domingo, 27 de febrero de 2011

EL RIESGOSO ARTE DE PENSAR


En el presente, signado acaso por la insoportable brevedad de Twitter, la defensa de las ideas -cualquiera que estas sean- se ha convertido en una tarea improbable. 

El discurso dominante no es reflexivo, y se nota. Son contados los foros donde se argumenta con verdadero interés por discernir. La duda, esa jactancia de los intelectuales, pareciera estar muy mal vista en estos tiempos. Así priman las supuestas verdades rimbombantes expuestas en 140 caracteres, afirmaciones temerariamente tajantes con la suficiente carga de autoritarismo como para evidenciar que la verdad no está en juego y que por ende la opinión del otro no cuenta. De allí al agravio hay menos de un paso.

Las redes sociales, que han venido a revitalizar el derecho constitucional de publicar las ideas por la prensa sin censura previa, aparecen copadas por la proliferación de slongans. Un slogan no está mal en el marco de una campaña publicitaria, o cuando tiene un sustento detrás, pero mayoritariamente lo que se exhibe es letra vacía, una cáscara frágil que al romperse libera insultos. La gratificación inmediata del agravio está siendo preferida al laborioso regocijo de pensar.

En los ámbitos donde la duda se considera debilidad las convicciones pierden autenticidad. Por el contrario, las convicciones que permanentemente son puestas a prueba por la duda actualizan su vigor. Hoy abundan convicciones "indiscutibles" que transforman en traidor al que duda y en enemigo al que disiente, MIEDO A TOMAR EL RIESGO DE ESTAR EQUIVOCADO. Y esto se aplica a propios y extraños, lo observo tanto entre quienes comparten mis ideas como en quienes no. 

Como nunca antes pensar es el imperativo del presente. La maravilla que representan los avances tecnológicos, dando vértigo a las comunicaciones y la información, no deberían contribuir al tumulto sino ser útiles a la razón. 

Cuando protesto en estos términos, no faltan quienes me dicen que todo año electoral es un mal año para pensar. No encuentro razones para resignarnos a que así deba ser, ni estoy dispuesto a caer en la crispación de los que fomentan el embrutecimiento. 

Quiero que mis convicciones sigan siendo auténticas, que sean puestas a prueba por las razones del otro y por las dudas propias. 

Ayudémonos a pensar. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López







miércoles, 23 de febrero de 2011

LA IMPACIENCIA DE UN ARTISTA QUE NO ESPERA EL HOMENAJE.




En medio de toda la hipocresía que reina en el mundo del Tango, al fin un tipo que tira la falsa modestia por la ventana y sin inhibiciones pone las cosas en el lugar que su enorme ego reclama.

Celebremos esta sincera ocurrencia de un genio incomprendido: acudamos en masa a rendir el tributo que Lucio Arce, un grande que se siente gigante, está perpetrando a favor de sí mismo. 

Si Gardel viviera, sería luciarcista.



¡Viva el Tango!

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López

jueves, 17 de febrero de 2011

CHE GUEVARA, POR IMPERIO DE LA ESTUPIDEZ Y LA MENTIRA




Editorial La Marca acaba de vomitar un libro para niños menores de 12 años titulado “Che La estrella de un revolucionario”, que el Ministerio de Educación de la Nación ha seleccionado para integrar las bibliotecas escolares.

El criminal Ernesto Guevara fue un fanático totalitario enemigo declarado de la democracia y las libertades individuales, sólo por imperio de la estupidez y la mentira el kirchnerismo -comprador compulsivo de marketing- se empeña en sostenerlo como el ícono del “idealista”. 

Ya tuvimos que soportar al dictador Fidel Castro recibido en Buenos Aires como si no fuera el tirano que oprime a Cuba desde hace más de medio siglo, que un cuadro del Che Guevara donado por la dictadura se mantenga colgado en Casa Rosada usurpando la condición de “patriota latinoamericano” y que en Rosario se haya emplazado una estatua con su lamentable figura.

Pero incorporar la apología del terrorista a las bibliotecas escolares es inadmisible. No hay en la vida del apátrida Ernesto Guevara nada, absolutamente nada, que justifique sea presentado como modelo a seguir por los alumnos de las escuelas argentinas; donde ya bastante se falsea la historia en nombre de los derechos humanos. Introducir esto en los colegios apuntando a los más chicos es el colmo del adoctrinamiento, significa volver con signo comunista a los errores del primer peronismo que todos dábamos por superados. 

La editorial está en todo su derecho de publicar lo que le venga en gana. El problema no es la existencia del libro. Así si cualquier guevarista quiere convertir a su hijo en otro “ernestito” deseoso de 10.000 nuevos Vietnam’s allá él, que compre el libro y pobre pibe por el descerebrado que le tocó de padre; pero darle cabida a este tipo de propaganda política en las bibliotecas escolares no tiene justificación pedagógica alguna.

