sábado, 14 de septiembre de 2024

LA MISERABLE Y ENGAÑOSA MORALINA DE MARTÍN BALZA




Leo, con asco, el artículo de opinión escrito por Martín Balza que publica Perfil bajo el título: "Crímenes y delitos para hacer el bien".

Principia Balza por calificar de ignorantes, agresivos y fanáticos a diputados y políticos que, según su rebuscada y kirchnerista interpretación, reivindican a generales del Proceso de Reorganización Nacional. 

E inmediatamente aclara Balza (como si falta hiciera) que no es de su interés recordar los crímenes del terrorismo castrista, sino seguir machacando sobre la criminalidad de las Fuerzas Armadas y particularmente del Ejército Argentino.

Lo divertido del artículo es leer el párrafo de su diatriba contra el General Jorge Rafael Videla, porque el 26 de Mayo de 1989 lejos de repudiar al dictador le escribía para felicitarlo por el Día del Ejército agradeciéndole "que tanto diera por el engrandecimiento y profesionalización" de la institución. Y de su puño y letra finalizaba: "Hasta siempre mi General". 

Pero hay más. Tal como se puede leer en otra nota de Perfil Balza también le escribió a Videla el 20 de diciembre de 1989, para las fiestas navideñas, como subjefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Y allí, el Balza del que el Balza de hoy no se acuerda, escribió: “A nadie escapa ya que los tiempos de la historia han comenzado a reubicar los hechos, iluminando la verdad que algunos intentaron colocar bajo un cono de sombra tan falso como poco creíble”. Y por si ello no fuera lo suficientemente claro, escribió esta joyita de chupada de medias: “La conjunción de estas fiestas navideñas y el brillo de una gesta heroica que empieza a adquirir su real dimensión a pesar de las falacias, debe ser interpretado con la Fe y la Esperanza del que contempla un nuevo amanecer”. Hermoso y poético. 

Una pena que Balza no recuerde el delicado trazo de su pluma, pero entendamos que, a veces, los poetas se guían por la inspiración del momento y embriagados por las musas olvidan lo escrito.

Conforme al relato kirchnerista, intenta el embajador del régimen hacer pasar como justicia a la farsa de los llamados "juicios de lesa", que son en rigor de verdad un prevaricato sistematizado.

Desde el 2003, con esos inconstitucionales "juicios de lesa" impulsados como pantalla para la corrupción kirchnerista, el Poder Judicial se deshonra abandonando la lógica jurídica por el capricho político.

Ante el esfuerzo que muchos, cada vez más, venimos haciendo por dejar expuesto que lo que se ha vendido como un "logro" de los tribunales argentinos en materia de Derechos Humanos, no es otra cosa que infame prevaricato sistematizado, tan evidente que ya no hay manera de disimularlo, todos aquellos que son cómplices del prevaricato y los que de alguna forma se han visto beneficiados con negociados tales como la estafa con los desaparecidos o prebendas asociadas a lo mismo, están desesperados por silenciarnos.

Es la razón por la que Balza, termina su artículo con una hipocresía antológica diciendo que reconocer a los presos políticos como tales, "afectaría el prestigio y la credibilidad argentina ante el mundo, y estaríamos –como Cuba, Nicaragua y Venezuela– ante la negación existencial del sistema republicano y el respeto por los derechos humanos". 


MENSAJE PERSONAL A MARTIN BALZA:

Según su miserable y engañosa moralina, el Capitán Juan Carlos Leonetti no sería un Héroe de Guerra, sino un terrorista de Estado que allanó de manera ilegal el departamento en el que moraba el jefe del Ejército Rervolucionario del Pueblo (ERP) Mario Roberto Santucho. Y hoy estaría preso de no haber muerto en cumplimiento del deber.

