domingo, 19 de julio de 2009

LAS PARADOJAS DEL PÉNDULO



Signo del envilecimiento de los tiempos actuales, Gabriel Reches comienza su reportaje a Juan Gelman, publicado hoy en la sección Cultura del diario Clarín, expresando que "Cada vez resulta más difícil presentar en pocas líneas a este escritor que desde hace 79 años vive intensamente". Y debe ser cierto, porque en las pocas líneas con que lo presenta omite toda referencia a la responsabilidad de Gelman en los años de plomo, cuando fue miembro de la organización terrorista Montoneros.

Es curioso que para los memoriosos de un solo hemisferio Juan Gelman sea "el poeta", o que Rodolfo Walsh haya sido simplemente "el periodista", ya que con la misma displicencia podrían decir que Adolfo Hitler fue "el pintor".

Ninguna pregunta sobre a cuántos jóvenes logró captar para integrar las filas de la guerrilla, ni cuantos de ellos murieron al servicio de la "orga" que llegó a considerarlo un traidor y hasta condenarlo a muerte.

Leía las palabras de Gelman como siempre lo leo, con la sonrisa que me brota del sarcasmo por el halo de hipocresía que hiede a su alrededor. Su poética vacía, ofrecida en la mano del progre mediante el marketing del sufrimiento, deja blanco sobre negro la paradoja del péndulo cuando un rato después leo en Revista Ñ que Arnold Kremer, o Luis Mattini según el que fuera su nombre de guerra en el ERP, al recordar el enfrentamiento de Villa Martelli en que murieron el Capitán del Ejército Argentino Juan Carlos Leonetti y el Comandante del ERP Roberto Santucho, dice esta impactante frase: "Es extraño como el Ejército jamás homenajeó a quienes llevaron a cabo una de las batallas más importantes contra la guerrilla".

Como una prueba más de la forma en que se manipula y tergiversa la historia, mientras Kremer correctamente refiere esa acción bélica como tal, el periodista Horacio Bilbao habla del "asesinato de Roberto Santucho". Afirmar que Santucho fue asesinado implica calificar de asesino a Leonetti, lo que además de ser falso es una bajeza intelectual de fuste, porque ese 19 de Julio de 1976 no hubo asesinos ni asesinados, sencillamente una escaramuza de combate entre dos unidades de ejércitos en guerra.

El péndulo ha llegado a tal extremo de inequidad en cuanto a la memoria, que hasta el enemigo de ayer termina reclamando se rindan los merecidos honores a quienes los combatieron.

Estas cosas: únicamente en la República Argentina, país maravilloso que sorprendería al mismísimo Marco Polo.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López


jueves, 16 de julio de 2009

HONDURAS: UNA MIRADA ARGENTINA



El Dr. Isidoro Ruiz Moreno sostiene que, frente a la Revolución Libertadora de 1955, el Presidente Juán Domingo Perón eligió huir en la cañonera paraguaya en lugar de presentar batalla porque, a su entender, básicamente era un cobarde. A contrario de esa opinión, creo que la supuesta cobardía de Perón poco o nada tuvo que ver con esa decisión. Estoy seguro que hay otro factor preponderante que tiene que ver con la visión del estadista, y desde esa óptica Perón tuvo la decencia de evitarle al país entrar en una guerra civil de las que sólo pueden arrojar un final a lo Pirro.

De tal suerte resulta un interesante ejercicio de política ficción pensar como sería nuestro presente si la República Argentina se hubiera masacrado en un abierto enfrentamiento entre peronistas y antiperonistas a lo largo de un par de años, vaciando de una vez nuestras viejas ansias de fratricidio -que a la larga se dieron con gotero- en el clásico molde de lo que fue la Guerra Civil Española.