Nuestras escuelas deben educar inculcando valores democráticos, patriotismo, amor a la Libertad, respeto por el otro y tolerancia para la pacífica convivencia bajo el imperio de la razón. Todo lo contrario de aquello por lo que mataba Ernesto Guevara.

Corresponde al Ministerio de Educación corregir esa selección de bibliografía, evitando la compra de panfletos infantiles y dando mejor uso a los dineros del presupuesto. Y si no lo hace, si persiste en poner al asesino intolerante y autoritario en el lugar de un prócer, pues otra razón -una más- para no votar la continuidad de este mamarracho en las próximas elecciones.



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López

lunes, 14 de febrero de 2011

PAN Y CIRCO, QUE TODO PASA...



Decimo Junio Juvenal, poeta romano que vivió entre los años 60 y 128 después de Cristo, acuñó en el Siglo I la expresión que resumía -ya entonces- los vicios de la vieja política: "Pan y Circo".

Basta con ver en las trasmisiones del fútbol que pagamos todos la repetición asqueante del video en homenaje al difunto Néstor Kirchner, incluyendo imágenes de ese velorio sobreactuado de "militancia" -que por momentos parecía el casting de "Talento Argentino"-, para comprender que tan profundo hunde sus raíces el kirchnerismo en lo más rancio de la vieja política. 

No entiendo al fútbol como una necesidad que deba ser financiada por el Estado. Se trata de una actividad profesionalizada que mueve grandes cifras y debe sostenerse por sí, sin ninguna muleta. Me sigue pareciendo risible el pobre argumento de la Presidente de la Nación al considerar, desde su necesidad de pasar todo por la franquicia tuerta de los derechos humanos, que los goles estaban "secuestrados". Tampoco avalo que, con los derechos de la televisación, deba auxiliarse con fondos públicos a los clubes del fútbol argentino por los desaguisados de quienes conducen sus destinos firmando contratos que no pueden cumplir. ¿Cómo se entiende que haya clubes pagando los sueldos de dos o tres técnicos al mismo tiempo? 

Al pretendido "aire fresco del sur" que supuestamente traería el kirchnerismo, con la declamada pureza glacial de los ideales que no iban a ser colgados en la puerta de la Casa Rosada, hace ya mucho tiempo se le apagó el ventilador, lo que queda es ese olor a putrefacción de Riachuelo, que no se quita abanicándose con las hojas de "El Argentino". 

En principio, cuando le pusieron el nombre de Néstor Kirchner al campeonato de fútbol no me pareció mal. Luego caí en la cuenta que no tuvieron un gesto semejante para con el Presidente Raúl Alfonsín, pero ciertamene parecía excusable la omisión porque Alfonsín no es recordado como un gran futbolero, entonces me surgió el siguiente interrogante: Supongamos, aunque yo no le deseo ningún mal, que este año La Parca se llevara al Presidente Carlos Ménem (opto por seguir llamando Presidente a todos quienes alcanzaron esa responsabilidad porque en el futuro será así como se los recuerde), en ese luctuoso caso ¿el próximo campeonato de fútbol llevaría el nombre de Carlos Ménem? Hum... Lo dudo. Y si así fuera, ¿emitiría la televisión pública un video tan repugnantemente menemista como kirchnerista es eso de "Nunca menos"?. Apuesto que no.

Ahora, ante la utilización de espacios y dineros públicos para la descarada campaña tendiente a apuntalar el luto proselitista de la Presidente Cristina Fernández, me vino a la memoria una muy bien lograda escena de la película "Ay, Juancito" (2004 - Héctor Olivera) en la que Juan Duarte (excelente actuación de Adrián Navarro) protesta ante un amigo porque acusan al gobierno peronista de estar robando, entonces razona: 

- ¿Qué vamos a robar? Si es todo nuestro...

Algo de pan, mucho de circo. Y, porque no es mi estilo, me ahorro el mal gusto de tirar golpes bajos sobre a qué necesidades deben asistir los dineros públicos. La receta populista ya era vieja cuando funcionaba en Roma... ¿Seguirá funcionando dos mil años luego en la República Argentina? 

Quizá la respuesta la tenga el eterno Don Julio Grondona grabada en su anillo: "Todo pasa".


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López





domingo, 13 de febrero de 2011

¡QUEREMOS TANGO!: NÉSTOR BASURTO, "RECALADA"





Desde la dulzura con que embriaga de nostalgias “Recalada”, segundo disco de Néstor Basurto, es lisa y llanamente imprescindible. Varias razones hacen que así sea. La principal es que por encima del artista convocante hay una presencia todavía mayor y omnipresente: El Tango. Incluso cuando a modo de pausa otoñal tira para el lado del folclore.

