaciones de Hans Magnus Enzensberger en su libro de mediados de los 90’s “Perspectivas de Guerra Civil”.

La lectura de hoy fue escrita al efecto de esta emisión tomando como base un artículo de mi autoría que, allá por el 2003, publicó la Revista de la Escuela Nacional de Inteligencia bajo el título “Los nuevos conflictos del Siglo XXI: ¿Conflictos de cuarta generación o Guerra Civil Molecular?”. Ese artículo, que tuvo gran aceptación y circulación, es un extracto del ensayo de circulación restringida al que puse por nombre “Nociones de Guerra Civil Molecular”.

El objetivo del ensayo, y por ende del artículo, es proyectar el concepto de Enzensberger -al que obviamente adhiero- analizando la dinámica de la Guerra Civil Molecular para poder diferenciar sus fases evolutivas. Entender como empieza, evoluciona y termina un fenómeno, es fundamental para poder actuar sobre él. 

A 20 años de la publicación en la Revista de la Escuela Nacional de Inteligencia, el artículo lejos de haber perdido vigencia ha ratificado diariamente que sigue explicando la progresión decadente de la República Argentina. Y especialmente ahora, cuando la posibilidad de una nueva alternancia política en el gobierno nacional plantea el desafío de poder cortar la decadencia que, carcomiendo la voluntad de ser y prevalecer de la Nación Argentina, empuja esta democracia fallida hacia un Estado fallido.

Sin más preámbulo paso al abordaje de la cuestión: 

“MÍNIMAS NOCIONES DE GUERRA CIVIL MOLECULAR”

La Guerra Civil es un fenómeno que sólo se reconoce cuando su evidencia no deja lugar a dudas, porque la negación de las guerras civiles es una constante y cabe preguntarse cuánto ha contribuido esa negación a la materialización de las mismas. Consecuentemente se acepta que las guerras civiles son fenómenos de gran magnitud, pero toda conceptualización al respecto provoca rechazo; la Guerra Civil, como la explica Hans Magnus Enzensberger, es el tipo originario de la guerra, con raíces ancestrales que despiertan aún hoy instintos atávicos. Según este autor alemán, la guerra entre Estados es un fenómeno relativamente tardío, mientras que la guerra civil es la forma primaria para la resolución de conflictos colectivos. 

Las guerras civiles se han sucedido en la historia sin que exista una sola y única forma de guerra civil. En su obra “Perspectivas de Guerra Civil”, Enzensberger conceptualiza la última de las formas de la guerra civil: la Guerra Civil Molecular como un derivado directo del fin de la Guerra Fría, lo que significó visibilizar un regreso conceptual de la guerra a sus orígenes, alejándose del terror atómico para acercarse a las profundidades de los tiempos primigenios. Y es que sin el miedo al holocausto nuclear, podemos al fin empuñar una piedra o un palo y gratificarnos en descargar todo el odio sobre quien más satisfacción nos ofrece hacerlo, aquellos con los que convivimos, porque tal como se dijo: “la guerra civil no es sólo una costumbre ancestral, sino la forma primaria de todo conflicto colectivo”.

Liberada así de injerencias ideológicas, la guerra civil reverdece desde sus más hondas raíces, como un proceso endógeno que estalla en forma espontánea, sin necesidad de una mano extranjera que la dirija para recoger al fin los ruinosos despojos.

El aporte de Enzensberger al estudio de la guerra consiste en la instalación de una nueva categoría de guerra, la Guerra Civil Molecular, alguna de cuyas principales características son: 

1.- Es un fenómeno de vandalismo y violencia urbana.

2.- Hay autismo en sus combatientes, generalmente jóvenes, guiados por el deseo de una agresión sin contenido.

3.- Degradación del medio ambiente que provoca la aparición de espacios públicos off limits, zonas que quedan con escaso o nulo control por parte del Estado.

y

4.- El entorno es de indiferencia cívica o abulia por parte de las masas que se encaminan a su propia muerte. 

Situaciones como el enfrentamiento armado entre dos hinchadas de fútbol, la disputa entre bandas de narcotraficantes por el control de una barriada, o el enfrentamiento entre policías y manifestantes, constituyen ejemplos de  Guerra Civil Molecular. Una guerra civil en pequeña escala, una miniatura a imagen y semejanza de la violencia en sus formas mayores, pero enteramente carente de las finalidades de aquellas y, por sobre todo, alejada de las características de un enfrentamiento bélico entre fuerzas armadas; siendo entendida como guerra por el grado de violencia manifestado. 

Algunos han interpretado el concepto de Enzensberger como una suerte de guerra civil planetaria que erupciona en las grandes urbes, donde cualquier vagón de subte puede convertirse en una Bosnia en miniatura. 

En su “Teoría Pura del Derecho”, el maestro de juristas Hans Kelsen  señala que el Estado es un orden jurídico y toda su actividad se presenta necesariamente bajo la forma de actos jurídicos, es decir actos que crean o aplican normas jurídicas. Ahora bien, una característica esencial de las normas jurídicas radica en que son coactivas, en última instancia y de modo evidente se imponen por la fuerza. 

Las normas jurídicas siempre son parte de un conjunto sistémico al que llamamos Derecho, y el Derecho no es otra cosa más que un modo de organizar la fuerza, fuerza de la que depende su propia existencia que no es distinta de la existencia del Estado. Por eso es que la guerra civil es el quiebre severo del monopolio de la violencia en un territorio dado, en los límites del Estado. La ruptura del monopolio de la violencia ejercido por el Estado como personificación del Derecho, es la que define el más alto grado de conflicto interno que puede enfrentar a una sociedad: la guerra civil en sentido clásico.

La Guerra Civil Molecular no es la definición tajante de bandos enfrentados por el control del Estado sino un proceso de descomposición social, que, como veremos, puede desembocar en una guerra civil en sentido clásico.

En las guerras civiles tradicionales los combatientes tienen clara conciencia de estar librando una guerra, y ello es así porque proyectan sus acciones con una lógica militar en pos de finalidades concretas que hacen al control del aparato estatal. En la guerra hay un objetivo para alcanzar venciendo la resistencia armada de un bando enemigo. Enzensberger observa un fenómeno, en apariencia nuevo, donde la guerra ya no sería la continuación de la política por el uso de la fuerza, sino el producto de la falta de política y el enemigo una variedad inconexa de bandos enemigos. Llevada al extremo es una guerra sin plazos, sin objetivos, sin honor, sin gloria; una guerra de supervivencia y odio autodestructivo en la que, a diferencia de todas las otras no hay ningún futuro en el horizonte.

Otros analistas han observado el mismo fenómeno pero lo refieren como conflictos de cuarta generación, entendiendo por “primera generación” a los enfrentamientos de bloque, como lo han sido las dos guerras mundiales, por “segunda generación” a la guerra entre dos Estados, generalmente disputando un territorio, como la Guerra de Malvinas, por “tercera generación” a los enfrentamientos internos donde la autoridad el Estado es cuestionada y disputada por grupos organizados, como el caso nuestras guerras civiles entre unitarios y federales; y por “cuarta generación” a enfrentamientos donde no hay adversarios organizados, no hay objetivos establecidos, no hay líderes, no hay campo de batalla, pero a falta de todo eso se caracterizan por la explosión repentina e intensa de la violencia, por lo que resulta extremadamente difícil cualquier posibilidad de predicción y donde en definitiva diferenciar entre víctima y victimario es imposible (más allá de cada hecho puntual), porque en esos conflictos la sociedad civil está en guerra consigo misma.

Yo prefiero la expresión Guerra Civil Molecular, porque creo que ese concepto de Enzensberger sí hace posible la predicción de la violencia y que por lo tanto pueda prevenirse. 

Y ello aunque no existe una medida para establecer a partir de que momento simples hechos delictivos se transforman en acciones de Guerra Civil Molecular, ya que como enseña Enzensberger los comienzos son imperceptibles. En general estos fenómenos sólo se reconocen cuando el estallido de la violencia se hace evidente, sin embargo es posible encender luces de alerta a tiempo para detectar la presencia de un germen de Guerra Civil Molecular. 

La Guerra Civil Molecular surge de la fragilidad del Estado, de su retracción en relación con sus habitantes y el consecuente incumplimiento de sus obligaciones básicas. Y en relación a este punto he ratificado a través de los años que los gobernantes que se ven confrontados por esta realidad, se saben débiles y esa misma debilidad los lleva a pensar que se debilitarían aún más reconociendo que las cosas escapan de su control. Es este un caso típico donde Inteligencia anticipa la evolución del escenario (y me consta personalmente que así ha sido en Argentina), pero quien debe tomar decisiones a partir de lo informado decide ignorarlo. Sirva este comentario para remarcar que Inteligencia tiene la responsabilidad de informar, pero no la de decidir. 