Pienso en esto a raíz de la situación por la que hoy atraviesa Honduras, y desde las memoriosas brumas de la historia argentina alcanzo a ver, en el terrible año de 1829, año de desencuentros, cuando el General Don José de San Martín vio frustrado su regreso a la Patria por el estado de conmoción en que se encontraba el país. Unos meses antes el General Juan Galo Lavalle había fusilado al Coronel Manuel Dorrego, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires contra el que se había alzado en armas venciéndolo en el Combate de Navarro. Contra lo que pudo suponer Lavalle aquella muerte, que pesó en su conciencia hasta el final de sus días, no cerró la puerta al despotismo y las arbitrariedades sino todo lo contrario. De allí que, intentando encontrar una salida superadora enviara emisarios a Montevideo para entrevistarse con el General San Martín reclamándole que asumiera el gobierno del convulsionado país. El Libertador juzgando la realidad, es decir los hechos antes que las intenciones, consideró inviable el plan ideado por el León de Riobamba, y así se lo hizo saber en una carta fechada el 14 de Abril de 1829, en la que aconsejaba lo siguiente:

  • "Sin otro derecho que el de haber sido su compañero de armas, permítame Ud., general, que le haga una sola reflexión, a saber, que aunque los hombres en general juzgan de lo pasado según la verdadera justicia, y de lo presente según sus intereses, la situación en que Ud. se halla, una sola víctima que pueda economizar a su país, le servirá de un consuelo inalterable, sea cual fuere el resultado de la contienda en que se halla Ud. empeñado, porque esta satisfacción no depende de los demás, sino de uno mismo".
Palabras sabias de un hombre sin ambiciones personales.

Al leer que el depuesto Presidente Manuel Zelaya llamaba desde Guatemala a que sus partidarios permanezcan en las calles, fomentando el estado de insurrección contra el Gobierno de Roberto Micheletti, y que el Presidente de Ecuador Rafael Correa -a tono con las amenazas de Hugo Chávez- instaba a los militares de Honduras a la desobediencia, inmediatamente me pregunté que tanto son capaces de abarcar con sus miradas estos dos actores del conflicto.

Digo: las elecciones son en Noviembre. Y si bien sacar a Zelaya del país a punta de pistola y en pijamas es propio de alguna comedia de enredos ambientada en una republiqueta bananera, también es cierto que el Ejecutivo es sólo una de las tres funciones del Poder, y que en este caso tanto el Legislativo como el Judicial avalaron el desplazamiento del hombre con el sombrero de cowboy. Frente a la crisis institucional que vive Honduras, el bien a tutelar es la democracia cuya salvaguarda depende de que el pueblo logre ejercer su rol de soberano acudiendo a las urnas.

El camino de la insurrección suele empujar gente al atajo de la violencia, y cualquier escenario de caos amenaza la salida racional de la crisis que es a través de las elecciones. Pero Zelaya no es Perón, ni Chávez es San Martín. Si Zelaya pudiera ver más allá de sus narices no entorpecería el camino a las urnas, donde tiene la chance de lograr (acaso eligiendo su Cámpora) el respaldo del pueblo y la continuidad de su proyecto. Sería positivo para Honduras que el depuesto Presidente, en lugar de exigir su restitución a los miembros de la OEA, reclamara lo factible, esto es la presencia de veedores internacionales para garantizar la limpieza del comicio.

Esa es la salida más rápida, limpia y que menos dolor le signficará al sufrido pueblo hondureño. Espero que tanto Micheletti como Zelaya y los demás involucrados en esta encrucijada entiendan aquel gesto de Perón y aquellas palabras de San Martín.



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López


domingo, 12 de julio de 2009

TIGRE MC LAREN: UNA SIMPLE HISTORIA DE AMOR.



Hay un momento de profunda perplejidad en la vida del escultor. Es aquel instante en que, a punto de culminar su obra, comprende que con el último golpe de cincel se irá de sus manos para siempre. El artista no sabe de encargos, se involucra dejando parte del espíritu en la búsqueda de la perfección. Tigre Mc Laren, arrinconado en la soledad trasnochada de su atelier, entiende que resta ese toque detallista y fatal sobre el mármol; entonces aquella historia de amor, en la que sólo ha sido tercero tardío, lo dejará extrañamente herido.

