sábado, 5 de febrero de 2011

ACLARANDO TANTOS CON ARIEL ARDIT



NOBLEZA OBLIGA, UNA DISCUSIÓN EN LA QUE DOY LA DERECHA A ARIEL ARDIT


Uno de los placeres que mayor regocijo pueden dar al intelecto en el marco de algún debate es el de reconocerse equivocado. Sé que suena extraño, pues es de suponerse que si se entabla una discusión lo gratificante es convencer al otro, o al menos poder mantener la solidez de los argumentos propios. La cuestión se hace más cristalina si al entablar cualquier diálogo se tiene por regla la sincera búsqueda de la verdad, donde no se razona contra el otro sino junto al otro. Para mi felicidad, eso es algo que recientemente me ha ocurrido.

La cuestión tuvo su origen en el artículo titulado “La Academia Nacional del Tango debe echar a Néstor Cordero ”, en el que reclamo reacción -y todavía la espero-  frente a sus agraviantes dichos sobre Julio Sosa.  En esa nota, para distinguir lo que es agravio de una mera opinión, incluí el siguiente párrafo:

Por supuesto cualquiera, miembro o no de la Academia, puede decir que tal o cual le gusta o no. Ejemplifico en tiempo presente: a mí puede no satisfacerme la propuesta artística de Ariel Ardit, porque prefiero otras que considero más comprometidas con este tiempo como la de Hernán Castiello, pero nunca se me cruzaría por la cabeza decir que Ariel Ardit le hace mal al Tango. Al contrario, como desde mi humilde condición de ser tanguero del llano entiendo que la variedad enriquece, en mi novela "Dandy (una fábula de Tango)" lo menciono elogiosamente -como corresponde- cual referente del gusto de uno de los personajes”. 

Consecuentemente, Ariel Ardit me hizo saber de su inquietud por conocer qué deficiencias atribuía yo a su propuesta artística y a qué me refería cuando hablaba de compromiso con el presente, en especial porque lo contraponía con la propuesta de Cucuza Castiello y los dos incluyen en sus repertorios tangos viejos.

Respondí entonces argumentando que intento ser muy cuidadoso con las palabras; incluso cuando escribo en caliente como después de leer al "académico" insistiendo con lo de Sosa. Así, en el escrito hablaba de satisfacción, cosa subjetiva si las hay. De modo que, al decir que la propuesta de Ariel Ardit no me satisfacía de ningún modo intentaba desmerecerla. Al contrario. Lo cierto es que lo escucho, pero por el mismo placer de escucharlo, sentía que en su repertorio me faltaba algo, algo que, por ejemplo, en el caso de Cucuza se llama "Tibieza". Ciertamente ambos tienen tangos viejos en sus repertorios, y yo amo los tangos viejos (por eso cuando le dicen reaccionario a Ardit también me lo dicen a mí), pero lo que yo llamo compromiso con el presente es una mínima hendija a la creación de hoy. Hasta Carlos Lagos, un tradicionalista de los tangos del 40, me sorprendió un día con "Por eso y por mucho más". 

Insistiendo en mi postura, le dije a mi tocayo que entiendo necesario refrescar el pasado como él lo viene haciendo, pues yo celebro su iniciativa, los espacios ganados y la carrera que viene desarrollando. Pero (argumentaba) al margen de los elementos técnicos actuales le faltaba algo, porque el Tango necesita tanto desempolvar viejas partituras como poner otras nuevas sobre el atril. El compromiso con el Tango de Ariel Ardit, subrayaba empero, es absolutamente incuestionable. Lo que llamo compromiso con el presente es algo que traté de desarrollar en mi recitado "QUEREMOS TANGO, una letra", en cuyo video (de mayo del 2008) aparece la imagen de Ardit; lo cual demuestra mi aprecio por su obra. Así y todo (seguí sosteniendo) yo reclamo de Ariel Ardit que parte de su compromiso con el Tango sea expresarse en tiempo presente, no forzándose a un repertorio totalmente novedoso, pero sí una pizca, ese toque testimonial que termine de amalgamar la tarea valiosa que se propuso, y de paso taparles la boca a los que le tildan de arqueólogo (entre los que, sin mala leche, yo me incluía).

A esa altura del contrapunto, quedaba en claro que a mí tampoco me identifica lo nuevo por lo nuevo y sin bases sólidas.

A tenor de lo que luego argumentó Ariel Ardit, debo reconocer que, por decirlo suavemente, me tapó la boca, porque coincidiendo en que no se puede satisfacer a todo el mundo, esgrimió sus blasones. Primero dijo que lo nuevo no necesariamente es bueno, cosa en la que nunca hubo desacuerdo, y dicho eso disparó a quemarropa señalando que:

1.- Una de sus primeras grabaciones con la Orquesta El Arranque fue “Jazmín”, vals con letra y música de Ramiro Gallo, al cual estrenó e integra el disco "Cabulero".

2.- También estrenó “Ciudadano de Saavedra”, letra de César Rossi y música de Julio Pane, que integra el disco "Maestros" de la Orquesta El Arranque.

3.- Ya en su etapa solista en el disco Doble A (2006) grabó “Por la herida”, con letra Nacho Wisky y música de Jorge Giuliano, y el vals “Cuestión de Papel” con letra de Alicia Crest y música de Jorge Giuliano.

4.- En el disco "Arte Popular", de Ramiro Gallo con la Orquesta Arquetípica, Ariel Ardit interpreta 5 títulos modernos: "El invierno", "Milonga para la China", "Tu noche amarilla", "Girando" y "Ventanas", todos de Ramiro Gallo, 

Como bien me ha refregado por las narices, queda demostrado que Ariel Ardit siempre tuvo espacio para la actualidad, creyendo que el Tango no es ni nuevo ni viejo sino que lo bueno debe ir incorporándose armónica y paulatinamente al filón de lo que nunca perderá su vigencia. 

Cito textual la respuesta de Ariel Ardit a una pregunta mía, que me impresionó porque habla de su ética y convencimiento:

Si hoy mismo termina mi carrera durante muchos años me recordarían como un gran intérprete de esta generación, no es poco y también con un éxito como Mariposita, sí, es cierto no lo estrené ni es de mi autoría, pero lo canté en el mundo y desde hace 12 años se lo asocia conmigo, hay cantores que se pasan la vida cantando y no meten un éxito ni viejo, ni nuevo. Resumiendo, me preocupé y trabajé para estar donde estoy y haciendo y no de casualidad lo que hago, me gané un lugar muy importante en el medio y mi compromiso con la actualidad es mostrar lo que mucha gente se perdió de escuchar. Mi carrera recién comienza, la obra nueva llegará de a poco, pero llegará y lo haré de una manera que no genere conflicto, que la gente no se debata en la vejez de lo que canto sino en la calidad que tenga”.

Como no soy necio -o al menos intento no serlo- celebro cada vez que alguien me mata el punto, y ante la evidencia reconozco que esos argumentos son válidos. Solamente me resta sugerirle a Ariel Ardit que incorpore estos dichos a su estrategia comunicacional. Porque en realidad estamos de acuerdo sobre el fondo del asunto y si hemos tenido esta divergencia es que alguna falla hay en las formas de la comunicación (además de un evidente apresuramiento de mi lado, pues de forma imperdonable no he sido tan cuidadoso como pretendo). Por otra parte, las divergencias cuando se debaten respetuosamente suelen dar frutos positivos. Así las cosas, me place reconocer el error y corregir mi punto de vista sobre el compromiso con el presente de Ariel Ardit.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López 



 







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