Si la Guerra Civil Molecular, tal como la conceptualiza Enzensberger, es un grado de fragmentación social que pone en riesgo el ejercicio del monopolio de la violencia por parte del Estado, ello nos permite suponer la existencia de fases, es decir ir más allá de Enzensberger para clasificar los estadíos de un proceso donde se suceden situaciones de caos en forma dinámica, atravesando etapas, avanzando o retrocediendo a través de ellas, expandiéndose o contrayéndose según sea la respuesta continente que le imponga el aparato estatal y modificando la percepción de la relación caos/orden en el conjunto de la sociedad.

Podemos así ensayar una categorización de fases en la dinámica de la Guerra Civil Molecular:

FASE 0: LA PAZ
 
En esta fase los habitantes del Estado viven normalmente. Proyectan sus vidas sin mayores sobresaltos. Adhieren sus conductas a las normas vigentes de tal manera que el imperio del orden es evidente. La situación de paz no debe ser entendida como un transcurrir idílico carente de conflictos ni de hechos violentos que escapen al control del Estado. 

Por eso podemos distinguir dentro de esta fase de paz una subfase, que es la Situación de Crisis. Tal puede ser la pérdida o debilitamiento de las capacidades políticas, burocráticas y administrativas para realizar normalmente las funciones básicas del Estado ante la eventualidad de un desastre climatológico, traspié financiero, epidemia, ataque exterior, un caso de corrupción puntual en algún poder del Estado, etc. Pero este tipo de crisis son transitorias y por eso al resolverse refuerzan la confianza en las instituciones públicas. 

En la Fase Cero el germen de la Guerra Civil Molecular es imperceptible, pasa desapercibido, sólo se evidencian hechos puntuales que nadie percibe como una amenaza mayor ni provocan alteraciones significativas en la vida cotidiana.
 
FASE 1: LA CRISIS CRÓNICA O FALSA NORMALIDAD
 
Los problemas que no se solucionan generan más problemas. 

Una vez que la crisis, sea política, económica o social se instala y no se resuelve, esta se torna crónica. Esta crisis genera una sensación de falsa normalidad alimentada por el deseo y expectativa de encontrar una salida, pero la gente percibe que el Estado no puede dar una respuesta inmediata y decae la confianza. 
 
La fase uno de la Guerra Civil Molecular es de índole cultural. Todo esto que estoy describiendo es una cuestión cultural. El daño institucional de crisis  nos resueltas conduce a la degradación cultural. Disminuye así el grado de adhesión a la normativa vigente y se genera una cultura antijurídica progresiva basada en la transgresión y el remedio excepcional, que relaja la cohesión social estableciéndose la premisa del “sálvese quien pueda”. 

Cuando la falsa normalidad de la crisis crónica se instala, es todo el Estado el que entra en crisis, no sólo por la dificultad para disponer de sus recursos materiales, sino -lo más grave- por el deterioro de sus basamentos morales. Sin la confianza de la población, mantener el monopolio de la violencia se torna harto dificultoso. Es aquí que el Estado empieza a replegarse y aunque la crisis pueda escalar hacia formas de resolución violentas, la Guerra Civil Molecular comienza a echar su cimiento en forma sutil. 
 
FASE 2: LA CRISIS DE LA SEGURIDAD
 
La fase dos, en la que es posible distinguir subfases, tiene su centro medular en la degradación y entorpecimiento del aparato estatal. La crisis del Estado se empieza a manifestar en el deterioro de los parámetros de seguridad interior. El aparato estatal no reacciona sino cansinamente.

En ese contexto se advierten tres subfases: 

La subfase A es de indolencia. Se manifiesta en el desinterés, falta de estímulos, accionar cansino y falto de vocación. La indolencia constituye el veneno que corroe a las instituciones estatales; particularmente en aquellas que deben velar por la Seguridad. Evitar que se extienda depende del liderazgo que tenga desde la conducción política para sostener la mística de servir al bien común y la cultura jurídica del país.

La subfase B es de omisión. La indolencia se transforma en la omisión de cumplir con el deber, se establecen acuerdos tácitos, a veces rentados, para que las cosas aparenten respetar ciertos límites de tranquilidad pública. El proxenetismo, juego clandestino, contrabando y tráfico de drogas son habituales beneficiarios de esta tolerancia pasiva del aparato estatal. Lo que lleva a la sociedad a percibir que existen otros límites que los establecidos por la ley, establecidos por terceros en zonas o cuestiones que quedan libradas al arbitrio de esos mismos terceros.

La subfase C es de comisión. Del mismo modo que la indolencia conduce a la omisión por interés, esta evoluciona hacia la comisión, donde los funcionarios estatales se involucran de manera directa y protagónica en operaciones delictivas. 

Esta evolución describe procesos de corrupción como el que, por ejemplo, siguieron el poder político y la policía de la Provincia de Santa Fe. 

En este punto de degradación estatal, la corrupción lleva a la formación de bandas delictivas y se produce un fenómeno de desprendimiento molecular. Tanto en el aparato estatal como en el seno de la sociedad se produce la fragmentación de pequeños grupos, aislados entre sí, que operan contra el propio Estado y la sociedad. Esa variedad de grupos delictivos favorece la conformación de sistemas de crimen organizado.

FASE 3: PRE GUERRA CIVIL MOLECULAR
 
Esta fase se caracteriza por la multiplicación los espacios “off limits”. En estos territorios la ausencia del Estado deja a la población bajo el dominio de bandas delictivas. La indolencia, seguida de omisión y comisión, desemboca inevitablemente en la pérdida de manejo de la seguridad interior por parte del aparato estatal. Se generalizan: medidas de autodefensa como la posesión de armas, instalación de rejas y el blindaje en puertas, autos y chalecos. Mientras que los sectores de alto nivel socioeconómico tienden a conformar barrios cerrados y la seguridad privada se torna usual. Téngase muy presente que toda sociedad que promueve al formación de guetos atenta contra la convivencia social.

Los escenarios de Guerra Civil Molecular surgen siempre como espacios fuera de los límites del dominio estatal, y en la dinámica del caos se pueden plantear cuatro tipos de escenarios:

1) Escenarios permanentes, que son aquellos donde las bandas delictivas logran aferrarse a un territorio y lo usan como plataforma para proyectarse. Son esos lugares donde la policía no ingresa, salvo que sea en el marco de un gran despliegue.

2) Escenarios recurrentes, que son aquellos en los que en forma reiterada se producen acciones de Guerra Civil Molecular. En principio territorios en camino a transformarse en escenarios permanentes, pero que también incluye el área lindante a un escenario permanente. En cualquier caso lo que define a estos escenarios no es la cercanía sino la recurrencia, aplica a los lugares donde se sabe que en determinados horarios no se puede transitar libremente.

3) Escenarios esporádicos previsibles, básicamente lugares tranquilos donde cada tanto ocurre alguna acción de guerra civil molecular, lo que puede suceder por la presencia de algún blanco apetecible para la delincuencia, por su significación política o por otras razones que haga medianamente previsible algún hecho violento.

Y 4) Escenarios esporádicos imprevisibles, que son todos aquellos que no encuadran en las otras tres categorías, sitios donde no se han producido actos de Guerra Civil Molecular ni puede racionalmente preverse que ocurran.

Es importante subrayar que la Guerra Civil Molecular es un fenómeno expansivo, dominado por una gran irracionalidad y por eso no hay lugares neutrales o que puedan considerarse totalmente ajenos a sus acciones. 

 
FASE 4: ESTADO DE GUERRA CIVIL MOLECULAR
 
Desde el momento en que una organización o masa delictiva se apropia de un territorio, todas sus acciones deben entenderse como acciones de guerra civil molecular, incluyendo -obviamente- aquellas que representan enfrentamientos entre bandas. 

La Fase Cuatro se caracteriza por la proliferación de los combates entre organizaciones, es decir entrecruzamiento de acciones. Cuando esos grupos se activan violentamente unos contra otros las armas pueden ser desde palos y piedras hasta pistolas y fusiles. La naturaleza del arma empleada no es relevante, sí lo es la voluntad de avasallar al otro ignorando completamente a la autoridad estatal. 

