viernes, 30 de agosto de 2024

ARGENTINA COMO SANTUARIO DE TERRORISTAS




A lo largo del régimen kirchnerista argentina se convirtió en santuario para terroristas y no por casualidad sino por la voluntad del presidente Kirchner y los dos Fernández.

Vale citar un par de ejemplos y ensayar una reflexión:

El recientemente detenido Leonardo Bertulazzi, 72 años, terrorista de las Brigadas Rojas (partícipe secuestros y muertes como las del primer ministro italiano Aldo Moro), gozaba en Argentina del estatus de "refugiado político" desde el año 2004.

Constituye una tan grotesca como reveladora  paradoja que al mismo tiempo que se iniciaba la persecución inconstitucional de los militares argentinos que vencieron al terrorismo castrista, Argentina comenzara a servir de refugio para terroristas internacionales.

El caso de las Brigadas Rojas es particularmente significativo porque quienes, con el diario del lunes, critican a los militares argentinos lo citan como ejemplo de que se podía combatir al terrorismo con la ley en la mano. Ciertamente un argumento falaz y tramposo.

Las Brigadas Rojas fueron un grupo menor, casi insignificante comparado con la dimensión enorme que alcanzaron en Argentina el ERP y Montoneros, por ende no tenían mayor penetración social, no atacaban cuarteles, no copaban ciudades, ni establecieron focos guerrilleros. 

Tampoco obtuvieron las BR una amnistía como la que gozaron en 1973 el ERP y Montoneros. Y si bien las BR secuestraron a un juez, Mario Sossi, no lo mataron como si hizo el ERP luego de la amnistía asesinando al Juez Quiroga (quien los había condenado con la ley en la mano) para que los demás jueces ya no se atrevieran a juzgarlos.

En aquella década de los 70's BR compartía con ERP y Montoneros el mismo absoluto desprecio por la democracia y la determinación de matar para obtener el poder por la vía del terror. Pero las BR nunca fueron más que un problema policial, ERP y Montoneros alcanzaron dimensión militar.

Por lo tanto, distintas las circunstancias, los métodos para combatir a una y otros no podían ser los mismos.

Desde el 2004 el terrorista Bertulazzi vivió protegido del castigo penal italiano al amparo de una Argentina subvertida.  

Mientras cientos de militares iban presos del más alevoso prevaricato de la historia judicial argentina, como un corolario de la Ley de Corbat, según la cual: "Un país que condena de manera implacable y sin posibilidad de perdón a sus defensores entrega su futuro al enemigo", Argentina albergó terroristas de toda clase.

El punto más obsceno de la voluntad de ser santuario de terroristas, sin duda se expuso en las repugnantes negociaciones del Pacto con Irán para dejar en vía muerta los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA.

Los nombres de Cristina Fernández, Héctor Timerman, Andrés Larroque, Luis D'Elía y Fernando Esteche, entre otros, muestran a la política devenida lumpenaje para corroer la voluntad de ser y prevalecer de la Nación Argentina, que es el objetivo de toda acción terrorista.

Pero el Pacto con Irán no fue el único caso en el que se demostró la descarada intención de hacer de Argentina un santuario para terroristas. 

Porque no menos grave es que se haya apañado a una organización terrorista paraguaya por reclutar niños argentinos como carne de cañón.

Tal como denunciamos en su momento a través de Bloque Constitucional, desde la Embajada de Cuba en Argentina se dirigen distintas acciones para interferir en asuntos internos de nuestro país, incluyendo el adoctrinamiento marxista de niños argentinos bajo pretexto de ayuda humanitaria. 

Nada hizo en su momento el gobierno del Presidente Macri ante esa denuncia debidamente fundada que se presentó a Cancillería. Con asombro pero sin acciones concretas la sociedad vio que en Chaco, por gracia de Emerenciano Sena y las autoridades provinciales, flameaba la bandera cubana sobre una escuela. Después vendría el Caso Cecilia.

Sobre ese contexto de adoctrinamiento impune, afín al adoctrinamiento pro madres de Plaza de Mayo sostenido en el sistema educativo desde jardín de infantes, ocurrió que en septiembre de 2020 dos niñas argentinas cayeron muertas en Paraguay durante un enfrentamiento.

Las niñas, llevadas por familiares a un campamento en  Paraguay de la organización terrorista "Ejército Paraguayo del Pueblo" resultaron muertas en una operación contraterrorista del Ejército del Paraguay.

La reacción del gobierno de Alberto de la Fernández fue miserable.

En lugar de preocuparse porque terroristas estaban usando nuestro territorio como santuario y reclutando niños argentinos como "soldados", la Cancillería emitió un comunicado vergonzoso que daba por cierta la versión de los terroristas y cuestionaba al gobierno paraguayo.

Luego está la cuestión del terrorismo mapuche, al cual el gobierno kirchnerista no sólo facilitó medios logísticos sino que, con Sabina Fredericc ministro de Seguridad, llegó al punto absurdo de denunciar penalmente a vecinos de Mascardi que pedían poner fin a esos delitos.

Podría extenderme mucho más en describir como el kirchnerismo hizo de Argentina un santuario para terroristas y largo sería listar terroristas que fueron funcionarios a lo largo de sus dos décadas infames.

Como síntesis, repito abreviada la Ley de Corbat:

"UN PAÍS QUE CONDENA A SUS DEFENSORES ENTREGA SU FUTURO AL ENEMIGO".


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.