martes, 12 de septiembre de 2023

SERGIO MASSA, LA APUESTA DEL MAL


Cuando poco más de un año atrás Sergio Massa se instalaba en el Ministerio de Economía, la consultora Políticos en Redes presentó un trabajo sobre las palabras con las que más se lo identificaba en los distintos chats. 

Las que lo describían en primer término sintetizaban lo más saliente de su carrera política: Panqueque y Humo

Como tantos otros políticos Massa tampoco resiste el cotejo de sus archivos. El parecido con Alberto de la Fernández es notorio, los dos se alejaron del kirchnerismo con aires de rebeldía para volver domesticados a la cucha de Cristina Fernández. Pasó Massa de ser quien prometía barrer del Estado a los ñoquis de La Cámpora a ser quien los afirma en la estructura estatal intentando blindarlos para la eventualidad de un gobierno de alternancia. 

Y si Alberto de la Fernández era presentado como la cara de un kirchnerismo moderado, Massa fiel a su estilo es presentado con al menos dos caras del multiverso tajaí.  Dos caras que responden a una campaña electoral basada en generar miedo a que los otros no podrán gobernar o lo harán todavía peor. Y a ese miedo Massa, para variar, le pone dos caras:

Hacia fuera del kirchnerismo usa la del moderado que advierte a la sociedad sobre los riesgos de intentar cambios abruptos para ser elegido como el malo conocido sobre el bueno por conocer. 

Hacia dentro del kirchnerismo usa la del militante que promete a los suyos profundizar el modelo, porque a los amontonados tras su candidatura no los une el amor sino el espanto de perder privilegios que se han apropiado. 

El miedo es la principal herramienta con la que el ministro de economía, presidente de facto y candidato presidencial Sergio Massa guía sus pasos hacia octubre. Y el miedo es la base del paternalismo político, el miedo es lo que permite al gobernante que la ciudadanía se reduzca a rebaño sumiso y obediente, porque el miedo disciplina.

Entonces aparecen las declaraciones netamente paternalistas de Sergio Massa, quien en su afán de atacar a Javier Milei demuestra creer que el cuidado de los hijos no es responsabilidad de los padres sino del Estado:

"¿Cómo va a cuidar tus hijos alguien que dice que sus hijos son sus perros? Con defectos, con errores, yo hace 26 años que tengo una familia, tengo un hijo de 20, uno de 18 y traté de darles una educación. ¿Cómo puede pensar en tus hijos alguien que dice que sus perros son sus hijos? Y mirá que yo amo a los perros, mi perro duerme en la cama, sí, claro, ¡pero mi perro es mi perro y mis hijos son mis hijos!".

Casado hace 33 años, padre de tres hijos, amados, cuidados y educados en un hogar donde los perros siempre durmieron en la cucha, porque el perro sólo es perro y nada más la realidad, me pregunto ¿por qué un padre debería pensar dejar sus hijos al cuidado del gobierno? 

Supongamos por un momento que Massa quiso decir algo razonable, que más allá de la referencia explícita a hijos y perros como un ataque a Javier Milei quiso decir que es función del gobierno garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional de tal modo que, siendo las cosas como deben ser, los padres puedan ofrecer un mejor futuro a sus hijos. En tal caso ninguna relevancia tendría que el Presidente de la Nación tuviera hijos o no. Juan Domingo Perón no tuvo hijos pero sí tenía caniches. Y Massa dice ser peronista... Alberto de la Fernández tiene hijos, incluso uno nacido durante su mandato presidencial, eso no impide que sea el peor presidente de la historia argentina. 

En la canción patriótica que Esteban de Luca publicó en La Gazeta en Noviembre de 1810, un fragmento es claro en cuanto a lo que cada generación de argentinos debe procurar para la siguiente: "El padre a sus hijos pueda ya decir, gozad de derechos que no conocí". Y no se interprete esta cita como un aval a la invención de "nuevos derechos" que no son tales. 

El punto es que todos los presidentes que se sucedieron en lo que va del Siglo han tenido hijos y sin embargo no se han preocupado por generar las condiciones para la mejor calidad de vida de las generaciones venideras. Y así es como muchos hemos dado ese doloroso abrazo de despedida en Ezeiza a un hijo que debió emigrar por un futuro mejor.  El régimen kirchnerista del que Massa forma parte, con su proyecto totalitario de corrupción estructural repitiendo vacías proclamas de demagogia chavista, es particularmente responsable de esas despedidas. 

La consecuencia lógica del paternalismo estatal que evidencia Sergio Massa en relación a las familias, es que también se atribuya autoridad para percibir como rebaño a los habitantes y disponer por ellos de su dinero. 

Muy gráficamente ello queda expuesto cuando hace campaña con medidas que, sin el contexto de un plan, sólo representan un placebo demagógico. En un acto a las puertas del Ministerio de Economía, Massa anunció la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias a 1.770.000; algo que, en el oportunismo electoral, además de ser un intento de soborno a sectores medios anticipa una acelerada de la inflación. Y en esa ocasión, su paternalismo lo sintetizó una frase:

"Si tienen que ahorrar compren un autito, algún bien producido en la Argentina, no me vayan a comprar dólares", dijo Sergio Massa. 

Obsérvese que no dijo "no vayan", dijo "no me vayan", como si fuera el dueño de los dólares, o de los que podrían ir a comprarlos, o de ambos...

Si el paternalismo es grosero, la analogía es apropiada para encuadrar a Sergio Massa en toda su miserable condición, porque no queda claro si está tratando de vender ese auto usado que dijo no le compraría el Presidente de Paraguay Santiago Peña, o tratando de justificar la compra de una flota de 613 camionetas Renault Kangoo y 7 camiones eléctricos por parte de Malena Galmarini en AYSA con un presupuesto de USD 25.474.453.

Quizá la de Massa sólo sea otra frase que vaya a quedar en la memoria popular cuando el dólar abandone la siesta, como aquella de "el que apuesta al dólar pierde".

Mientras tanto el tiempo pasa en la incertidumbre que tal vez ayuden a despejar los debates presidenciales.

Con alguna o varias de sus caras habrá de llegar a esa instancia acompañado del miedo, la demagogia, la estupidez y la corrupción, porque Sergio Massa es la apuesta del mal.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

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