Entre las seis acciones de Guerra Civil Molecular pueden distinguirse en principio las acciones de inicio, de afianzamiento y de expansión. Son acciones de inicio el vandalismo y la extorsión, todas aquellas actividades tendientes a liberar un territorio del monopolio ejercido por el Estado. Las acciones de afianzamiento son aquellas que tienden a consolidar la pérdida del poder estatal, caso típico son los ataques contra móviles policiales que intentan patrullar la zona. 

Y teniendo en cuenta la naturaleza expansiva de la Guerra Civil Molecular, los grupos que logran dominar una porción de territorio arrebatado al poder del Estado no permanecen aferrados a él. Por el contrario, incursionan con más fuerza en el territorio que permanece bajo el dominio estatal, del mismo modo que la avanzada de un ejército en operaciones se adentra en territorio enemigo, esas son las acciones de expansión.

Estos tres tipos de acciones de Guerra Civil Molecular, definidas tales por la finalidad que persiguen los hechos, son acciones de tipo ofensivo, marcan una secuencia que consiste en librar, afianzar y avanzar. 

Las fuerzas que debe enfrentar el Estado carecen de un mando centralizado y no siguen una lógica militar, son anárquicas, caóticas y por lo  tanto en muchos sentidos imprevisibles. Sin embargo, siendo necesario que el Estado las enfrente organizadamente en forma metódica, tomando el concepto de “la mano invisible del mercado” de Adam Smith, debe suponerse la existencia de un Comandante Invisible que representa a la antijuridicidad y al que llamaremos “ComIn”.

Ese supuesto Comandante Invisible de la Guerra Civil Molecular, a falta de un cuerpo tiene una personalidad: se adapta a las circunstancias y no escatima crueldades, tiene tropas dispuestas al sacrificio más allá de su utilidad, pero sabe también que en algún momento la indiferencia que le sirvió de germen será quebrada por los éxitos mismos de su ofensiva. La resistencia surgirá en la sociedad frente a la ineficiencia del Estado, y esa resistencia que, superficialmente, se presentaría como un obstáculo a los fines del Comandante Invisible, es en realidad un triunfo clave para el ComIn, porque cuando la sociedad se vuelca a la autodefensa, se fragmenta y distancia del aparato estatal.

Surge entonces el cuarto tipo de acciones de Guerra Civil Molecular, que son las acciones defensivas. Las que a diferencia del conjunto de acciones ofensivas, se enmarcan dentro de los límites legales de la autodefensa. Son acciones que provocan una aceleración en la fragmentación de la sociedad, pues a los territorios en manos del ComIn, se suman otros en los que, si bien la autoridad estatal es reclamada, queda subsidiada por la iniciativa de los vecinos.

Básicamente las acciones defensivas implican cambios arquitectónicos y de diseño urbano, cambia radicalmente el paisaje de los barrios con la aparición de garitas para guardias de seguridad privada, las rejas se convierten en la regla, se instala iluminación sensible al movimiento, botones antipánico, perros de guardia, etc. De algún modo los barrios de clase media y de clase  baja buscan emular a los barrios cerrados, y no por una cuestión de estatus sino de temor. 

En la dinámica del caos aparecen acciones reaccionarias, tanto en la sociedad como en el aparato estatal se producen desprendimientos moleculares de grupos que, queriendo asegurar la autodefensa, emprenden acciones ofensivas e ilegales sobre sobre aquellos a los atribuyen la inseguridad. En tal sentido, los linchamientos en masa, la justicia por mano propia y las ejecuciones sumarias son ejemplos de acciones reaccionarias que, finalmente dan más poder al Comín.

Y es que el único que puede vencer al Comandante Invisible es el Estado, y las acciones por las cuales busca lograr ese objetivo son las acciones estatales.

Tenemos hasta aquí una clasificación de cinco especies de acciones de Guerra Civil Molecular, pero si bien pareciera abarcativa de todas las posibilidades en función de atribuirles un objetivo respecto del ejercicio del monopolio de la violencia que debe conservar el Estado, el fenómeno de la Guerra Civil Molecular es caótico y no se ajusta estrictamente a estas pautas por lo que sería un error interpretarlas como pasos de un desarrollo lineal en la fragmentación territorial.

Finalmente quedan fuera de la clasificación una variedad de acciones que no están ligadas directamente a la fragmentación territorial, pero que en una sociedad sensibilizada por una situación de pre Guerra Civil Molecular, y más aún en fase de estado de Guerra Civil Molecular, deben considerarse acciones en razón de ese contexto. Son las llamadas acciones referenciales, que incluyen, por ejemplo, declaraciones de personajes públicos instando a la violencia. 
 
FASE FINAL: ANARQUÍA Y/O GUERRA CIVIL
 
El colapso del Estado significa el fin de la Guerra Civil Molecular y el comienzo de la anarquía. Sin embargo la anarquía extrema es transitoria, no subsiste por si misma, retrocede hacia la regeneración del viejo Estado o se transforma en una guerra civil macroscópica con vistas a la constitución de uno o varios Estados. 

Lo hasta aquí expresado intenta explicar, sobre el concepto señalado por Enzensberger, en una proyección de mi autoría, también conceptual, a la dinámica de la Guerra Civil Molecular como un proceso de degradación social que pone en riesgo la existencia misma del Estado, pero que al ser signado por el caos impide clasificaciones rígidas. Las fases, los escenarios y las acciones son mutables y no están sujetos a una imperturbable dirección de tiempo. Este dinamismo caótico quizás sea lo más difícil de entender, especialmente porque hay que contrarrestarlo con parámetros rígidos de acción estatal a fin de romper la inercia decadente logrando el retorno de la política y el Derecho.

Hans Kelsen, a mi criterio es el mayor filósofo del Derecho de todos los tiempos, reafirma la identidad entre Estado, Derecho y Poder, cuando dice: 

“Si el Estado es un orden jurídico y si personifica la unidad de ese orden, el poder del Estado no es otra cosa que la efectividad de un orden jurídico. Este orden es eficaz en la medida en que los sujetos de derecho son influidos en su conducta por el conocimiento que tienen de las normas a la cuales están sometidos. Las manifestaciones exteriores de poder del Estado, las cárceles y las fortalezas, las horcas y las ametralladoras, no son en sí mismas más que cosas inertes. Se convierten en instrumentos del poder estatal sólo en la medida en que los individuos se sirven de ellas en el marco de un orden jurídico determinado, es decir con la idea de que deben conducirse de la manera prescrita por eso orden”.

El Estado es una idea en acción, entonces es política. El estado de Guerra Civil Molecular es resultado inequívoco de la falta de política, ya sea por la falta de acción o por la falta de idea. Cabe acotar que por la falta de política no debe entenderse únicamente la lisa y llana ausencia estatal, sino también todo accionar que no satisfaga las demandas de la sociedad o dilapide sus recursos. Cuando a una sociedad le falta la acción de sus órganos estatales tiene un problema de gestión; la consiguiente crisis puede ser grave, pero no deja de ser relativamente sencilla de resolver. Por el contrario, cuando en una sociedad lo que se pierde es la idea misma de lo que se debe hacer, la acción o la inacción del Estado pasa a ser una cuestión secundaria. Lo primario radica en la profunda descomposición de la racionalidad.

Sin quebrar la inacción del Estado, la Guerra Civil Molecular se extenderá buscando sus extremos de caos. El Estado debe responder, porque la idea de su existencia no ha sido aún superada en su aspecto esencial: garantizar la paz social por medio del legítimo monopolio de la violencia en un territorio dado. En ese sentido Kelsen tampoco ha sido superado y los anarquistas, que atacan al Estado en su esencia, deberían preguntarse qué tan libres serían valiéndose por sí mismos en un mundo sin Estado, y a qué paz podrían llegar una multitud de hordas barbáricas disputándose los espacios no apropiados por corporaciones tecnocráticas y no menos bárbaras, ya que el Estado sigue siendo el garante del orden para que los individuos como tales puedan vivir con libertad.

LA PARADOJA DEL SER 

Debe considerarse que los procesos de Guerra Civil Molecular adoptan características peculiares según el país de que se trate, pero en ningún  caso puede el Estado permanecer indefinidamente a la deriva, en algún momento debe optar por ser o dejar de ser. 

El gran desafío es la recomposición de las facultades del Estado, que debe ser el único en monopolizar el legítimo ejercicio de la violencia. Es un desafío difícil para estados, como el argentino, con graves falencias de gobernabilidad que como un efecto dominó han ido de las crisis no resueltas al daño institucional, de este a la degradación cultural y profundizada la misma hasta la merma intelectual. Además este tipo de conflictos se da en países que, otra vez como el nuestro, han perdido cohesión social; por lo tanto ofrecen un contexto de poco consenso para emprender respuestas eficaces.  