Ya en el título, que viene a terminar de institucionalizar una buena costumbre de los tangueros, deja en claro Basurto que su apuesta es de bohemia y cofradía. Los talentosos nombres que lo acompañan son resultado de largos años transitando el género y desmenuzando sus códigos. Hay noche larga en “Recalada”, intimidad de música al pie del escenario en el después de la función, justo cuando el deber está cumplido y lo que queda es puro placer.

La emoción que comparte este disco es la misma de aquella sonrisa saliendo del Café Homero con el sol por testigo, donde alrededor de Rubén Juárez se fortaleció un estilo de brindarse generosamente que ramifica y da frutos. Es ese el árbol que inspiró a Viviana Scarlassa y Pablo Motta para sus “Jam de Tango”, el mismo concepto que practica Hernán Cucuza Castiello en las recaladas de El Faro; bar que se lleva de perlas con el origen marinero del término “recalada”. Y son sólo dos ejemplos, porque la recalada como puerto seguro es una mano extendida, un lugar ofrecido a la diestra, una invitación a entrar, “vení, juntate”, esa copa o café en común, el acto de pertenencia; escuela que da títulos sólo reconocidos por la Universidad de la Yeca en la simple ceremonia de compartir el gusto de estar haciendo Tango. Necesariamente el punto donde las estrellas vuelven al barrio y dejan colgado en el perchero cualquier tic de divo. Mucho más que sobre el escenario, es en la recalada donde lo difícil no solamente se logra, sino que hasta parece fácil.

Néstor Basurto, conocedor de esas tendidas, toma así la decisión de poner su guitarra en segundo plano y liberar su voz, afinada, dueña de precisión técnica y al mismo tiempo tan sentida como expresiva. Obviamente, tiene algo que decir… vaya si lo dice, siempre muy bien acompañado, en ese repertorio selecto de 18 temas y desde que las recaladas son patrimonio del hoy, es un disco que habla, fundamentalmente, del presente y que no dudo ha de convertirse en una referencia generacional para los guerreros del Tango.

1.- Fiel al concepto arranca con “Barrio Pobre” (García Jiménez – Belvedere), donde acompañado por la guitarra de César Angeleri y el bandoneón de Pablo Mainetti, se deja el arreglo a la improvisación. El resultado es miel para el gusto de los tangueros de paladar negro, y que sin embargo no es el punto más alto de este CD.

2.- “Fuimos” (Dames – Manzi), con los arreglos, dirección y piano de Carlos De La Peña, Basurto acierta al tono confidente de ese amor desolado.

3.- “Dos angustias” (Szwarcman – Basurto), con contrabajo de Lautaro Guida, piano de Cristian Asato, violín de Humberto Ridolfi, bandonéon, arreglo y dirección de Matías Rubino. La dupla creativa de Alejandro Szwarcman – Néstor Basurto constituye la mejor prueba de lo factible que es encontrar material nuevo y bueno en el Tango.

4.- “Lluvia fue” (Calvo – Kehoe), grabado en el 2001 con arreglo y dirección de Roberto Calvo, tiene para mi percepción personal un cierto gusto rosarino que me agrada y que también percibo en algunos otros temas.

5.- “Conjuro del alba” (Szwarcman – Basurto), con el Sexteto “La Grela”, contrabajo Ricardo Cánepa, bandoneones Rubén Slonimsky, Darío Polonara, violines Federico Lennon, Carlos Morbidoni, arreglos, dirección y piano Pablo Fraguela.

6.- “Madrigal de ausencias” (Szwarcman – Basurto), con contrabajo de Pablo Giménez, batería de José Luis “Colo” Belmonte, coros de Astor Basurto, arreglos, bandoneón sampleado, piano y dirección orquestal de Tato Finocchi. Sencillamente muy bueno.

7.- “Ciudad de luz” (Basurto) Con el contrabajo de Daniel Falasca, piano de Franco Polimeni, bandoneón de Matías Rubino, guitarra, arreglos y dirección orquestal de Néstor Basurto. El cantor le da un respiro a la gola y el guitarrista le hace el aguante con este tema instrumental pero sin caer en la tentación de poner a su instrumento por delante del resto.

8.- “Soledad” (Le Pera – Gardel) Con piano de Oscar Allem improvisando arreglos. Otro punto alto del disco. Este tema está tan bien logrado que se palpa la confidencia, como si en la recalada fueran las cuatro de la mañana y ya no quedaran ansiedades de escenario flotando por ahí. Es de antología y seguro candidato al repeat.

9.- “Nunca volverás” (Szwarcman – Basurto), con el contrabajo de Marcos Ruffo, guitarras de Sergio Zabala, Gustavo Margulies, Sebastián Enriquez, Miguel Rivaneira y Mariano Lucesoli también en arreglo y dirección orquestal. Casi un seleccionado de cuerdas.

10.- “Milonga para Pablo” (Szwarcman – Basurto), con contrabajo de Marcos Ruffo, piano de Claudio Méndez, bandoneón de Matías Rubino, guitarra, arreglo y dirección de Daniel Gómez, este tema comienza con el recitado del poeta Alejandro Szwarcman. El rectiado forma parte de la recalada, está tres veces y en tres voces presente en el disco.