Según su miserable y engañosa moralina, el entonces Subteniente Emilio Morello, por citar un caso particular entre tantos otros oficiales y suboficiales jóvenes,  debe pudrirse en la cárcel por no cuestionar las órdenes de sus superiores. ¿Con qué autoridad moral pretende que olvidemos a nuestros soldados en las cárceles? En 1989 usted todavía sobaba las medias de Videla, ¿acaso si en 1976 Videla lo hubiera destinado a atacar posiciones del ERP o de Montoneros le hubiera pedido usted la orden del juez? Pues no. Nadie lo hizo, nadie lo hubiera hecho, porque era absurdo hacerlo. Más allá de la estampita de puritano en la que pretende verse, usted hubiera obedecido como se obedece en toda guerra. Especialmente en las que se viven como "una gesta heroica". 

Según su miserable y engañosa moralina, no somos Cuba, ni Nicaragua, ni Venezuela, porque tenemos jueces que juzgan y condenan militares. ¿Cómo puede usted ser tan hipócrita? No somos ni seremos ninguna de esas dictaduras porque nuestras Fuerzas Armadas vencieron al terrorismo castrista. Y tan apabullante fue la victoria, que ni siquiera 20 años de kirchnerismo lograron que el enemigo consiguiera por medios políticos lo que no obtuvo por las armas.

Según su miserable y engañosa moralina, es condenable haber defendido la Patria venciendo en la "Guerra Revolucionaria" (Guerra Sucia, la llamo yo) declarada por enemigos que aspiraban a exterminar para siempre el estilo de vida argentino definido por los constituyentes de 1853/60. 

Usted, con su miserable y engañosa moralina, pasó de hacer una autocrítica necesaria a ser funcional al enemigo. Y de ser funcional al enemigo a aliarse con el enemigo para mantener prisioneros a sus otrora camaradas.

Su miserable y engañosa moralina, habrá de cobrársela la historia:

No tengo dudas que el Capitán Juan Carlos Leonetti siempre será recordado por la Patria y el Ejército Argentino como un Héroe de Guerra. De esa guerra que usted niega.

A usted, en cambio, nadie le negará sus méritos en Malvinas, sin embargo sobre ello, habrá una palabra que, dadas sus inconsistencias históricas, lo acompañará mientras dure su recuerdo: traidor. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

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miércoles, 11 de septiembre de 2024

LA ENCRUCIJADA DE JAVIER MILEI: INSTITUCIONALIDAD O SOMBRA



Una característica observable en las discusiones políticas que se desatan en la red social X (Twitter) es la prevalencia de cierta intolerancia preestablecida para la defensa de intereses políticos. La lógica amigo/enemigo, que el kirchnerismo exacerbó hasta el hartazgo en Argentina, acaso tenga en X como foro político su más desatado esplendor. Y en ese contexto la búsqueda de la verdad se convierte en la adopción individual de una ética a contracorriente.

Por supuesto, no promuevo ninguna reglamentación "buenista" como proponen los que diciéndose democráticos quieren uniformar opiniones y pensamientos por la vía de la censura. Aplica de pleno a X el claro concepto liberal del "laissez faire, laissez passer" (dejar hacer, dejar pasar). 

Lo que sí promuevo es ganar la batalla cultural. ¿Y cuál es el objetivo de la batalla cultural? Pues, en apretada síntesis, que la búsqueda de la verdad, el análisis objetivo de hechos y situaciones, el 2+2=4 que el totalitarismo y la progresía quiere 3 o 5, deje de ser una ética a contracorriente para ser lo corriente. 

Ganar la batalla cultural requiere no convertir en nuestro todo aquello que aborrecimos en la resistencia al régimen, como la mentira, la obsecuencia, el engaño, la intolerancia, la falsificación de la historia, el robo, el mal gusto y un largo etcétera. O para englobar todo en un concepto de George Orwell: que la verdad no sea 2+2=4 sino lo que el partido diga que es la verdad.

Y observo, con preocupación, situaciones en las que muchos de los nuestros asumen conductas que lejos de diferenciarlos los asemejan al enemigo. 

Una de esas situaciones es el debate abierto por Eduardo Feinmann al informar que el cuadro gastrointestinal que llevó a la internación del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se debió al estrés de disputas internas en el gobierno que lo enfrentan con el asesor presidencial Santiago Caputo.