Cantando vivencias, la voz de Nora Bilous le miente en “Dejo” que es posible cerrar heridas de lo que alguna vez soñó en los brazos del amor que no supo cuidar. La escucha entre el dolor y el deleite, sintiendo que le llena el paladar con la suave aspereza de un té de jazmín. Es suya esa manía de asociar las buenas voces con texturas de infusiones. Por eso el hervor del agua, el saquito y la taza antes de colgar la vista a través de la ventana en la infinitud del cosmos, tan jodidamente parecida a ese vacío en su interior.

Apenas menos que incipiente el resplandor del alba sobre la línea del horizonte delata que la marcha del tiempo no se ha detenido porque la mano niegue su trabajo al martillo y el cincel. Quisiera Tigre que la noche resistiera más. Tozudamente inmóvil, a punto de soltar una pesada lágrima, sus ojos parecen pedir consejo a las estrellas. Pero al irse apagando en suave tintinear es como si le esquivaran la mirada, sabiamente resignadas ante lo inevitable, saben desde siempre que el destino es el que manda y que las cosas son así. Acaso, como deben ser.

El rostro emergió del mármol con inaudita fuerza vital y frescura de eterna juventud. Por la potencia contagiosa del amor, Tigre, que nunca la conoció, fue entendiendo la luz en los ojos del hombre cuando al hacer el encargo y mostrarle las fotos le habló de la sonrisa enorme, los cabellos ondulados nunca ordenados, la piel blanca, los ojos volcánicos aunque pacificadores, la imperceptible irregularidad en el hueso de la nariz –que sólo ella notaba e insistía en evidenciar ante su amado haciéndole pasar el dedo por allí-, y el todo de sus facciones enmarcado en el óvalo delicado, acorde con la elegancia de los modos. Dueña del garbo y ese pelo, recurrentemente el pelo rozando los labios, cayendo sobre las pestañas, obligando a sus manos a pasar miles de veces por la frente y las mejillas en lucha de efímeras victorias e incontables fracasos por arrimarlos al orden.

El hombre reía con envidiable felicidad al mostrarle una vieja cinta sin sonido en la que ella, caminando por la ventosa rambla de Mar del Plata, parecía a punto de desesperar con los caprichos de la cabellera. Al final, con gesto de fastidio y resignación, ensayaba un puchero comprador dejando la cabellera a merced del viento. Tigre también rió.

- Su pelo era de seda, muy fino pero fuerte, -explicó el hombre- imposible de peinar, lo tenía tan suave que por más que se pusiera un lazo se liberaba y le caía sobre la cara. A mí me encantaba que las puntas le tocaran los labios.

Casi 60 años de feliz matrimonio.

- Nos casamos muy jóvenes y con la oposición de nuestras respectivas familias. Así visto deber ser una de las pocas locuras que hice en mi vida. Bah, una locura en el juicio de los demás. Yo nunca tuve ninguna duda. El amor no tiene dudas.

La luna de miel fue en la Europa de posguerra; con demasiadas ruinas nuevas entre las que, empecinadas por la tradición de viejas estirpes, reverdecían margaritas y esperanzas.

- Estábamos ahí, tomados de las manos, viendo espantados en un atardecer de otoño lo que quedaba de aquella calle destruida por las bombas y combates con tanques. De repente su mano se puso fría y me abrazó llorando. Mucho tiempo después volvió a abrazarme así, tres veces: La primera fue por una bomba que estalló cerca de donde tuvimos nuestro primer hogar, no podía creer que estallaran bombas en Buenos Aires. La segunda cuando estuvimos a punto de entrar en guerra con Chile y el menor de nuestros hijos, que hacía la conscripción como médico, fue movilizado a la cordillera. La tercera fue cuando Malvinas, nuestro ahijado peleó en Tumbledown y volvió condecorado con un plomo inglés incrustado en el hombro.

De aquel largo viaje de enamorados, iniciático en todos los sentidos y nunca superado por ninguno de otros muchos viajes, trajeron un curioso souvenir del paso por Carrara.

- Yo le preguntaba: “¿Para qué querés ese cascote?”, y ella decía que Miguel Ángel hubiera podido usarlo. “Sí, pero no lo usó”, respondía yo.