11.- “Jazmín otoñal” (Szwarcman - Zabala - Basurto), con bajo y voz de Daniel Maza, piano de Pablo Fraguela, cajón peruano de Luciano Scalera y Nicolás Arroyo, guitarra, arreglo y dirección de Sebastián Luna.

12.- “La casita de mis viejos” (Cadícamo – Cobián), con contrabajo de Daniel Falasca, bandoneón de Matías Rubino, guitarra, arreglo y dirección de Luis Baetti. Honestamente mi única vacilación al escuchar “Recalada”, pero sólo por una cuestión de gusto personal y de tener la oreja fiel a la versión de Julio Sosa. Habrá otras opiniones, seguramente, pero déjenme reivindicar mi derecho a cierto fundamentalismo reaccionario de talibán tanguero (¡qué joder!).

13.- “Un jamás, un olvido, un después” (Szwarcman - Zabala - Basurto), con contrabajo de Marcos Ruffo, bandoneón de Matías Rubino, piano, arreglo y dirección de Franco Polimeni. Música adecuada para una de las mejores letras de Szwarcman, tiene magia de clásico.

14.- “Fondo de Abril” (Pini – Basurto), con guitarra, coros, arreglo y dirección de Roberto Calvo.

15.- “María Sur” (Szwarcman – Basurto) con contrabajo de Daniel Falasca, bandoneón de Matías Rubino, piano de Franco Polimeni, quien comparte con Néstor Basurto arreglos y dirección. Otro candidato al repeat.

16.- “Si duele mi presencia” (Lima Quintana – De La Peña), grabado en 2001, recita el poema “Pájaro de fuego” Hamlet Lima Quintana, piano de Emilio De La Peña, y ambos comparten dirección y arreglos. Maravillosa esta recalada convocada por Néstor Basurto cuando le hace saber a La Muerte que no todo puede matarse, que algunas voces, algunos versos, ciertos talentos, son inmunes al filo de su hoja.

17.- “Recalada” (Szwarcman – Basurto) con Lucila Juárez como cantante invitada, contrabajo de Roberto Amerise, bandoneón base de Matías Rubino, guitarra de Raúl Luzzi, primer bandoneón y recitado de Rubén Juárez, piano, arreglo y dirección orquestal de Fernando Bruguera. Este tema, que da título al disco, merece un párrafo aparte.

Estremece el alma escuchar la voz del Negro Juárez; con aliento a despedida, avisando que ya iba de salida. No era la Buenos Aires soñadora la que se iba, era Rubén el que se estaba yendo para quedarse amurado a ella, por siempre. Será acaso porque todavía no puedo poner distancia al dolor cuando lo escucho, esta grabación es una sensación extrema. Con el tiempo será distinto, podremos despojarnos del dolor y disfrutarlo como el regalo que Rubén Juárez quiso dejar reafirmando sus convicciones.

Técnicamente es impecable y, lo que incluso empañado de lágrimas, me provoca gran alegría, es que se trata de una de las mejores perfomances de Lucila Juárez, que aquí aparece cantando con soltura y equilibrio, cuidada.

18.- “Por eso vengo a cantar” (Cantó – Vila), contrabajo de Carolina Cajal, guitarras de Sebastián Luna, Mariano Lucesoli, Sergio Zabal y Néstor Basurto también en arreglos y dirección orquestal, esta canción cierra el disco mostrando un Basurto que dejando atrás la nostalgia despega optimista hacia el futuro. Lo que se escucha en “Por eso vengo a cantar”, el mejor tema del disco a mi gusto y el punto más alto del intérprete, es una voz de convicción sincera. Tango de pura cepa con el que Néstor Basurto se anuncia el cantor que ha sido, el que es y el que será de aquí en más.

“Recalada” (Epsa Music) no es otro disco, es una experiencia trascendente para entender de una vez y para siempre de qué va la cosa en el Tango. 



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López

sábado, 5 de febrero de 2011

ACLARANDO TANTOS CON ARIEL ARDIT



NOBLEZA OBLIGA, UNA DISCUSIÓN EN LA QUE DOY LA DERECHA A ARIEL ARDIT


Uno de los placeres que mayor regocijo pueden dar al intelecto en el marco de algún debate es el de reconocerse equivocado. Sé que suena extraño, pues es de suponerse que si se entabla una discusión lo gratificante es convencer al otro, o al menos poder mantener la solidez de los argumentos propios. La cuestión se hace más cristalina si al entablar cualquier diálogo se tiene por regla la sincera búsqueda de la verdad, donde no se razona contra el otro sino junto al otro. Para mi felicidad, eso es algo que recientemente me ha ocurrido.