La virulenta reacción de algunos tuiteros oficialistas no apuntó a desmentir la veracidad de esa información, sino que, directamente, como si la verdad o falsedad de lo informado diera igual, se concentraron en calificar de "ensobrado" al periodista, dando por sentado que por difundir ese trascendido estaba operando para algún interés oculto o no tan oculto. En el afán por descalificar no faltó el revisionismo histórico para recordar el rol que Feinmann, con Daniel Hadad y Antonio Laje, tuvieron desde lo mediático en la caída de De la Rúa, olvidando tal vez que De la Rúa se tropezaba sin necesidad que nadie le ponga el pie. Era aquella coalición una armada Brancaleone, pero sin gracia, con Chacho Álvarez en la vicepresidencia y Antonito De la Rúa jugando al monje negro con el grupo sushi. A De la Rúa no lo voltearon los periodistas que lo zamarreaban a diario, ni Tinelli, ni siquiera Alfonsín con Duhalde aunque le dieran el empujón final. A De la Rúa lo voltearon los suyos, pues nunca tuvo la claridad mental para entender lo que realmente estaba pasando. Y ni hablar del desastre que hicieron en la SIDE con Fernando De Santibáñez y Darío Richarte, yéndolas de reformistas sin tener otro plan que el desprecio por la actividad de Inteligencia (me consta personalmente).

El pasado siempre deja lecciones. De aquel escenario podrían extraerse unas cuantas luces de alarma para este gobierno, porque las comparaciones aparecen por sí solas aunque sean periodistas quienes dejen trascender que para algunos funcionarios Santiago Caputo es como Antonito De la Rúa.

Hay estupidez y contradicción moral en quienes siempre que un periodista de algún modo les desagrada lo acusan de ensobrado o mercenario. No niego que los hay. Pero en general expresan lo que piensan.

Acaso valga recordar aquello de que el ladrón cree a todos de su misma condición... Esa mirada que supone corruptos a todos quizá sea la mayor victoria del kirchnerismo, porque es lo que se necesita instalar para convertir las leyes de un país en la ley del gallinero.

Por supuesto no estoy diciendo que si un periodista dice algo deba darse por verdad, el propio Feinmann miente como idiota útil cuando llama "genocidas" a los vencedores del terrorismo castrista. Objetivamente es mentir llamar "genocidas" a quienes no perpetraron ningún genocidio, pero porque Feinmann repita esa idiotez no lo supongo "ensobrado", asumo en cambio que dice lo que piensa y piensa como progre. 

Pero el punto de este artículo es otro. Lo que abrió Feinmann a partir del conflicto Francos / Caputo es esencialmente un interrogante sobre la capacidad del Presidente Javier Milei para armar equipos. Puntualmente la pregunta a responder es simple: dado el marco institucional republicano dispuesto por la Constitución Nacional,  ¿es aceptable que un asesor presidencial tenga mayor influencia general que el Jefe de Gabinete en las decisiones del Presidente?

Para responder ese interrogante estimo conveniente partir de la lógica definición de roles formulada por Francos en estos términos: "Claramente yo cumplo un rol constitucional que está establecido en el Artículo 101 de la Constitución Nacional. Santiago Caputo, que en este caso es la otra persona que mencionó el vocero presidencial, es una asesor de confianza del Presidente y como tal el Presidente lo escucha y es razonable. Muchas veces el Presidente ha dicho que el Triángulo de Hierro lo conforman Santiago Caputo, su hermana y él. Pero a mí el Presidente me designó porque tiene confianza en que puedo ejercer este rol de Jefe de Gabinete y cumplir con esa función constitucional. 

Una primera observación a tener en cuenta es que hasta hace muy poco el Triangulo de Hierro era una mesa chica de cuatro lados que incluía al anterior Jefe de Gabinete Nicolás Posse. La salida de Posse reveló fricciones en el núcleo de mayor confianza del Presidente. Lo que implica una deficiencia de Milei para elegir personal al que delegar funciones esenciales. Es dable recordar, además, que en la primera parte de la campaña electoral, antes que el balotaje impusiera la necesidad de acordar con Juntos por el Cambio, Milei había hecho público que asignaba a Victoria Villarruel los temas de Defensa y Seguridad. El traslado llave en mano de la responsabilidad de esos ministerios a Petri y Bullrich, entendible en términos de suma política, no fue compensado a la Vicepresidente con una mayor cercanía de parte de Milei. 