Y Tigre Mc Laren tuvo el extraño privilegio.

- La única condición es que no use herramientas modernas. Todo debe ser tallado a pulso. ¿Puede usted hacerlo Sr. Mc Laren?
- Puedo intentarlo.

Desde que le fue encomendado ese trozo de mármol ha soñado recurrentemente con el gran Michelángelo. Un buen truco de la mente queriendo escapar a la extenuación de renunciar a su tiempo y dar contornos a la materia frágil igual que en siglos pasados. Trabajar sin margen para el mínimo error, obligarse a la perfección, es empresa que devora energías y las renueva en pasión. ¿Qué mayor tranquilidad que el maestro de maestros diciéndole que lo lleva bien? La obsesión del escultor reduce el universo al espíritu de la piedra. En sus sueños, el genio que de crío fue amamantado por la esposa de un picapedrero alzaba en sus manos el mármol y le mostraba secretos y trampas en el lado por el cual comenzó Tigre a liberar las formas del bello rostro.

- ¿Qué nombre le pondrás? –preguntó Michelángelo en uno de los últimos sueños.
- El nombre de ella, claro.
- No. No el nombre que le fue impuesto. ¿Con qué nombre la recordarás tú?
- ¿Yo?
- Sí. Dime Tigre: ¿Quién es a quien van tallando tu corazón y tus manos?

Tigre, despertando violentamente se sentó en el borde de la cama. Cinco de la tarde que no eran fin de siesta, apenas dormir desde que cayó rendido, y las historias de amor se cruzan, entrelazan y parten. Se aproximó al mármol descalzo y cauteloso, compelido a cerciorarse de estar tallando a la mujer correcta. Así era, y como si hiciera falta respiró aliviado al buscar la confirmación en las fotos. La duda, aunque somnolienta, bastaba para demostrar el fracaso de querer olvidar.

- Sólo es “La esfinge amada”, Maestro, y así voy a llamarla sin importar como la llamen los demás.

Y ahora, en tanto Nora lo engatuza en tangos con la ilusión de un mañana sin melancolía, se inventa el valor de darse otra oportunidad.

Resta el tan temido último toque, aquel que lo dejará otra vez en soledad. La siniestra en el cincel, la otra en el martillo, y esa lágrima en el mármol.

- Es perfecta -reconoce al verla terminada.

Justo antes de decirse:

- Se fue Tigre, ella también se fue de tus manos.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López

jueves, 2 de julio de 2009

EL AMOR EN TIEMPOS DE PANDEMIA




Alguna vez, asma mediante, estuve internado con mascarilla de oxígeno y la incertidumbre del mañana. Hoy, hace un rato, la realidad que nos toca compartir me traía saturado de paranoias. Aunque tratemos de tomarlo con responsabilidad y calma, en el regreso a casa cualquier estornudo levanta sospechas ante los ojos del tren. Ya no hay actividad en los colegios ni en los clubes, en la era del barbijo nuestro modo de vida habitual se encuentra bajo ataque y entonces es menester refugiarse más allá de las paredes en aquellas cosas que le dan sentido a todo. Así que al cerrar la puerta tras de mí, abracé a la mujer de la que vivo enamorado y cantándole al oído con ritmo de vals bailamos... Que al fin y al cabo la vida es hoy.



GENE & CYD

(Un vals para mi amor)


Hablan tus labios sin hablar,
muerdo los míos por callar,
pero mi mente grita más,
y aunque soy yo dejo de ser
yendo en recuerdos para ver
correr las cintas otra vez.

Con la torpeza de mi pies,
seré Gene Kelly en tu reír,
y vos serás mi Cyd Charisse
al contraluz del ventanal
bailando sólo porque sí
en la conciencia de soñar.

Bailar descalzos sobre el mar…
La música en el corazón,
tan simple es la felicidad
no sé qué quieren inventar
cuando cuestionan al amor
y lo complican por demás.

El tiempo pasa alrededor
nunca para nosotros dos,
somos las flores de Pink Floyd,
pasión de Tango sin dolor,
y en la alegría de girar
hasta mis pies pueden bailar.