La cuestión tuvo su origen en el artículo titulado “La Academia Nacional del Tango debe echar a Néstor Cordero ”, en el que reclamo reacción -y todavía la espero-  frente a sus agraviantes dichos sobre Julio Sosa.  En esa nota, para distinguir lo que es agravio de una mera opinión, incluí el siguiente párrafo:

Por supuesto cualquiera, miembro o no de la Academia, puede decir que tal o cual le gusta o no. Ejemplifico en tiempo presente: a mí puede no satisfacerme la propuesta artística de Ariel Ardit, porque prefiero otras que considero más comprometidas con este tiempo como la de Hernán Castiello, pero nunca se me cruzaría por la cabeza decir que Ariel Ardit le hace mal al Tango. Al contrario, como desde mi humilde condición de ser tanguero del llano entiendo que la variedad enriquece, en mi novela "Dandy (una fábula de Tango)" lo menciono elogiosamente -como corresponde- cual referente del gusto de uno de los personajes”. 

Consecuentemente, Ariel Ardit me hizo saber de su inquietud por conocer qué deficiencias atribuía yo a su propuesta artística y a qué me refería cuando hablaba de compromiso con el presente, en especial porque lo contraponía con la propuesta de Cucuza Castiello y los dos incluyen en sus repertorios tangos viejos.

Respondí entonces argumentando que intento ser muy cuidadoso con las palabras; incluso cuando escribo en caliente como después de leer al "académico" insistiendo con lo de Sosa. Así, en el escrito hablaba de satisfacción, cosa subjetiva si las hay. De modo que, al decir que la propuesta de Ariel Ardit no me satisfacía de ningún modo intentaba desmerecerla. Al contrario. Lo cierto es que lo escucho, pero por el mismo placer de escucharlo, sentía que en su repertorio me faltaba algo, algo que, por ejemplo, en el caso de Cucuza se llama "Tibieza". Ciertamente ambos tienen tangos viejos en sus repertorios, y yo amo los tangos viejos (por eso cuando le dicen reaccionario a Ardit también me lo dicen a mí), pero lo que yo llamo compromiso con el presente es una mínima hendija a la creación de hoy. Hasta Carlos Lagos, un tradicionalista de los tangos del 40, me sorprendió un día con "Por eso y por mucho más". 

Insistiendo en mi postura, le dije a mi tocayo que entiendo necesario refrescar el pasado como él lo viene haciendo, pues yo celebro su iniciativa, los espacios ganados y la carrera que viene desarrollando. Pero (argumentaba) al margen de los elementos técnicos actuales le faltaba algo, porque el Tango necesita tanto desempolvar viejas partituras como poner otras nuevas sobre el atril. El compromiso con el Tango de Ariel Ardit, subrayaba empero, es absolutamente incuestionable. Lo que llamo compromiso con el presente es algo que traté de desarrollar en mi recitado "QUEREMOS TANGO, una letra", en cuyo video (de mayo del 2008) aparece la imagen de Ardit; lo cual demuestra mi aprecio por su obra. Así y todo (seguí sosteniendo) yo reclamo de Ariel Ardit que parte de su compromiso con el Tango sea expresarse en tiempo presente, no forzándose a un repertorio totalmente novedoso, pero sí una pizca, ese toque testimonial que termine de amalgamar la tarea valiosa que se propuso, y de paso taparles la boca a los que le tildan de arqueólogo (entre los que, sin mala leche, yo me incluía).

A esa altura del contrapunto, quedaba en claro que a mí tampoco me identifica lo nuevo por lo nuevo y sin bases sólidas.

A tenor de lo que luego argumentó Ariel Ardit, debo reconocer que, por decirlo suavemente, me tapó la boca, porque coincidiendo en que no se puede satisfacer a todo el mundo, esgrimió sus blasones. Primero dijo que lo nuevo no necesariamente es bueno, cosa en la que nunca hubo desacuerdo, y dicho eso disparó a quemarropa señalando que:

1.- Una de sus primeras grabaciones con la Orquesta El Arranque fue “Jazmín”, vals con letra y música de Ramiro Gallo, al cual estrenó e integra el disco "Cabulero".

2.- También estrenó “Ciudadano de Saavedra”, letra de César Rossi y música de Julio Pane, que integra el disco "Maestros" de la Orquesta El Arranque.

3.- Ya en su etapa solista en el disco Doble A (2006) grabó “Por la herida”, con letra Nacho Wisky y música de Jorge Giuliano, y el vals “Cuestión de Papel” con letra de Alicia Crest y música de Jorge Giuliano.

4.- En el disco "Arte Popular", de Ramiro Gallo con la Orquesta Arquetípica, Ariel Ardit interpreta 5 títulos modernos: "El invierno", "Milonga para la China", "Tu noche amarilla", "Girando" y "Ventanas", todos de Ramiro Gallo, 

Como bien me ha refregado por las narices, queda demostrado que Ariel Ardit siempre tuvo espacio para la actualidad, creyendo que el Tango no es ni nuevo ni viejo sino que lo bueno debe ir incorporándose armónica y paulatinamente al filón de lo que nunca perderá su vigencia. 