Luego la bochornosa fragmentación generada en el bloque de diputados de La Libertad Avanza a partir de la visita a la cárcel de algunos diputados a militares que combatieron contra el terrorismo castrista, dejó al descubierto, además de la miseria intelectual de la diputada Arrieta, unas contradicciones de pensar y obrar que serían impensables bajo una clara conducción política.  

Si las listas de diputados son prueba de la mala selección de personal, que puede justificarse en la desprolijidad propia de un armado político que surgió de manera repentina alrededor del fenómeno Milei, el bochornoso espectáculo de haberse lanzado unos contra otros, más allá de ser la consecuente desprolijidad de aquel armado apresurado, muestra que la conducción política no es una de las virtudes del Presidente.

Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", si pudiera tomar de la historia tres asesores para que el Presidente Milei escuchara en estas circunstancias, esos asesores serían el General Sun Tzu, el Presidente Roque Sáenz Peña y el Presidente Julio Argentino Roca.

Es imaginable, que si fuera el caso, Sun Tzu le compartiría alguna de las enseñanzas del Arte de la Guerra que podría surgir de este párrafo tomado al azar: 

"Como norma general, para poder vencer al enemigo, todo el mando militar debe tener una sola intención y todas las fuerzas militares deben cooperar. Cuando los generales son débiles y carecen de autoridad, cuando las órdenes no son claras, cuando oficiales y soldados no tienen solidez y las formaciones son anárquicas, se produce revuelta. Los generales que son derrotados son aquellos que son incapaces de calibrar a los adversarios, entran en combate con fuerzas superiores en número o mejor equipadas, y no seleccionan a sus tropas según los niveles de preparación de la mismas. Si empleas soldados sin seleccionar a los preparados de los no preparados, a los arrojados de los timoratos, te estás buscando tu propia derrota".

Reemplácese "militar" por "político", "generales" por "ministros", "oficiales" y "soldados" por "funcionarios", y tendrá el Presidente una milenaria lección de estrategia política que conserva vigencia y aplica a su situación.

Si los ministros no deben ser débiles, mucho menos debe serlo el Jefe de Gabinete de Ministros, cuya autoridad dentro del Poder Ejecutivo Nacional sólo debe estar subordinada a la del Presidente. 

Al respecto el Presidente Roque Sáenz Peña (mi favorito entre todos los presidentes aunque indudablemente y por mucho Roca fue el mejor), aportaría algo largamente olvidado en Argentina: "las instituciones deben primar sobre la voluntad de los hombres", que no es otra cosa que el cabal entendimiento de lo postulado por el Presidente Julio Argentino Roca: "el secreto de nuestra prosperidad es la conservación de la paz y el acatamiento absoluto a la Constitución".

El Presidente Milei necesita armonizar su tropa y el modo en que debería hacerlo es afirmando en ello la lógica de la Constitución Nacional. 

Ya sea desde Sun Tzu, desde Sáenz Peña, o desde Roca, da cuenta de la armonía de su gobierno en la conformación y funcionamiento que refleja su propia autoridad. Por lo que si un asesor tuviera mayor peso en la generalidad de los temas de gobierno sobre el Presidente que su propio Jefe de Gabinete, el Presidente habrá elegido mal a su personal atentando contra sí mismo. 

El punto sostenido por Francos en relación a la importancia y jerarquía de su rol constitucional como Jefe de Gabinete es un argumento firme en el que deja entrever sin mucha sutileza que, más allá de su estado de salud y trascendidos varios, hay una cuestión que el Presidente debe resolver o la resolverá él mismo.