Este tipo de conflicto, que ya no es nuevo, requiere fundamentalmente de la actividad de Inteligencia y de la activa participación de las fuerzas de Seguridad (con mayor capacidad operacional que las policías). Pero por sobre todas las cosas requiere una conducción política que, a más de comprender la magnitud del problema, tenga la manifiesta convicción de resolverlo.

En el caso argentino, desandar el camino de la Guerra Civil Molecular implica  el entendimiento de recuperar la voluntad de ser y prevalecer de la Nación Argentina a través de, alcanzar y sostener, la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional.

El gran desafío de la Seguridad Interior en la República Argentina es concientizar a la sociedad para, ajuste estructural y reforma funcional mediante, movilizar a un Estado estúpido relegado sobre sus propias incapacidades, porque un Estado medianamente normal no llega al extremo de las instancias finales a que empuja la Guerra Civil Molecular. 

Y así amigos, llegamos al momento en que este espacio de ida se transforma en ida y vuelta. Conversemos. 

* J. Santiago Tamagnone (h).




sábado, 15 de abril de 2023

LA SEDICIÓN KIRCHNERISTA QUE HABRÁ QUE REPRIMIR.

 
Este país se deshace por la cobardía de todos”.

Abel Posse


El impresentable ministro de ¿Seguridad? de la Nación, Aníbal Fernández, en dos declaraciones sucesivas ha dejado clara la estrategia que planea ejecutar el kirchnerismo en el caso de  resultar desplazado al rol de oposición si, como resultado de las elecciones, la ciudadanía impone un nuevo gobierno que se proponga dinamitar al régimen.

La primera andanada verbal tuvo lugar el 13 de Abril cuando calificó a opositores al régimen como "un grupo de gente que tiene cero formación, con vocación por el agravio y por lastimar", pronosticando que en caso que esa oposición llegara al poder: "lo que propone saldría únicamente por represión. Las calles regadas de sangre y muertos van a producir si tuvieran la posibilidad de ser Gobierno".

La segunda ocurrió el 14 de Abril y fue la ratificación de sus dichos en estos términos: “Lo que hice fue comentar algo de lo que se escucha de los opositores, escucho que uno habla de dinamitar y esto no se hace sin que haya heridos o sangre. También dicen que se muera quien tenga que morir, todas expresiones que vierten los representantes de la oposición y por tanto dije que si es eso lo que van a llevar a la práctica eso cierra con represión y seguramente genera sangre y muerte”.

Supongo, para encontrarle lógica a las declaraciones de Aníbal Fernández, que se refiere a que con un gobierno decente habrá fuego de las fuerzas del orden y sangre de los delincuentes, porque con el kirchnerismo vemos todos los días que abren fuego los delincuentes y en las calles se derrama la sangre de los honrados.

No me canso de repetir que la Seguridad Interior consiste en garantizar el estilo de vida propuesto por la Constitución Nacional y que es algo distinto de simplemente alguna forma de paz. Debe entenderse que cuando organizaciones criminales se apropian de algún espacio imponen allí su paz, que es una paz de miedo y sumisión, diametralmente distinta a la específica paz de la Constitución Nacional que supo consolidar la gloriosa Generación del 80 con el Presidente Julio Argentino Roca como abanderado. 

Aníbal Fernández, tan cínico como incapaz de mostrar logros o dar respuestas a la ciudadanía, pretende imponer un relato: que esta "paz kirchnerista", donde la delincuencia se enseñorea apañada por la asociación ilícita en el gobierno, es mejor que cualquier intento de garantizar el estilo de vida propuesto por la Constitución Nacional.

Para entender como funciona y a quienes beneficia la "paz kirchnerista", basta recordar que cuando Anabela Carreras, gobernadora de Río Negro, pidió apoyo nacional ante actos del terrorismo mapuche Aníbal Fernández retaceó el apoyo nacional. Sistemáticamente deja hacer a la delincuencia.

Ocurre es que el kirchnerismo es una asociación ilícita, dirigida por una corrupta condenada por defraudación al Estado, que fomenta y ejecuta una gran variedad de delitos, sirviéndose de las adicciones, las dádivas, las prebendas y el despilfarro de dineros públicos como mecanismo de disciplinamiento social. Por una elemental cortesía profesional no puede reprimir al delito, más allá del mínimo para las apariencias (que tampoco guarda bien).

Desde el 25 de Mayo de 2003 Argentina ha sido subvertida mediante un proceso orwelliano, de desmemoria colectiva y adoctrinamiento faccioso con los recursos del Estado, para la imposición de un proyecto totalitario de corrupción estructural.

El régimen así establecido es todo lo contrario del estilo de vida propuesto por la Constitución Nacional, por ende incapaz de garantizar la Seguridad Interior; lo que ofrece es esta "paz kirchnerista" de resignación venezolana que, para sostenerse, necesita una sociedad de cobardes. 

El miedo es el alimento del totalitarismo, y aquí se ha hecho de la mentira una verdad dogmática, de la victimización una virtud y del coraje un defecto. 

Y es preciso decirlo: la mentira de los 30,000 desaparecidos, la estafa con los desaparecidos y la tergiversación histórica para que el pueblo argentino se sienta culpable por haberse defendido del terrorismo castrista, está directamente vinculada a la pérdida del sentido común en beneficio de las perversiones morales de Zaffaroni para proteger al delincuente al considerarlo víctima de la sociedad. Una sociedad que adoctrinada para sentir culpa carga con un genocidio inexistente, sin entender que esa mochila de puro lastre zurdo/progre es la que le impide defenderse hoy. 

Si el kirchnerismo que en veinte años materializó este presente de tragedia nacional vuelve a ganar las elecciones, será únicamente porque logró hacer del otrora valiente pueblo argentino un ente desmoralizado, débil y pusilánime que prefiere la certeza de deslizarse rápida y resignadamente por el tobogán hacia la miseria, antes que realizar el esfuerzo de pelear cuesta arriba por su futuro.

A eso apunta el relato de Aníbal Fernández. A que por miedo se prefiera el mal conocido al bueno por conocer. "Ni lo piensen", escribían los kirchneristas en las paredes cuando aquel voto negativo de Cobos, y esa misma amenaza de matón es la que con otras palabras profiere ahora Aníbal Fernández, en perfecta sintonía con Juan Grabois, Luis D'Elía, Daniel Catalano y toda la demás comparsa de parásitos beneficiados por las indignidades e injusticias del régimen kirchnerista.

A la cobardía opositora la seduce, por miedo a los aprietes del zurdaje y la asociación ilícita hoy en el gobierno, la idea de un nuevo gobierno que busque "superar la grieta".

Pero el miedo no es buen consejero, porque si votás convivir con delincuentes nada va a cambiar. No se puede convalidar porcentaje alguno de robo, ni resignar la verdad porque otros viven mintiendo. O sea: si no se vive como se piensa se termina pensando como se vive; más de lo mismo.

El kirchnerismo y el resto de la izquierda (Partido Obrero, principalmente) ya avisaron que harán todo, con violencia incluida, para que el próximo gobierno se caiga en el tiempo que debió caerse este.

No va a ser para tibios la cosa. Quien sea presidente deberá pelear desde que sea electo dejando claro y firme que se va a imponer la voluntad del electorado que su gobierno represente.

Porque ¿qué es lo que Aníbal Fernández y esa sintonía de voces está anticipando? Que en caso de perder el poder el kirchnerismo activará de inmediato su plan de desestabilización para hacer imposible la gobernabilidad. 

De ahí las insistencia del ministro en decir que las propuestas de oposición que apuntan a terminar con el régimen kirchnerista no cierran sin represión. Es evidente que no van a resignar pacíficamente privilegios mal habidos, atentarán contra el nuevo gobierno constitucional desde antes que asuma (algo que en cierta forma ya están haciendo).

El punto es que estoy completamente de acuerdo con esa afirmación de Aníbal Fernández, porque los cambios que se necesitan para recuperar la voluntad de ser y prevalecer de la Nación Argentina no cierran sin represión. 

Represión no es mala palabra, es lo que corresponde ejecutar al Estado frente a la acción destituyente de subversivos, sediciosos, secesionistas, organizaciones criminales y todas las demás lacras antidemocráticas que atentan contra el orden constitucional.

Obsérvese que el kirchnerismo busca reafirmar, a través de su ministro de ¿Seguridad?, que "represión" es mala palabra porque va a intentar fogonear y aparatear la fragilidad social que el régimen deja en perjuicio del nuevo gobierno. Los kirchneristas y el resto de la izquierda van a salir pronto a las calles para testear las convicciones del nuevo gobierno, condicionando la gobernabilidad si no encuentran resistencia y victimizándose si son reprimidos. 