Cito textual la respuesta de Ariel Ardit a una pregunta mía, que me impresionó porque habla de su ética y convencimiento:

Si hoy mismo termina mi carrera durante muchos años me recordarían como un gran intérprete de esta generación, no es poco y también con un éxito como Mariposita, sí, es cierto no lo estrené ni es de mi autoría, pero lo canté en el mundo y desde hace 12 años se lo asocia conmigo, hay cantores que se pasan la vida cantando y no meten un éxito ni viejo, ni nuevo. Resumiendo, me preocupé y trabajé para estar donde estoy y haciendo y no de casualidad lo que hago, me gané un lugar muy importante en el medio y mi compromiso con la actualidad es mostrar lo que mucha gente se perdió de escuchar. Mi carrera recién comienza, la obra nueva llegará de a poco, pero llegará y lo haré de una manera que no genere conflicto, que la gente no se debata en la vejez de lo que canto sino en la calidad que tenga”.

Como no soy necio -o al menos intento no serlo- celebro cada vez que alguien me mata el punto, y ante la evidencia reconozco que esos argumentos son válidos. Solamente me resta sugerirle a Ariel Ardit que incorpore estos dichos a su estrategia comunicacional. Porque en realidad estamos de acuerdo sobre el fondo del asunto y si hemos tenido esta divergencia es que alguna falla hay en las formas de la comunicación (además de un evidente apresuramiento de mi lado, pues de forma imperdonable no he sido tan cuidadoso como pretendo). Por otra parte, las divergencias cuando se debaten respetuosamente suelen dar frutos positivos. Así las cosas, me place reconocer el error y corregir mi punto de vista sobre el compromiso con el presente de Ariel Ardit.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López 



 







jueves, 3 de febrero de 2011

LEON FERRARI ¡CUÁNTA PORQUERÍA EN NOMBRE DEL "ARTE"!

 

Anciano y desde siempre tan decrépito como falto de talento, hay que reconocerle a León Ferrari su trayectoria para saberse aprovechar de la imbecilidad que paga tantos crímenes cometidos en nombre del arte. Lo que llaman su obra es una suma de burdas provocaciones destinadas a irritar a quienes tienen creencias religiosas distintas a las suyas, ninguna llama a la reflexión ni propone introspección alguna sobre los sentimientos. 



Uno de sus engendros, al que ha llamado "Jaula con aves", se expone en el museo municipal de Rosario Juan Castagnino y consiste en un jaulón carente de bandeja para que los excrementos de los pájaros que la habitan caigan impactando en reproducciones de pinturas que aluden al infierno. Lo escatológico se ha puesto de moda entre los mediocres, cosa que demuestra el chileno Eduardo Labarca -en la tapa de un libro de dudoso valor literario- simulando orinar sobre la tumba de Jorge Luis Borges.  Quienes consideran artísticas y no ofensivas las muestras de los que exponen por izquierda, también han de considerar "artista" al pintor Haroldo Walsh por su obra "Caca madre"; salvo -claro- que ese escudo sólo sirva para lo que afecta las ideas y sentimientos de otros.



"CACA MADRE", acrílico de Haroldo Walsh


Son ideas tan poco originales que el mismo Ariel Corbat que esto escribe las utilizó en un cuento de Tigre Mc Laren dedicado, precisamente, a la trayectoria de Ferrari y que fuera publicado en La Pluma de la Derecha el 10 de Noviembre de 2007 bajo el título "Tigre Mc Laren marca el camino". León Ferrari ¡Cuánta porquería en nombre del "arte"!


Dicho esto los invito a leer aquel primer cuento de la serie Tigre Mc Laren:



SÁBADO 10 DE NOVIEMBRE DE 2007


TIGRE MC LAREN MARCA EL CAMINO

(Más que un cuento, un verdadero manifiesto a favor de las artes)


Almuerzo muy sencillo servido austeramente al rigor de la dieta. Arroz, la gran base de toda cocina, acompañado con cucharadas de granos enteros del maíz amarillo que Tigre Mc Laren traga sin masticar. Para beber apenas medio vaso de agua. Por postre unas cuantas barras de chocolate de taza, desmenuzadas entre los dientes a la silenciosa y feliz contemplación del cielo diáfano allende los cristales algo sucios del ventanal. Parecería momento íntimo, otro hecho cotidiano sin la menor importancia; no lo es. Desterrando la improvisación cada elemento ha sido pensado laboriosamente con precisión química, producto de alguna casualidad gastronómica y la consecuente observación empírica. La tranquila digestión durante la reparadora siesta se encarga del resto.