Deberá meditar el Presidente si con Francos o Caputo su gabinete reflejará abierta y cristalinamente su mayor confianza, apuntalando con ello la institucionalidad para armonizar la conducción del Estado, o si habrá de fomentar desconfianzas e intrigas que proyecta un asesor en sombras. 

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 


sábado, 7 de septiembre de 2024

CARTA ABIERTA A PATRICIA BULLRICH, por Ariel Corbat.




Estimada Patricia Bullrich:


Leo con interés declaraciones suyas que reproduce Perfil bajo el título: "Bullrich cruzó a Firmenich, pero cuestionó también a Villarruel: 'La agenda no es abrir el pasado'".

En principio comparto el concepto que Ud. expresa, porque nuestro país lleva mucho tiempo empantanado de pasado. A tal punto lo comparto que en esta cuestión disiento con Victoria Villarruel. 

Ocurre que como jurista tengo posición tomada respecto a que los llamados "juicios de lesa" son absolutamente inconstitucionales, por lo que igualmente inconstitucionales serían juicios semejantes contra terroristas castristas. 

Por ello, durante la campaña electoral cuando Ud. era candidata a Presidente, elogié abiertamente su "Carta de Compromiso" para las Fuerzas Armadas que prometía una “salida justa” al trato “inequitativo y en ocasiones inhumano” que reciben los militares retirados por una “herida histórica que no termina de cicatrizar”.

Esa promesa suya reconoce, al igual que lo hizo Elisa Carrió en 2017, la existencia de la injusticia como regla de esos juicios inconstitucionales; injusticia que exhibe obscenamente el prevaricato sistematizado desde el año 2003 a partir de la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida (algo que fue impulsado por la propia Carrió, de ahí la importancia de su planteo). Se trata del más alevoso prevaricato de la historia judicial argentina, en el que son cómplices ministros de la CSJN, jueces federales y políticos. 

Ahora bien, Ud. ha dicho: "Imagínese si yo en este momento tendría que estar persiguiendo a la década del 70 en vez de a los narcos de Rosario o de Buenos Aires".

El problema con lo que Ud. señala, ministro, es que el pasado ya está abierto. Mal abierto, además. A medias. Y Ud. debe saber mejor que yo que el Ministerio de Seguridad de la Nación, en cumplimiento de mandatos judiciales, destina recursos a la persecución de la década del 70. Por lo tanto Ud. está hoy persiguiendo a la década del 70. 

Note Ud. que Firmenich, quien como jefe local de la organización terrorista castrista Montoneros se atribuyó en los años de plomo la potestad de decidir sobre la vida y muerte de los argentinos, reaparece ahora gozando de su libertad reivindicando al terrorismo montonero. Mientras tanto el Servicio Penitenciario Federal conserva "represores" en calidad de presos políticos y el prevaricato sistematizado sigue ensañándose en un festival de perpetuas contra subalternos, como cabos y subtenientes, que en aquellos años no hicieron más que cumplir con su deber y no tenían capacidad alguna para decidir por sí mismos.

No hay mayor injusticia que ver libre al jefe montonero que ordenaba asesinatos, secuestros, atentados, ataques a regimientos, mientras pasan sus días en la cárcel quienes nos defendieron de aquellos actos. 

No basta entonces ministro con decir que "la agenda no puede ser abrir el pasado", es preciso hacer saber que el pasado tiene que cerrarse y ello no será posible mientras el Poder Judicial siga siendo corrupto. Porque ningún país con mayoría de jueces honorables, probos y eficientes, alcanza el grado de daño institucional, degradación cultural y hasta miseria intelectual que exhibe hace años la Nación Argentina. La corrupción judicial es evidente.

Le toca a Ud., por segunda vez, la responsabilidad de llevar adelante el Ministerio de Seguridad de la Nación, debe saber entonces que un país que condena implacablemente y sin posibilidad de perdón a sus defensores, entrega su futuro al enemigo. Es lo que hizo y sigue haciendo la Argentina.

Sin otro particular que bregar por la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional y la libertad de los presos del prevaricato, saludo a Ud. con la cordialidad de siempre.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.






¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

Ariel Corbat
Ariel Corbat