De modo brutal y absolutamente claro, ejemplifica y sintetiza esa intención Daniel Catalano, de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), unos meses atrás cuando afirmó que "Hay que tirar 28 toneladas de piedras para que no gane Macri". Macri ya se bajó de la carrera presidencial, pero lo mismo vale para Patricia Bullrich o Javier Milei, como supo explicitar Aníbal Fernández.

Tanto Bullrich como Milei deben estar categóricamente determinados a que, en el caso de asumir la Presidencia, no puede volver a ocurrir la indignante tibieza cambiemita de permitir que la policía sea lapidada con toneladas de piedras y durante largas horas. No es aceptable que otro policía pierda un ojo por nada. Al primer piedrazo la orden debe ser tajante: ¡Reprimir!

Es tan inevitable la conflictividad que el mejor modo de superarla es no evitarla, ya que en estas circunstancias un nuevo gobierno se suicida si no satisface las aspiraciones de sus votantes batallando por lo que prometió. Porque a más de emplear en la conservación del orden todos los instrumentos institucionales de que dispone el Estado, es preciso que mantenga motivado y activo a su soporte cívico, para que ni en la calle ni en la opinión publicada pueda el kirchnerismo imponer un relato de pueblo contra gobierno en el que ellos se atribuyan ser el pueblo. Y al mismo tiempo hay que prevenirse de las operaciones de acción psicológica, teniendo en cuenta la experiencia de las protestas en Chile que pusieron bajo amenaza de reforma comunista a la constitución trasandina. 

Hay momentos en la vida donde la única opción es jugarse a todo o nada. La elección presidencial del 2023 significa eso para la República Argentina.

Para que la Patria y la Libertad vivan el régimen kirchnerista debe ser muerto sin piedad y sin concederle nada a la asociación ilícita.

Luego hay otra cuestión que conspira contra el cambio y debe ser tenida en cuenta como una preocupación a resolver. Como nuestro país no tiene dirigencia política, en el sentido alto de esa expresión, tampoco tiene definidas políticas de Estado en materia de Seguridad y eso hace que en lo que queda del año y de mínima hasta los primeros meses del próximo, la criminalidad opere con comodidad.

Eso hace que en materia de Seguridad Interior la transición política en la alternancia necesariamente será traumática, hay mucho que corregir en los instrumentos del Estado y poco tiempo para hacerlo, por lo cual no hay margen para la improvisación ni debilidad en la toma de decisiones.

Por el bien de la Patria y la Libertad, un nuevo gobierno no podrá vacilar, y sí o sí tendrá que saber muy bien qué hacer con los sistemas nacionales de Seguridad e Inteligencia, de lo contrario todas las reformas económicas y sociales no serán más que promesas.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

martes, 11 de abril de 2023

Los Lunes Lectura: "RAZONES POR LAS QUE NUNCA DEBE DECIRSE 'PAYASO' A UN POLÍTICO"




Lunes 10 de Abril de 2023, soy Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha, un liberal que no habla de economía, y esta es la tercera emisión de “LOS LUNES LECTURA”.

Hoy el tema propuesto es: "RAZONES POR LAS QUE NUNCA DEBE DECIRSE 'PAYASO' A UN POLÍTICO".

Y voy a comenzar definiendo qué es un payaso, con algo que escribí unos años atrás:

PAYASOS

Nadie es más importante que un payaso.
Nadie.
Porque la vida sin payasos...
No es vida, ni merece ser vivida.
¿Creen que vive, quién nunca se ríe?
¡Nones!
Siempre aunque ya no lo recuerdes,
tu primera risa fue por alguien
haciendo de payaso para vos.
Siempre.
Morisqueta, gesto de amor,
quizá haya sido tu padre o tu madre,
o quienquiera hiciera las veces de.
¿Duende?
Los creyentes, dicen que Dios.
Aquella, tu sonrisa original,
te libra del temor reverencial.
Libre.
La bendición de los payasos
es el don de sobrellevar fracasos,
de ponerse en pie y seguir, por si acaso.
Risa:
¡sagrada luz de inteligencia!
la noble, pura y cristalina risa.
Felices los que calzan sus narices
rojas
e inventan circos a su paso
porque las risas, los harán, payasos.

Es un lamentable lugar común el uso de la palabra “payaso” como  insulto. Desde luego, el arte del payaso tiene que ver con el humor absurdo y eso lleva a llamar payasos a los que debiendo evitar el absurdo lo provocan. Confieso pues que, alguna vez, se me pudo y puede escapar el decir “payaso” a quien nada tiene de la muy digna y noble vocación de payaso.

Y así el 26 de Junio de 2008 es una efeméride importante para mí, como recuerdo aquí:

HOY ME COMPRÉ UNA NARIZ DE PAYASO

Otrora la infancia, las únicas narices de soyapa eran semiesferas plásticas sujetadas con amenazante bandita elástica que colocarse alrededor de la cabeza y por encima de las orejas. Ciertamente no había entonces tanto cotillón, aunque todavía se usan. La fuerza de la tradición, supongo. Ahora la oferta es mayor y la variedad de narizotas incluye diversidad de colores, modelos y tamaños. Frente al nariguerío exhibido sobre el mostrador opté por una de esponja que aunque clásica, roja y redondeada, no requiere de ninguna gomita para sostenerse. Los cuatro pesos del precio pudieron parecerme mucho, -soy tacaño, a veces miserable-, pero en cuanto engalané con ella el mío naso me di cuenta que incluso pagando cuarenta sería dinero bien invertido. En cualquier caso, una ganga.

Apenas me vi en el espejo abrí los ojos con expresión de asombro. Ensayé algunas morisquetas y, con mis ojazos verdes pegando una mirada tipo azul profundo de Derek Zoolander, me pareció asombroso que un tipo apuesto -soy bien parecido, a veces presumido- pueda tener tanta cara de payaso.

Flasheado de recuerdos volví a escuchar aquellos redobles rimbombantes de “Había una vez… un circo…” cuando la madre de un amigo llevó media barriada al cine para ver la película de Gaby, Fofó y Miliki, la misma emoción de cuando Papá me alzó con sus brazos para subirme al escenario en la Carpa de Marrone y junto al inefable Pepitito participé de aquella rutina legendaria “me saco el saco, me pongo el pongo”. ¿Se acuerdan esa película en que Jerry Lewis era un payaso obsesionado con hacer reír a un niño triste? No siempre es fácil hacer reír. Ah, el Circo. ¡Qué gran cosa el Circo! Añoro esa felicidad de ir al Circo. Ocupar una silla sobre el piso raso, en las primeras filas alrededor de la pista de cualquier troupe itinerante para reírse a carcajadas con los elementales cachetazos y el balde de papel picado. Desde el “¿Qué pachoooó?” de Firulete a Cañito, pasando por el “salta violeta” de Carlitos Scazziota hasta los gritos mañaneros de Malaonda, la sola figura del Payaso construye mágicamente un circo entero a su alrededor. Algo que supo expresar Horacio Ferrer –cuando no el Maestro- en “Soy un circo”, que si lo canta Rubén Juárez proyecta en mi cabeza un video completo.

Así, evocando esas sonrisas que tanto bien hacen al alma, hoy me compré una nariz de payaso. Improvisando hice reír a mis hijos, a los amigos, a los que quiero. Alguien preguntó qué me llevó a comprar nariz de Payaso. Le contesté que hace rato siento estar perdido en medio de un enorme Circo. Un Circo al que no me gusta ir y que de prepo me envuelve. Por un instante su sonrisa se hizo mueca. –Soy cáustico, a veces sutil-. Vivimos en el más grande circo de pulgas de todo el mundo: “¡Vengan y vean! ¡Qué suceso! ¡Qué suceso! En el grande circo nacional el grotesco no tiene límites… ¡Pasen y vean! La más grande de las tormentas en un vaso con agua…”.

Por eso, que puede ser bronca, hartazgo, frustración, más una sarta de malas palabras (no necesariamente las malas palabras) que ni Fontanarrosa se atrevería a redimir, es que hoy me compré mi nariz de payaso. Para construir un circo pequeñito, en el que al menos ríen los que quiero.

Desde el día en que compré esa nariz de payaso, igual a la que llevo puesta en esta emisión de Los Lunes Lecturas, comprendí la importancia de ver lo que los ojos del payaso ven:

LO QUE EL PAYASO VE

Ahí va el payaso,
preocupado por si acaso
alguien se ofende por su último baldazo.