La fusión de los elementos serpentea recorriendo el alambique humano hacia el final del proceso creativo en las curvas y contracurvas de los intestinos. El despertar conlleva parpadear en la conciencia del inminente alumbramiento. Huyendo de la cama al living, la promesa del arte se acuclilla sobre el bidet. El blanco impoluto de la loza es el impaciente lienzo del pintor, hoja virgen que aguarda trémula la pluma del escritor, altivo mármol que intuye el cincel acariciado por la mano precisa del escultor, partitura presta a plasmar susurros de musas al compositor; el vacío pragmático engendrando la necesidad del inventor y aquel grito del que se quiere hacer oír. El todo sine qua non, acaso la nada misma.

El artista es, en esencia, sensibilidad comprometida con su tiempo y vocación por dar lo mejor de sí para testimoniar a las futuras generaciones la inasible eternidad del ser. El arte en sus muchas manifestaciones roza lo imposible, no existe sin la regocijada exclamación de asombro en quien lo contempla. Lo bueno y bello ha sido el Norte en la brújula de los clásicos, tan bueno y tan bello que cueste creerlo real, aún ante la evidencia en el deleite de los sentidos. Alcanzar lo sublime es lo que diferencia al verdadero artista de los que apenas tienen la pretensión de serlo, y allí, en la restricta admisión del círculo elevado al que sólo acceden unos pocos, en esa incomodidad de saberlos por encima, al cabo de sucesivas caídas y derrapadas lacerantes, los mediocres cargados de resentimiento que no pueden alcanzar con sus pobres talentos la cima del arte se vuelcan al odio conjurados para destruir.

Tras despeñarse mil veces Tigre Mc Laren pudo sumarse a la legión opaca de los fracasados marchando al son del resentimiento, pero su vanidad no alcanzó la desmesura de corromperle el alma. Hay que ser desalmado para embanderarse con el trapo infame de la oscuridad sanguinolenta. A su lado, gimiendo sobre el colchón de pedregullo hiriente donde acaban las rodadas escuchó alzarse voces infectas de maldad, pseudos artistas que encendidos de odio bramaban iras con ojos inyectos en sangre y puños amenazantes. Aquellos despechados de ánimos belicosos llamaron a destruir los fundamentos clásicos del arte. No lo hicieron desde el puro dolor de las expectativas truncas. Camuflando sus verdaderas motivaciones se congregaron alrededor del palo seco a cuyo tope enarbolaron el harapo miserable de la envidia, y bajo esa sombra buitresca inventaron la máscara plástica de palabras que cubriera el rostro henchido de hiel. Hablaron entonces del “espíritu inconforme motorizando la trasgresión provocadora frente al trazo firme de las artes clásicas”, frases huecas dichas seriamente en discursos rimbombantes con pretensiones vanguardistas.

Tigre Mc Laren distó mares de dejarse embaucar por esos cantos de sirenas, quizás la herida inevitable fracturando el ego le obligó a tensar los músculos insinuando el arrebato de la cólera, apenas el reflejo instintivo de edades atávicas en las que la violencia garantizaba sobrevivir. Aquel destello feroz fue sólo eso, alzó la vista hacia la bondadosa beldad y en lugar de ahogarse en el resentimiento por la cúspide inalcanzable dio gracias de poder disfrutar los dones privilegiados de los maestros hacedores de obras inmortales. “No hay otra vanguardia delante de los clásicos”, se dijo con lágrimas emocionadas desafiando el equilibrio al borde de las pestañas. Su corazón seguía sano, su alma limpia.

Dueño de sí, asumió con elegante galanura que sus cortas habilidades jamás le permitirían hacerse justo acreedor al título de “artista”. No siempre voluntad e inteligencia logran compensar lo que natura no da. Inquieto y bien intencionado se acercó a las turbas alborotadas de desahuciados no resignados, reunidas en metódicos aquelarres rupturistas de índole bienal. Quizás… ¿Quién sabe?… Tal vez…. Pudiera ser que el campo del arte fuese más extenso. La esperanza nunca es vana.

- ¡Esto es arte! -exclamó el anteojudo rubio de polera y boina frente al mamarracho de ocasión.
- ¡Ah! Entonces usted lo entiende. ¿Podría explicármelo? –preguntó Tigre Mc Laren-. Porque, verá, yo no lo entiendo.
- Por supuesto que no -afirmó el vanguardista aclarando de inmediato-. No lo entiendo ni puedo explicarlo, esto es algo elevadamente abstracto, una experiencia netamente sensorial que nos une al cosmos en movimiento. ¿No lo siente usted?
- No, sinceramente no.
- Bueno, no importa de todas maneras.
- ¿No?
- No.
- Pero… ¿Qué diferencia a ese lienzo del pañuelo usado por un tuberculoso?
- El arte.
- ¿Cuál arte?
- No todo es La Gioconda ni Las Meninas, ¿sabe? –retrucó molesto, reacomodando los anteojos con énfasis de fin de charla.

