martes, 12 de diciembre de 2023

TANGO, ECONOMÍA Y TRUCO, UNA ANÉCDOTA



Temprano escuché un reportaje a Raúl Lavié en el que me conmovió con su patriótico sentido del honor cívico en referencia a su presentación en la velada de asunción presidencial en el Colón y su decisión de no cobrar por ello. 

Seguramente por eso fue que luego, escuchando los anuncios económicos, se me activó al memoria y me sonreí recordando esta anécdota.

Era la temporada del verano de 1980 en Mar del Plata, en la que Rubén Juárez y Raúl Lavié hacían un show titulado "Cosa de Negros". 

En el mismo teatro, pero más temprano, se presentaban los I'Medici, unos tipos geniales que lograban mantener al público riendo durante todos los sketches de su obra. Me encantaba verlos y reía en cada función aunque ya supiera sus rutinas de memoria. Poco menos que me instalé todas las noches en ese teatro durante esas vacaciones de mis 14 años.

Luego la noche era de los dos negros, y nadie entonces decía boludeces como esa de "no blancos". Y la rompían, Lavié y Juárez tenían mucha química sobre el escenario y también debajo.

En ese contexto se dio la anécdota en cuestión. Los negros no se ponían de acuerdo sobre a cuanto ajustar el precio de la entrada, así que lo resolvieron de una manera peculiar: una partida de truco. Lavié y su representante contra Juárez y mi viejo. No recuerdo quien quería un precio más alto que el otro, pero si recuerdo los gestos de todos en esa partida de truco jugada casi en silencio, donde Rubén y mi viejo se pasaban señas con particular sutileza, y ganaron la partida.

Desde muy chico vi a mi padre jugar al truco en reuniones familiares o de amigos, pero nunca aprendí a jugarlo bien, esa habilidad la heredó mi hermana Sivia.

Estoy hecho un maldito sentimental, y eso que me apodaban Boogie por otros motivos, pero sentí hace un rato que se está jugando otra partida de truco. Y no sé, soy el liberal que no habla de economía, pero espero que Milei y Caputo jueguen esta partida como mi viejo y Rubén.

PD: La imagen es de una servilleta de restaurante en la que, compartiendo cena, Raúl Lavié dedicó su dibujo a Patri y José, mis padres.

Verán que está cortada en un borde, es porque la hicieron enmarcar y el animal al que encargaron el trabajo la cortó para que el dibujo quedara centrado. Mis viejos lo querían ajusticiar. Pero al fin y al cabo ya hecho cuadro estuvo muchos años exhibido en el comedor. 

AC/LPD.

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