Y ser condenado
por arrojar papel picado,
sin presentar formulario ya a aprobado.

Ahí va el payaso 
portando risas por divisa,
siendo más temido que cualquier balazo.

El payaso ve
la ridiculez del poder
y si otros también… ya no será poder.

Sí. Ser payaso es una cosa buena. Pero ser bufón no lo es tanto. Porque el bufón es un esclavo del poder que sólo hace reír al rey o al señor feudal. Don Juan Manuel de Rosas, el dictador de la suma del poder público, no reía yendo a ver payasos en un circo o en La Comedia, tenía bufones como Don Eusebio o Biguá que formaban parte de su corte. 

Hoy hay muchos bufones en el gobierno y al servicio del gobierno, lo que voy a leer a continuación lo escribí cuando existía un programa de la televisión estatal llamado 6,7,8, y con una alusión a La Tarde el diario que dirigía Héctor Timerman.

28 de Agosto de 2010

Saco una vez más mi nariz de payaso, para con las enseñanzas de Gaby, Fofó y Miliki,  esos verdaderos y dignos payasos que llevamos en el corazón, poder volcar los ojos en este presente grotesco que nos envuelve.

EL CIRCO DE PAPEL

¿Escuchan ustedes?

He visto otra vez… ¡Un circo!
Enturbiando adrede la razón,
toda la ambición, la escena hace al show
pleno de mentira sin pudor.

He visto otra vez… ¡Un circo!
"Revancha" grita al cielo el rencor.
Crece la nariz del anunciador,
el disco se repite con su voz,
Goebbels al fin, vuelve a decir
pasen a ver el circo
no han de extrañar a la verdad
hagan girar el disco
y “Seis, siete, ocho”, ¡sin pensar!
dejen crecer el circo
sean felices de consentir
su arte de mentir

He visto otra vez... ¡Un circo!
acto prepotente del bufón
que sólo con custodia es matón

He visto otra vez… ¡Un circo!
Ese equilibrista trepador
“La tarde” ayer, pedía al dictador:
¡Venga a poner orden por favor!

He visto otra vez… ¡Un circo!
"Revancha" grita al cielo el rencor.
Crece la nariz del anunciador,
el disco se repite con su voz,
Goebbels al fin, vuelve a decir
pasen a ver el circo
no han de extrañar a la verdad
hagan girar el disco
y “Seis, siete, ocho”, ¡sin pensar!
dejen crecer el circo
sean felices de consentir
su arte de mentir.

He visto otra vez… ¡Un circo!
circo de papel sin ton ni son,
circo de papel sin ton ni son.

Allá por septiembre de 2012, con la misma facilidad que otros se postulaban para cargos varios, lancé mi postulación a Diputado Nacional, porque yo siempre elegí ser payaso, no bufón.

EL VOTO DE LAS NARICES ROJAS

Desde que la campaña para sostener mi postulación como candidato a Diputado Nacional en el 2013 lleva por nombre “Macedonio Fernández”, queda manifiesto el carácter utópico del intento. Me preguntan si es broma. Respondo que no. Aunque sea también un juego literario, va en serio.

Es un acto de fe romántica, poner a prueba la propia voluntad y desafiar la ley de las probabilidades intentando lo que parece imposible.

Está en nuestra forma de ser empuñar cada tanto la lanza del Quijote y montando un Rocinante arremeter contra molinos del viento. La belleza del gesto por encima de la conveniencia, la alegría del intento por toda recompensa, y la certeza que más allá de cualquier adversidad las convicciones se mantendrán intactas.

Cuando el kirchnerismo confiesa su intención de eternizarse yendo por todo, cuando la suma de sus medios es una obscena máquina de propaganda, y cuando amenazan pintando en las paredes “ni lo piensen”, la sombra de ese gigante yendo a pisotear nuestras libertades oscurece el futuro de la Patria. 

Romántico soy, entonces voy; al estilo del Quijote, con mi nariz de payaso y la Constitución Nacional entre los dientes. Pensemos las consecuencias de poder abrirse paso hasta el Congreso de la Nación sin más elementos que la imaginación, defendiendo nuestra Constitución con una nariz de payaso… ¡Que burla a la parafernalia oficialista! ¡Que cachetazo a la soberbia k! 

Cuando el país es un cirKo, el más serio es el payaso. 

SUMATE A LA CAMPAÑA "MACEDONIO FERNÁNDEZ"

ELECCIONES 2013
ARIEL CORBAT
TU DIPUTADO NACIONAL

Hay algo que los grandes payasos tienen y que todos los políticos deberían tener, pero que por estas latitudes pocos han demostrado tener: patriotismo. Patriotismo verdadero, con la convicción de trasmitirlo a la siguiente generación, permitan pues que les lea dos artículos sobre las biografías de mis admirados Groucho Marx y Jerry Lewis.

2 de Mayo de 2014

"GROUCHO, una biografía"

En materias de libros es preciso decir, categóricamente, que no se puede confiar en el buen gusto de las editoriales que compiten en la industria del libro; ninguna de ellas publica mis obras.

Por eso, antes que ir a la Feria del Libro y sucumbir aplastado bajo el aluvión de novedades anual, prefiero cualquier día deambular por las mesas de saldos de las librerías de la Avenida Corrientes. Me complace rescatar del patíbulo a libros sobre los que pende la amenaza de ser condenados al reciclado de papel. Especialmente cuando yo los escribí. No porque crea que todo libro debe ser conservado. Más allá de la mala prensa que la fogata nazi dio a la quema de libros, todos sabemos que hay libros que merecen la hoguera. Que sirvieran para dar un poco de luz y calor en invierno no puede ser un crimen, es dar utilidad al papel envilecido con tintas amargas. Los hay que no sirven ni para emparejar las patas de una mesa, aunque por aquello de "siempre hay un roto para un descosido" sea materia opinable. 

En lo que a mí respecta creo que no toda cosa publicada merece ser leída, mucho menos a un precio exorbitante. Y eso no solamente porque soy tacaño, casi miserable, sino porque los hallazgos que pueden saltar del desahucio al estante de la biblioteca valen mucho más que cualquier novedad marketinera. Los libros que sobreviven semejante salto atesoran lecturas siempre vigentes. Tal es el grato caso del libro de Stefan Kanfer "GROUCHO, una biografía" que por apenas 20 unidades de nuestra devaluada moneda me llevé de una mesa de saldos. 700 páginas de una historia interesantísima, perfectamente encuadernadas en Barcelona durante 2006 por RBA Libros para ser vendida a 8,50 €, llegó a mis manos en Buenos Aires por menos de 2  €. Una bicoca.

Las biografías de los grandes genios del humor, categoría en la que Groucho Marx sin duda alguna revista, deberían venir acompañadas de serias advertencias sobre los riesgos de ver el rostro detrás de la máscara. En la película "Scaramouche" (1952) la máscara del bufón ocultaba la fealdad de un rostro desfigurado, y prevenido de lo desagradable que podía ser la verdadera cara del cómico se evitaba descubrirlo. En el caso de Groucho la máscara y el rostro se fundieron en el ácido de su propio humor. De algún modo no sorprende que quien, desde la ironía, arrancaba risas al mundo generase a su alrededor íntimo un entorno de mucha infelicidad. Con cierta crueldad debe admitirse que el personaje se adueñó del hombre, y que muy pocos deseaban lo contrario. De hecho Groucho Marx, el apodo que fagocitó a un tal Julius Henry Marx, deriva de grouch, "malhumor" en inglés. Del carácter hosco, cargado de gruñidos, surgió el apodo del más famoso de los Hermanos Marx, el que con un bigote falso, el juego de cejas y rebosante de sarcasmo encontró nuevas dimensiones para desnudar el absurdo bajo las convenciones sociales. Así el final póstumo, con su herencia disputada en un juicio entre desdichados, termina siendo un epílogo a la altura del personaje; como si el hombre nunca hubiera existido.

Pese al rostro bajo la máscara, la lectura del libro de Kanfer se justifica plenamente para ver al Siglo XX desde el costado anecdótico que representa el negocio del espectáculo. Entre los nombres que aparecen a lo largo de la biografía de Groucho hay muchos que serán conocidos para el lector promedio, van de Charles Chaplin a Woody Allen pasando por Bob Hoppe y Jack Lemmon. Algunas anécdotas son hilarantes, como la surgida de Charles Chaplin asistiendo al teatro para verlos en una función de los Hermanos Marx: "Cuando los hermanos miraron atentamente por encima de las candilejas para ver lo que le parecía el espectáculo a su invitado, Charlie abrió aparatosamente un periódico y fingió leer durante todo el número. Los Marx no dijeron nada, y le prometieron que irían a ver su actuación otra vez. Compraron un palco y lo llenaron con cuatro rabinos ortodoxos con gabardina, y las habituales barbas y tirabuzones. Charlie Chaplin creyó que el cuarteto eran los Hermanos Marx disfrazados y se superó a sí mismo con improvisaciones y movimientos cómicos. En medio de su número los clérigos, ofendidos por alguno de los chistes, se levantaron de sus asientos y salieron del teatro".