Más allá se escuchaban aplausos. Sin esfuerzo Tigre Mc Laren descolgó la mirada del cuadro incomprensible y caminó rumbo al sitio del que provenían las festivas palmas. Poetas dadaístas munidos de tijeras seleccionaban artículos periodísticos de actualidad política, recortaban palabra por palabra, mezclaban los papelitos en el interior de un cubilete y siguiendo el orden azaroso en que salían armaban copiando en pizarra lo que, según ellos, eran poemas. Tras la solemne lectura de esos versos imposibles, alguien recriminó a Tigre Mc Laren por no aplaudir a “los artistas y su obra”.

- Es que eso no es poesía –se defendió como pensando en voz alta.
- Típica observación de una mente estrecha –acusó, con actitud de militante fuera de época, la gorda ya veterana de suéter Mar del Plata cargada de aros en la nariz y las cejas pero ninguno en las orejas.
- ¿La poesía no debe ser bella? –interrogó Mc Laren creyendo que alguien más allí debía compartir su desazón.
- ¡No! –aseguró con vehemencia el imberbe anarco punk de metro cincuenta de alto, más quince centímetros de cresta teñida de rojo, brotando por detrás de la gorda-. Estos poemas tienen un mensaje más allá de sus palabras, no pesa la métrica ni la rima sino la intención de desnudar las miserias del orden burgués para cambiarlas al fin por el caos libertario de la originalidad creativa.
- Todos podemos y debemos ser artistas –proclamó el hombre del saco de pana negra y cabellos entrecanos.
- No lo creo; suena a esas cosas que quisiera creer pero no son cuestión de fe –opuso Tigre Mc Laren.
- Es un prejuicio muy antiguo y arraigado –interrumpió la flaca anoréxica de largos cabellos negros y ondulados junto al hombre del saco de pana- el suponer la creación artística patrimonio exclusivo de algunos pocos iluminados. –Y en seguida arengó- ¡Todos somos artistas!
- ¡Todos somos artistas! –gritaron a coro varios presentes repitiendo la consigna de la bienal.
- Querida –dijo el hombre del saco de pana-, adoro el modo en que has puesto en su lugar a este reaccionario que, sin dudas, está aquí para provocar.

E inmediatamente se la llevó del brazo, casi flameando el vestido de malgastado escote en su delgadez extrema. Los demás también se apartaron de Tigre Mc Laren con el desprecio a flor de piel. De inmediato comprendió que en esos eventos tan promocionadamente libres, la única libertad posible es la de permanecer en el rebaño sin siquiera ponerse a pensar quién hace de oveja mansa o de pastor. Sin embargo, y en lugar de irse, Tigre Mc Laren siguió husmeando por ahí.

En el centro medular de la muestra se emplazaban distintos adefesios presentados como esculturas alegóricas destinadas a cuestionar milenarias creencias de la humanidad. Tigre Mc Laren no gastó saliva en cuestionar la falta de sutileza para abordar groseramente temáticas capaces de herir los sentimientos de muchos, aunque no fueran los suyos. Lamentó profundamente esa celebración de lo burdo, la chatura elemental que no dejaba ningún resquicio para disfrutar del placer de la ironía, nada que llevar de charla constructiva a la mesa del café, ningún escalón en el que hacer pie y elevarse. Sentía que algo debía decir. Observó el entorno, captó que protestar al impulso del momento sería servir al juego cayendo en la trampa. Se contuvo y siguió dando vueltas. Algo debía hacer.

Antes de irse, calladamente, llenó con sus datos personales la planilla de expositores para el siguiente encuentro.

La sonrisa del esfuerzo acompañó en el gemido la sonsonora culminación de su obra. El compacto cilindro cayó con sus generosas dimensiones en el lugar y posición deseados. Se levantó incorporándose, giró y al verla completa se congratuló diciendo para sí: “¿Así que quieren arte? Yo les voy a dar arte”.

- ¿Por qué en el bidet? –quiso saber la señora del tapado.
- Esa es la trasgresión –justificó Tigre Mc Laren-, porque el artista no reconoce límites.
- ¿Y eso de qué materiales está hecho?.
- Es auténtico, puro arte contemporáneo, la vanguardia misma.
- ¿Auténtico?
- Garantizado. Básicamente es arroz, que representa la consistencia. El color se lo confiere el chocolate, que interpreto como la recóndita oscuridad en el espíritu del artista, y finalmente los granos de maíz, que tienen función meramente decorativa y representan los artilugios con que se impactan los sentidos, aunque también sería válido verlos como chispazos de inspiración.
- ¿Y está a la venta?
- No, realmente no. No podría garantizar su adecuada conservación; me temo que es arte efímero, como tanta modernidad.

Algo incómoda, acaso sin saber qué reacción demostrar, la señora del tapado se aproximó, no sin prevenciones olfativas, a leer el nombre de la obra escrito con entendibles cursivas de marcador negro en el borde del bidet:

“León Ferrari, homenaje a su trayectoria”.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López