Seré Gene Kelly en tu reír,
y vos serás mi Cyd Charisse,
bailando sólo porque sí,
porque Gene y porque Cyd.



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López.
(Vicente López se escribe sin "K")

miércoles, 1 de julio de 2009

EL DILEMA HONDURAS




Tan contundente ha sido la respuesta de la ONU y la OEA frente a la crisis política de Honduras que no puedo resistir la tentación de preguntarme si aquello que ha generado un consenso cerrado y evidente por parte de la comunidad internacional, es decir que la defensa de la democracia pasa por la restitución al cargo del -destituido por el Congreso- Presidente Manuel Zelaya, realmente sea lo que parece ser. Y esto por estar prevenido que en el ánimo de los teóricos marxistas siempre está presente la idea de ahorcar a los burgueses con las sogas que los propios burgueses venden, vale decir, ahogar a las democracias apropiándose del discurso democrático y desvirtuando las herramientas propias de la democracia. Venezuela es un claro ejemplo de ello.

Por cierto, no puede tomarse muy seriamente a la OEA. Nadie lo hace. El rápido pronunciamiento contra el Congreso y la Corte Suprema de Justicia de Honduras contrasta con la marcada tolerancia frente a la perpetuación de la dictadura comunista en Cuba. Recientemente el castrismo, por aquello de que es “una cosa tan fea la OEA”, se ha dado el gusto de ver al patético organismo regional irle al pie para mojarle la oreja al rechazar de plano su integración al mismo.

Tampoco puede indicar el rumbo acorde con la corrección la postura de Estados Unidos, cuya política exterior se caracteriza por el desacierto permanente y no querer entender lo que sucede en la región.

Uno de los males que afecta al desarrollo democrático en los países latinoamericanos es la tendencia al caudillismo y la obsesión de los mandatarios por acceder a reelecciones indefinidas; ya sean de izquierda como Chávez o de derecha como Uribe las ambiciones personalistas debilitan el afianzamiento de los sistemas democráticos donde la alternancia en el poder contribuye a la vitalidad del espíritu republicano. En los afanes reeleccionistas se consumen energías que deberían volcarse a la gestión, porque es dando prioridad a la resolución concreta de los muchos problemas que afectan a la calidad de vida de nuestros países, y creando consensos para la continuidad de políticas de Estado como se fortalece la democracia. Uruguay, como Chile, son países donde esto parece estar claro.

Fue esa necesidad egocéntrica de atornillar el traste al sillón presidencial la que desató el conflicto de poderes en Honduras. Esa tozudez del Presidente Zelaya al querer forzar los limites constitucionales y confrontar con las decisiones de la Corte Suprema de Justicia no puede ser obviada a la hora de decidir que pasos dar en apoyo de la democracia. La reacción de la ONU ha sido tan apurada como superficial, y por ver el árbol, que viene a ser Zelaya, no se ve el bosque, que es el complejo de las instituciones que conforman la realidad constitucional en el país de José Cecilio Del Valle.

No creo que Hugo Chávez, ni Raúl Castro, ni Evo Morales, ni Rafael Correa, ni Daniel Ortega, quieran democracia en Honduras, sería estúpidamente ingenuo suponer que estos populistas de la retrógrada ola izquierdista, a la que pretendía integrarse Zelaya, tengan por meta consolidar republicas. Y el colmo de la estupidez sería generar un clima hostil contra la pequeña Honduras que sirva de guiño para que el demagogo venezolano cumpla su bravata de intervención militar.

Alguna vez el Dr. Raúl Alfonsín dijo que los problemas de la democracia se resuelven con más democracia, y esa debe ser la premisa con la cual atender a la crisis de Honduras. La ONU, antes que bregar por restituir a Zelaya, debería contribuir para que las elecciones de Noviembre se lleven a cabo con la mayor tranquilidad posible, sin proscripciones y con transparencia, de modo que sean los propios hondureños quienes resuelvan la encrucijada al decidir su destino.

Civilización o barbarie, esa sigue siendo la cuestión.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López.