Otras reflejan aciertos en su pensamiento político, como el consejo dado a su hija: "No quiero que te hagas comunista; lo único que quiero es que seas una buena americana liberal, y creo que tienes suficiente sentido común para eso", a la que posteriormente pudo escribirle con gratificación: "He leído con considerable interés que te has alejado del Partido Comunista, que el manto de Emma Goldman ha caído de tus hombros y que ya no te calientas con el calor de la llama de Stalin. Como sabes estoy totalmente de acuerdo contigo en eso y a veces, por eso, he sido impopular en extremo con ciertos grupos que te resultan familiares. Para ellos, los estalinistas no pueden hacer nada malo. A pesar del hecho de que están engullendo la mitad de Europa y un buen bocado de Asia, esos fanáticos los defienden tan resueltamente que parece que hubiera un pequeño reino en los Balcanes rodeado de enemigos en su totalidad. Sabes que nunca he intentado convencerte de una cosa u otra porque sabía que tu sentido común te convencería de que sólo hay un camino para nosotros, y ése es el camino americano".

Con alegrías y tristezas, todo el anecdotario recopilado por Kanfer es de lectura agradable; y para los que militamos en el marxismo Línea Groucho absolutamente imprescindible. Una pena que no contenga fotos, que sin duda el biógrafo tuvo en sus manos mientras hurgaba minuciosamente en la vida de Groucho y sobre las que incluso hace algún comentario. Mucho más acá, en cuanto a latitud y longitud de las miras que pudo tener Kanfer al escribir, vale la pena repasar la cronología marxiana con la evolución del humor argentino. Por peso propio, y potenciado por la fuerza arrolladora de Hollywood, los Hermanos Marx han ejercido influencia sobre los comediantes de todo el mundo, y por supuesto en muchos de nuestros cómicos. La foto de Zelmar Gueñol parodiando a Groucho demuestra el reconocimiento de Los Cinco Grandes del Buen Humor. En el caso de Groucho Marx, algunos de sus rasgos tanto físicos como argumentales son una referencia notoria cuando se analiza el estilo de Tato Bores o de Juan Verdaguer.

Rescatado de la mesa de saldos "GROUCHO, una biografía" se queda en mi biblioteca, y no lo presto. Consiga el suyo si quiere leerlo. 

18 de Mayo de 2014

JERRY LEWIS POR JERRY LEWIS, MEMORIAS

"El payaso, sí, el tipo capaz de hacer reír a los demás a su pesar,
el que proporciona placer creando una ilusión absurda.
Eso era lo primero que quería hacer"

Jerry Lewis

Tiempo atrás mi hijo mayor me invitó al cine a ver un documental: "El método para la locura de Jerry Lewis". Retribuyendo el grato gesto, le regalé luego la autobiografía de El Gran Bufo: "Jerry Lewis por Jerry Lewis, memorias", de Parsifal Ediciones (1991).

Compartimos con el enano la admiración por Jerry Lewis, un genio del humor, actor expresivo, director de cine innovador y tenaz luchador de una causa noble. 

Después de leer la biografía de Groucho Marx, tomé prestado de la biblioteca de mi hijo el libro de Lewis. 

La primer incógnita que surge de cualquier autobiografía tiene que ver con la franqueza del autor; y en el caso de Jerry Lewis, tanto el tono íntimo de algunos pasajes como la referencia contextual le confieren credibilidad. Incluye esa credibilidad, por supuesto, su versión de la ruptura con Dean Martin y también el énfasis con que niega Lewis que se haya inspirado para crear a "Buddy Love", el personaje de la película "El profesor chiflado", en el propio Martin. Aunque en ese punto en particular, más allá que no haya sido un ataque directo de Lewis hacia El Gran Dino, es muy fácil suponer que resortes inconscientes dejaron la huella de Dean en los gestos, modos y palabras de Buddy Love.

Disfruté la lectura, de lo mucho de interesante que trae destaco dos pasajes y lamento una ausencia. El primero de esos pasajes tiene que ver con la realidad política, y ocurre cuando el hijo de Jerry Lewis fue llamado a combatir en Vietnam. La primera reacción, como padre, fue escribir una carta al Presidente Lyndon B. Johnson, protestando contra la intervención americana en Vietnam, por el riesgo de vida sobre su hijo y demás muchachos. Sin embargo Jerry Lewis no envió la carta luego de escribirla, y no lo hizo porque, cito textual: "Como me habían enseñado en la escuela, así había de ser el patriota: Con razón o sin ella, siempre la patria".

El otro pasaje del libro es el reconocimiento de Jerry Lewis a quienes le precedieron en la comicidad, y el entendimiento de ser parte de esa historia que trasmiten las palabras dedicadas a contar sus encuentros con Stan Laurel: "Era un hombre agradable, cálido y sencillo que no pedía nada a nadie y que se limitaba al placer de dedicar sus últimos días a mirar el océano y a soñar en los tiempos en que las sonrisas eran más alegres y los amigos estaban más cerca. Amaba el mar. También amaba a sus amigos. Pero mientras que el mar siguió junto a él, los amigos no lo hicieron. Y el mar no se preocupaba especiamente de cuál era su estatus, de cuántas películas había hecho o de cuánto dinero tenía. El mar le proporcionó un regalo de valor incalculable: algo en que fijar su devoción. El mar siempre estaba allí, tanto si mostraba su necesidad de él como si no lo hacía".

La ausencia que lamento es que en la autobiografía de Lewis no haya referencias de la que entre sus películas es mi favorita: "¿Dónde está el frente?". Genial de principio a fin.

Ahora que escribo estas líneas me parece oportuno contar que quise leer una biografía de José Marrone, y parece que no hay ningún libro que cuente la vida del gran payaso argentino, me pregunto entonces ¡¿cómo diablos es posible que tengamos ese buco en la memoria?!

Me alegraría que alguien me hiciera saber que existe ese libro y poder leerlo.

Groucho Marx, Jerry Lewis, tal como José Marrone entre nosotros hicieron más por su país que hacer reír, que no es poca cosa, lo cual deja todavía más en evidencia la indignidad de los políticos que, no haciendo lo que deben hacer, encima pretenden hacernos reír. 

El 8 de Mayo de 2015 escribí en mi blog: 

LOS BUFONES DE TINELLI

Quizás la pregunta que voy a formular sea producto de estos días de fiebre, garganta roja e inflamada, cuerdas vocales en un hilo, o de los antibióticos junto con antiinflamatorios recetados por el médico con la recomendación de descansar y no hablar. Quizá. Aunque lo dudo, la realidad política es peor que cualquier enfermedad.

¿Será Omar Obaca el candidato más serio a la Presidencia de la Nación Argentina? Cuando el proselitismo electoral hace bufones de los candidatos, porque estos deciden ser una entera burla a los fines que debe seguir la política para el manejo de la cosa pública, eso que dio origen a la República, suelen aparecer personajes que capitalizan la bronca cívica a través del "voto burla". Recuérdese el caso del Payaso Tiririca que aglutinó en Brasil más de un millón de votos, como así también la antipolítica del cómico Beppe Grillo que sumó al 25% del electorado italiano. 

Si los políticos se burlan de los ciudadanos, piensa el votante desencantado, ¿qué mejor que devolverles la gracia en las urnas? A ver quién se ríe de quién... 

El 11 de Mayo, Día del Himno Nacional, ninguno de los tres políticos con posibilidad de acceder a la Presidencia de la Nación (Scioli, Macri, Massa) recordará los valores fundantes de la nacionalidad argentina ni el destino soñado para el Pueblo de Mayo, por el contrario, señalando la continuidad de la decadencia estarán haciendo de comparsa en la vuelta a la televisión de ShowMatch. 

Incapaces de debatir ideas y ofrecer proyectos no se reunirán en torno a un moderador de debates, girarán como satélites mediáticos alrededor del rating de Marcelo Tinelli. Difícil tarea para sus imitadores parodiar a tres que se esfuerzan por ser parodias de sí mismos. Obaca, con su candidatura ficticia, es más auténtico que cualquiera de los tres.

Se ha cumplido ya un año de la existencia del Ministerio de Cultura por un decreto inconstitucional, sin que ningún político haya salido a decir en el aniversario que el kirchnerismo es un régimen surgido de iure que se deslegitima gobernando de facto. Mauricio Macri y Sergio Massa no dimensionan la gravedad de la degradación cultural y daño institucional que padece el país, de la cual aspira a beneficiarse como heredero del régimen Daniel Scioli; el más inmoral exponente de toda la podredumbre política. 

La cultura es un concepto amplio, que como tal incluye a la televisión y los productos de Marcelo Tinelli, pero una sociedad que no diferencia jerarquías ni roles, a la que le da lo mismo un político en el gobierno que a la par de su imitador en el circo, es una sociedad sin chance de elevar sus metas. 

No se equivoque nadie al leer este artículo: si esos tres que van el lunes son lo mejor que surge de nuestra organización política es porque los bufones de Tinelli somos todos; con Tinelli incluido. 

En mi afonía pienso en una canción de Hilda Lizarazu, que dice:

Grité, grité, lo siento
me pasa cuando escucho
un político hablar
los ves, están tan contentos
y esas sonrisas no las juzga
ningún tribunal.

Lo que leo a continuación es del 26 de marzo de 2017, y refiere uno de esos usos equivocados que se dan a la palabra “Payaso”.

¡¡¡EN DEFENSA DE LOS PAYASOS!!!

Que Oscar Parrilli haya sido el jefe de la AFI, por lo tanto cabeza del Sistema de Inteligencia Nacional, es una de esas vergüenzas que, por sí solas, explican el grado de daño que el kirchnerismo le hizo a las instituciones, a la cultura y al intelecto de los argentinos.

No voy a repetir aquí todo lo que se ha hecho público sobre Oscar Parrilli, por demás elocuente para describirlo en su persona que poco importa; es otra cosa lo que motiva estas breves líneas.

Sin ser un fundamentalista del idioma, pues todos usamos a veces expresiones sin reflexionar sobre su real contenido, rechazo que se utilice la expresión "payaso" pretendiendo que sirva de insulto o como sinónimo de inútil. Por eso no me gustó que Jaime Stiuso haya llamado "payaso" a Parrilli, porque francamente no creo que ningún payaso merezca ser comparado con eso. Para peor, la poca originalidad de Parrilli lo llevó a repetir el pretendido insulto en su intento por atacar al Fiscal Germán Moldes. 

No admito que "payaso" sea un término que sirva para denostar a nadie. Más aún, hasta cuando recibía amenazas de muerte que incluían el "payaso" como insulto, me sentía halagado por ser llamado de esa manera. Saben los lectores de La Pluma de la Derecha, que siempre llevo conmigo una nariz de payaso. 

Los payasos nos hacen mejores personas. Nos enseñan a afrontar las dificultades con una sonrisa, a reírnos de nosotros mismos, a no ponernos tan serios que perdamos la perspectiva sobre el sentido de la vida. 

Ser payaso no es fácil, requiere talento y no cualquiera puede serlo. Los buenos payasos entienden la naturaleza humana igual o mejor que un filósofo, saben anticipar las reacciones del público, conocen que ocultar y que mostrar en el momento exacto para hacerlo. 

No; payaso no puede ser un insulto. Inservible, sí lo es. Más aún, jamás cuestionaría por su sola condición en el caso que un Payaso llegara, alguna vez, a ser el jefe de nuestros servicios de Inteligencia. Los circos y los payasos tienen una larga, muy larga, tradición de espionaje. Ni la nariz ni el maquillaje son casualidad.

Sonrío cada vez que pienso en José Marrone, Jerry Lewis o Firulete. Y les doy gracias de todo lo bueno que hicieron por mi alma. Nuestras almas.

El 8 de Mayo de 2018 sentí que cierta añoranza del pasado puede convertirse en temor al futuro, y no por la pérdida del pasado sino por su ilógica perpetuación, escribí entonces un artículo que me dolió a cada renglón: 

HAY QUE MATAR A TATO BORES

Creo recordar que la primera vez que reí a causa de Tato Bores fue en su regreso a la televisión de 1978. Antes de eso era un nombre que sonaba de tanto en tanto en boca de mis padres, como cita en alguna reunión familiar y cuando la discusión sobre cuestiones políticas se alivianaba ironía mediante. 

Ese programa en particular se hizo luego pregunta obligada en patio del colegio: "¿Viste a Tato?". Séptimo grado, un par de años antes nos divertía imitar la voz del locutor que anunciaba los comunicados de la Junta Militar instaurada con el golpe de Estado de 1976: "Comunicado Nº 1...". Pero aquello duró muy poco, en cambio Tato nos despertaba una fascinación extraordinaria, era más. Sabíamos que era más. De algún modo intuíamos que en su humor había cosas que se nos escapaban por edad, y que sería una suerte de misterio que iríamos develando en el futuro.

Tato se hizo así una referencia magnética, crecimos con él explicándonos en solfa la realidad política del país. El tipo en frac, gordito, con peluca, antejos y un habano, que desde su teléfono con forma de Pantera Rosa podía jugarse un diálogo con el Presidente Videla y mofarse, con altura, de la sucesión presidencial en tiempos de dictadura. El mismo Tato capaz de bailar en patines la música de Village People y llevar a su programa a Raúl Alfonsín y Carlos Ménem, los dos primeros presidentes del intento democrático.

Tato Bores es un genio parecido pero distinto a Groucho Marx; porque Groucho inventaba el disparate, Tato lo explica...

Se dice que Tato Bores murió en 1996. Pero no es del todo cierto. Durante un tiempo creímos que era una bendición poder seguir riendo con sus sketchs y monólogos a pesar de su partida física. Los de mi generación, una generación de arena, consideramos que ya éramos adultos y sus humoradas no guardaban secretos para nosotros. ¡Qué ilusos! 

Todavía quedaba un misterio por resolver. Debajo de esa peluca y atrás de los anteojos la mirada de Tato Bores es la mirada maldita de alguien que, sin importar cuántas palabras module su boca, hace una sola y horrible pregunta: ¿De qué te seguís riendo? 

Entonces un día lo entendés, sabés que todo está girando igual desde que lo viste por primera vez y que el destinatario de sus palabras nunca fue alguien de un tiempo sino los prisioneros de esta calesita infernal que hemos dado en llamar Argentina.

Ayer escuché a un joven reír frente a un monólogo de Tato Bores, y sentí en sus risas un miedo que nunca antes conocí. Tato Bores va a seguir ahí, guiando una generación tras otra de argentinos a la risa de un destino previsible y de constante frustración. Una y otra vez. Interminablemente. El día de la marmota en un país de marmotas.

Pero no es culpa de Tato, no. Es culpa nuestra que no sabemos matarlo. Porque Tato, igual que el Coronel Kurtz se sabe maldito y espera que lo matemos, que lo liberemos y al mismo tiempo nos liberemos.

Hay que frenar la calesita y empezar a ser un país serio. Una Argentina donde Tato Bores sea pasado.

Hay que matar a Tato Bores.

Para cerrar esta emisión de Los Lunes Lecturas, en la que no podían entrar todas las letras de mi serie sobre payasos, elijo esta que me surgiera, vaya uno a recordar el porqué, el 16 de Septiembre de 2015:

HEY! PAYASO

Nada puede ya volver a ser igual
después de ver llorar... al buen payaso,
cuando los ojos se inundan de ocaso
y sus lágrimas arrastran maquillaje
que borroneando en el llanto el disfraz
detrás de la nariz que hizo reír,
desnuda la desencantada mueca 
por la niña que no juega con muñecas.

Hey! Payaso, ¡no te rindas!,
sé que quedan bromas lindas
y este mundo te precisa:
no nos dejes con la pena
de cambiar la risa buena 
por la cínica sonrisa.

¿Dónde irás con tus zapatos zapatones?
si ya no quedan carpas de colores,
ni risas por echar agua de flores. 

Esa lágrima cayendo nos recuerda
que perdimos mucho más que alguna guerra
y que el mundo descuida la inocencia
sin siquiera pensar la consecuencia,
de una vida sin payasos de conciencia.

Hey! Payaso, ¡no te rindas!,
sé que quedan bromas lindas
y este mundo te precisa:
no nos dejes con la pena
de cambiar la risa buena 
por la cínica sonrisa.

Y así amigos, llegamos al momento en que este espacio de ida se transforma en ida y vuelta. Conversemos.